San Anselmo

LECCIONARIO V. 21 de abril. San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia

Lecturas San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia.

21 de abril San Anselmo

San Anselmo nació en Aosta, Italia, en el año 1033 d.C. Desde joven se sintió atraído por la vida religiosa y se unió a la abadía de Bec en Normandía, donde se convirtió en un destacado teólogo y filósofo.

En el año 1093 d.C., fue elegido arzobispo de Canterbury, cargo que ocupó hasta su muerte en el año 1109 d.C. Durante su episcopado, San Anselmo defendió la independencia de la Iglesia frente al poder civil. San Anselmo es considerado uno de los más importantes pensadores cristianos de la Edad Media. Sus obras, como «Proslogion» y «Cur Deus Homo», han tenido una gran influencia en la teología y la filosofía occidental.

En su obra «Proslogion», San Anselmo presenta un famoso argumento para la existencia de Dios, conocido como el «argumento ontológico». Este argumento sostiene que la idea de Dios como ser supremo implica necesariamente su existencia. San Anselmo es un ejemplo de cómo la fe y la razón pueden trabajar juntas para alcanzar una mayor comprensión de Dios. Su legado continúa inspirando a teólogos y filósofos hasta el día de hoy.


21 de abril: San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia

PRIMERA LECTURA

Comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 14-19

Hermanos:

Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano.

Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 (R.: 2a)

R. Bendigo al Señor en todo momento.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 6, 63b. 68b

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna.

EVANGELIO

Jesús enseñaba con autoridad


Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 21-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

Aquel día, muchos dirán:

«Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?».

Yo entonces les declararé

«Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados».

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente».

Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de abril


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