Libro de Rut
Rut es un libro histórico del Antiguo Testamento que narra la historia de una mujer moabita llamada Rut y su suegra Noemí.
Este libro es una hermosa historia de amor, lealtad y redención. A través de la historia de Rut, podemos aprender importantes lecciones sobre la fidelidad, la humildad y el amor al prójimo.
En este libro, vemos cómo Rut decide seguir a su suegra Noemí a Israel después de que su esposo y sus cuñados mueren. A pesar de ser una extranjera en una tierra desconocida, Rut muestra una gran lealtad a Noemí y un fuerte deseo de seguir a Dios.
A través de su humildad y su trabajo duro, Rut gana el respeto y la admiración de Booz, un hombre rico y respetado en Israel, quien finalmente se casa con ella y la redime de su condición de viuda y extranjera.
En esta sección, podrás explorar más a fondo el contenido del libro de Rut y descubrir su significado y relevancia para nuestra vida espiritual. A través de esta historia, podrás aprender acerca de la fidelidad a Dios, la importancia de la humildad y el amor al prójimo, y la promesa de redención que Dios tiene para todos aquellos que confían en él.
Esperamos que esta sección te sea de gran utilidad y que te permita profundizar en tu conocimiento y comprensión de la Sagrada Escritura. ¡Bienvenido a la sección del libro de Rut en «Sagrada Escritura«!
1 Elimélec y su familia van a Moab
1-2 Esta historia tuvo lugar cuando en el país de Israel todavía no había reyes; sino que al pueblo lo defendían libertadores ocasionales. En esa época no hubo cosechas y la gente no tenía qué comer. Por eso, una familia del pueblo de Belén[a], de la región de Judá, se fue a vivir al país de Moab, porque allí sí había comida. El esposo se llamaba Elimélec, la esposa se llamaba Noemí, y los hijos se llamaban Mahlón y Quilión.
3 Poco tiempo después de haber llegado a Moab, Elimélec murió, así que Noemí y sus hijos se quedaron solos.
4-5 Pasó el tiempo, y Mahlón y Quilión se casaron con muchachas de ese país. Una de ellas se llamaba Orfá y la otra, Rut. Pero pasados unos diez años, murieron Mahlón y Quilión[b], por lo que Noemí quedó desamparada, sin hijos y sin marido.
Noemí y Rut van a Belén
6 Un día, Noemí supo que Dios había bendecido al país de Israel, dándole abundantes cosechas.
7 Entonces ella y sus nueras se prepararon para irse a Judá.
8 Todavía no habían caminado mucho cuando Noemí les dijo: —Mejor regresen a vivir con sus familias. Que Dios las trate bien, como ustedes me han tratado a mí y trataron a mis hijos.
9 Pido a Dios que les permita casarse otra vez y formar un nuevo hogar. Noemí se despidió de ellas con un beso, pero Orfá y Rut empezaron a llorar y
10 a decirle: —¡No queremos separarnos de ti! ¡Por favor, déjanos ir contigo y vivir entre tu gente!
11-13 Pero Noemí les contestó: —¡Váyanse, hijas mías! ¿Para qué van a seguirme? Ya no tengo más hijos para que se casen con ustedes, y ya estoy muy vieja para casarme otra vez. Y aun si hoy mismo pudiera casarme y tuviera hijos muy pronto, ¿estarían ustedes dispuestas a esperarlos hasta que ellos crecieran? ¡No, hijas mías, eso es imposible! Yo estoy sufriendo más que ustedes, pues Dios se ha puesto en mi contra.
14 Al oír esto, las nueras volvieron a llorar amargamente. Por fin Orfá[c] se despidió de su suegra, pero Rut se quedó con ella.
15 Entonces Noemí le dijo a Rut: —¡Tu cuñada ya regresó a su pueblo y a su dios! ¡Vete con ella!
16 Pero Rut[d] le contestó: No me pidas que te deje; ni me ruegues que te abandone. Adonde tú vayas iré, y donde tú vivas viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.
17 Donde tú mueras moriré, y allí mismo seré enterrada. Que Dios me castigue si te abandono, pues nada podrá separarnos; ¡nada, ni siquiera la muerte!
18 Noemí no insistió más, pues comprendió que Rut había decidido irse con ella.
19 Caminaron y caminaron hasta llegar a Belén. Tan pronto entraron en el pueblo, toda la gente se sorprendió al verlas y se armó un gran alboroto. Las mujeres decían: ¡Miren, pero si es la dulce Noemí[e]!
20 Y ella les dijo: Por favor, ya no me digan dulce, llámenme amarga, porque Dios todopoderoso me ha amargado la vida.
21 Cuando salí de Belén, tenía de todo; ahora que regreso, Dios me ha traído con las manos vacías. ¿Por qué me van a llamar dulce, si Dios todopoderoso está contra mí y me ha hecho sufrir?
22 Fue así como Noemí regresó del país de Moab, acompañada de su nuera Rut. Cuando llegaron a Belén estaba empezando la cosecha de cebada.
2 Rut trabaja en el campo de Booz
1-2 Pocos días después, Rut le dijo a Noemí: —Déjame ir a recoger espigas. Seguramente los que cosechan en los campos me dejarán seguirlos para recoger las espigas que vayan quedando. Noemí le dijo: —Anda, hija mía.
3 Entonces Rut se fue a un campo de cebada y comenzó a recoger las espigas que dejaban los trabajadores. Sin saberlo, Rut tuvo la buena suerte de ir a trabajar al campo de un familiar de Elimélec, el difunto esposo de Noemí. Ese familiar se llamaba Booz, y además era muy rico y muy importante en Belén.
4 Ocurrió que ese día Booz salió de Belén para vigilar el trabajo en sus campos. Cuando llegó al campo, saludó a los trabajadores: —¡Que Dios los cuide a todos! Y ellos respondieron: —¡Que Dios te siga bendiciendo!
5 Luego Booz le preguntó al jefe de los trabajadores: —¿Quién es esa muchacha?
6 El jefe contestó: —Es la muchacha de Moab que vino con Noemí.
7 Me suplicó que la dejara recoger las espigas que se les caen a los trabajadores. Desde que llegó en la mañana, ha estado trabajando duramente, y apenas ahora está tomando un corto descanso en la choza.
8 Booz llamó a Rut y le dijo: —Oye bien lo que te voy a decir: no vayas a recoger espigas en otros campos; quédate aquí
9 y acompaña a mis trabajadoras. Mira bien por dónde van, y síguelas. Les he ordenado a mis trabajadores que no te molesten. Cuando tengas sed, ve y toma agua de las jarras que ellos han llenado.
10 Entonces Rut, en señal de humildad, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y le preguntó a Booz: —¿Por qué es usted tan amable conmigo? ¿Por qué se preocupa tanto por mí, si soy una simple extranjera?
11 Booz le contestó: —Ya me han contado todo lo que has hecho por tu suegra, después de que murió tu esposo. Sé que dejaste a tu familia y tu país para venir a vivir con nosotros, que somos gente totalmente desconocida para ti.
12 ¡Que Dios te premie por todo lo que has hecho! ¡Que el Dios de Israel, en quien ahora buscas protección, te haga mucho bien!
13 Entonces Rut le dijo a Booz: —¡Muchas gracias, señor! Usted es muy bueno conmigo y me ha hecho sentir bien, aunque ni siquiera soy como una de sus criadas.
14 A la hora de comer, Booz invitó a Rut y le dijo: —Ven, acércate; aquí hay pan, salsa y granos tostados. Rut fue y se sentó a comer junto con todos los demás trabajadores. Comió hasta quedar satisfecha, y hasta le sobró comida para llevarle a su suegra.
15 Cuando Rut regresó a recoger espigas, Booz ordenó a los trabajadores: —Dejen que Rut también recoja espigas donde están los manojos de cebada.
16 Además, dejen caer espigas de sus propios manojos para que ella las pueda recoger. Y no la molesten.
17 Rut estuvo recogiendo espigas hasta que empezó a oscurecer. Cuando separó el grano de las espigas, se dio cuenta de que había recogido más de veinte kilos de cebada.
18 Tomó la cebada y regresó a Belén para mostrarle a su suegra todo lo que había recogido ese día. También le dio a Noemí la comida que le había quedado. Noemí, entonces preguntó:
19 —¿Dónde estuviste trabajando hoy? ¿Cómo es que pudiste recoger tanta cebada? ¡Qué Dios bendiga mucho a quien tanto te ha ayudado! Rut le contó a su suegra que había estado trabajando en el campo de un señor llamado Booz.
20 Por eso Noemí le dijo: —¡Que Dios lo bendiga! ¡Qué bueno es ese hombre con nosotras y con nuestros familiares muertos! Déjame decirte que ese hombre es familiar de mi esposo, y de acuerdo con nuestras leyes tiene el deber de protegernos.
21 Rut añadió: —Pues él me dijo que podía quedarme a trabajar con las demás trabajadoras hasta que se termine la cosecha de cebada.
22 Entonces Noemí le dijo a Rut: —¡Qué bueno, hija mía! Quédate a trabajar en el campo de Booz. Y no te alejes de sus trabajadores, para que nadie te moleste.
23 Rut siguió recogiendo espigas con las trabajadoras de Booz hasta que terminó la cosecha de cebada y de trigo. Mientras tanto, vivía con su suegra.
3 Booz trata bien a Rut
1 Un día, Noemí habló con Rut, su nuera: —Hija mía, me siento obligada a buscarte esposo. Quiero que tengas tu propio hogar y que vivas feliz.
2 ¿Recuerdas lo que te dije acerca de Booz, el dueño del campo donde has estado trabajando? Él es de la misma familia de mi esposo. Escucha bien esto que te voy a decir: Esta noche él va a estar en su campo, separando el grano de la paja.
3 Báñate, perfúmate y ponte tu mejor vestido. Ve al campo donde está Booz trabajando, pero no lo dejes que te vea hasta que termine de comer y beber.
4 Fíjate bien dónde va a acostarse. Cuando ya esté dormido, ve y acuéstate a su lado. Así él sabrá que tú le estás pidiendo su protección, y él mismo te dirá lo que debes hacer.
5 Rut le respondió a su suegra: —Haré todo lo que tú me mandas.
6 Rut se fue al campo e hizo exactamente lo que Noemí le había mandado.
7 Después de que Booz terminó de comer y beber, se fue a acostar junto al montón de cebada; estaba muy contento. Cuando se quedó dormido, Rut se acercó a él con mucho cuidado, y se acostó a su lado.
8 A medianoche, Booz se despertó de pronto, y al moverse sintió que alguien estaba acostado junto a él.
9 —¿Quién eres?— preguntó Booz. —Soy Rut, su humilde servidora. Usted es familiar mío y de mi suegra, y las dos necesitamos que usted nos proteja. Quiero pedirle que se case conmigo.
10 —¡Que Dios te bendiga!— dijo Booz. —Veo que eres muy fiel con tu suegra y con tu familia, y que no piensas sólo en ti. Me pides que sea yo tu esposo, aunque bien podrías casarte con un hombre más joven que yo.
11 No tengas miedo, Rut; toda la gente de Belén sabe que tú eres una buena mujer. Por eso, voy a hacer lo que me pides.
12 Ahora bien, es cierto que yo soy familiar de ustedes y que tengo el deber de protegerlas; sin embargo, tienen un familiar todavía más cercano que yo.
13 Por ahora, duérmete tranquila; ya mañana sabremos si él quiere protegerte. Si acepta, no hay problema conmigo; si no acepta, te prometo, en el nombre de Dios, que yo te protegeré. Anda, acuéstate y duerme tranquila.
14 Rut se acostó cerca de Booz, y se durmió. Cuando todavía estaba oscuro, ella se levantó porque Booz no quería que nadie supiera que una mujer había estado en su campo. Pero antes de dejarla ir a Belén,
15 Booz le pidió a Rut que extendiera su capa, y en ella puso más de cuarenta kilos de cebada. Después la ayudó a ponerse la carga en el hombro, y regresó a Belén.
16 Cuando Rut volvió a la casa, Noemí le preguntó: —¿Cómo te fue, hija mía? Rut le contó a su suegra todo lo que Booz había hecho por ella,
17 y agregó: —Booz me dio toda esta cebada y me dijo: «No debes regresar a la casa de tu suegra con las manos vacías».
18 Entonces Noemí le dijo a Rut: —Ahora sólo tenemos que esperar con paciencia. Estoy segura de que Booz no va a descansar hasta que este asunto se resuelva.
4 Booz se casa con Rut
1 Booz fue a la entrada del pueblo, donde la gente se reunía para tratar asuntos importantes. Poco tiempo después, pasó por allí el otro familiar de Elimélec. —Oye —gritó Booz—, ven aquí y siéntate; tenemos algo de qué hablar.
2 De inmediato Booz llamó a diez de los hombres más importantes de Belén, y los invitó a sentarse con ellos. Una vez sentados,
3 Booz le dijo al otro familiar: —Noemí acaba de regresar de Moab y quiere vender el terreno de nuestro familiar Elimélec.
4 Yo quería que tú supieras esto, y además, pedirte que lo compres, porque tienes el derecho de decidir primero. Delante de estos testigos, dime si quieres comprarlo o no, pues aparte de nosotros dos no hay otro familiar que pueda comprarlo. Enseguida el otro familiar respondió: —Sí, lo voy a comprar.
5 Entonces Booz le dijo: —Si compras el campo, también tendrás que casarte con Rut, la viuda que vino con Noemí desde Moab. Así, cuando nazca el primer niño, él llevará el apellido del difunto esposo de Rut, y el terreno será para él.
6 —¡Ah, entonces no acepto comprarlo!— dijo el otro familiar. —Si lo compro, voy a perder todo ese dinero, y si nacen otros hijos, mis propios hijos recibirán menos herencia. Será mejor que lo compres tú.
7-8 Y siguiendo la costumbre de esa época, el otro familiar se quitó una de sus sandalias, se la dio a Booz y le dijo: —Toma mi sandalia; ésta es la señal de que sólo tú podrás comprar el terreno.
9 Luego Booz se dirigió a las personas que estaban allí, y les dijo: —Ustedes son testigos de que hoy le compro a Noemí todo lo que perteneció a Elimélec y a sus hijos.
10 Además, me voy a casar con Rut, la viuda de Mahlón. Así, el primer niño que nazca heredará el terreno, y se mantendrá el nombre de la familia. Sus descendientes seguirán viviendo en Belén.
11 —Sí, somos testigos— respondieron los que estaban presentes. —Deseamos que Dios le permita a Rut ser como Raquel y Lía, quienes tuvieron muchos hijos, de los cuales descendemos todos los israelitas.
12 Que al casarte con esta joven mujer, tu familia llegue a ser tan grande como la familia de Fares, hijo de Judá y Tamar. Y que tú llegues a ser muy rico en toda Efrata y muy importante en Belén.
Nacimiento de Obed
13 Al poco tiempo Booz se casó con Rut y Dios permitió que ella quedara embarazada.
14 Cuando nació el niño, las mujeres de Belén le decían a Noemí: Bendito sea Dios que hoy te ha dado un nieto para que cuide de ti. Dios quiera que cuando el niño crezca llegue a ser muy famoso en todo Israel.
15 Él te hará muy feliz, y te cuidará en tu vejez, porque es hijo de tu nuera Rut. Ella vale más que siete hijos, porque te ama mucho y ha sido muy buena contigo.
16 Noemí abrazó al bebé con mucho cariño, y desde ese día se dedicó a cuidarlo.
17 Las vecinas buscaron un nombre para el bebé y lo llamaron Obed; y a todos los amigos les decían: ¡Noemí ya tiene un hijo!
Obed, abuelo de David
18 Obed creció y fue el padre de Jesé y el abuelo de David. Ésta es la lista de los descendientes de Fares: Fares,
19 Hesrón, Ram,
20 Aminadab, Nahasón,
21 Salmón, Booz,
22 Obed, Jesé y David.
Notas de Rut
[a] Rut 1:1 En hebreo, Belén significa casa-del-pan. Resulta interesante notar que la familia de Elimélec deja esa casa del pan porque allí no hay comida. <<
[b] Rut 1:4 En hebreo, los nombres Mahlón y Quilión significan personas enfermas, o débiles. <<
[c] Rut 1:14 En hebreo, Orfá se relaciona con la idea de dar la espalda. <<
[d] Rut 1:16 En hebreo, Rut quiere decir amiga o compañera. <<
[e] Rut 1:19 En hebreo, Noemí significa dulce. <<
🔊 Formato Audio extraído de librivox – Bible (Reina Valera) 08: Ruth
Reflexión sobre el libro Rut
El libro de Rut es una historia conmovedora de amor, lealtad y redención que nos enseña importantes lecciones sobre la fidelidad a Dios, la humildad y el amor al prójimo.
Una de las lecciones más importantes que podemos aprender del libro de Rut es la importancia de confiar en Dios en medio de las dificultades y los desafíos de la vida. A pesar de la muerte de su esposo y de tener que enfrentar una situación difícil como viuda y extranjera en una tierra desconocida, Rut decide seguir a Dios y mostrar una gran lealtad a su suegra Noemí.
Otra lección que podemos aprender del libro de Rut es la importancia de la humildad y el amor al prójimo. Vemos cómo Rut muestra una actitud humilde y trabajadora en su papel como recolectora de espigas en el campo de Booz, y cómo su lealtad y deseo de ayudar a Noemí la hacen ganar el respeto y la admiración de Booz.
Finalmente, el libro de Rut nos muestra la promesa de redención que Dios tiene para aquellos que confían en él. Vemos cómo Dios usa la historia de Rut para traer redención y restauración a su vida, y cómo esto nos recuerda que Dios es un Dios de amor y misericordia que desea redimirnos y restaurarnos en medio de nuestras dificultades.
En conclusión, el libro de Rut es una lección valiosa sobre la fidelidad a Dios, la humildad y el amor al prójimo, y la promesa de redención que Dios tiene para todos aquellos que confían en él. Que la lectura de este libro nos lleve a una mayor comprensión de la voluntad de Dios y a una vida más plena y satisfactoria en su presencia.