Lecturas Tiempo de Navidad Ciclo B

Lecturas para el Tiempo de Navidad – Ciclo B

Tiempo de Navidad – LECCIONARIO II (B)

Lecturas para el Tiempo de Navidad Ciclo B

Lecturas para el Tiempo de Navidad – Ciclo B: Celebrando la Sagrada Familia y las Epifanías Divinas

El Tiempo de Navidad en el Ciclo B del calendario litúrgico nos sumerge en las lecturas sagradas que iluminan los misterios de la Encarnación y nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. A través de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, el Segundo Domingo después de Navidad, la Epifanía del Señor y el Bautismo del Señor, las Escrituras nos llevan a un viaje espiritual profundo.

1. Solemnidad de Santa María, Madre de Dios (1 de enero):

  • Las lecturas de esta solemnidad nos sumergen en la figura de María como la Madre de Dios. El Evangelio destaca la profunda conexión entre María y Jesús, enfatizando su papel único en la historia de la salvación. La primera lectura de Números resalta la bendición sacerdotal, simbolizando la protección divina sobre el pueblo.

2. Segundo Domingo después de Navidad:

  • En este domingo, las lecturas continúan explorando la conexión entre Dios y la humanidad a través de la Encarnación. La proclamación del Evangelio según Juan nos sumerge en la Palabra eterna que se hizo carne y habitó entre nosotros. La segunda lectura de la carta de San Juan destaca el amor de Dios manifestado a través de Jesucristo.

3. La Epifanía del Señor (6 de enero):

  • La Epifanía nos lleva a adorar al Niño Jesús como la luz que brilla para todas las naciones. Las lecturas destacan la revelación de la divinidad de Cristo a través de la visita de los magos. La primera lectura de Isaías proclama la llegada de la luz divina que disipa las tinieblas.

4. El Bautismo del Señor (Domingo después de la Epifanía):

  • En el Domingo después de la Epifanía, las lecturas nos sumergen en el significado del bautismo de Jesús en el río Jordán. La voz del Padre proclama la filiación divina de Jesús, mientras el Espíritu Santo desciende en forma de paloma. La lectura del profeta Isaías resalta el siervo elegido de Dios y su misión redentora.

Cómo Aplicar estas Lecturas en la Vida Diaria:

  1. Familia y Comunidad: Reflexionar sobre la Sagrada Familia nos inspira a fortalecer nuestras propias relaciones familiares y comunitarias, guiados por el amor y la compasión.
  2. Luz y Revelación: La Epifanía nos llama a buscar la luz divina en nuestras vidas diarias, reconociendo la presencia de Cristo en cada rincón.
  3. Identidad en Cristo: El Bautismo del Señor nos invita a recordar nuestro propio bautismo y abrazar nuestra identidad como hijos amados de Dios.

Al abrazar estas lecturas del Tiempo de Navidad en el Ciclo B, nos sumergimos en la riqueza de la Encarnación y la revelación divina, llevando consigo la luz y el significado profundo de la Sagrada Familia. Que estas lecturas nos guíen hacia un nuevo año lleno de fe, esperanza y amor.


La Sagrada Familia: Jesús, María y José. Los años en que no hay ningún domingo entre los días 25 de diciembre y 1 de enero y, por consiguiente, esta fiesta se celebra el día 30 de diciembre, se lee una sola lectura antes del evangelio. Ciclo B.

PRIMERA LECTURA

El que teme al Señor honra a sus padres

Lectura del libro de Sirácida 3, 2-6. 12-14

Dios hace al padre más respetable que a los hijos
y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.

El que honra a su padre expía sus pecados,
el que respeta a su madre acumula tesoros;

el que honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado;

el que respeta a su padre tendrá larga vida,
al que honra a su madre el Señor lo escucha.

Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,
no lo abandones mientras vivas;

aunque chochee, ten indulgencia,
no lo abochornes mientras vivas.

La limosna del padre no se olvidará,
será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: cf. 1)

R. Dichosos los que temen al Señor
y siguen sus caminos.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo
serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.

SEGUNDA LECTURA

La vida de familia vivida en el Señor

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.

El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.

Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.

Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Palabra de Dios.

Aleluya Col 3, 15a. 16a

Que la paz de Cristo actúe de árbitro
en vuestro corazón;
la palabra de Cristo habite entre vosotros
en toda su riqueza.

EVANGELIO

El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

—«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.

Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre:

—«Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor.

O bien más breve

Lectura del santo evangelio Según san Lucas 2, 22. 39-40

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor.

Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA

Te heredará uno salido de tus entrañas

Lectura del libro del Génesis 15, 1-6; 21, 1-3

En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor:

«No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante».

Abrán contestó:

«Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?».

Y añadió:

«No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará».

La palabra del Señor le respondió:

«No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas».

Y el Señor lo sacó afuera y le dijo:

«Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes».

Y añadió:

«Así será tu descendencia».

Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.

El Señor se fijó en Sara, como lo había dicho; el Señor cumplió a Sara lo que le había prometido. Ella concibió y dio a luz un hijo a Abrán, ya viejo, en el tiempo que había dicho. Abrán llamó al hijo que le había nacido, que le había dado Sara, Isaac.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 104, 1b-2. 3-4. 5-6. 8-9. (R.:7a y 8a)

R. El Señor es nuestro Dios,
se acuerda de su alianza eternamente.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.

Glorias de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R.

Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido! R.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

SEGUNDA LECTURA

Fe de Abrahán, de Sara y de Isaac

Lectura de la carta a los Hebreos 11, 8. 11-12. 17-19

Hermanos:

Por fe, obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba.

Por fe, también Sara, cuando ya le había pasado la edad, obtuvo fuerza para fundar un linaje, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos numerosos como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.

Por fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac; y era su hijo único lo que ofrecía, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia».

Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar muertos. Y así, recobró a Isaac como figura del futuro.

Palabra de Dios.

Aleluya Hb 1, 1-2

En distintas ocasiones habló Dios antiguamente
a nuestros padres por los profetas.
Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.


1 de Enero. Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Octava de la Natividad del Señor. Ciclo B.

PRIMERA LECTURA

Invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré

Lectura del Libro de los Números 6, 22-27

El Señor habló a Moisés:

—«Di a Aarón y a sus hijos: Esta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:

«El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor;

El Señor se fije en ti
y te conceda la paz».

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R.: 2a)

R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra. R.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R.

SEGUNDA LECTURA

Dios envió su Hijo, nacido de una mujer

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 4, 4-7

Hermanos:

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba! (Padre). Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Palabra de Dios.

Aleluya Hb 1, 1-2

Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones habló Dios antiguamente
a nuestros padres por los Profetas;
ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.

EVANGELIO

Encontraron a María y a José y al niño. Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 16-21

En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor.


2º Domingo después de Navidad. Ciclos A, B y C.

PRIMERA LECTURA

La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido

Lectura del libro de Sirácida 24. 1-2. 8-12

La sabiduría hace su propio elogio,
se gloría en medio de su pueblo.

Abre la boca en la asamblea del Altísimo
y se gloría delante de sus Potestades.

En medio de su pueblo será ensalzada
y admirada en la congregación plena de los santos;

recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos
y será bendita entre los benditos.

El Creador del Universo me ordenó,
el Creador estableció mi morada:
—Habita en Jacob,
sea Israel tu heredad.

Desde el principio, antes de los siglos, me creó,
y no cesaré jamás.

En la santa morada, en su presencia ofrecí culto
y en Sión me establecí;

en la ciudad escogida me hizo descansar,
en Jerusalén reside mi poder.

Eché raíces en un pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su heredad,
y resido en la congregación plena de los santos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: Jn 1,14)

RLa Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros.

R. Aleluya

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.

SEGUNDA LECTURA

Nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-6. 15-18

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,

para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

Palabra de Dios.

AleluyaCf. 1Tm 3, 16

Gloria a ti, Cristo, proclamado a los paganos.
Gloria a ti, Cristo, creído en el mundo.

EVANGELIO

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra había vida,
y la vida era la luz de los hombres.

La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.

Surgió un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan:

éste venía como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que por él todos vinieran a la fe.

No era él la luz,
sino testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre.

Al mundo vino, y en el mundo estaba;

el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció.

Vino a su casa,
y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.

Éstos no han nacido de sangre,
ni de amor carnal,

ni de amor humano,
sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:

gloria propia del Hijo Único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él
y grita diciendo:
«Éste es de quien dije:
«El que viene detrás de mí
pasa delante de mí,
porque existía antes que yo»».

Pues de su plenitud
todos hemos recibido,
gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés,
la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás:
Dios Hijo único, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

 Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-5. 9-14

En principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra había vida,
y la vida era la luz de los hombres.

La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.

La Palabra era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre.

Al mundo vino, y en el mundo estaba;

el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció.

Vino a su casa,
y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.

Éstos no han nacido de sangre,
ni de amor carnal,

ni de amor humano,
sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:

gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Palabra del Señor.


6 de enero o bien el domingo que cae entre los días 2 y 8 de enero. Ciclos A, B y C.

PRIMERA LECTURA

La gloria del Señor amanece sobre ti

Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!

Mira: las tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor,
su gloria aparecerá sobre ti;

y caminarán los pueblos a tu luz;
los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen a ti:

tus hijos llegan de lejos,
a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar,
y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos,
los dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,
y proclamando las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11)

R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.

Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributos;
que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.

Porque él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
y salvará la vida de los pobres. R.
él se apiadará del pobre y del indigente.

SEGUNDA LECTURA

Ahora ha sido revelado que también los gentiles
son coherederos de la promesa

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-3a. 5-6

Hermanos:

Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro.

Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Palabra de Dios.

Aleluya My 2, 2

Hemos visto salir su estrella
y venimos a adorar al Señor.

EVANGELIO

Venimos de Oriente para adorar al Rey

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes.

Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

—«¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.

Ellos le contestaron:

—«En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta:

«Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judá;
pues de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel»».

Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:

—«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.


En los lugares donde la solemnidad de la Epifanía se traslada al domingo, y este domingo cae en los días 7 u 8 de enero, y por consiguiente, la fiesta del Bautismo del Señor, se traslada al lunes inmediato, se lee una sola lectura antes del evangelio. Ciclo B.

PRIMERA LECTURA

Mirad mi siervo, a quien prefiero

Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7

Así dice el Señor:

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.

Sobre él he puesto mi espíritu,
para que traiga el derecho a las naciones.

No gritará, no clamará,
no voceará por las calles.

La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará.

Promoverá fielmente el derecho,
no vacilará ni se quebrará,

hasta implantar el derecho en la tierra,
y sus leyes que esperan las islas.

Yo, el Señor, te he llamado con justicia,
te he cogido de la mano,

te he formado, y te he hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones.

Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión,

y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 28, 1a y 2. 3ac-4. 3b y 9b-10 (R.: 11b)

R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!».
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R.

SEGUNDA LECTURA

Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34-38

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

—«Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.

Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».

Palabra de Dios.

Aleluya Cf. Mc 9, 7

Se abrió el cielo,
y se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo».

EVANGELIO

Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 7-11

En aquel tiempo, proclamaba Juan:

—«Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.

Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán.

Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:

—«Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto».

Palabra del Señor.

PRIMERA LECTURA

Acudid por agua; escuchadme, y viviréis

Lectura del libro de Isaías 55, 1-11

Así dice el Señor:

«Oíd, sedientos todos, acudid por agua,
también los que no tenéis dinero:

venid, comprad trigo, comed sin pagar
vino y leche de balde.

¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta,
y el salario en lo que no da hartura?

Escuchadme atentos, y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos.

Inclinad el oído, venid a mí:
escuchadme, y viviréis.

Sellaré con vosotros alianza perpetua,
la promesa que aseguré a David:

a él lo hice mi testigo para los pueblos,
caudillo y soberano de naciones;

tú llamarás a un pueblo desconocido,
un pueblo que no te conocía correrá hacia ti;

por el Señor, tu Dios,
por el Santo de Israel, que te honra.

Buscad al Señor mientras se le encuentra,
invocadlo mientras esté cerca;

que el malvado abandone su camino,
y el criminal sus planes;

que regrese al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
—oráculo del Señor—.

Como el cielo es más alto que la tierra,
mis caminos son más altos que los vuestros,
mis planes, que vuestros planes.

Como bajan la lluvia y la nieve del cielo,
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come,

así será mi palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,

sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo».

Palabra de Dios.

Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 3)

R. Sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

El Señor es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel». R.

SEGUNDA LECTURA

El Espíritu, el agua y la sangre

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 1-9

Queridos hermanos:

Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardamos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo. Si aceptamos el testimonio humano, más fuerza tiene el testimonio de Dios. Éste es el testimonio de Dios, un testimonio acerca de su Hijo.

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 1, 29

Juan, al ver a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».


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