Misal Enero 2024

Misal Enero

Bienvenido al Misal Romano para enero de 2024, una guía esencial para aquellos que buscan profundizar en la liturgia católica y participar activamente en las celebraciones eucarísticas durante este mes. En este artículo, abordaremos la importancia del Misal Romano en la vida cristiana y cómo este libro litúrgico nos ayuda a comprender y vivir plenamente la Misa. Además, proporcionaremos información detallada sobre las celebraciones específicas y lecturas del mes de enero de 2024.

Acompáñanos en este viaje espiritual mientras descubrimos las bendiciones que enero de 2024 tiene reservadas para cada uno de nosotros.


Misal para el mes de enero del año 2024

Calendario – Enero 2024
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– Lunes 1 de enero – Bienaventurada Virgen María Madre de Dios

PRIMERA LECTURA

Invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré

Lectura del Libro de los Números 6, 22-27

El Señor habló a Moisés:

—«Di a Aarón y a sus hijos: Esta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:

«El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor;

El Señor se fije en ti
y te conceda la paz».

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R.: 2a)

R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra. R.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R.

SEGUNDA LECTURA

Dios envió su Hijo, nacido de una mujer

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 4, 4-7

Hermanos:

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba! (Padre). Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Palabra de Dios.

Aleluya Hb 1, 1-2

Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones habló Dios antiguamente
a nuestros padres por los Profetas;
ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.

EVANGELIO

Encontraron a María y a José y al niño. Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús

 Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 16-21

En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor.

– Martes 2 de enero – Santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno, obispos y doctores de la Iglesia

PRIMERA LECTURA

En función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-7. 11-13

Hermanos:

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.

Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.

A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo.

Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 22, 1-3. 4. 5. 6 (R.: 1)

R. El Señor es mi pastor,
nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Mt 23, 9b. 10b

Uno solo es vuestro Padre, el del cielo,
y uno solo es vuestro consejero, Cristo.

EVANGELIO

No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 8-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Vosotros no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor.

– Miércoles 3 de enero – El Santísimo Nombre de Jesús

PRIMERA LECTURA

Todo el que permanece en él no peca

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 29—3, 6

Queridos hermanos:

Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él.

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!

El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.

Todo el que comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley.

Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado.

Todo el que permanece en él no peca. Todo el que peca no le ha visto ni conocido.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 97, 1-2ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 3cd)

R. Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.

Aleluya

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
A cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios.

EVANGELIO

Éste es el Cordero de Dios

 Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 29-34

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:

—«Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: «Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo». Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».

Y Juan dio testimonio diciendo:

—«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.

Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:

«Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo».

Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios».

Palabra del Señor.

– Jueves 4 de enero – Jueves del tiempo de Navidad

PRIMERA LECTURA

No puede pecar, porque ha nacido de Dios

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 7-10

Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo.

Quien comete el pecado es del diablo, pues el diablo peca desde el principio.

El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo.

Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios.

En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 97, 1-2ab. 7-8a. 8b-9 (R.: 3cd)

R. Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes. R.

Al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R.

Aleluya

En distintas ocasiones habló Dios antiguamente
a nuestros padres por los profetas.
Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.

EVANGELIO

Hemos encontrado al Mesías

 Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:

—«Éste es el Cordero de Dios».

Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:

—«¿Qué buscáis?».

Ellos le contestaron:

—«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».

Él les dijo:

—«Venid y lo veréis».

Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:

—«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».

Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:

—«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».

Palabra del Señor.

– Viernes 5 de enero – Viernes del tiempo de Navidad

PRIMERA LECTURA

Hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 11-21

Queridos hermanos:

Éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.

No seamos como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo asesinó? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas.

No os sorprenda, hermanos, que el mundo os odie; nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos.

El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.

Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.

En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.

Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 99, 1-2. 3. 4. 5 (R.: 1)

R. Aclama al Señor, tierra entera.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades». R.

Aleluya

Nos ha amanecido un día sagrado;
venid, naciones, adorad al Señor,
porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra.

EVANGELIO

Tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel

 Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice:

—«Sígueme».

Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice:

—«Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».

Natanael le replicó:

—«¿De Nazaret puede salir algo bueno?».

Felipe le contestó:

—«Ven y verás».

Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:

—«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».

Natanael le contesta:

—«¿De qué me conoces?».

Jesús le responde:

—«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».

Natanael respondió:

—«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».

Jesús le contestó:

—«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».

Y le añadió:

—«Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

– Sábado 6 de enero – La Epifanía del Señor

PRIMERA LECTURA

La gloria del Señor amanece sobre ti

Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!

Mira: las tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor,
su gloria aparecerá sobre ti;

y caminarán los pueblos a tu luz;
los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen a ti:

tus hijos llegan de lejos,
a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar,
y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos,
los dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,
y proclamando las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 71, 2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11)

R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.

Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributos;
que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.

Porque él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

SEGUNDA LECTURA

Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos de la promesa

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-3a. 5-6

Hermanos:

Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro.

Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Palabra de Dios.

Aleluya Mt 2, 2

Hemos visto salir su estrella
y venimos a adorar al Señor.

EVANGELIO

Venimos de Oriente para adorar al Rey

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes.

Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

—«¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.

Ellos le contestaron:

—«En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta:

«Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judá;
pues de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel»».

Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:

—«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.

Domingo 7 de enero – El Bautismo del Señor

PRIMERA LECTURA

Acudid por agua; escuchadme, y viviréis

Lectura del libro de Isaías 55, 1-11

Así dice el Señor:

«Oíd, sedientos todos, acudid por agua,
también los que no tenéis dinero:

venid, comprad trigo, comed sin pagar
vino y leche de balde.

¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta,
y el salario en lo que no da hartura?

Escuchadme atentos, y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos.

Inclinad el oído, venid a mí:
escuchadme, y viviréis.

Sellaré con vosotros alianza perpetua,
la promesa que aseguré a David:

a él lo hice mi testigo para los pueblos,
caudillo y soberano de naciones;

tú llamarás a un pueblo desconocido,
un pueblo que no te conocía correrá hacia ti;

por el Señor, tu Dios,
por el Santo de Israel, que te honra.

Buscad al Señor mientras se le encuentra,
invocadlo mientras esté cerca;

que el malvado abandone su camino,
y el criminal sus planes;

que regrese al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
—oráculo del Señor—.

Como el cielo es más alto que la tierra,
mis caminos son más altos que los vuestros,
mis planes, que vuestros planes.

Como bajan la lluvia y la nieve del cielo,
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come,

así será mi palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,

sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo».

Palabra de Dios.

Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 3)

R. Sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

El Señor es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel». R.

SEGUNDA LECTURA

El Espíritu, el agua y la sangre

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 1-9

Queridos hermanos:

Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardamos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo. Si aceptamos el testimonio humano, más fuerza tiene el testimonio de Dios. Éste es el testimonio de Dios, un testimonio acerca de su Hijo.

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 1, 29

Juan, al ver a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».


EVANGELIO

Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 7-11

En aquel tiempo, proclamaba Juan:

—«Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.

Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán.

Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:

—«Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto».

Palabra del Señor.

– Lunes 8 de enero – Lunes de la I semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Su rival insultaba a Ana, porque el Señor la había hecho estéril

Comienzo del primer libro de Samuel 1, 1-8

Había un hombre sufita oriundo de Ramá, en la serranía de Efraím, llamado Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita. Tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Fenina; Fenina tenía hijos, y Ana no los tenía.

Aquel hombre solía subir todos los años desde su pueblo para adorar y ofrecer sacrificios al Señor de los ejércitos en Siló, donde estaban de sacerdotes del Señor los dos hijos de Elí, Jofní y Finés.

Llegado el día de ofrecer el sacrificio, repartía raciones a su mujer Fenina para sus hijos e hijas, mientras que a Ana le daba sólo una ración; y eso que la quería, pero el Señor la había hecho estéril. Su rival la insultaba, ensañándose con ella para mortificarla, porque el Señor la había hecho estéril.

Así hacía año tras año; siempre que subían al templo del Señor, solía insultarla así.

Una vez Ana lloraba y no comía. Y Elcaná, su marido, le dijo:

—«Ana, ¿por qué lloras y no comes?, ¿por qué te afliges? ¿No te valgo yo más que diez hijos?».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 115, 12-13. 14 y 17. 18-19 (R.: 17a)

R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.

O bien:

R. Aleluya.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo;
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R.

Aleluya Mc 1, 15

Está cerca el reino de Dios
—dice el Señor—:
convertíos y creed en el Evangelio.

EVANGELIO

Convertíos y creed en el Evangelio

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 14-20

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:

—«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio».

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.

Jesús les dijo:

—«Venid conmigo y os haré pescadores de hombres».

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Palabra del Señor

– Martes 9 de enero – Martes de la I semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

El Señor se acordó de Ana, y dio a luz a Samuel

Lectura del primer libro de Samuel 1, 9-20

En aquellos días, después de la comida en Siló, mientras el sacerdote Elí estaba sentado en su silla junto a la puerta del templo del Señor, Ana se levantó y, desconsolada, rezó al Señor deshaciéndose en lágrimas e hizo este voto:

—«Señor de los ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de tu esclava, si te acuerdas de mí y no me olvidas, si concedes a tu esclava un hijo varón, se lo ofreceré al Señor para toda la vida y la navaja no pasará por su cabeza».

Mientras repetía su oración al Señor, Elí la observaba. Ana hablaba para sus adentros: movía los labios, sin que se oyera su voz. Elí, creyendo que estaba borracha, le dijo:

—«¿Hasta cuándo vas a seguir borracha? Devuelve el vino que has bebido».

Ana respondió:

—«No es eso, señor; no he bebido vino ni licores; lo que pasa es que estoy afligida y me desahogo con el Señor. No me tengas por una mujer perdida, que hasta ahora he hablado movida por mi gran desazón y pesadumbre».

Entonces dijo Elí:

—«Vete en paz. Que el Señor de Israel te conceda lo que le has pedido».

Y ella respondió:

—«Que tu sierva halle gracia ante ti».

La mujer se marchó, comió, y se transformó su semblante.

A la mañana siguiente madrugaron, adoraron al señor y se volvieron.

Llegados a su casa de Ramá, Elcaná se unió a su mujer, Ana, y el Señor se acordó de ella.

Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso de nombre Samuel, diciendo:

—«¡Al Señor se lo pedí!».

Palabra de Dios.

Interleccional: 1Samuel 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd (R.: cf. 1a)

R. Mi corazón se regocija por el Señor, mi salvador.

Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación. R.

Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía. R.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R.

El levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R.

Aleluya Cf. 1Ts 2, 13

Acoged la palabra de Dios,
no como palabra de hombre,
sino, cual es en verdad, como palabra de Dios.

EVANGELIO

Enseñaba con autoridad

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 21-28

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.

Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:

—«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».

Jesús lo increpó:

—«Cállate y sal de él».

El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:

—«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen».

Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra del Señor.

– Miércoles 10 de enero – Miércoles de la I semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Habla, Señor, que tu siervo te escucha

Lectura del primer libro de Samuel 3, 1-10. 19-20

En aquellos días, el pequeño Samuel servía en templo del Señor bajo la vigilancia de Elí.

Por aquellos días las palabras del Señor eran raras y no eran frecuentes las visiones.

Un día estaba Elí acostado en su habitación; se le iba apagando la vista y casi no podía ver.

Aún ardía la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel y él respondió:

—«Aquí estoy».

Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo:

—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado».

Respondió Elí:

—«No te he llamado; vuelve a acostarte».

Samuel volvió a acostarse.

Volvió a llamar el Señor a Samuel.

Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo:

—«Aquí estoy, vengo porque me has llamado».

Respondió Elí:

—«No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte».

Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.

Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo:

—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado».

Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho y dijo a Samuel:

—«Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: Habla Señor, que tu siervo te escucha».

Samuel fue y se acostó en su sitio.

El Señor se presentó y le llamó como antes:

—«¡Samuel, Samuel!».

El respondió:

—«Habla, Señor, que tu sirvo te escucha».

Samuel crecía, Dios estaba con él, y ninguna de sus palabras dejó de cumplirse; y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era profeta acreditado ante el Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 39, 2 y 5. 7-8a. 8b-9. 10 (R.: cf. 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor:
él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras
que se extravían con engaños. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y en cambio me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

Como está escrito en mi libro:
«Para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

Aleluya Jn 10, 27

Mis ovejas escuchan mi voz
—dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen.

EVANGELIO

Curó a muchos enfermos de diversos males

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:

—«Todo el mundo te busca».

Él les respondió:

—«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra del Señor.

– Jueves 11 de enero – Jueves de la I semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Derrotaron a los israelitas y el arca de Dios fue capturada

Lectura del primer libro de Samuel 4, 1-11

Por entonces se reunieron los filisteos para atacar a Israel.

Los israelitas salieron a enfrentarse con ellos y acamparon junto a Piedrayuda, mientras que los filisteos acampaban en El Cerco.

Los filisteos formaron en orden de batalla frente a Israel.

Entablada la lucha, Israel fue derrotado por los filisteos; de sus filas murieron en el campo unos cuatro mil hombres.

La tropa volvió al campamento, y los ancianos de Israel deliberaron:

—«¿Por qué el Señor nos ha hecho sufrir hoy una derrota a manos de los filisteos? Vamos a Siló, a traer el arca de la alianza del Señor, para que esté entre nosotros y nos salve del poder enemigo».

Mandaron gente a Siló, a por el arca de la alianza del Señor de los ejércitos entronizado sobre querubines. Los dos hijos de Elí, Jofni y Fineés, fueron con el arca de la alianza de Dios.

Cuando el arca de la alianza del Señor llegó al campamento, todo Israel lanzó a pleno pulmón el alarido de guerra, y la tierra retembló.

Al oír los filisteos el estruendo del alarido, se preguntaron:

—«¿Qué significa ese alarido que retumba en el campamento hebreo?».

Entonces se enteraron de que el arca del Señor había llegado al campamento, y, muertos de miedo, decían:

—«¡Ha llegado su Dios al campamento! ¡Ay de nosotros! Es la primera vez que nos pasa esto. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de esos dioses poderosos, los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de calamidades y epidemias? ¡Valor, filisteos! Sed hombres, y no seréis esclavos de los hebreos como lo han sido ellos de nosotros. ¡Sed hombres, y al ataque!».

Los filisteos se lanzaron a la lucha y derrotaron a los israelitas, que huyeron a la desbandada.

Fue una derrota tremenda: cayeron treinta mil de la infantería israelita.

El arca de Dios fue capturada, y los dos hijos de Elí, Jofni y Finés, murieron.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 43, 10-11. 14-15. 24-25 (R.: 26d)

R. Redímenos, Señor, por tu misericordia.

Ahora nos rechazas y nos avergüenzas,
y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
nos haces retroceder ante el enemigo,
y nuestro adversario nos saquea. R.

Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean.
Nos has hecho el refrán de los gentiles,
nos hacen muecas las naciones. R.

Despierta, Señor, ¿por qué duermes?;
levántate, no nos rechaces más.
¿Por qué nos escondes tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión? R.

Aleluya Cf. Mt 4, 23

Jesús proclamaba el Evangelio del reino,
curando las dolencias del pueblo.

EVANGELIO

La lepra se le quitó, y quedó limpio

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:

—«Si quieres, puedes limpiarme».

Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:

—«Quiero: queda limpio».

La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.

Él lo despidió, encargándole severamente:

—«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés».

Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

Palabra del Señor.

– Viernes 12 de enero – Viernes de la I semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Gritaréis contra el rey, pero Dios no os responderá

Lectura del primer libro de Samuel 8, 4-7. 10-22a

En aquellos días, los ancianos de Israel se reunieron y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá.

Le dijeron:

—«Mira, tú eres ya viejo, y tus hijos no se comportan como tú. Nómbranos un rey que nos gobierne, como se hace en todas las naciones».

A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y se puso a orar al Señor.

El Señor le respondió:

—«Haz caso al pueblo en todo lo que te pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no me quieren por rey».

Samuel comunicó la palabra del Señor a la gente que le pedía un rey:

—«Estos son los derechos del rey que os regirá: A vuestros hijos los llevará para enrolarlos en sus destacamentos de carros y caballería, y para que vayan delante de su carroza; los empleará como jefes y oficiales en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de su cosecha, como fabricantes de armamento y de pertrechos para sus carros. A vuestras hijas se las llevará como perfumistas, cocineras y reposteras. Vuestros campos, viñas y los mejores olivares, os los quitará para dárselos a sus ministros. De vuestro grano y vuestras viñas, os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros. A vuestros criados y criadas, y a vuestros mejores burros y bueyes, se los llevará para usarlos en su hacienda. De vuestros rebaños os exigirá diezmos. ¡Y vosotros mismos seréis sus esclavos! Entonces gritaréis contra el rey que os elegisteis, pero Dios no os responderá».

El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió:

—«No importa. ¡Queremos un rey! Así seremos nosotros como los demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga al frente de nosotros a luchar en nuestra guerra».

Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor.

El Señor le respondió:

—«Hazles caso y nómbrales un rey».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 88, 16-17. 18-19 (R.: cf. 2a)

R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, ¡oh Señor!, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R.

Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel, nuestro rey. R.

Aleluya Lc 7, 16

Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.

EVANGELIO

El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 1-12

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.

Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les preponía la palabra.

Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:

—«Hijo, tus pecados quedan perdonados».

Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:

—«¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?».

Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:

—«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico «tus pecados quedan perdonados» o decirle «levántate, coge la camilla y echa a andar?».

Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados…».

Entonces le dijo al paralítico:

—«Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa».

Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:

—«Nunca hemos visto una cosa igual».

Palabra del Señor.

– Sábado 13 de enero – Sábado de la I semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Ese es el hombre de quien habló el Señor; Saúl regirá a su pueblo

Lectura del primer libro de Samuel 9, 1-4. 17-19; 10, 1a

Había un hombre de Loma de Benjamín, llamado Quis, hijo de Abiel, de Seror, de Becorá, de Afiaj, benjaminita, de buena posición.

Tenía un hijo que se llamaba Saúl, un mozo bien plantado; era el israelita más alto: sobresalía por encima de todos, de los hombros arriba.

A su padre, Quis, se le habían extraviado unas burras, y dijo a su hijo Saúl:

—«Llévate a uno de los criados y vete a buscar las burras».

Cruzaron la serranía de Efraím y atravesaron la comarca de Salisá, pero no las encontraron. Atravesaron la comarca de Saalín, y nada. Atravesaron la comarca de Benjamín, y tampoco.

Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le avisó:

—«Ese es el hombre de quien te hablé; ése regirá a mi pueblo».

Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo:

—«Haga el favor de decirme dónde está la casa del vidente».

Samuel respondió:

—«Yo soy el vidente. Sube delante de mí al altozano; hoy coméis conmigo, y mañana te dejaré marchar y te diré todo lo que piensas».

Tomó la aceitera, derramó aceite sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo:

—«¡El Señor te unge como jefe de su heredad! Tú regirás al pueblo del Señor y le librarás de la mano de los enemigos que lo rodean».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 20, 2-3. 4-5. 6-7 (R.: 2a)

R. Señor, el rey se alegra por tu fuerza.

¡Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios. R.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida y se la has concedido,
años que se prolongan sin término. R.

Aleluya Lc 4, 18

El Señor me ha enviado
para anunciar el Evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad.

EVANGELIO

No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él, y les enseñaba.

Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

—«Sígueme».

Se levantó y lo siguió.

Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de publicanos y pecadores se sentaron con Jesús y sus discípulos.

Algunos escribas fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, les dijeron a los discípulos:

—«¡De modo que come con publicanos y pecadores!».

Jesús lo oyó y les dijo:

—«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».

Palabra del Señor.

Domingo 14 de enero – II domingo del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Habla Señor, que tu siervo escucha

Lectura del primer libro de Samuel 3, 3b-10. 19

En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió:

—«Aquí estoy».

Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo:

—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado».

Respondió Elí:

—«No te he llamado; vuelve a acostarte».

Samuel volvió a acostarse.

Volvió a llamar el Señor a Samuel.

Él se levantó y fue donde estaba Elí y le dijo:

—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado».

Respondió Elí:

—«No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte».

Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.

Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue donde estaba Elí y le dijo:

—«Aquí estoy; vengo porque me has llamado».

Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel:

—«Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: «Habla, Señor, que tu siervo te escucha»».

Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes:

—«¡Samuel, Samuel!».

Él respondió:

—«Habla que tu siervo te escucha».

Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 39, 2 y 4ab. 7. 8-9. 10 (R.: 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R.

Entonces yo digo: «Aquí estoy
— como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R.

SEGUNDA LECTURA

Vuestros cuerpos son miembros de Cristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 13c-15a. 17-20

Hermanos:

El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo.

Dios con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros.

¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?

El que se une al Señor es un espíritu con él.

Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios.

No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros.

Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 1, 41. 17b

Hemos encontrado al Mesías, que es Cristo;
la gracia y la verdad vinieron por medio de él.

EVANGELIO

Vieron dónde vivía y se quedaron con él

 Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:

—«Éste es el Cordero de Dios».

Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:

—«¿Qué buscáis?».

Ellos le contestaron:

—«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».

Él les dijo:

—«Venid y lo veréis».

Entonces fueron, y vivieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:

—«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».

Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:

—«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».

Palabra del Señor.

– Lunes 15 de enero – Lunes de la II semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Obedecer vale más que un sacrificio. El Señor te rechaza hoy como rey

Lectura del primer libro de Samuel 15, 16-23

En aquellos días, Samuel dijo a Saúl:

—«Déjame que te cuente lo que el Señor me ha dicho esta noche».

Contestó Saúl:

—«Dímelo».

Samuel dijo:

—«Aunque te creías pequeño, eres la cabeza de las tribus de Israel, porque el Señor te ha nombrado rey de Israel. El Señor te envió a esta campaña con orden de exterminar a esos pecadores amalecitas, combatiendo hasta acabar con ellos. ¿Por qué no has obedecido al Señor? ¿Por qué has echado mano a los despojos, haciendo lo que el Señor reprueba?».

Saúl replicó:

—«¡Pero si he obedecido al Señor! He hecho la campaña a la que me envió, he traído a Agag, rey de Amalec, y he exterminado a los amalecitas. Si la tropa tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor de lo destinado al exterminio, lo hizo para ofrecérselas en sacrificio al Señor tu Dios en Guilgal».

Samuel contestó:

—«¿Quiere el Señor sacrificios y holocaustos o quiere que obedezcan al Señor? Obedecer vale más que un sacrificio; ser dócil, más que grasa de carneros. Pecado de adivinos es la rebeldía, crimen de idolatría es la obstinación. Por haber rechazado al Señor, el Señor te rechaza hoy como rey».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 49, 8-9. 16bc-17. 21 y 23 (R.: 23b)

R. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.

No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa
ni un cabrito de tus rebaños. R.

¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandamientos? R.

Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara. R.

El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino le haré
ver la salvación de Dios. R.

Aleluya Hb 4, 12

La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón.

EVANGELIO

El novio está con ellos

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 18-22

En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús:

—«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».

Jesús les contestó:

—«¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar.

Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán.

Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor.

Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

Palabra del Señor.

– Martes 16 de enero – Martes de la II semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Ungió Samuel a David en medio de sus hermanos, y en aquel momento,
lo invadió el espíritu del Señor

Lectura el primer libro de Samuel 16, 1-13

En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:

—«¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí».

Samuel contestó:

—«¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata».

El Señor le dijo:

—«Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te diga».

Samuel hizo lo que le mandó el Señor.

Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro:

—«¿Vienes en son de paz?».

Respondió:

—«Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio».

Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegaron, vio a Eliab y se dijo:

— «Sin duda está ante el Señor su ungido».

Pero el Señor dijo a Samuel:

—«No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón».

Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel dijo:

—«Tampoco a éste lo ha elegido el Señor».

Jesé hizo pasar a Sama; y Samuel dijo:

—«Tampoco a éste lo ha elegido el Señor».

Hizo pasar Jesé sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo:

—«A ninguno de éstos ha elegido el Señor».

Preguntó entonces Samuel a Jesé:

—«¿No quedan ya más muchachos?».

El respondió:

—«Todavía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño».

Dijo entonces Samuel a Jesé:

—«Manda que lo traigan, porque no comeremos hasta que haya venido».

Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia. Dijo el Señor:

—«Levántate y úngelo, porque éste es».

Tomó Samuel el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.

Samuel emprendió la vuelta a Ramá.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 88, 20. 21-22. 27-28 (R.: 21a)

R. Encontré a David mi siervo.

Un día hablaste en visión a tus amigos:
He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo. R.

Encontré a David mi siervo
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. R.

El me invocará: Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora,
y yo lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra. R.

Aleluya Ef 1, 17-18

El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza
a la que nos llama.

EVANGELIO

El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 23-28

Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron:

—«Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».

Él les respondió:

—«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros».

Y añadió:

—«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

Palabra del Señor.

– Miércoles 17 de enero – San Antonio Abad

PRIMERA LECTURA

Venció David al filisteo con la honda y una piedra

Lectura del primer libro de Samuel 17, 32-33. 37. 40-51

En aquellos días, Saúl mandó llamar a David, y éste le dijo:

—«Majestad, no os desaniméis. Este servidor tuyo irá a luchar con ese filisteo».

Pero Saúl le contestó:

—«No podrás acercarte a ese filisteo para luchar con él, porque eres un muchacho, y él es un guerrero desde mozo».

David replicó:

—«El Señor, que me ha librado de las garras del león y de las garras oso, me librará de las manos de este filisteo».

Entonces Saúl le dijo:

—«Anda con Dios».

Agarró el cayado, escogió cinco cantos de arroyo, se los echó al zurrón, empuñó la honda y se acercó al filisteo.

Este, precedido de su escudero, iba avanzando, acercándose a David; lo miró de arriba abajo y lo despreció, porque era un muchacho de buen color y guapo, y le gritó:

—«¿Soy yo un perro, para que vengas a mí con un palo?».

Luego maldijo a David, invocando a sus dioses, y le dijo:

—«Ven acá, y echaré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo».

Pero David le contestó:

—«Tú vienes hacia mí armado de espada, lanza y jabalina; yo voy hacia ti en nombre del Señor de los ejércitos, Dios de las huestes de Israel, a las que has desafiado. Hoy te entregará el Señor en mis manos, te venceré, te arrancaré la cabeza de los hombros y echaré tu cadáver y los cadáveres del campamento filisteo a las aves del cielo y las fieras de la tierra; y todo el mundo reconocerá que hay un Dios en Israel; y todos los aquí reunidos reconocerán que el Señor da la victoria sin necesidad de espadas ni lanzas, porque ésta es una guerra del Señor y él os entregará en nuestro poder».

Cuando el filisteo se puso en marcha y se acercaba en dirección a David, éste salió de la formación y corrió velozmente en dirección al filisteo; echó mano al zurrón, sacó una piedra, disparó la honda y le pegó al filisteo en la frente: la piedra se le clavó en la frente, y cayó de bruces en tierra.

Así venció David al filisteo, con la honda y una piedra; lo mató de un golpe, sin empuñar espada.

David corrió y se paró junto al filisteo, le agarró la espada, la desenvainó y lo remató, cortándole la cabeza.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 143, 1. 2. 9-10 (R.: 1a)

R. Bendito el Señor, mi Roca.

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R.

Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos. R.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas;
para ti, que das la victoria a los reyes
y salvas a David, tu siervo.
Defiéndeme de la espada cruel. R.

Aleluya Cf. Mt 4, 23

Jesús proclamaba el Evangelio del reino,
curando las dolencias del pueblo.

EVANGELIO

¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 1-6

En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la parálisis:

—«Levántate y ponte ahí en medio».

Y a ellos les preguntó:

—«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».

Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre:

—«Extiende el brazo».

Lo extendió y quedó restablecido.

En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.

Palabra del Señor.

– Jueves 18 de enero – Jueves de la II semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Mi padre Saúl te busca para matarte

Lectura del primer libro de Samuel 18, 6-9; 19, 1-7

Cuando volvieron de la guerra, después de haber matado David al filisteo, las mujeres de todas las poblaciones de Israel salieron a cantar y recibir con bailes al rey Saúl, al son alegre de panderos y sonajas.

Y cantaban a coro esta copla:

—«Saúl mató a mil, David a diez mil».

A Saúl le sentó mal aquella copla, y comentó enfurecido:

—«¡Diez mil a David, y a mí mil! ¡Ya sólo le falta ser rey!».

Y a partir de aquel día Saúl le tomó ojeriza a David.

Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar a David.

Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David y le avisó:

—«Mi padre Saúl te busca para matarte. Estate atento mañana y escóndete en sitio seguro; yo saldré e iré al lado de mi padre, al campo donde tú estés; le hablaré de ti y, si saco algo en limpio, te lo comunicaré».

Así pues Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David:

—«¡Que el rey no ofenda a su siervo David! Él no te ha ofendido, y lo que él hace es en tu provecho: se jugó la vida cuando mató al filisteo y el Señor dio a Israel una gran victoria; bien que te alegraste al verlo. ¡No vayas a pecar derramando sangre inocente, matando a David sin motivo!». Saúl hizo caso a Jonatán y juró:

—«¡Vive Dios, no morirá!».

Jonatán llamó a David y le contó la conversación; luego lo llevó donde Saúl, y David siguió en palacio como antes.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 55, 2-3. 9-10. 11-12. 13 (R.: 5bc)

R. En Dios confío y no temo.

Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa. R.

Anota en tu libro mi vida errante,
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.
Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco
y así sabré que eres mi Dios. R.

En Dios, cuya promesa alabo,
en el Señor, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo;
¿qué podrá hacerme un hombre? R.

Te debo, Dios mío, los votos que hice;
los cumpliré con acción de gracias. R.

Aleluya Cf. 2Tm 1, 10

Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte
y sacó a la luz la vida, por medio del Evangelio.

EVANGELIO

Los espíritus inmundos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios»,
pero él les prohibía que lo diesen a conocer

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 7-12

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea.

Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón.

Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío.

Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.

Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando:

—«Tú eres el Hijo de Dios».

Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

Palabra del Señor.

– Viernes 19 de enero – Viernes de la II semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

No extenderé la mano contra él, porque es el ungido del Señor

Lectura del primer libro de Samuel 24, 3-21

En aquellos días, Saúl, con tres mil soldados de todo Israel, marchó en busca de David y su gente hacia las Peñas de los Rebecos; llegó a unos apriscos de ovejas junto al camino, donde había una cueva, y entró a hacer sus necesidades.

David y los suyos estaban en lo más hondo de la cueva, y le dijeron a David sus hombres:

—«Este es el día del que te dijo el Señor: «Yo te entrego tu enemigo. Haz con él lo que quieras»».

Pero él les respondió:

—«¡Dios me libre de hacer eso a mi Señor, el ungido del Señor, extender la mano contra él!».

Y les prohibió enérgicamente echarse contra Saúl, pero él se levantó sin meter ruido y le cortó a Saúl el borde del manto, aunque más tarde le remordió la conciencia por haberle cortado a Saúl el borde del manto.

Cuando Saúl salió de la cueva y siguió su camino, David se levantó, salió de la cueva detrás de Saúl y le gritó:

—«¡Majestad! Saúl se volvió a ver, y David se postró rostro en tierra rindiéndole vasallaje».

Le dijo:

—«¿Por qué haces caso a lo que dice la gente, que David anda buscando tu ruina? Mira, lo estás viendo hoy con tus propios ojos: el Señor te había puesto en mi poder dentro de la cueva; me dijeron que te matara, pero te respeté y dije que no extendería la mano contra mi señor, porque eres el Ungido del Señor. Padre mío, mira en mi mano el borde de tu manto; si te corté el borde del manto y no te maté, ya ves que mis manos no están manchadas de maldad, ni de traición, ni de ofensa contra ti, mientras que tú me acechas para matarme. Que el Señor sea nuestro juez. Y que él me vengue de ti; que mi mano no se alzará contra ti. Como dice el viejo refrán: «La maldad sale de los malos», mi mano no se alzará contra ti. ¿Tras de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién vas persiguiendo? ¡A un perro muerto, a una pulga! El Señor sea juez y sentencie nuestro pleito, vea y defienda mi causa, librándome de tu mano».

Cuando David terminó de decir esto a Saúl, Saúl exclamó:

—«Pero, ¿es ésta tu voz, David, hijo mío?».

Luego levantó la voz, llorando, mientras decía a David:

—«¡Tú eres inocente, y no yo! Porque tú me has pagado con bienes, y yo te he pagado con males; y hoy me has hecho el favor más grande, pues el Señor me entregó a ti y tú no me mataste. Porque si uno encuentra a su enemigo, ¿lo deja marchar por las buenas? ¡El Señor te pague lo que hoy has hecho conmigo! Ahora, mira, sé que tú serás rey y que el reino de Israel se consolidará en tu mano».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 56, 2. 3-4. 6 y 11 (R.: 2a)

R. Misericordia, Dios mío Misericordia.

Misericordia, Dios mío Misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
Me refugio a la sombra de tus alas,
mientras pasa la calamidad. R.

Invoco al Dios altísimo,
Al Dios que hace tanto por mí.
Desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad. R.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Por tu bondad que es más grande que los cielos,
por tu fidelidad que alcanza las nubes. R.

Aleluya 2Co 5, 19

Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo,
y a nosotros nos ha confiado
la palabra de la reconciliación.

EVANGELIO

Fue llamando a los que él quiso y los hizo sus compañeros

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él.

A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce:

Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges —Los Truenos—, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.

Palabra del Señor.

– Sábado 20 de enero – Sábado de la II semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate!

Comienzo del segundo libro de Samuel 1, 1-4. 11-12. 19. 23-27

En aquellos días, al volver de su victoria sobre los amalecitas, David se detuvo dos días en Sicelag.

Al tercer día de la muerte de Saúl, llegó uno del ejército con la ropa hecha jirones y polvo en la cabeza; cuando llegó, cayó a tierra, postrándose ante David.

David le preguntó:

—«¿De dónde vienes?».

Respondió:

—«Me he escapado del campamento israelita».

David dijo:

—«¿Qué ha ocurrido? Cuéntame».

El respondió:

—«Pues que la tropa ha huido de la batalla y ha habido muchas baja entre la tropa y muchos muertos, y hasta han muerto Saúl y su hijo Jonatán».

Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo.

Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl, y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor, por la casa de Israel, porque habían muerto a espada.

Y dijo David:

«¡Ay, la flor de Israel herida en tus alturas!
¡Cómo cayeron los valientes!

Saúl y Jonatán, mis amigos queridos:
ni vida ni muerte los pudo separar;
más rápidos que águilas, más bravos que leones.

Muchachas de Israel, llorad por Saúl,
que os vestía de púrpura y de joyas,
que enjoyaba con oro vuestros vestido.

¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate!
¡Jonatán, herido en tus alturas!

¡Cómo sufro por ti, Jonatán, hermano mío!
¡Ay, cómo te quería!
Tu amor era para mí
más maravilloso que el amor de mujeres.

¡Cómo cayeron los valientes,
los rayos de la guerra perecieron!».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 79, 2-3. 5-7 (R.: 4b)

R. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.

Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines,
resplandece ante
Efraín, Benjamín y Manasés. R.

Despierta tu poder y ven a salvarnos.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica? R.

Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros. R.

Aleluya Cf. Hch 16, 14b

Ábrenos el corazón, Señor,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo.

EVANGELIO

Su familia decía que no estaba en sus cabales

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 20-21

En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer.

Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.

Palabra del Señor.

Domingo 21 de enero – III domingo del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Los ninivitas se convirtieron de su mala vida

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-5. 10

En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás:

—«Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo».

Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando:

—«¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!».

Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.

Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 24, 4-5ab. 6-7bc. 8-9 (R.: 4a)

R. Señor, enséñame tus caminos.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.

SEGUNDA LECTURA

La representación de este mundo se termina

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 29-31

Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante.

Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

Palabra de Dios.

Aleluya Mc 1, 15

Está cerca el reino de Dios:
convertíos y creced en el Evangelio.

EVANGELIO

Convertíos y creed en el Evangelio

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 14-20

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:

—«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio».

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.

Jesús les dijo:

—«Venid conmigo y os haré pescadores de hombres».

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Palabra del Señor.

– Lunes 22 de enero – Lunes de la III semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Tú serás el pastor de mi pueblo Israel

Lectura del segundo libro de Samuel 5, 1-7. 10

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron:

—«Hueso y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además, el Señor te ha prometido «Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel»».

Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.

Tenía treinta años cuando empezó a reinar y reinó cuarenta años; en Hebrón reinó sobre Judá siete años y medio, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre Israel y Judá.

El rey y sus hombres marcharon sobre Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban el país.

Los jebuseos dijeron a David:

—«No entrarás aquí. Te rechazarán los ciegos y los cojos».

Era una manera de decir que David no entraría.

Pero David conquistó el alcázar de Sión, o sea, la llamada: Ciudad de David.

David iba creciendo en poderío y el Señor de los ejércitos estaba con él.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 88, 20. 21-22. 25-26 (R.: 25a)

R. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán.

Un día hablaste en visión a tus amigos:
He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo. R.

Encontré David mi siervo
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. R.

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder:
extenderé su izquierda hasta el mar
y su derecha hasta el Gran Río. R.

Aleluya Cf. 2Tm 1, 10

Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte
y sacó a la luz la vida, por medio del Evangelio.

EVANGELIO

Satanás está perdido

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 22-30

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

—«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas:

—«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Palabra del Señor.

– Martes 23 de enero – Martes de la III semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Iban llevando David y los israelitas el arca del Señor entre vítores

Lectura del segundo libro de Samuel 6, 12b-15. 17-19

En aquellos días, fue David y llevó el arca de Dios desde la casa de Obededom a la Ciudad de David, haciendo fiesta.

Cuando los portadores del arca del Señor avanzaron seis pasos, sacrificó un toro y un ternero cebado.

E iba danzando ante el Señor con todo entusiasmo, vestido sólo con un roquete de lino.

Así iban llevando David y los israelitas el arca del Señor entre vítores y al sonido de las trompetas.

Metieron el arca del Señor y la instalaron en su sitio, en el centro de la tienda que David le había preparado.

David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión al Señor y, cuando terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en el nombre del Señor de los ejércitos; luego repartió a todos, hombres y mujeres de la multitud israelita, un bollo de pan, una tajada de carne y un pastel de uvas pasas a cada uno. Después se marcharon todos, cada cual a su casa.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 23, 7. 8. 9. 10 (R.: cf. 8a)

R. ¿Quién es ese Rey de la gloria?
Es el Señor en persona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra. R.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria. R.

Aleluya Cf. Mt 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino
a la gente sencilla.

EVANGELIO

El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 31-35

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dijo:

—«Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan».

Les contestó:

—«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».

Y, paseando la mirada por el corro, dijo:

—«Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor.

– Miércoles 24 de enero – San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia

PRIMERA LECTURA

Afirmaré después de ti la descendencia, y consolidaré su realeza

Lectura del segundo libro de Samuel 7, 4-17

En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor:

—«Ve y dile a mi siervo David: «Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella?

Desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto hasta hoy, no he habitado en una casa, sino que he viajado de acá para allá en una tienda que me servía de santuario. Y, en todo el tiempo que viajé de acá para allá con los israelitas, ¿encargué acaso a algún juez de Israel, a los que mandé pastorear a mi pueblo Israel, que me construyese una casa de cedro?».

Pues bien, di esto a mi siervo David: «Así dice el Señor de los ejércitos: Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel.

Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra.

Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel.

Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía.

Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza.

Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.

Yo seré para él padre, y él será para mí hijo; si se tuerce, lo corregiré con varas y golpes como suelen los hombres, pero no le retiraré mi lealtad como se la retiré a Saúl, al que aparté de mi presencia. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre»».

Natán comunicó a David toda la visión y todas estas palabras.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 88, 4-5. 27-28. 29-30 (R.: 29a)

R. Le mantendré eternamente mi favor.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R.

«Él me invocará:
«Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora»;
y yo lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra». R.

Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable;
le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo. R.

Aleluya

La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo;
quien lo encuentra vive para siempre.

EVANGELIO

Salió el sembrador a sembrar

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 1-20

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar:

—«Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

Y añadió:

—«El que tenga oídos para oír, que oiga».

Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo:

—«A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que «por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen»».

Y añadió:

—«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

Palabra del Señor.

– Jueves 25 de enero – La Conversión de San Pablo

PRIMERA LECTURA

Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, Salomón, sé un hombre!

Lectura del primer libro de los Reyes 2, 1-4. 10-12

Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón:

—«Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, sé un hombre! Guarda las consignas del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos, mandatos, decretos y normas, como están escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todas tus empresas, dondequiera que vayas; para que el Señor cumpla la promesa que me hizo: «Si tus hijos saben comportase, caminando sinceramente en mi presencia, con todo el corazón y con toda el alma, no te faltará un descendiente en el trono de Israel»».

David fue a reunirse con sus antepasados y lo enterraron en la Ciudad de David.

Reinó en Israel cuarenta años: siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.

Salomón le sucedió en el trono, y su reino se consolidó.

Palabra de Dios.

Interleccional: 1Crónicas 29, 10. 11ab. 11d-12a. 12bcd (R.: 12b)

R. Tú eres Señor del universo.

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.

Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R.

Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R.

Aleluya Mc 1, 15

Está cerca el reino de Dios
—dice el Señor—:
convertíos y creed en el Evangelio.

EVANGELIO

Los fue enviando

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.

Y añadió:

—«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.

Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa».

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Palabra del Señor.

– Viernes 26 de enero – San Timoteo y san Tito, obispos

PRIMERA LECTURA

Me has despreciado, quedándote con la mujer de Urías

Lectura del segundo libro de Samuel 11, 1-4a. 5-10a. 13-17

Al año siguiente, en la época en que los reyes van a la guerra, David envió a Joab con sus oficiales y todo Israel, a devastar la región de los amonitas y sitiar a Rabá.

David, mientras tanto, se quedó en Jerusalén; y un día, a eso del atardecer, se levantó de la cama y se puso a pasear por la azotea del palacio, y desde la azotea vio a una mujer bañándose, una mujer muy bella.

David mandó a preguntar por la mujer, y le dijeron:

—«Es Betsabé, hija de Alián, esposa de Urías, el hitita».

David mandó a unos para que se la trajesen.

Después Betsabé volvió a su casa, quedó encinta y mandó este aviso a David:

—«Estoy encinta».

Entonces David mandó esta orden a Joab:

—«Mándame a Urías, el hitita».

Joab se lo mandó.

Cuando llegó Urías, David le preguntó por Joab, el ejército y la guerra.

Luego le dijo:

—«Anda a casa a lavarte los pies».

Urías salió del palacio, y detrás de él le llevaron un regalo del rey. Pero Urías durmió a la puerta del palacio, con los guardias de su señor; no fue a su casa.

Avisaron a David que Urías no había ido a su casa.

Al día siguiente, David lo convidó a un banquete y lo emborrachó.

Al atardecer, Urías salió para acostarse con los guardias de su señor, y no fue a su casa.

A la mañana siguiente, David escribió una carta a Joab y se la mandó por medio de Urías.

El texto de la carta era:

—«Pon a Urías en primera línea, donde sea más recia la lucha, y retiraos dejándolo solo, para que lo hieran y muera».

Joab, que tenía cercada la ciudad, puso a Urías donde sabía que estaban los defensores más aguerridos.

Los de la ciudad hicieron una salida, trabaron combate con Joab y hubo bajas en el ejército entre los oficiales de David; murió también Urías, el hitita.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6a. 6bc-7. 10-11 (R.: cf. 3a)

R. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre. R.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí la culpa. R.

Aleluya Mt 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino
a la gente sencilla.

EVANGELIO

Echa simiente, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 26-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

—«El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra.

Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».

Dijo también:

—«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas».

Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

Palabra del Señor.

– Sábado 27 de enero – Sábado de la III semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

¡He pecado contra el Señor!

Lectura del segundo libro de Samuel 12, 1-7a. 10-17

En aquellos días, el Señor envió a Natán a David.

Entró Natán ante el rey y le dijo:

—«Había dos hombres en un pueblo, uno rico y otro pobre. El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo: era como una hija.

Llegó una visita a casa del rico, y no queriendo perder una oveja o un buey, para invitar a su huésped, cogió la cordera del pobre y convidó a su huésped».

David se puso furioso contra aquel hombre y dijo a Natán:

—«Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte. No quiso respetar lo del otro; pues pagará cuatro veces el valor de la cordera».

Natán dijo a David:

—«¡Eres tú! Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías, el hitita, y matándolo con la espada amonita. Así dice el Señor:

«Yo haré que de tu propia casa nazca tu desgracia; te arrebataré tus mujeres y ante tus ojos se las daré a otro, que se acostará con ellas a la luz del sol que nos alumbra. Tú lo hiciste a escondidas, yo lo haré ante todo Israel, en pleno día»».

David respondió a Natán:

—«¡He pecado contra el Señor!».

Natán le dijo:

—«El Señor ha perdonado tu pecado, no morirás. Pero, por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá».

Natán marchó a su casa.

El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y cayó gravemente enfermo.

David pidió a Dios por el niño, prolongó su ayuno y de noche se acostaba en el suelo.

Los ancianos de su casa intentaron levantarlo, pero él se negó, ni quiso comer nada con ellos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 50 12-13. 14-15. 16-17 (R.: 12a)

R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R.

Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.

Aleluya Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único;
todos los que creen en él tienen vida eterna.

EVANGELIO

¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 35-41

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Vamos a la otra orilla».

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:

—«Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?».

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:

—«¡Silencio, cállate!».

El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:

—«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?».

Se quedaron espantados y se decían unos a otros:

—«¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!».

Palabra del Señor.

Domingo 28 de enero – IV domingo del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca

Lectura del libro del Deuteronomio 18, 15-20

Moisés habló al pueblo, diciendo:

—«Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: «No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir».

El Señor me respondió: «Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá»».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R.: 8)

R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.

SEGUNDA LECTURA

La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 32-35

Hermanos:

Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido.

Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.

Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.

Palabra de Dios.

Aleluya Mt 4, 16

El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande;
a los que habitan en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló.

EVANGELIO

Enseñaba con autoridad

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 21-28

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.

Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:

—«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».

Jesús le increpó:

—«Cállate y sal de él».

El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:

—«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen».

Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra del Señor.

– Lunes 29 de enero – Lunes de la IV semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

Huyamos de Absalón. Dejad a Semeí que me maldiga,
porque se lo ha mandado el Señor

Lectura del segundo libro de Samuel 15, 13-14. 30; 16, 5-13a

En aquellos días, uno llevó esta noticia a David:

—«Los israelitas se han puesto de parte de Absalón».

Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén:

—«¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población».

David subió la Cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza y subían llorando.

Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía. Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos —toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey—, y le maldecía:

—«¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino».

Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey:

—«Ese perro muerto, ¿se pone a maldecir a mi señor? ¡Déjame ir allá, y le corto la cabeza!».

Pero el rey dijo:

— «¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?».

Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos:

—«Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizás el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy».

David y los suyos siguieron su camino.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 3, 2-3, 4-5. 6-7 (R.: 7b)

R. Levántate, Señor, sálvame.

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no lo protege Dios». R.

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito, invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo. R.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor. R.

Aleluya Lc 7, 16

Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.

EVANGELIO

Espíritu inmundo, sal de este hombre

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 1-20

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos.

Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.

Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello:

—«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».

Porque Jesús le estaba diciendo:

—«Espíritu inmundo, sal de este hombre».

Jesús le preguntó:

—«¿Cómo te llamas?».

Él respondió:

—«Me llamo Legión, porque somos muchos».

Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.

Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:

—«Déjanos ir y meternos en los cerdos».

Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago.

Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado.

Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados.

Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país.

Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:

—«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia».

El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor.

– Martes 30 de enero – Martes de la IV semana del tiempo ordinario

PRIMERA LECTURA

¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti!

Lectura del segundo libro de Samuel 18, 9-10. 14b. 24-25a. 30—19, 3

En aquellos días, Absalón fue a dar en un destacamento de David.

Iba montado en un mulo, y, al meterse el mulo bajo el ramaje de una encina copuda, se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que cabalgaba se le escapó.

Lo vio uno y avisó a Joab:

—«¡Acabo de ver a Absalón colgado de una encina!».

Agarró Joab tres venablos y se los clavó en el corazón a Absalón.

David estaba sentado entre las dos puertas.

El centinela subió al mirador, encima de la puerta, sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo.

El centinela gritó y avisó al rey. El rey dijo:

—«Retírate y espera ahí».

Se retiró y esperó allí. Y en aquel momento llegó el etíope y dijo:

—«¡Albricias, majestad! ¡El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti!».

El rey le preguntó:

—«¿Está bien mi hijo Absalón?».

Respondió el etíope:

—«¡Acaben como él los enemigos de vuestra majestad y cuantos se rebelen contra ti!».

Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía:

—«¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!».

A Joab le avisaron:

—«El rey está llorando y lamentándose por Absalón».

Así la victoria de aquel día fue duelo para el ejército, porque los soldados oyeron decir que el rey estaba afligido a causa de su hijo.

Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados abochornados cuando han huido del combate.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 85, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: 1a)

R. Inclina tu oído, Señor, escúchame.

Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti. R.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti. R.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R.

Aleluya Mt 8, 17

Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades.

EVANGELIO

Contigo hablo, niña, levántate

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 21-43

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:

—«Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva».

Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría.

Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando:

—«¿Quién me ha tocado el manto?».

Los discípulos le contestaron:

—«Ves como te apretuja la gente y preguntas: «¿Quién me ha tocado?»».

Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.

Él le dijo:

—«Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud».

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:

—«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:

—«No temas; basta que tengas fe».

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo:

—«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida».

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:

—«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones.

Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor.

– Miércoles 31 de enero – San Juan Bosco, presbítero

PRIMERA LECTURA

Soy yo el que ha pecado, haciendo el censo de la población.
¿Qué han hecho estas ovejas?

Lectura del segundo libro de Samuel 24, 2. 9-17

En aquellos días, el rey David ordenó a Joab y a los jefes del ejército que estaban con él:

—«Id por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba, a hacer el censo de la población, para que yo sepa cuánta gente tengo».

Joab entregó al rey los resultados del censo: en Israel había ochocientos mil hombres aptos para el servicio militar, y en Judá quinientos mil.

Pero, después de haber hecho el censo del pueblo, a David le remordió la conciencia y dijo al Señor:

—«He cometido un grave error. Ahora, Señor, perdona la culpa de tu siervo, porque ha hecho una locura».

Antes que David se levantase por la mañana, el profeta Gad, vidente de David, recibió la palabra del Señor:

—«Vete a decir a David: «Así dice el Señor: Te propongo tres castigos; elige uno, y yo lo ejecutaré»».

Gad se presentó a David y le notificó:

—«¿Qué castigo escoges? Tres años de hambre en tu territorio, tres meses huyendo perseguido por tu enemigo, o tres días de peste en tu territorio. ¿Qué le respondo al Señor, que me ha enviado?».

David contestó:

—«¡Estoy en un gran apuro! Mejor es caer en manos de Dios, que es compasivo, que caer en manos de hombres».

Y David escogió la peste. Eran los días de la recolección del trigo.

El Señor mandó entonces la peste a Israel, desde la mañana hasta el tiempo señalado.

Y desde Dan hasta Berseba, murieron setenta mil hombres del pueblo.

El ángel extendió su mano hacia Jerusalén para asolarla.

Entonces David, al ver al ángel que estaba hiriendo a la población, dijo al Señor:

—«¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el culpable! ¿Qué han hecho estas ovejas? Carga la mano sobre mí y sobre mi familia».

El Señor se arrepintió del castigo, y dijo al ángel, que estaba asolando a la población:

—«¡Basta! ¡Detén tu mano!».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 31, 1-2. 5. 6. 7 (R.: cf. 5c)

R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R.

Aleluya Jn 10, 27

Mis ovejas escuchan mi voz
—dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen.

EVANGELIO

No desprecian a un profeta más que en su tierra

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1-6

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

—«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».

Y esto les resultaba escandaloso.

Jesús les decía:

—«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.

Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor.


En este post, encontrarás una valiosa guía que te ayudará a vivir cada día de enero con una profunda conexión con lo divino y con tu comunidad religiosa. Exploraremos las fiestas de los santos, las solemnidades más destacadas y otros momentos especiales que nos permitirán experimentar una cercanía única con Dios.

Ya seas un fiel devoto, un sacerdote comprometido o simplemente alguien interesado en aprender más sobre la liturgia católica, este post te brindará una perspectiva enriquecedora y esclarecedora.

¡Prepárate para un enero cargado de espiritualidad y comunión con lo sagrado! Acompáñanos en este recorrido por el Misal Romano para enero de 2024 y descubre cómo podemos encontrar significado y propósito en cada jornada a través de la gracia divina.

No olvides compartir este contenido con tus amigos y seres queridos, para que juntos podamos enriquecer nuestras vidas y nutrir nuestra fe durante este emocionante mes litúrgico. ¡Sigamos creciendo juntos en el camino de la espiritualidad!

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