Santa Teresita de Lisieux
Carmelita Descalza, Doctora de la Iglesia, Patrona Universal de las Misiones
Santa Teresa de Lisieux, también conocida como Santa Teresita del Niño Jesús, es una de las figuras más queridas y admiradas en la historia de la Iglesia Católica. Nacida como Teresa Martin el 2 de enero de 1873 en Alençon, Francia, su vida breve pero profundamente espiritual dejó una huella imborrable en la fe cristiana. Desde su bautismo en la Iglesia de Nôtre-Dame hasta su ingreso al Carmelo de Lisieux, Teresa demostró una devoción excepcional y una madurez espiritual que inspiraría a millones de personas alrededor del mundo.
Hija de los santos Luis Martin y Celia Guérin, Teresa enfrentó la pérdida de su madre a temprana edad, lo que llevó a la familia a trasladarse a Lisieux. Fue en esta pequeña ciudad donde su fe comenzó a florecer de manera notable. A finales de 1879, Teresa recibió por primera vez el sacramento de la Penitencia y, unos años después, experimentó una curación milagrosa atribuida a la intercesión de Nuestra Señora de las Victorias.
Educada por las Benedictinas de Lisieux, su preparación para la Primera Comunión y la Confirmación marcó momentos clave en su vida espiritual. Su deseo ardiente de unirse a la vida contemplativa en el Carmelo, a pesar de su juventud, la llevó a audaces gestos de fe, como pedir permiso al Papa León XIII para ingresar al convento a los 15 años.
Finalmente, el 9 de abril de 1888, Teresa ingresó en el Carmelo de Lisieux, donde tomó el hábito y profesó sus votos religiosos. Su vida en el convento, aunque breve, estuvo llena de una profunda devoción y simplicidad, reflejada en su famoso «caminito» de santidad. Teresa falleció a los 24 años, dejando tras de sí una espiritualidad basada en el amor y la confianza absoluta en Dios, legado que sigue vivo en su autobiografía «Historia de un alma» y en su proclamación como Doctora de la Iglesia en 1997.
Biografía Santa Teresita
Teresa Martin nació en Alençon, Francia, el 2 de enero de 1873. Dos días más tarde fue bautizada en la Iglesia de Nôtre-Dame, recibiendo los nombres de María Francisca Teresa. Sus padres fueron Luis Martin y Celia Guérin, ambos santos ya en la actualidad. Tras la muerte de su madre, el 28 de agosto de 1877, Teresa se trasladó con toda la familia a Lisieux.
A finales de 1879 recibió por vez primera el sacramento de la Penitencia. El día de Pentecostés de 1883, recibió la gracia especial de ser curada de una grave enfermedad por la intercesión de Nuestra Señora de las Victorias (la Virgen de la Sonrisa). Educada por las Benedictinas de Lisieux, recibió la primera comunión el 8 de mayo de 1884, después de una intensa preparación, culminada con una fuerte experiencia de la gracia de la íntima comunión con Cristo. Algunas semanas más tarde, el 14 de junio del mismo año, recibió la Confirmación, con plena conciencia de acoger el don del Espíritu Santo mediante una participación personal en la gracia de Pentecostés.
Su deseo era abrazar la vida contemplativa, al igual que sus hermanas Paulina y María, en el Carmelo de Lisieux, pero su temprana edad se lo impedía. Durante un viaje a Italia, después de haber visitado la Santa Casa de Loreto y los lugares de la Ciudad Eterna, el 20 de noviembre de 1887, en la audiencia concedida por el Papa León XIII a los peregrinos de la diócesis de Lisieux, pidió al Papa con filial audacia autorización para poder entrar en el Carmelo con 15 años.
El 9 de abril de 1888 ingresó en el Carmelo de Lisieux. Tomó el hábito el 10 de enero del año siguiente e hizo su profesión religiosa el 8 de septiembre de 1890, fiesta de la Natividad de la Virgen María.
En el Carmelo comenzó el camino de perfección trazado por la Madre Fundadora, Teresa de Jesús, con auténtico fervor y fidelidad, y cumpliendo los diferentes oficios que le fueron confiados (fue también maestra de novicias). Iluminada por la Palabra de Dios, y probada especialmente por la enfermedad de su queridísimo padre, Luis Martin, que falleció el 29 de julio de 1894, emprendió el camino hacia la santidad, inspirada en la lectura del Evangelio y poniendo el amor al centro de todo. Teresa nos ha dejado en sus manuscritos autobiográficos no sólo los recuerdos de la infancia y de la adolescencia, sino también el retrato de su alma y la descripción de sus experiencias más íntimas. Descubre y comunica a las novicias confiadas a sus cuidados el camino de la infancia espiritual; recibe como don especial el encargo de acompañar con la oración y el sacrificio a dos hermanos misioneros (el Padre Roulland, misionero en China y el Padre Belliére). Penetra cada vez más en el misterio de la Iglesia y siente crecer su vocación apostólica y misionera para arrastrar consigo a los demás, movida por el amor de Cristo, su Único Esposo.
El 9 de junio de 1895, en la fiesta de la Santísima Trinidad, se ofreció como victima inmolada al Amor misericordioso de Dios. Por entonces escribe el primer manuscrito autobiográfico, que entregó a la Madre Inés el día de su onomástica, el 21 de enero de 1896.
Algunos meses más tarde, el 3 de abril, durante la noche del jueves al viernes santo, sufrió una hemoptisis, primera manifestación de la enfermedad que la llevaría a la muerte, y que ella acogió como una misteriosa visita del Esposo divino. Entró entonces en una prueba de fe que duraría hasta el final de su vida, y de la que ofrece un emotivo testimonio en sus escritos. Durante el mes de septiembre concluye el manuscrito B, que ilustra de manera impresionante el grado de santidad al que había llegado, especialmente por el descubrimiento de su vocación en el corazón de la Iglesia.
Mientras empeora su salud y continúa el tiempo de prueba, en el mes de junio comienza el manuscrito C, dedicado a la Madre María de Gonzaga; entretanto, nuevas gracias la llevan a madurar plenamente en la perfección y descubre nuevas luces para la difusión de su mensaje en la Iglesia, en bien de las almas que seguirán su camino. El 8 de julio es llevada a la enfermería, donde otras religiosas recogen sus palabras, a la vez que se le tornan más intensos los dolores y las pruebas, que soporta con paciencia hasta su muerte, acaecida en la tarde del 30 de septiembre de 1897, a las 19:20 h. «Yo no muero, entro en la vida» había escrito a su hermano espiritual misionero, P. Mauricio Belliére. Sus últimas palabras, «Dios mío, te amo», sellan una vida que se extinguió en la tierra a los 24 años, para entrar, según su deseo, en una nueva fase de presencia apostólica en favor de las almas, en la comunión de los Santos, para derramar una «lluvia de rosas» sobre el mundo (lluvia de favores y beneficios, especialmente para amar más a Dios).
Fue canonizada por Pío XI el 17 de mayo de 1925, y el mismo Papa, el 14 de diciembre de 1927, la proclamó Patrona Universal de las Misiones, junto con San Francisco Javier.
Su doctrina y su ejemplo de santidad han sido recibidos con gran entusiasmo por todas las categorías de fieles de este siglo, y también más allá de la Iglesia Católica y del Cristianismo.
Con ocasión del Centenario de su muerte, el Papa Juan Pablo II la declaró Doctora de la Iglesia por la solidez de su sabiduría espiritual, inspirada en el Evangelio, por la originalidad de sus intuiciones teológicas, en las cuales resplandece su eminente doctrina, y por la acogida en todo el mundo de su mensaje espiritual, difundido a través de la traducción de sus obras en una cincuentena de lenguas diversas. La ceremonia del nombramiento tuvo lugar el 19 de octubre de 1.997, precisamente en el domingo en el que se celebraba la Jornada Mundial de las Misiones.
El Papa Francisco publicó en octubre de 2023 la exhortación apostólica sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, reconociendo el tesoro espiritual de su “caminito espiritual”: «es la confianza la que nos permite poner en las manos de Dios lo que sólo Él puede hacer». El nombre que le dió el Santo Padre Francisco a la exhortación fue «C’est la confiance»
Frases de Santa Teresita
«Para mí, la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a JESÚS.»
«No poseo el valor para buscar plegarias hermosas en los libros; al no saber cuales escoger, reacciono como los niños; le digo sencillamente al buen Dios lo que necesito, y Él siempre me comprende.»
«Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente.»
«Mi caminito es el camino de una infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta.»
«Quisiera yo también encontrar un ascensor para elevarme hasta Jesús, porque soy demasiado pequeña para subir la dura escalera de la perfección».
«En el lavadero mi compañera de trabajo sacudía la ropa con tal fuerza que me salpicaba de jabón la cara. Esto me hacía sufrir, pero jamás le dije nada al respecto, y así ofrecía este pequeño sacrificio por los pecadores.»
«Yo nunca aconsejo nada a nadie sin haberme encomendado a la Virgen Santísima. Ella es la que hace que las palabras que digo tengan eficacia en los que las escuchan».
«La vida es un instante entre dos eternidades.»
«¡Qué grande es el poder de la oración!. Se diría que es una reina que en todo momento tiene acceso directo al rey y puede conseguir todo lo que le pide.»
«La Santísima Virgen me demuestra que nunca deja de protegerme. Enseguida que la invoco, tanto si me sobreviene una inquietud cualquiera, un apuro, inmediatamente recurro a ella, y siempre se hace cargo de mis intereses como la más tierna de las Madres.»
«Se sabe muy bien que la Santísima Virgen es la Reina del Cielo y de la Tierra, pero es más Madre que Reina.»
«¡Oh María!. Si yo fuese la Reina del Cielo y Vos fuéseis Teresa, yo querría ser Teresa a fin de que Vos fuéseis la Reina del Cielo.»
«Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas.»
«Voy a pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra.»
«Yo no muero, entro en la vida.»
Cronología de Santa Teresa de Lisieux
Año | Día | ALENÇON |
1873 | 2 de enero: | Nacimiento de María Francisca Teresa Martin, en Alençon (Francia) |
4 de enero: | Bautismo en la iglesia de Nuestra Señora; madrina: su hermana María. | |
1875 | Desde la edad de dos años, piensa: «yo seré religiosa.» [Ms A, fol. 6r.]. | |
23 de mayo: | Primera comunión de su hermana Leonia. | |
1876 | «Desde la edad de tres años, comencé a no negar a Dios nada de lo que me pedía.» [C 32.1 | |
1877 | 4 de abril: | Primera «carta» de Teresa. |
Mayo: | Explica a Celina el sentido de la palabra «todopoderoso». | |
18-23 de junio: | Peregrinación de la su madre Celia y sus hermanas María, Paulina y Leonia a Lourdes. | |
28 de agosto: | Muerte de su madre Celia. | |
29 de agosto: | Entierro. Teresa escoge a su hermana Paulina por segunda mamá. | |
LISIEUX- EN LOS BUISSONNETS | ||
1877 | 15 de noviembre: | Llegada de Teresa y de sus hermanas a Lisieux, en compañía de su tío, el Sr. Guérin. |
16 de noviembre | Instalación en los Buissonnets | |
1878 | Abril: | Teresa comprende un sermón sobre la Pasion. |
8 de agosto: | Ve el mar por primera vez, en Trouville. | |
1879 | Verano: | Visión profética de la enfermedad de su padre. |
Finales de año: | Primera confesión. | |
1880 | 13 de mayo | Primera comunión de Celina, «uno de los días más hermosos de mi vida». [Ms A, f. 25v<>j 3¡] |
1881 | 3 de octubre | Ingreso en la Abadía de las benedictinas como medio pensionista (Colegio). |
1882 | 2 de octubre: | Entrada de Paulina en el Carmelo de Lisieux. Teresa vuelve al Colegio. |
Diciembre: | Continuos dolores de cabeza, insomnios. | |
1883 | 25 de marzo (Pascua): | Mientras el Sr. Martin, María y Leonia están en París, Teresa cae enferma en casa de los Guérin; temblores nerviosos |
6 de abril: | Toma de hábito de Paulina (sor Inés de Jesús). Teresa puede abrazar a su hermana en el locutorio. | |
7 de abril: | recaída en los Buissonnets. | |
13 de mayo (Pentecostés): | Sonrisa de la Vírgen y curación de Teresa. | |
Segunda quincena de agosto: | Vacaciones en Alençon, «presentación en sociedad» [Ms A, fol. 32v.]. | |
22 de agosto: | Primer encuentro con el Padre Pichon (director espiritual de la familia), en Alençon. | |
1884 | Febrero-mayo: | Cartas de sor Inés para preparar a Teresa a su primera comunión. |
5-8 de mayo: | Retiro preparatorio. | |
8 de mayo: | Primera comunión de Teresa en la Abadía. Profesión de Sor Inés de Jesús en el Carmelo. | |
14 de junio: | Confirmación, por Mons. Hugonin, obispo de Bayeux. | |
Agosto: | vacaciones en Saint-Ouen-le-Pin (Calvados) en casa de su tía la señora de Guérin. | |
1885 | 3-10 de mayo: | vacaciones en Deauville (Chalé de las rosas): [Ms A, fol. 42r.] |
17-21 de mayo: | retiro preparatorio a la solemne renovación de la primera comunión. Principio de la crisis de escrúpulos que durará «año y medio» [Ms A, fol. 39r.] | |
21 de mayo: | segunda comunión solemne. | |
Julio: | vacaciones en Saint-Ouen-le-Pin. | |
22 de agosto | principios de octubre: viaje del Sr. Martin a Constantinopla. | |
Finales de septiembre: | vacaciones en Trouville, con Celina (Chalé de las rosas). | |
Octubre: | Teresa vuelve sola al Colegio sin Celina. | |
1886 | Febrero-marzo: | dolores de cabeza; Teresa toma lecciones en casa de la señorita Papinau. |
Principios de julio: | tres días en Trouville (Chalé de las Lilas). | |
Hacia el 5 de octubre: | viaje de pocos días a Alençon, con su padre y sus hermanas. | |
7 de octubre: | entrada de Leonia en las Clarisas de, Alençon | |
15 de octubre: | entrada de María en el Carmelo de Lisieux. | |
Finales de octubre: | Teresa liberada de sus escrúpulos. | |
1 de diciembre: | regreso de Leonia al hogar familiar. | |
25 de diciembre: | después de la misa de medianoche, GRACIA DE «CONVERSIÓN», en los Buissonnets. | |
1887 | 19 de marzo: | toma de hábito de María (Sor María del Sagrado Corazón). |
1 de mayo: | el Sr. Martin sufre un ataque de parálisis. | |
Mayo: | lectura de las conferencias de Arminjon | |
29 de mayo (Pentecostés): | Teresa pide y recibe de su padre el permiso para entrar en el Carmelo a los quince años. | |
20-26 de junio: | vacaciones en Trouville (Chalé de las Lilas). | |
Prirnavera-verano: | conversaciones espirituales con Celina en el mirador de los Buissonnets. | |
Julio: | Una estampa de Jesús crucificado le revela su vocación apostólica. | |
13 de julio: | condena a muerte del asesino Pranzini. Teresa ora y se sacrifica por su conversión. | |
16 de julio: | Entrada de Leonia en el Convento de la Visitación de Caén. | |
1 de septiembre. | Teresa lee en el periódico «La Croix» el relato de la ejecución de Pranzini (la víspera) y de su conversión. | |
31 de octubre: | Visita a Mons. Hugonin, Obispo en Bayeux, para solicitar la autorización de entrada al Carmelo sin tener la edad mínima. | |
4 de noviembre: | Partida para París con su padre y Celina, luego para Roma. | |
20 de noviembre: | Audiencia del Papa León XlIl. Teresa le presenta su súplica para entrar en el Carmelo antes de la edad reglamentaria. | |
2 de diciembre: | Regreso a Lisieux desde Roma. | |
28 de diciembre: | respuesta favorable del Obispo Mons. Hugonin a la priora del Carmelo para la admisión de Teresa. | |
1888 | 1 de enero: | se le comunica a Teresa la respuesta del Obispo Mons. Hugonin. |
Marzo: | «uno de los meses más hermosos de mi vida». [UD/MEu, 11 de sept.] | |
9 de abril: | entrada de Teresa en el Carmelo de Lisieux. | |
EN EL CARMELOPostulantado: 9 de abril de 1888 – 10 de enero de 1889.Oficio: roperia | ||
1888 | 22 de mayo: | profesión de sor María del Sagrada Corazón (su hermana María) |
28 de mayo: | confesión general con el P. Pichón | |
12 de agosto: | nuevo ataque de la enfermedad del Sr. Martin en los Buissonnets. | |
Finales de octubre | Teresa es admitida a la toma de hábito por el Capítulo Conventual. | |
31 de octubre: | Grave recaída del Sr. Martin | |
1889 | 5- 10 de enero: | Retiro Espiritual para la toma de hábito. |
10 de Enero: | Toma de hábito de Teresa, en presencia de su padre. | |
Noviciado: 10 de enero de 1889 – 24 de septiembre de 1890.Oficio: refectorio -barridos. | ||
12 de febrero: | Hospitalización del Sr. Martin (Caén) | |
Julio. | Gracia mariana recibida en la ermita de santa Magdalena y semana de «quietud». [CA 11.7.2.1] | |
25 de diciembre: | Rescisión del arrendamiento de los Buissonnets. | |
1890 | En el trascurso del año, lectura de las obras de san Juan de la Cruz. | |
28 de agosto-8 de septiembre: | retiro para la profesión. | |
2 de septiembre: | examen canónico y bendición del Papa León XIII. | |
8 de septiembre. | profesión. | |
24 de septiembre | Toma de velo, sin la presencia su padre, por enfermedad. | |
1891 | Hacia el 10 de febrero: es nombrada ayudante de sacristana. | |
Abril-julio: | oración por Jacinto Loyson. | |
8-15 de octubre: | retiro predicado por el Padre Alejo Prou, franciscano. | |
5 de diciembre: | muerte de la Madre Genoveva, fundadora del Carmelo de Lisieux. | |
Finales de año: | epidemia de la gripe. | |
1892 | 10 de mayo: | regreso del Sr. Martin a Lisieux. |
12 de mayo: | última visita del Sr. Martin al locutorio del Carmelo, viendo a sus tres hijas. | |
1893 | 2 de febrero: | composición de su primera poesía. |
20 de febrero: | elección de la Madre Inés de Jesús para el priorato. Teresa es asociada a la formación espiritual de sus compañeras de noviciado. | |
Junio: | pinta un fresco en el oratorio. | |
24 de junio. | Leonia entra por,segunda vez en el Covento de la Visitación de Caén. | |
Septiembre: | Teresa se queda en el noviciado; es nombrada segunda portera. | |
1894 | 2 de enero: | alcanza su mayoría de edad. |
21 de enero: | primera «recreación piadosa»: Juana de Arco, cuyo papel representa ella misma. | |
En la primavera: | Empieza a sufrir de la garganta; cauterizaciones. | |
16 de junio: | entrada de sor María de la Trinidad, que es confiada a Teresa. | |
29 de julio: | muerte de Luis Martin (su padre) en el castillo de La Musse (Eure). | |
14 de septiembre: | entrada de Celina en el Carmelo, es confiada a Teresa, que ejercía de Maestra de Novicias. | |
Finales de diciembre: | recibe de la Madre Inés de Jesús la orden de escribir sus recuerdos de infancia. | |
1895 | Año de la redacción del Manuscrito A. | |
5 de febrero: | toma de hábito de Celina (sor Genoveva). | |
26 de febrero: | Teresa compone espontáneamente la poesía Vívir de amor. | |
9 de junio (Santísima Trinidad): | durante la misa, recibe la inspiración de ofrecerse al Amor misericordioso. | |
11 de junio: | Hace esta ofrenda al Amor, juntamente con Celina. Poco después: al comenzar el viacrucis, intensa experiencia de amor de Dios («herida de amor»). | |
20 de julio: | Leonia sale del Convento de la Visitación. | |
15 de agosto: | entrada de su prima María Guérin en el Carmelo. | |
17 de octubre: | Teresa es designada por la Madre Inés para hermana espiritual del seminarista Belliére y aspirante a misionero. | |
1896 | 20 de enero: | Teresa entrega a la Madre Inés su cuaderno de recuerdos (Manuscrito A). |
24 de febrero | Profesión de sor Genoveva (su hermana Celina). | |
17 de marzo: | toma de velo de sor Genoveva y toma de hábito de María Guérin (sor María de la Eucaristía). | |
21 de marzo: | Elección difícil de la Madre María de Gonzaga para el priorato. Teresa es confirmada en su cargo de maestra auxiliar en el noviciado. | |
2 – 3 de abril (noche del Jueves al Viernes Santo): | primera hemoptisis, en su celda. | |
3 de abril por la noche | segunda hemoptisis. | |
5 de abril (Pascua): | entrada repentina en la noche de la fe, prueba que durará hasta su muerte. | |
10 de mayo: | sueño referente a la venerable Ana de Jesús. | |
30 de mayo: | La Madre María de Gonzaga da un segundo hermano espiritual a Teresa: el P. Roulland, de las Misiones Extranjeras. | |
3 de julio: | primera misa del P. Roulland en el Carmelo y conversación en el locutorio con Teresa. | |
7-18 de septiembre: | Retiro personal. | |
8 de septiembre: | redacción del Manuscrito B (a Jesús) | |
13-16 de septiembre: | carta a sor María del Sagrado Corazón (Manuscrito B, 1ª parte) para dedicarle este texto. | |
Noviembre: | lectura de la vida de Teófano Vénard; novena a este mártir para obtener la gracia de ir a la misión de Indochina. Recaída pulmonar. | |
1897 | 25 de marzo: | Profesión de sor María de la Eucaristía (su prima María Guérin). |
Principios de abril (final de la cuaresma): | Teresa cae gravemente enferma. | |
6 de abril: | principio del cuaderno de las últimas conversaciones. | |
3 de junio: | la Madre María de Gonzaga ordena a Teresa que prosiga su autobiografía. Teresa redacta el Manuscrito C. | |
8 de julio: | Teresa es bajada a la enfermería. Hemoptisis hasta el 5 de agosto. | |
30 de julio: | Extrema Unción. | |
19 de agosto: | Última comunión. | |
Jueves 30 de septiembre, por la tarde: | Hacia las siete y veinte, muerte de Teresa después de una agonía de dos días. | |
4 de Octubre: | Entierro en el cementerio de Lisieux |
Oración a Santa Teresita de Lisieux para obtener una gracia
¡Oh Santa Teresita del Niño Jesús, modelo de humildad, de confianza y de amor! Desde lo alto de los cielos deshoja sobre nosotros esas rosas que llevas en tus brazos: la rosa de humildad, para que rindamos nuestro orgullo y aceptemos el yugo del Evangelio; la rosa de la confianza, para que nos abandonemos a la Voluntad de Dios y descansemos en su Misericordia; la rosa del amor para que abriendo nuestras almas sin medida a la gracia, realicemos el único fin para el que Dios nos ha creado a su Imagen: Amarle y hacerle amar Tú que pasas tu Cielo haciendo bien en la tierra, ayúdame en esta necesidad y concédeme del Señor lo que Te pido si ha de ser para gloria de Dios y bien de mi alma. Así sea.
Rezar un Padrenuestro.
Curiosidades de Santa Teresita del Niño Jesús
¿Qué significa la «lluvia de rosas» ?
A Santa Teresita le encantaban las rosas. Su vida se estaba consumiendo y sabía que su misión no había hecho más que empezar mientras se disponía a entrar en la vida eterna con Dios. Ella explicaba que «Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas.», es decir, que proporcionaría una lluvia de favores y beneficios, para que la gente amara más a Dios.
¿Qué es el «caminito» ?
El mensaje que quiere transmitir Teresita es que la espiritualidad es sencilla y la llama «caminito». Es decir, ella nos enseña que Dios está en todas partes, en toda situación y toda persona y en los sencillos detalles de la vida. Su «caminito» nos enseña que hay que hacer las cosas habituales de la vida con extraordinario amor. Una sonrisa, una llamada de teléfono, animar a una persona, sufrir en silencio, tener siempre palabras optimistas y otras tantas acciones hechas con amor. Estos son los ejemplos de su espiritualidad. La acción más diminuta, hecha con amor, es más importante que grandes acciones hechas para gloria personal. Teresa nos invita a unirnos a su infancia espiritual, es decir, a su «caminito».
¿De dónde le viene a Santa Teresita el sobrenombre de «La florecilla»?
A Santa Teresita le gustaba mucho la naturaleza y mediante ella explicaba que la Presencia Divina estaba en todas partes y que todo estaba relacionado con el Amor de Dios. Teresita se veía como la florecilla de Jesús porque era como una de las múltiples florecillas silvestres que se pueden encontrar en el campo, que pasan desapercibidas para la gente, pero que crecen dando gloria a Dios. Esta es la forma en que ella se explicaba ante el Señor, pero floreciendo donde Dios la había plantado.
Teresa pensaba que era como la flor más pequeña del bosque, sobreviviendo y floreciendo a través de todas las estaciones del año. Por la gracia de Dios, ella sabía que era más fuerte de lo que aparentaba. Siguiendo la tradición Carmelita, Teresa veía al mundo como el jardín de Dios, y a cada persona como un tipo de flor distinta.
¿Cuándo se celebra su fiesta?
La iglesia Católica celebra su fiesta el 1 de Octubre, aunque ella murió el 30 de Septiembre a las 19:20 h. Anteriormente, se celebraba el día 3 de Octubre.
¿De dónde procede el nombre de «Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz» ?
Cuando se entra en la vida religiosa, la persona toma un nuevo nombre para resaltar la llamada de Dios. Teresa amaba profundamente al Niño Jesús y admiraba muchísimo la pasión de Nuestro Señor. Por ello, se puso dicho nombre.
Santa Teresa del Niño Jesús y los Papas
A lo largo del siglo XX y XXI, Sta. Teresa de Lisieux ha ejercido una enorme influencia sobre el pueblo cristiano. Numerosos Pastores, teólogos y fieles, así como representantes de las distintas áreas del saber le han dedicado importantes estudios. En este artículo recordaremos brevemente su presencia en el magisterio pontificio.
LEÓN XIII (1878-1903)
Teresa, siendo aun adolescente, acudió personalmente a Roma el 20 de noviembre de 1887 para pedir a León XIII permiso para entrar en el Carmelo con sólo 15 años. Cuando apareció la “Historia de un Alma” en octubre de 1898, el Carmelo de Lisieux hizo llegar dos ejemplares a Roma. León XIII leyó y recomendó el libro a otros, e hizo saber a la priora del Carmelo que le había agradado el homenaje, llegando a escribir: “He tenido el mayor placer de mi vida leyendo la Historia de un Alma”.
S. PÍO X (1903-1914)
El 15 de marzo de 1907, el Papa recibió la edición francesa de la “Historia de un Alma” El regalo fue muy apreciado. En 1910 le ofrecieron la traducción italiana y escribió una carta autógrafa de agradecimiento a la Priora del Carmelo de Florencia, en la que decía: “Teresa ha florecido como un lirio, ha extendido su olor agradable y ha producido una floración extraordinaria de gracias divinas”. Antes de iniciarse el proceso de beatificación, en una audiencia pública, como respuesta a un obispo misionero que le regaló un cuadro de Teresa, exclamó: “He aquí la santa más grande de los tiempos modernos”. A quien le hizo notar que en su vida no había nada de extraordinario, el mismo Papa le respondió: “Esta extrema sencillez es precisamente lo que hay de más extraordinario y notable en esta alma. Abrid vuestra teología”.
A pesar de que las leyes canónicas exigían entonces un mínimo de 50 años desde la muerte de una persona, antes de iniciar el proceso de beatificación, Pío X lo puso en marcha. Poco antes de fallecer, el 10 de junio de 1914 dio su “visto bueno” favorable a la sentencia de la Sda. Congregación de Ritos que concluía el proceso Informativo y designaba la Comisión del Proceso Apostólico.
BENEDICTO XV (1914-1922)
El 14 de agosto de 1921 aprobó el decreto de Heroicidad de virtudes y, ante los componentes del Dicasterio romano, trazó un verdadero panegírico de la nueva bienaventurada tomando como eje de su intervención el “Camino de la santa Infancia”. Allí el Papa decía: “No hay persona que conozca un poco la vía de Teresita, que no se una a este camino de la infancia espiritual… (el cual) excluye, de hecho, el sentimiento de soberbia o de autosuficiencia, la presunción de alcanzar por medios humanos fines sobrenaturales y la engañosa veleidad de sentirse suficientes a la hora de la tentación o peligro. Por otra parte, supone una fe muy viva en la existencia de Dios y una confianza incondicional ante la divina Providencia de quien nos obtiene la gracia de evitar el mal y practicar el bien… (Teresa) no estuvo formada en grandes estudios humanos, sin embargo tuvo la ciencia tanto de vivir como de enseñar a otros este precioso camino de salvación”.
PÍO XI (1922-1939)
Los lazos que unieron a Pío XI con Teresa fueron muy profundos. El 11 de febrero de 1923, durante la promulgación del Decreto de aprobación de los milagros para la Beatificación, declaró a Teresa la “estrella” de su Pontificado, “milagro de virtudes y prodigio de milagros, verdadera flor de amor venida del cielo sobre la tierra, para maravillar al cielo y a la tierra”. El 30 de abril, al día siguiente de la beatificación de Teresita, el Santo Padre retomaba esta expresión: “Henos aquí a la luz de esta estrella -como a Nosotros nos gusta llamarla-, en quien la mano de Dios ha querido resplandecer, al comienzo de nuestro Pontificado, un presagio y una promesa de protección de la cual Nos tenemos ya dichosa experiencia”.
En el Decreto de Beatificación, escribe: “Teresa nos enseña la dulce y sincera humildad de corazón, la fidelidad total a los deberes de estado, sean los que sean y en la esfera que sean, en cualquier grado de la jerarquía humana en que Dios nos ha colocado, y nos mande a trabajar, la aceptación de todos los sacrificios, y el total abandono confiado en manos de Dios y, por encima de todo, la caridad verdadera, el real amor a Dios, la ternura verdadera por Jesucristo, respondiendo a la misma que El tuvo y que nos ha testimoniado. Tal es la lección que Teresita nos ofrece hoy, a fin de que podamos elevar nuestras aspiraciones a la perfección de la vida cristiana… Ella es una Palabra de Dios para el mundo de hoy”.
El 17 de mayo del Año Santo de 1925 canonizó a la Santita. Se pueden leer en la Bula de canonización palabras altamente elogiosas no sólo de su santidad sino también de la novedad de su doctrina: “La doctrina más importante de Teresa es la Infancia espiritual, que supone la más entera y filial confianza y lleva a la total entrega en manos del Padre Misericordioso, tan amado… Este Camino de la Infancia espiritual según el Evangelio, lo enseñó a las otras hermanas… y, luego, a través de sus escritos llenos de celo apostólico, enseñó el camino de la sencillez evangélica, con santo entusiasmo, a todo el mundo”.
El 14 de diciembre de 1927, en respuesta a una petición de numerosos obispos misioneros, declaró a Sta. Teresa “Patrona Universal de las Misiones”. El 11 de julio de 1937, el entonces cardenal Eugenio Pacelli, su legado, bendecía la Basílica de Lisieux, Pío XI se unía al acto y a la muchedumbre de peregrinos enviando un ferviente mensaje radiofónico.
PÍO XII (1939-1958)
Cuando aun era Secretario de Estado, Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, ya mantenía excelentes relaciones con Lisieux y nuestra Santa. Al bendecir su Basílica, como legado papal, dijo: “Teresa ha sabido trazar un camino nuevo. Su ciencia de las cosas divinas no la ha guardado para ella sola. Nos ha dicho claramente: Mi misión es hacer amar a Nuestro Padre, como yo le amo y enseñar mi pequeño camino a las almas. He aquí uno de los más maravillosos aspectos bajo los cuales aparece esta fisonomía tan atractiva de la pequeña carmelita, desde lo oculto de su convento da un ejemplo al mundo, a este siglo tan orgulloso de sus inventos y de su ciencia. Ella tiene una misión, tiene una doctrina. Pero su doctrina, como su persona, es humilde y sencilla, se encierra en dos palabras: infancia espiritual… Esta joven carmelita ha conquistado en menos de medio siglo numerosos discípulos. Grandes doctores de la ley se han hecho discípulos de su escuela, el Pastor Supremo la ha exaltado, y en este preciso momento hay desde un extremo al otro del mundo, millones de almas cuya vida interior ha sido transformada por la influencia benéfica de su libro Historia de un Alma”.
El 23 de marzo de 1938 el Cardenal Pacelli ponía en evidencia los lazos estrechos existentes entre la Santa y la vida sacerdotal, exhortando a los seminaristas a recurrir frecuentemente a su protección. Cuando llegó a ser papa, Pío XII, continuó manifestado su adhesión en numerosas ocasiones a la doctrina de Santa Teresita.
El 11 de julio de 1954, en un largo radiomensaje con ocasión de la consagración de la Basílica de Lisieux, después de hacer memoria del 11 de julio de 1937, cuando él mismo bendecía la Basílica, el Papa proseguía: “Si la Providencia nos ha permitido la extraordinaria difusión de su culto ¿acaso no es porque nos ha transmitido y nos transmite siempre un mensaje de admirable profundidad espiritual y un testimonio único de humildad, confianza y de amor?… En el seno de un mundo imbuido de sí mismo, de descubrimientos científicos y de virtuosidades técnicas… Teresa de Lisieux aparece con las manos vacías, sin fortuna, honor, influencia, eficacia temporal, nada que atraiga, nada que la aparte de Dios sólo y su Reino… Pero en desquite el Señor la introduce en su casa, le confía sus secretos. Y después de haber vivido silenciosa y oculta, ahora se dirige a toda la humanidad, a los ricos y a los pobres, a los grandes y a los humildes”.
JUAN XXIII (1958-1963)
Teresa del Niño Jesús aparecía constantemente en sus declaraciones. Le gustaba mucho hablar de la relación entre Teresa de Avila y Teresa de Lisieux. Sirva de ejemplo su discurso en la audiencia del 16 de octubre de 1960: “Grande fue Teresa de Avila por haber afirmado de una manera espléndida el dinamismo de la santificación en la reforma del cristianismo; grande fue Teresa de Lisieux por haber, en su humildad, simplicidad y abnegación constante, cooperado en la empresa y trabajo de la gracia por el bien de innumerables fieles. A este propósito y, deseando dar una comparación adecuada, el santo Padre se complace en recordar cuántas veces ha tenido la posibilidad de mirar el puerto de Constantinopla. Enormes navíos cargados de mercancías llegaban y algunos en razón de su gran tonelaje no podían aproximarse al muelle. Así al lado de cada uno de estos navíos, se encontraban otros más pequeños. A simple vista parecían inútiles o secundarios, superfluos, pero, de hecho, eran los que hacían posible la descarga de mercancías de los grandes navíos hasta el muelle. Así, la doctrina de Teresa del Niño Jesús ayuda mucho a los fieles a comprender la doctrina y la santidad de la vida cristiana como la expresa la gran Teresa de Avila. Teresita cumple su misión de una forma más discreta, pero ¡cuán preciosa para que las almas puedan llegar a los misterios y riquezas de Dios!”.
PABLO VI (1963 -1978)
Siempre afirmó que él le debía todo a Santa Teresita. Ella, antes de morir, había dicho que ofrecía sus últimos sufrimientos por los niños que serían bautizados en ese día. A él le gustaba recordar que fue bautizado mientras Santa Teresita fallecía, el 30 de septiembre de 1897. Las citas explícitas o implícitas a su doctrina y ejemplo se encuentran en casi todas sus intervenciones.
El 29 de diciembre de 1971 afirmaba: “Teresita de Lisieux nos ha enseñado el espíritu de la infancia espiritual, una de las corrientes espirituales más vivas de la actualidad; allí no hay nada de pueril o afectado. Procede de estas palabras de Jesús, paradójicas, pero siempre divinas: Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los Cielos. Los fundamentos evangélicos de esta espiritualidad no podrían estar mejor asegurados”.
Con ocasión del primer Centenario del nacimiento de Teresa (1873-1973) escribió una carta, en la que presentaba a la Santa como una “luz providencial” para los hombres de nuestro tiempo. “Muchos prueban duramente los límites de sus fuerzas físicas y morales; se sienten impotentes ante los inmensos problemas del mundo, del cual se sienten justamente solidarios. El trabajo diario parece aplastante, oscuro, inútil… El sentido de la vida puede no aparecer muy claro, el silencio de Dios, como se suele decir, parece hacerse opresor… A unos y a otros, Teresa del N.J. les enseña a no mirarse a sí mismos, sino a mirar y centrarse en el Amor misericordioso de Cristo, que es mucho más grande que nuestro corazón, y nos asocia a la ofrenda de su pasión y al dinamismo de su Vida. Puede enseñar a todos el Camino de la Infancia espiritual, que está en las antípodas de la puerilidad o el infantilismo, la pasividad o la tristeza… Exhortamos vivamente a todos los sacerdotes, educadores y predicadores, así como a los teólogos, a escrutar esta doctrina espiritual del Sta. Teresita del Niño Jesús”.
JUAN PABLO I (1978)
Escribió sobre ella en numerosas ocasiones mientras era Patriarca de Venecia y le dedicó una de las cartas más características de su libro “Ilustrísimos señores”.
JUAN PABLO II (1978-2005)
Muchas han sido sus intervenciones recurriendo a la doctrina de Teresa de Lisieux. Poco después de su elección, decía a los peregrinos franceses: “Sin entrar vosotros en el Carmelo, tenéis una vida de laicos cristianos. A ejemplo de Santa Teresa, convertíos resueltamente a la oración y al espíritu misionero. Sí, organizad aun más vuestra vida diaria, semanal y mensual, para respirar a Dios, de cualquier forma, en el silencio, en la oración y meditación; incrementad vuestro ardor misionero”.
En 1980 pronunció en la Basílica de Lisieux una homilía memorable: “El Espíritu de Dios ha permitido a Teresa revelar directamente a todos los hombres el misterio fundamental, la realidad del Evangelio: el hecho de haber recibido el espíritu de hijo adoptivo que nos hace gritar ¡Abba!… ¿Qué verdad del mensaje evangélico es más fundamental y universal que ésta? ¡Dios es nuestro Padre, y nosotros somos hijos!… Cuando murió víctima de la tuberculosis, que largo tiempo atrás había incubado, era casi una niña. Nos has dejado el recuerdo de una niña. Fue una niña. Pero una niña confiada hasta el heroísmo”.
El pensamiento de Teresa de Lisieux aparece en los mensajes anuales de las Jornadas Misioneras Mundiales. En 1984 nos dice: “Santa Teresa del Niño Jesús, prisionera del Amor en el Convento del Carmelo, había deseado recorrer el mundo entero e implantar la cruz de Cristo en todo lugar. Ha concretizado el carácter universal y apostólico de sus deseos en el sufrimiento aceptado y en la ofrenda preciosa de ella misma como víctima al Amor misericordioso. Sufrimiento que alcanza su culmen y al mismo tiempo el más alto grado de fecundidad apostólica en el martirio del espíritu, en el tormento de la oscuridad de la fe, ofrecido de manera heroica, para obtener la luz de la fe para todos sus hermanos sumidos en las tinieblas”.
En el mensaje a los Jóvenes del Encuentro de París de 1997, el Papa escribía: “Teresa es una santa joven, que propone hoy un anuncio sencillo y sugestivo, lleno de maravillas y de gratitud: Dios es amor y cada persona es amada por Dios, y Dios Padre espera ser escuchado y amado por cada uno. Un mensaje que vosotros, jóvenes de hoy, estáis llamados a acoger y a gritarlo a otros jóvenes: Todo hombre es amado por Dios. Tal es el anuncio sencillo y transformante que la Iglesia desea dar al hombre de hoy”.
En el discurso de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud de París, el 22 de agosto de 1997, dijo: “En el momento de esta clausura tengo que evocar la figura de Teresa de Lisieux, que entró en la Vida justamente hace cien años. Esta joven carmelita fue totalmente poseída del Amor de Dios. Ella vivió radicalmente la ofrenda de sí misma en respuesta al Amor de Dios. En la sencillez de la vida diaria supo igualmente practicar el amor fraterno. A imitación de Jesús supo aceptar sentarse a los pies de los pecadores, sus hermanos para que fueran purificados por el amor, que a ella misma animaba, por el ardiente deseo de ver a todos los hombres esclarecidos por la luz de la fe. Teresa ha conocido el sufrimiento y la prueba en su fe pero ha permanecido fiel porque en su inteligencia espiritual ha sabido que Dios es justo y misericordioso; poseída sólo del amor recibido de Dios, mucho más que cualquier criatura puede proporcionar. Hasta el fin de la noche puso su esperanza sólo en Jesús, el Siervo Sufriente que entregó su vida por los pecadores… La enseñanza de Teresa, verdadera ciencia de amor, es la expresión luminosa de su conocimiento del misterio de Cristo y de su experiencia personal de la gracia; ayuda a los hombres y mujeres de hoy, y ayudará a los de mañana a percibir mejor los dones de Dios y a vivir la Buena Nueva de su Amor infinito… Respondiendo a numerosas encuestas y consultas, y después de cuidadosos estudios, tengo la alegría de anunciaros, que, el domingo de las misiones, 19 de octubre, y en la Basílica de S. Pedro de Roma, yo proclamaré a Sta. Teresa del Niño Jesús y de la santa Faz, Doctora de la Iglesia Universal. He querido anunciarlo solemnemente aquí, en este acto, porque Teresa es una santa joven y representa a nuestro tiempo y os conviene particularmente a vosotros los jóvenes: en la escuela del Evangelio ella os abre el camino de la madurez cristiana, os llama a una infinita generosidad, os invita a permanecer en el corazón de la Iglesia, y a ser los testigos y discípulos ardientes de Cristo”.
Con ocasión de esta proclamación del Doctorado de Teresa, Juan Pablo II publicó la Carta Apostólica “Divini Amoris Scientia”. En el curso de la Misa pronunció una homilía notable, subrayando la actualidad y universalidad del mensaje de la Santa: “Entre los doctores de la Iglesia, Teresa del Niño Jesús y de la santa Faz es la más joven, pero su ardiente itinerario espiritual, tanta madurez en sus intuiciones de la fe expresadas en sus escritos, la hacen merecedora de tener un puesto entre los grandes maestros y doctores de la Iglesia… Su camino espiritual es en realidad muy exigente, como lo es el Evangelio. Pero es un camino penetrado del sentido de abandono confiado en el Padre, confiado a la misericordia divina, que hace más ligera la entrega espiritual, más rigurosa… Teresa de Lisieux es una Santa que permanece joven, a pesar de los años que pasen, y se propone como un modelo eminente y un guía para el camino cristiano de nuestro tiempo…”
Benedicto XVI (2005-2013)
Benedicto XVI apreciaba mucho a Santa Teresita. Dedicó la audencia del 6 de abril de 2011 a hablar ampliamente de su figura. He aquí un extracto de su intervención:
Queridos amigos, también nosotros, con santa Teresa del Niño Jesús, deberíamos poder repetir cada día al Señor, que queremos vivir de amor a él y a los demás, aprender en la escuela de los santos a amar de una forma auténtica y total. Teresa es uno de los «pequeños» del Evangelio que se dejan llevar por Dios a las profundidades de su Misterio. Una guía para todos, sobre todo para quienes, en el pueblo de Dios, desempeñan el ministerio de teólogos. Con la humildad y la caridad, la fe y la esperanza, Teresa entra continuamente en el corazón de la Sagrada Escritura que contiene el Misterio de Cristo. Y esta lectura de la Biblia, alimentada con la ciencia del amor, no se opone a la ciencia académica. De hecho, la ciencia de los santos, de la que habla ella misma en la última página de la Historia de un alma, es la ciencia más alta: «Así lo entendieron todos los santos, y más especialmente los que han llenado el universo con la luz de la doctrina evangélica. ¿No fue en la oración donde san Pablo, san Agustín, san Juan de la Cruz, santo Tomás de Aquino, san Francisco, santo Domingo y tantos otros amigos ilustres de Dios bebieron aquella ciencia divina que cautivaba a los más grandes genios?» (MS C, 36r). La Eucaristía, inseparable del Evangelio, es para Teresa el sacramento del Amor divino que se rebaja hasta el extremo para elevarnos hasta él. En su última Carta, sobre una imagen que representa a Jesús Niño en la Hostia consagrada, la santa escribe estas sencillas palabras: «Yo no puedo tener miedo a un Dios que se ha hecho tan pequeño por mí (…) ¡Yo lo amo! Pues él es solo amor y misericordia» (Carta 266).
En el Evangelio Teresa descubre sobre todo la misericordia de Jesús, hasta el punto de afirmar: «A mí me ha dado su misericordia infinita, y a través de ella contemplo y adoro las demás perfecciones divinas (…). Entonces todas se me presentan radiantes de amor; incluso la justicia (y quizás más aún que todas las demás), me parece revestida de amor» (MS A, 84r). Así se expresa también en las últimas líneas de la Historia de un alma: «Sólo tengo que poner los ojos en el santo Evangelio para respirar los perfumes de la vida de Jesús y saber hacia dónde correr… No me abalanzo al primer puesto, sino al último… Sí, estoy segura de que, aunque tuviera sobre la conciencia todos los pecados que pueden cometerse, iría, con el corazón roto de arrepentimiento, a echarme en brazos de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuelve a él» (MS C, 36v-37r). «Confianza y amor» son, por tanto, el punto final del relato de su vida, dos palabras que, como faros, iluminaron todo su camino de santidad para poder guiar a los demás por su mismo «caminito de confianza y de amor», de la infancia espiritual (cf. MS C, 2v-3r; Carta 226). Confianza como la del niño que se abandona en las manos de Dios, inseparable del compromiso fuerte, radical, del verdadero amor, que es don total de sí mismo, para siempre, como dice la santa contemplando a María: «Amar es darlo todo, darse incluso a sí mismo» (Poesía Por qué te amo, María: p 54/22). Así Teresa nos indica a todos que la vida cristiana consiste en vivir plenamente la gracia del Bautismo en el don total de sí al amor del Padre, para vivir como Cristo, en el fuego del Espíritu Santo, su mismo amor por todos los demás.
Papa Francisco (2013- ?)
Conocimos que la santa preferida del Papa Francisco era Santa Teresita de Lisieux gracias a que le regaló a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, una rosa blanca en su honor.
La gran devoción del Papa Francisco por la mística carmelitana y patrona universal de la misiones -cuya fiesta celebra la Iglesia cada 1 de octubre- es notoria y muy significativa.
¿Qué significa la rosa blanca para el Papa Francisco? Lo explicó él mismo, cuando era cardenal, en el libro entrevista “El Jesuita” escrito por Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti. Los periodistas, al describir la biblioteca de Bergoglio en Buenos Aires, escriben: “La escenografía de su biblioteca personal se completa con algunos retratos de personas queridas. Por caso, una foto de un joven estudiante de ingeniería, que murió en un accidente, y un cuadro de Daniela Pisarev, una amiga judía, pintora, a quien casó con un católico. Nos llamó la atención ver en uno de los estantes de la biblioteca un cuenco lleno de rosas blancas con una estampa de Santa Teresita detrás. “Cuando tengo un problema -contó- le pido a la santa, no que lo resuelva, sino que lo tome en sus manos y me ayude a asumirlo y, como señal, recibo casi siempre una rosa blanca.”
Una nueva voz -y muy autorizada- ha hecho mención a ella. Se trata del profesor Gerardo del Pozo quien durante la lección inaugural “Teología de los santos en Joseph Ratzinguer: Teresa de Lisieux”, del curso académico 2013-2014 de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, de Madrid, explicaba lo siguiente:
“El Papa Francisco se ha referido ya varias veces a santa Teresa de Lisieux. Por ejemplo, cuando le preguntaron qué llevaba en la bolsa con que subió al avión en su vuelo a Río de Janeiro, dijo que, junto a los enseres habituales, incluía un libro de santa Teresa de Lisieux”. “A los pocos días de su elección una periodista amiga suya, Stefania Falasca, publicó un artículo con el título: Una rosa blanca de santa Teresa. Cuenta allí que el cardenal Bergoglio tenía la costumbre de acompañar sus cartas o simples saludos con una imagen de Teresa de Lisieux y que siempre la lleva en los viajes”.
“En un Consistorio de Cardenales de 2007, esta misma periodista se encontró en Roma con el cardenal Bergoglio, que llevaba consigo la imagen de santa Teresita. Entonces le dijo que cuando tiene un problema se lo confía a Teresa: “No le pido que lo resuelva, sólo que lo tenga en sus manos y me ayude. Como señal recibo casi siempre una rosa”. Incluso rezó delante de ella una parte de la oración para obtener la rosa: Florecita de Jesús, pídele hoy a Dios que me alcance la gracia que yo ahora pongo con confianza en tus manos”.
En una entrevista a la mencionada periodista italiana durante la preparación del documento final de Aparecida, le dijo el entonces cardenal Bergoglio ‘No hay que tener miedo a depender sólo de la ternura de Dios, como lo ha hecho Teresa de Lisieux, que es por eso una hija predilecta de María y una gran misionera’”.
El domingo 8 de septiembre, el día siguiente de la vigilia de oración por la paz en Siria, durante la cual fueron leídos algunos pasajes de santa Teresa de Lisieux, el Papa Francisco recibió como regalo, sorprendentemente, una rosa blanca. Una flor que para él representa una “señal” vinculada justamente con la devoción a una de sus santas predilectas.
Esto lo reveló, autorizado por el mismo Papa Francisco, el arzobispo de Ancona-Ósimo, Edoardo Menichelli, quien escuchó la anécdota de los labios del mismo Papa, y la narró durante la presentación del libro “Teresa de Lisieux. La fascinación de la santidad. Los secretos de una doctrina reencontrada”, el voluminoso y documentado ensayo de Gianni Gennari que el Pontífice llevaba consigo en el equipaje de mano durante el viaje a Brasil en ocasión de la JMJ.
Monseñor Menichelli contó de esta manera la anécdota papal: “El Papa me dijo que fue sorprendido, mientras paseaba por los jardines vaticanos el domingo 8 de septiembre, por un jardinero que le regaló una rosa blanca apenas cortada. Una flor que considera una “señal”, un “mensaje” de santa Teresita, a la que se había dirigido con preocupación el día anterior”. El arzobispo llevaba a los que asistieron a la presentación del libro los saludos de Papa Francisco e indicó que había sido el mismo Papa quien le había autorizado hablar sobre la anécdota de la rosa blanca.
La primera vez que celebró el Papa Francisco la fiesta de santa Teresa de Lisieux, el 1 de octubre de 2013, afirmó en la homilía de la Santa Misa: “Nos hará bien reflexionar en el espíritu de humildad, de ternura, de bondad. Un espíritu humilde que el Señor quiere de todos nosotros. ¿Dónde está por lo tanto la fuerza que nos conduce a este espíritu? Precisamente en el amor, en la caridad, en la conciencia de que estamos en las manos del Padre”.
“Esa caridad que todo sufre, todo perdona, que no se vanagloria, que es humilde, que no se busca a sí misma. Alguien puede decir -y había algunos filósofos que pensaban así- que esta sea como una humillación de la majestad del hombre, de la grandeza del hombre. ¡Esto es estéril! La Iglesia sabia ha hecho a esta Santa, humilde, pequeña, confiada de Dios, dócil: la ha hecho Patrona de las Misiones”.
“La caridad es simple: ¡adorar a Dios y servir a los demás! Y este testimonio hace crecer a la Iglesia. He aquí el por qué una monja tan humilde, pero tan confiada en Dios, como Santa Teresa del Niño Jesús, fue declarada Patrona de las Misiones, porque su ejemplo hace que la gente diga ¡Queremos venir con vosotros!”.
La humildad de Santa Teresa del Niño Jesús
La Santa más grande de los tiempos modernos.
«Que nunca busque yo, que nunca encuentre cosa alguna fuera de ti; que las criaturas no sean nada para mí; que yo no sea nada para ellas, y que tú, Jesús, lo seas todo… que nunca sea una carga para los demás, y que nadie se ocupe de mí; que me vea pisada y olvidada, como un granito de arena tuyo, Jesús… Que se cumpla en mí perfectamente tu voluntad… Mi tarea es no ocuparme de mí misma».
Todos los Pontífices del siglo XX han tenido palabras elogiosas para Santa Teresa del Niño Jesús, pero quizá nadie haya tenido las oportunidades de Pío XI. Él la calificó como “estrella de su Pontificado” y como “huracán de gloria”. Él fue quien la elevó a los altares y la proclamó Patrona de todas las misiones. Le gustaba llamarla “verdadera flor de amor, venida del cielo a la tierra, para maravillar al cielo y a la tierra”. Al hacerlo, matiza y da razones: El Evangelio nos dice, y Teresa nos lo recuerda reiteradamente, que “hay una cosa que ante Dios es más preciosa que las dotes de prudencia y organización, tan eficaces en nuestro apostolado cristiano; hay algo más precioso, que es la humildad, la dulce y sincera humildad de corazón”, que normalmente se manifiesta en la entera fidelidad a los deberes de estado, sean los que sean; “florecer allí donde Dios nos ha plantado y donde quiere que trabajemos, aceptando los sacrificios, hasta el total abandono, confiando sólo en su protección”. Tal es la lección que Teresita ofrece hoy al mundo moderno; por eso, Pío XI llega a llamarla “Palabra de Dios” (Verbum Dei) para el mundo. No podía ser más explícito al valorar la persona, vida, doctrina e influencia de esta humilde Sierva de Dios.
Casi un siglo después de estas afirmaciones de Pío XI, se puede constatar la gloria de esta humilde pero apasionada amante de Jesús. Nunca, en toda la historia humana, ha habido una persona, viva o muerta, que en nueve años haya recorrido sin parar todo el mundo, con todos los honores, como lo está haciendo Teresa de Lisieux. Sus Reliquias guardadas en una preciosa urna, ya han viajado desde Alaska hasta Tierra de Fuego, desde Brasil a Siberia, a través de Rusia, sin olvidarnos de Italia, México Líbano, Iraq… En Argentina fue recibida por el Presidente de la República y en Nueva York por el séquito presidencial, en el aeropuerto Kennedy. Un auténtico huracán de gloria. En otoño del 2003 visitó España, donde permaneció cuatro meses. Su obra escrita “Historia de un alma”, después de la Biblia, es el libro más traducido y leido en el mundo entero.
Pero lo más importante, el gran milagro de Teresa, es la realización en ella de la Palabra de Dios. Juan Pablo II, al final del decreto en el que la declara Doctora de la Iglesia, comenta Mt11, 29, diciendo: “Yo te bendigo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las has revelado a los sencillos y humildes. Sí, la enseñanza de Teresa debe llegar a los sabios y prudentes, a los que con sincero corazón quieren descubrir el Amor tierno del Padre, sean del credo y condición que sean. Un mensaje esperanzador para todos: que todos somos hijos del mismo Padre”.
Somos testigos de los actos celebrados con motivo del Centenario de su muerte y de la Proclamación de su Doctorado (1997). Hemos de reconocer que Teresa es una filigrana del Espíritu Santo. Nos atreveríamos a decir que ha hecho asequibles y sencillos a los grandes místicos españoles, Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. Todo su intento es esclarecer y vivir la “pequeña vía”, o “caminito de infancia espiritual”, que es todo lo que ella vive y explica. Todo lo ve desde este prisma: la Eucaristía, la vida, la ofrenda, el sufrimiento, la noche de la fe… Lo que más impresiona es que ya desde los quince años no se refería nunca a sí misma, se olvidada en todo de su persona, sin hacer prevalecer ninguna de sus prerrogativas. Nunca se hacía resaltar. Ella misma dice en carta al abate Bellière: “Mi tarea es no ocuparme de mí misma” y un poco más tarde se explicaba: “Tengo como tarea no buscarme en nada”. Precisamente porque fue humilde (no “actuó” con humildad, sino que “fue” humilde), Dios ha hecho maravillas en ella y, a través de ella, en favor de todos los pueblos.
Por qué te amo, oh María
1. Cantar, Madre, quisiera
por qué te amo .
Por qué tu dulce nombre
me hace saltar de gozo
el corazón,
y por qué el pensamiento de tu suma grandeza
a mi alma no puede inspirarle temor.
Si yo te contemplase en tu sublime gloria,
muy más brillante sola
que la gloria de todos los elegidos juntos,.
no podría creer que soy tu hija,
María, en tu presencia bajaría los ojos…
2. Para que una hija pueda a su madre querer,
es necesario que ésta sepa llorar con ella,
que con ella comparta sus penas y dolores.
¡Oh dulce Reina mía,
cuántas y amargas lágrimas lloraste en el destierro
para ganar mi corazón, ¡oh Reina!
Meditando tu vida
tal como la describe el Evangelio,
yo me atrevo a mirarte y hasta a acercarme a ti.
No me cuesta creer que soy tu hija,
cuando veo que mueres,
cuando veo que sufres
como yo
3 Cuando un ángel del cielo te ofrece ser la Madre
de un Dios que ha de reinar eternamente,
veo que tú prefieres, ¡oh asombroso misterio!,
el tesoro inefable de la virginidad.
Comprendo que tu alma, inmaculada Virgen,
le sea a Dios más grata
que su propia morada de los cielos.
Comprendo que tu alma, humilde y dulce valle,
contenga a mi Jesús, océano de amor.
4 Te amo cuando proclamas
que eres la siervecilla del Señor,
del Señor a quien tú con tu humildad cautivas.
Esta es la gran virtud que te hace omnipotente
y a tu corazón lleva la Santa Trinidad.
Entonces el Espíritu, Espíritu de amor,
te cubre con su sombra,
y el Hijo, igual al Padre,
se encarna en ti…
¡Muchos habrán de ser
sus hermanos
pecadores
para que se le llame: Jesús, tu primogénito!
5 María, tú lo sabes: como tú
no obstante ser pequeña, poseo y tengo en mí
al todopoderoso.
Mas no me asuste mi gran debilidad,
pues todo los tesoros de la madre
son también de la hija,
y yo soy hija tuya, Madre mía querida..¡Acaso no son mías tus virtudes
y tu amor también mío?
Así, cuando la pura y blanca Hostia
baja a mi corazón,
tu Cordero, Jesús, sueña estar reposando
en ti misma, María.
6 Tú me haces comprender, ¡oh Reina de los santos!,
que no me es imposible caminar tras tus huellas.
Nos hiciste visible
el estrecho camino que va al cielo
con la constante práctica de virtudes humildes.
Imitándote a ti,
permanecer pequeña es mi deseo,
veo cuán vanas son las riquezas terrenas.
Al verte ir presurosa a tu prima Isabel,
de ti aprendo, María,
a practicar la caridad ardiente.
7 En casa de Isabel escucho, de rodillas,
el cántico sagrado, ¡oh Reina de los ángeles!,
que de tu corazón brota exaltado
Me enseñas a cantar los loores divinos,
a gloriarme en Jesús, mi Salvador.
Tus palabras de amor son las místicas rosas
que envolverán en su perfume vivo
a los siglos futuros.
En ti el Omnipotente obró sus maravillas,
yo quiero meditarlas y bendecir a Dios.
8 A san José, que ignora
el milagro asombroso
que en tu humildad
quisieras ocultar,
tú le dejas llorar cerca del tabernáculo
donde se oculta y vela
la divina beldad del Salvador.
¡Oh, cuánto amo, María, tu elocuente silencio!
Es para mí un concierto muy dulce y melodioso,
que canta a mis oídos la grandeza,
y hasta la omnipotencia,
de un alma que su auxilio sólo del cielo espera…
9 Luego, en Belén, os veo, ¡oh María y José!,
rechazados por todos.
Nadie quiere acoger en su posada
a dos pobres y humildes forasteros.
¡Sólo para los grandes tienen sitio…!
Y en un establo mísero, rudo y destartalado,.tiene que dar a luz la Reina de los cielos
a su Hijo Dios.
¡Madre del Salvador,
qué amable me pareces, qué grande me pareces
en tan pobre lugar!
10 Cuando veo al Eterno en vuelto en los pañales
y oigo el tierno vagido del Verbo entre las pajas,
¿podría yo, María, en ese instante,
envidiar a los ángeles?
¡Su Señor adorable es mi hermano querido!
¡Cómo te amo, María, cuando en nuestra ribera
abres para nosotros esa divina Flor!
¡Cómo te amo, Virgen, cuando escuchas
a los simples pastores, y a los magos,
y guardas y meditas todo eso
dentro del corazón!
11 Te amo cuando te mezclas con las demás mujeres
que dirigen sus pasos al templo del Señor.
Te amo cuando presentas al Niño que nos salva
al venerable anciano que le toma en sus brazos.
Al principio yo escucho sonriendo
su cántico, mas pronto sus acentos
hacen correr mis lágrimas.
Hundiendo en el futuro su mirada profética,
Simeón te presenta la espada del dolor.
12 ¡Oh Reina de los mártires, la espada dolorosa
traspasará tu pecho
hasta la tarde misma de tu vida!
Ya te ves obligada
a abandonar el suelo de tu patria
por escapar, huyendo,
del furor sanguinario de un envidioso rey.
Jesús duerme tranquilo
bajo los suaves pliegues de tu velo
cuando José te advierte que hay que partir aprisa.
Y es pronto tu obediencia:
tú partes sin demora y sin razonamientos.
13 En la tierra de Egipto, me parece, ¡oh María!,
que, a pesar de vivir en la suma pobreza,
lleno de gozo y paz vive tu corazón.
¿Qué te importa el destierro? ¿No es, acaso, Jesús
la patria de las patrias, la más bella?
Poseyéndole a él, tú posees el cielo.
Mas en Jerusalén, una amarga tristeza te envuelve
y, como un mar, tu corazón inunda.
Por tres días Jesús se esconde a
tu ternura,
y entonces si, sobre tu vida cae
un oscuro, implacable, riguroso destierro.
14 Por fin logras hallarle, y al tenerle,
rompe tu corazón en transporte amoroso.
Y le dices al Niño, encanto de doctores:
«Hijo mío, ¿por qué has obrado así?
Tu padre y yo, con lágrimas, te estábamos buscando».
Y el Niño Dios responde, ¡oh profundo misterio!,
a la Madre querida que hacia él tiende los brazos:
«¿A qué buscarme, Madre? ¿No sabías, acaso,
que en las cosas que son del Padre mío
he de ocuparme ya?»
15 Me enseña el Evangelio que sumiso
a María y José permanece Jesús,
mientras crece en sabiduría.
¡Y el corazón me dice
con qué inmensa ternura a sus padre queridos
él obedece siempre!
Ahora es cuando comprendo el misterio del templo,
las palabras ocultas del amable Rey mío:
Tu dulce Niño, Madre,
quieres que seas tú el ejemplo vivo
del alma que le busca
a oscuras, en la noche de la fe.
16 Puesto que el Rey del cielo quiso ver a su Madre
sometida a la noche,
sometida a la angustia
del corazón
¿será, acaso, merced sufrir aquí en la tierra?
¡Oh, sí…! ¡Sufrir amando es la dicha más pura!
Puede tomar de nuevo Jesús lo que me ha dado,
dile que por mí nunca se moleste.
Puede, si a bien lo tiene, esconderse de mí,
me resigno a esperarle
hasta que llegue el día sin ocaso
en el que para siempre se apagará mi fe
17 Yo sé que en Nazaret, Virgen llena de gracia,
viviste pobremente sin ambición de más.
Ni éxtasis ni raptos ni milagros
tu vida hermosearon, ¡Reina de los electos!
Muchos son en la tierra los pequeños,.y ellos pueden alzar, sin miedo, a ti los ojos.
Por el común camino, oh Madre incomparable,
caminas tú, guiándonos al cielo!
18 Vivir contigo quiero, Madre amada,
a la espera del cielo,
seguirte en el destierro día a día.
En tu contemplación yo me hundo absorta,
y de tu inmenso corazón descubro
los abismos de amor.
Tu maternal mirada desvanece mis miedos,
y m enseña a llorar, y me enseña a reír.
Lejos de despreciar las fiestas de la tierra,
las fiestas que son santas,
tú, Madre, las comparte y bendices.
19 Al ver que los esposos de Caná
no pueden ocultar al gran apuro
en que se encuentran por faltarles vino,
con maternal solicitud acudes
al Salvador, tu Hijo,
de su poder divino esperando la ayuda.
Jesús parece rechazar tu súplica
en un primer momento:
«Mujer, ¿qué no importa esto a ti y a mí?»
Mas de su corazón allá en el fondo
madre suya te llama,
y para ti y por ti Jesús realiza
su milagro primero.
20 Te veo un día, Madre, en la colina,
entre los pecadores
que escuchan la palabra
de aquel que más nadie
desea recibirles a todos en el cielo.
Alguien dice a Jesús que quieres verle.
Entonces él, Hijo divino tuyo, ante la gente
muestra lo inmensamente que nos ama:
«¿Quién es mi hermano -dice-, quién mi hermana,
y mi madre quién es, sino el que cumple
mi voluntad en todo?»
21 Al escucharle, tú, Virgen inmaculada,
¡oh Madre, la más tierna!,
no te entristeces,
antes bien te alegras
de que nos haga comprender entonces
que aquí abajo, en la tierra, nuestra alma
se hace familia suya..¡Oh, sí, te alegras, Virgen, de que él nos dé su vida,
el tesoro infinito de su divinidad!
¿Cómo no amarte y bendecirte, viendo
en ti tanto amor, tanta humildad?
22 Tú nos amas, María, como Jesús nos ama,
por nosotros aceptas verte alejada de él.
Amar es darlo todo, darse incluso a sí mismo:
quisiste demostrarlo quedando con nosotros
como fuerte y visible ayuda nuestra.
¡Conocía Jesús tus íntimos secretos
y la inmensa ternura
de tu divino corazón de madre!
Te nos dejó a nosotros,
como refugio fiel de pecadores,
cuando, para esperarnos en el cielo,
abandonó la cruz.
23 Te me apareces, Virgen,
en la sombría cumbre del Calvario,
de pie junto a la cruz,
igual que un sacerdote en el altar,
ofreciendo tu Víctima,
tu Jesús amadísimo,
nuestro dulce Emmanuel,
para desenfadar la justicia del Padre.
Un profeta lo dijo, ¡oh Madre desolada!:
«¡No hay dolor semejante a tu dolor!»
¡Oh Reina de los mártires, quedando en el destierro,
prodigas por nosotros
toda la sangre de tu corazón!
24 La casa de san Juan se hace tu único asilo,
de Zebedeo el hijo reemplaza a tu Jesús…
Y es éste ya el último detalle
que nos da el Evangelio <14,
de la Virgen María no vuelve ya a hablar más.
Pero, Madre querida, su silencio profundo
¿acaso no revela
que el Verbo eterno -él mismo- cantar quiere
de tu vida los íntimos secretos,
para gozosa gloria de tus hijos,
los santos moradores de la patria del cielo?
25 Yo escucharé muy pronto esa dulce armonía,
iré muy pronto a verte en , el hermoso cielo.
Tú que viniste a sonreírme, Madre,
en la suave mañana de mi vida,.ven otra vez a sonreírme ahora…,
pues ha llegado ya de mi vida la tarde.
No temo el resplandor de tu gloria suprema,
he sufrido contigo,
y ahora quiero
cantar en tus rodillas, Virgen, por qué te amo
¡y repetir por siempre y para siempre
que yo soy hija tuya…!
La pequeña Teresa…
Autora: Santa Teresa del Niño Jesús
Biografías de Santos, Beatos y Venerables