San Fidel de Sigmaringa

LECCIONARIO V. 24 de abril. San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir

Lecturas San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir.

24 de abril San Fidel de Sigmaringa

San Fidel de Sigmaringa, cuyo nombre de nacimiento era Markus Rey, nació en 1577 en Sigmaringa, Alemania. Fue un presbítero capuchino y es reconocido como el primer mártir de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, que hoy en día es la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

Fidel de Sigmaringa fue educado en la Universidad de Friburgo y se destacó como un alumno sobresaliente. Dominaba el latín, francés e italiano, y obtuvo un doctorado en Derecho Civil y Canónico a una edad muy temprana. Durante un tiempo, trabajó como abogado, defendiendo especialmente a los más desfavorecidos. Sin embargo, desilusionado por la corrupción y las trampas en su profesión, decidió consagrar su vida a Dios y a la Iglesia.

Fue ordenado sacerdote en 1612 y posteriormente ingresó a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Durante su tiempo en la orden, Fidel de Sigmaringa llevó una vida de gran aspereza, dedicada a la oración y a la predicación de la Palabra de Dios.

Fidel de Sigmaringa murió como mártir el 24 de abril de 1622 en Seewis, Suiza. Fue beatificado el 21 de marzo de 1729 por Benedicto XIII y canonizado el 26 de junio de 1746 por Benedicto XIV. Su festividad se celebra el 24 de abril.


24 de abril: San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir

PRIMERA LECTURA

Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 24-29

Hermanos:

Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos. A éstos ha querido Dios dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria.

Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo: ésta es mi tarea, en la que lucho denodadamente con la fuerza poderosa que él me da.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 5b)

R. El Señor me libró de todas mis ansias.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes;
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 15, 9b. 5b

Permaneced en mi amor
—dice el Señor—;
el que permanece en mí y yo en él,
ése da fruto abundante.

EVANGELIO

Padre, éste es mi deseo: que estén conmigo donde yo estoy

 Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 20-26

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo:

—«Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.

También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí.

Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.

Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de abril


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