Textos comunes. Leccionario IV

Textos comunes: Para los días feriales de Tiempo Ordinario. Leccionario IV

Textos comunes Tiempo Ordinario

El salmo se toma habitualmente del Leccionario, ya que cada uno de estos textos está directamente relacionado con cada una de las lecturas; la elección del salmo depende según eso, del contenido de las lecturas.

Sin embargo para que el pueblo pueda más fácilmente intervenir en la respuesta salmódica, han sido seleccionados  algunos textos de respuestas y de salmos, según los diversos tiempos litúrgicos del año o las diversas categorías de los santos. Estos textos podrán emplearse en vez del texto correspondiente a la lectura siempre que el salmo sea cantado.

(Ordenación general del Misal romano, núm. 36)

RESPUESTAS:

a) con un salmo de alabanza:

Dad gracias al Señor porque es bueno.

O bien:

Te damos gracias, Señor, porque tus obras son admirables.

O bien:

Cantad al Señor un cántico nuevo.

b) con un salmo de súplica:

Cerca está el Señor de los que lo invocan.

O bien:

Escúchanos, Señor, y sálvanos.

O bien:

El Señor es compasivo y misericordioso.


Salmo 18, 8. 9. 10. 15 (R.: Jn 6, 63c o bien Jn 6, 66c)

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

O bien:

R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye  al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y eternamente justos. R.

que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.

O bien

Salmo 26, 1. 4. 13-14 (R.: 1a)

R. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿Quién me hará temblar? R.

Una cosa pido al Señor
eso buscaré:
habitar en la casa del señor
todos los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.

Espero gozar  de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.

O bien:

Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 9a)

R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo y quedareis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

Salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 (R.: 2b)

R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, mi Dios.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R.

Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R.

O bien:


Salmo 94, 1-2. 6-7. 8-90 (R.:8)

R. Ojalá escuchéis la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.

O bien:


Salmo 99, 2. 3. 5 (R.: 3c)

R. Somos tu pueblo y ovejas de tu rebaño.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios;
que él nos  hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R.

O bien:


Salmo 102, 1-2, 3-4. 8 y 10. 12-13 (R.: 8a)

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas
y cura tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.

Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles. R.

O bien:


Salmo 144, 1-2. 8-9. 10-11.- 13cd-14 (R.: cf. 1)

R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con sus criaturas. R.

Que todas las criaturas te den gracias Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R.

Salmo 121, 1-2. 3-4a. 4b-5. 6-7. 8-9 (R.: cf. 1)

R. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»¡
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales Jerusalén. R.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor, R.

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

Desead  la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R.

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz  contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.R.

error: Content is protected !!