Lecturas Domingo de Adviento Ciclo B

Lecturas Domingo de Adviento – Ciclo B

Domingos de Adviento – LECCIONARIO II (B)

Lecturas Domingo de Adviento Ciclo B

En el calendario litúrgico, el tiempo de Adviento marca el comienzo del nuevo año eclesiástico y es una temporada de preparación y anticipación para la llegada del Salvador. En el Ciclo B, las lecturas del Leccionario II nos guían a través de un viaje espiritual reflexivo y lleno de esperanza en los cuatro domingos de Adviento. Estas lecturas cuidadosamente seleccionadas nos invitan a contemplar la promesa del Mesías y a prepararnos para la celebración del nacimiento de Jesús.

Primer Domingo de Adviento: La Vigilancia y la Esperanza La liturgia del primer domingo nos sumerge en la temática de la vigilancia y la esperanza. La lectura del Evangelio, tomada del Evangelio de Marcos, nos insta a estar atentos y preparados para la venida del Señor. Este domingo establece el tono para el período de Adviento, llamándonos a estar despiertos espiritualmente y a vivir con la certeza de que el Salvador viene.

Segundo Domingo de Adviento: La Voz que Prepara el Camino La segunda semana nos presenta a Juan el Bautista como la voz que prepara el camino para la venida del Señor. La lectura del Evangelio destaca la figura profética de Juan, quien llama a la conversión y bautiza con agua, señalando hacia el que viene después de él. Este domingo nos invita a reflexionar sobre nuestra propia disposición para recibir al Salvador.

Tercer Domingo de Adviento: La Alegría del Salvador que Viene El tercer domingo de Adviento, también conocido como Gaudete Sunday, irradia alegría. Las lecturas nos sumergen en la anticipación gozosa de la llegada del Mesías. La alegría y la esperanza llenan nuestras lecturas, recordándonos que la luz de Cristo pronto iluminará nuestras vidas de manera renovada.

Cuarto Domingo de Adviento: La Plenitud de la Promesa Cumplida En el cuarto y último domingo, nos acercamos al momento culminante de la temporada. Las lecturas nos llevan a María, la madre del Salvador, y a José, su prometido. La historia del anuncio del ángel Gabriel nos sumerge en la realidad asombrosa de la encarnación. La plenitud de la promesa de un Salvador se realiza en este momento único.


Domingo 1º de Adviento. Ciclo B

PRIMERA LECTURA

¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!

Lectura del libro de Isaías 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7

Tú, Señor, eres nuestro padre,
tu nombre de siempre es «Nuestro redentor».

Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos
y endureces nuestro corazón para que no te tema?

Vuélvete, por amor a tus siervos
y a las tribus de tu heredad.

¡Ojalá rasgases el cielo y bajases,
derritiendo los montes con tu presencia!
Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia.

Jamás oído oyó ni ojo vio
un Dios, fuera de ti,
que hiciera tanto por el que espera en él.

Sales al encuentro del que practica la justicia
y se acuerda de tus caminos.

Estabas airado, y nosotros fracasamos:
aparta nuestras culpas, y seremos salvos.

Todos éramos impuros,
nuestra justicia era un paño manchado;
todos nos marchitábamos como follaje,
nuestras culpas nos arrebataban como el viento.

Nadie invocaba tu nombre
ni se esforzaba por aferrarse a ti;
pues nos ocultabas tu rostro
y nos entregabas en poder de nuestra culpa.

Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre,
nosotros la arcilla y tú el alfarero:
somos todos obra de tu mano.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 (R.: 4)

R. Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R.

Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti;
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.

SEGUNDA LECTURA

Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 3-9

Hermanos:

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús.

Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo.

De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.

Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro.

Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

Palabra de Dios.

Aleluya Sal 84, 8

Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.

EVANGELIO

Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa

Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús sus discípulos:

—«Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!».

Palabra del Señor.


Domingo 2º de Adviento. Ciclo B

PRIMERA LECTURA

Preparadle un camino al Señor

Lectura del libro de Isaías 40, 1-5. 9-11

«Consolad, consolad a mi pueblo,
—dice vuestro Dios—;

hablad al corazón de Jerusalén,
gritadle,
que se ha cumplido su servicio,
y está pagado su crimen,

pues de la mano del Señor ha recibido
doble paga por su pecados».

Una voz grita:
«En el desierto preparadle
un camino al Señor;

allanad en la estepa
una calzada para nuestro Dios;

que los valles se levanten,
que montes y colinas se abajen,

que lo torcido se enderece
y lo escabroso se iguale.

Se revelará la gloria del Señor,
y la verán todos los hombres juntos
—ha hablado la boca del Señor—».

Súbete a un monte elevado,
heraldo de Sión;

alza fuerte la voz,
heraldo de Jerusalén; álzala, no temas,

di a las ciudades de Judá:
«Aquí está vuestro Dios.

Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.

Mirad, viene con él su salario,
y su recompensa lo precede.

Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,

toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 (R.: 8)

RMuéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.

SEGUNDA LECTURA

Esperemos un cielo nuevo y una tierra nueva

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 8-14

Queridos hermanos:

No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.

El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos.

Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.

El día del Señor llegará como un ladrón.

Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá.

Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser vuestra vida!

Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos.

Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia.

Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables.

Palabra de Dios.

Aleluya Lc 3, 4. 6

Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Todos verán la salvación de Dios.

EVANGELIO

Allanad los senderos del Señor

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 1-8

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío mi mensajero delante de ti
para que te prepare el camino.

Una voz grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos”».

Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaba sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán.

Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:

—«Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.

Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

Palabra del Señor.


Domingo 3º de Adviento. Ciclo B

PRIMERA LECTURA

Desbordo de gozo con el Señor

Lectura del libro de Isaías 61, 1-2a. 10-11

El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha ungido.

Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren,
para vendar los corazones desgarrados,

para proclamar la amnistía a los cautivos,
y a los prisioneros la libertad,

para proclamar el año de gracia del Señor.

Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:

porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,

como novio que se pone la corona,
como novia que se adorna con sus joyas.

Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,

así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos.

Palabra de Dios.

Interleccional: Lucas 1, 46-48. 49-50. 53-54 (R.: Is 61,10b)

R. Me alegro con mi Dios.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones. R.

Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación. R.

A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia. R.

SEGUNDA LECTURA

Que vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado hasta la venida del Señor

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 16-24

Hermanos:

Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.

No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno.

Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.

El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.

Palabra de Dios.

Aleluya Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.

EVANGELIO

En medio de vosotros hay uno que no conocéis

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28

Surgió un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan:
éste venía como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que por él todos vieran a la fe.
No era él la luz,
sino testigo de la luz.

Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran:

—«¿Tú quién eres?».

Él confesó sin reservas:

—«Yo no soy el Mesías».

Le preguntaron:

—«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».

Él dijo:

—«No lo soy».

—«¿Eres tú el Profeta?».

Respondió:

—«No».

Y le dijeron:

—«¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?».

Él contestó:

—«Yo soy al voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».

Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:

—«Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».

Juan les respondió:

—«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».

Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Palabra del Señor.


Domingo 4º de Adviento. Ciclo B

PRIMERA LECTURA

El reino de David durará por siempre en la presencia del Señor

Lectura del segundo libro de Samuel 7, 1-5. 8b-12. 14a. 16

Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán:

—«Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda».

Natán respondió al rey:

—«Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo».

Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor:

—«Ve y dile a mi siervo David: «Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella?

Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel.

Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre»».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 (R.: cf 2a)

R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad». R.

«Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades»». R.

Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora».
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.

SEGUNDA LECTURA

El misterio, mantenido en secreto durante siglos, ahora se ha manifestado

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 16, 25-27

Hermanos:

Al que puede fortaleceros según el Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús, revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en los escritos proféticos, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a la obediencia de la fe al Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

Aleluya Lc 1, 38

Aquí está la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra.

EVANGELIO

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

—«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.

El ángel le dijo:

—«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le podrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

—«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».

El ángel le contestó:

—«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.

Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».

María contestó:

—«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor.


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