Lecturas Tiempo de Navidad Ciclo C

Lecturas para el Tiempo de Navidad – Ciclo C

Tiempo de Navidad – LECCIONARIO III (C)

Lecturas para el Tiempo de Navidad

El tiempo de Navidad en el ciclo C del Leccionario III nos sumerge en la maravillosa celebración del nacimiento de Jesucristo. A lo largo de las lecturas específicas para cada domingo de este periodo, la liturgia nos guía a través de los eventos significativos que rodean el misterio de la Encarnación.

Nochebuena: El Nacimiento del Salvador
La liturgia de la Nochebuena nos transporta al corazón del acontecimiento central de la Navidad: el nacimiento de Jesús en Belén. Las lecturas nos presentan la profecía del Antiguo Testamento sobre el Emmanuel, Dios con nosotros. El Evangelio narra el humilde nacimiento en un establo, resaltando la sencillez de la llegada del Salvador al mundo.

Día de Navidad: La Luz que Ilumina las Tinieblas
El día de Navidad celebra la luz que disipa las tinieblas. Las lecturas destacan la Palabra que se hizo carne y habitó entre nosotros. Pueden incluir pasajes que resalten la importancia teológica de la encarnación, revelando cómo Dios se hizo hombre para redimir a la humanidad. La liturgia también puede explorar el anuncio a los pastores, subrayando la universalidad del mensaje de salvación.

Fiesta de la Sagrada Familia: El Modelo de la Familia Santa
En la Fiesta de la Sagrada Familia, las lecturas nos llevan al hogar de Nazaret. Podemos encontrar pasajes que enfatizan la importancia de la familia y la relación sagrada entre Jesús, María y José. La liturgia invita a reflexionar sobre la familia como un lugar de amor, apoyo y crecimiento espiritual, tomando a la Sagrada Familia como modelo a seguir.

Solemnidad de María, Madre de Dios: La Maternidad Divina
Al llegar al primer día del año, la Iglesia celebra la Solemnidad de María, Madre de Dios. Las lecturas pueden explorar la maternidad divina de María y su papel fundamental en la obra salvífica. Esta solemnidad nos recuerda la importancia de María como la Theotokos, la Madre de Dios, y cómo su «sí» al plan divino fue crucial para la redención.

Epifanía: La Manifestación del Señor a las Naciones
La Epifanía marca la revelación de Jesucristo como el Salvador no solo para los judíos, sino para todas las naciones. Las lecturas pueden incluir la adoración de los Magos, resaltando la universalidad del mensaje de salvación. Este día nos invita a reconocer a Jesús como la luz que atrae a todas las personas hacia Él, sin importar su origen.

Al explorar las lecturas del tiempo de Navidad en el ciclo C del Leccionario III, los fieles son llevados a profundizar en el significado espiritual y teológico de la Encarnación. Cada domingo presenta un aspecto único de este misterio, recordándonos la importancia de la llegada de Jesucristo como la luz que ilumina nuestras vidas y redime al mundo.


La Sagrada Familia: Jesús, María y José. Los años en que no hay ningún domingo entre los días 25 de diciembre y 1 de enero y, por consiguiente, esta fiesta se celebra el día 30 de diciembre, se lee una sola lectura antes del evangelio. Ciclo C.

PRIMERA LECTURA

El que teme al Señor honra a sus padres

Lectura del libro de Sirácida 3, 2-6. 12-14

Dios hace al padre más respetable que a los hijos
y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.

El que honra a su padre expía sus pecados,
el que respeta a su madre acumula tesoros;

el que honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado;

el que respeta a su padre tendrá larga vida,
al que honra a su madre el Señor lo escucha.

Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,
no lo abandones mientras vivas;

aunque chochee, ten indulgencia,
no lo abochornes mientras vivas.

La limosna del padre no se olvidará,
será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: cf. 1)

R. Dichosos los que temen al Señor
y siguen sus caminos.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo
serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.

SEGUNDA LECTURA

La vida de familia vivida en el Señor

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3,12-21

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.

El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.

Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.

Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Palabra de Dios.

Aleluya Col 3, 15a. 16a

Que la paz de Cristo actúe de árbitro
en vuestro corazón;
la palabra de Cristo habite entre vosotros
en toda su riqueza.

EVANGELIO

Los padres de Jesús lo encuentran en medio de los maestros

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41-52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.

Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.

Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.

A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

—«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados».

Él les contesto:

—«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?».

Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.

Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Palabra del Señor.

PRIMERA LECTURA – Alternativa

Cedo Samuel al Señor de por vida, para que sea suyo

Lectura del primer libro de Samuel 1, 20-22. 24-28

En aquellos días, Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso de nombre Samuel, diciendo:

—«Al Señor se lo pedí».

Pasado un año, su marido Elcaná subió con toda la familia para hacer el sacrificio anual al Señor y cumplir la promesa. Ana se excusó para no subir, diciendo a su marido:

—«Cuando destete al niño, entonces lo llevaré para presentárselo al Señor y que se quede allí para siempre».

Ana se quedó en casa y crió a su hijo hasta que lo destetó.

Entonces subió con él al templo del Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un odre de vino. El niño era aún muy pequeño.

Cuando mataron el novillo, Ana presentó el niño a Elí, diciendo:

—«Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo».
Después se postraron ante el Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 83, 2-3. 5-6. 9-10 (R.: cf. 5a)

R. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.

¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación. R.

Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, oh Dios, en nuestro escudo,
mira el rostro de tu Ungido. R.

SEGUNDA LECTURA – Alternativa

El Padre nos llama hijos de Dios, y lo somos

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-2. 21-24

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.

Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.

Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Palabra de Dios.


Aleluya Cf. Hch 16, 14b

Ábrenos el corazón, Señor,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo.


1 de Enero. Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Octava de la Natividad del Señor. Ciclo C.

PRIMERA LECTURA

Invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré

Lectura del Libro de los Números 6, 22-27

El Señor habló a Moisés:

—«Di a Aarón y a sus hijos: Esta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:

«El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor;

El Señor se fije en ti
y te conceda la paz».

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R.: 2a)

R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra. R.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R.

SEGUNDA LECTURA

Dios envió su Hijo, nacido de una mujer

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 4, 4-7

Hermanos:

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba! (Padre). Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Palabra de Dios.

Aleluya Hb 1, 1-2

Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones habló Dios antiguamente
a nuestros padres por los Profetas;
ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.

EVANGELIO

Encontraron a María y a José y al niño. Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús.

Lectura del santo evangelio según san San Lucas 2, 16-21

En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor.


2º Domingo después de Navidad. Ciclos A, B y C.

PRIMERA LECTURA

La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido

Lectura del libro de Sirácida 24. 1-2. 8-12

La sabiduría hace su propio elogio,
se gloría en medio de su pueblo.

Abre la boca en la asamblea del Altísimo
y se gloría delante de sus Potestades.

En medio de su pueblo será ensalzada
y admirada en la congregación plena de los santos;

recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos
y será bendita entre los benditos.

El Creador del Universo me ordenó,
el Creador estableció mi morada:
—Habita en Jacob,
sea Israel tu heredad.

Desde el principio, antes de los siglos, me creó,
y no cesaré jamás.

En la santa morada, en su presencia ofrecí culto
y en Sión me establecí;

en la ciudad escogida me hizo descansar,
en Jerusalén reside mi poder.

Eché raíces en un pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su heredad,
y resido en la congregación plena de los santos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: Jn 1,14)

RLa Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros.

R. Aleluya

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.

SEGUNDA LECTURA

Nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-6. 15-18

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,

para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

Palabra de Dios.

AleluyaCf. 1Tm 3, 16

Gloria a ti, Cristo, proclamado a los paganos.
Gloria a ti, Cristo, creído en el mundo.

EVANGELIO

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra había vida,
y la vida era la luz de los hombres.

La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.

Surgió un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan:

éste venía como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que por él todos vinieran a la fe.

No era él la luz,
sino testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre.

Al mundo vino, y en el mundo estaba;

el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció.

Vino a su casa,
y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.

Éstos no han nacido de sangre,
ni de amor carnal,

ni de amor humano,
sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:

gloria propia del Hijo Único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él
y grita diciendo:
«Éste es de quien dije:
«El que viene detrás de mí
pasa delante de mí,
porque existía antes que yo»».

Pues de su plenitud
todos hemos recibido,
gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés,
la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás:
Dios Hijo único, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

 Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-5. 9-14

En principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra había vida,
y la vida era la luz de los hombres.

La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.

La Palabra era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre.

Al mundo vino, y en el mundo estaba;

el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció.

Vino a su casa,
y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.

Éstos no han nacido de sangre,
ni de amor carnal,

ni de amor humano,
sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:

gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Palabra del Señor.


6 de enero o bien el domingo que cae entre los días 2 y 8 de enero. Ciclos A, B y C.

PRIMERA LECTURA

La gloria del Señor amanece sobre ti

Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!

Mira: las tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor,
su gloria aparecerá sobre ti;

y caminarán los pueblos a tu luz;
los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen a ti:

tus hijos llegan de lejos,
a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar,
y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos,
los dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,
y proclamando las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11)

R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.

Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributos;
que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.

Porque él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
y salvará la vida de los pobres. R.
él se apiadará del pobre y del indigente.

SEGUNDA LECTURA

Ahora ha sido revelado que también los gentiles
son coherederos de la promesa

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-3a. 5-6

Hermanos:

Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro.

Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Palabra de Dios.

Aleluya My 2, 2

Hemos visto salir su estrella
y venimos a adorar al Señor.

EVANGELIO

Venimos de Oriente para adorar al Rey

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes.

Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

—«¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.

Ellos le contestaron:

—«En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta:

«Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judá;
pues de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel»».

Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:

—«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.


Bautismo del Señor. Ciclo C

PRIMERA LECTURA

Mirad a mi siervo, a quien prefiero.

Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7

Así dice el Señor:

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.

Sobre él he puesto mi espíritu,
para que traiga el derecho a las naciones.

No gritará, no clamará,
no voceará por las calles.

La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará.

Promoverá fielmente el derecho,
no vacilará ni se quebrará,

hasta implantar el derecho en la tierra,
y sus leyes que esperan las islas.

Yo, el Señor, te he llamado con justicia,
te he cogido de la mano,

te he formado, y te he hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones.

Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión,

y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 28, 1a y 2. 3ac-4. 3b y 9b-10 (R.: 11b)

R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!».
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R.

SEGUNDA LECTURA

Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34-38

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

«Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.

Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».

Palabra de Dios.

Aleluya: cf. Mc 9, 7

Se abrió el cielo,
y se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo».

EVANGELIO

Jesús se bautizó. Mientras oraba, se abrió el cielo.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 15-16. 21-22

En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:

—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».

En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:

— «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto».

Palabra del Señor.

PRIMERA LECTURA – Alternativa

Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres

Lectura del libro de Isaías 40, 1-5. 9-11

«Consolad, consolad a mi pueblo,
—dice vuestro Dios—;

hablad al corazón de Jerusalén,
gritadle
que se ha cumplido su servicio,
y está pagado su crimen,

pues de la mano del Señor ha recibido
doble paga por sus pecados».

Una voz grita:

«En el desierto preparadle
un camino al Señor;

allanad en la estepa
una calzada para nuestro Dios;

que los valles se levanten,
que montes y colinas se abajen,

que lo torcido se enderece
y lo escabroso se iguale.

Se revelará la gloria del Señor,
y la verán todos los hombres juntos
—ha hablado la boca del Señor—».

Súbete a un monte elevado,
heraldo de Sión;

alza fuerte la voz,
heraldo de Jerusalén; álzala, no temas,

di a las ciudades de Judá:
«Aquí está vuestro Dios.

Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.

Mirad, viene con él su salario,
y su recompensa lo precede.

Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,

toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 103, 1-2a. 2b-4. 24-25. 27-28. 29-30 (R.: 1)

R. Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.

Extiendes los cielos como una tienda,
construyes tu morada sobre las aguas;
las nubes te sirven de carroza,
avanzas en las alas del viento;
los vientos te sirven de mensajeros,
el fuego llameante, de ministro. R.

Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
Ahí está el mar: ancho y dilatado,
en él bullen, sin número,
animales pequeños y grandes. R.

Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes. R.

Escondes tu rostro, y se espantan;
les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R.

SEGUNDA LECTURA – Alternativa

Nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14; 3, 4-7

Querido hermano:

Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.

Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.

Mas, cuando ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia misericordia nos ha salvado, con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador.

Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

Palabra de Dios.

Aleluya: cf. Lc 3,6

«Viene el que puede más que yo —dijo Juan—;
él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».


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