San Adalberto

LECCIONARIO V. 23 de abril. San Adalberto, obispo y mártir

Lecturas San Adalberto, obispo y mártir.

23 de abril San Adalberto

San Adalberto nació en Libice, Bohemia (actual República Checa) en el año 956 d.C. Era hijo de un noble bohemio y recibió una educación esmerada.

En el año 983 d.C., San Adalberto fue elegido obispo de Praga. Como obispo, se dedicó a reformar la Iglesia en Bohemia y a evangelizar a los pueblos eslavos. En el año 996 d.C., San Adalberto renunció a su diócesis y se embarcó en una misión evangelizadora entre los prusianos, un pueblo pagano que habitaba en la región oriental del Báltico.

El 23 de abril de 997 d.C., San Adalberto fue martirizado por los prusianos mientras celebraba la Eucaristía. Su muerte lo convirtió en un símbolo de la fe cristiana y en un apóstol de los pueblos eslavos.

San Adalberto es venerado como santo por la Iglesia Católica y por la Iglesia Ortodoxa. Es patrono de Bohemia, Polonia y Hungría. Su legado continúa inspirando a los cristianos a ser misioneros del Evangelio y a llevar la luz de Cristo a todos los pueblos.


23 de abril: San Adalberto, obispo y mártir

PRIMERA LECTURA

Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 7-15

Hermanos:

El tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.

Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.

Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros.

Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 5b)

R. El Señor me libró de todas mis ansias.

O bien :

R. Aleluya.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes;
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio St 1, 12

Dichoso el hombre que soporta la prueba,
porque, una vez aquilatado,
recibirá la corona de la vida.

EVANGELIO

Si el grano de trigo muere, da mucho fruto

Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de abril


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