La Coronilla de la Divina Misericordia es una devoción cristiana profundamente arraigada en la espiritualidad católica, centrada en la misericordia infinita de Dios. Esta práctica devocional se basa en las revelaciones de Jesús a Santa María Faustina Kowalska, una religiosa polaca de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, quien vivió entre 1905 y 1938. Santa Faustina, conocida como la «Apóstol de la Misericordia«, fue canonizada por la Iglesia Católica en el año 2000, y su legado espiritual ha tenido un impacto significativo en la vida de muchos fieles alrededor del mundo.
La Coronilla de la Divina Misericordia fue enseñada a Santa Faustina por Jesús el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz. Según los escritos de Santa Faustina, Jesús le reveló esta oración a través de visiones y conversaciones, prometiendo grandes gracias a quienes la recitaran con devoción. La oración consiste en un conjunto de súplicas que se rezan comúnmente con la ayuda de un rosario, aunque también puede hacerse sin él debido a su simplicidad. La devoción incluye la veneración de la imagen de la Divina Misericordia, que representa a Jesús con rayos de luz emanando de su corazón, simbolizando la sangre y el agua que brotaron de su costado en la cruz.
Las promesas asociadas con la Coronilla de la Divina Misericordia son un aspecto central de esta devoción. Jesús aseguró a Santa Faustina que quienes recen esta coronilla recibirán su misericordia en la vida y en la hora de la muerte. Además, recomendó que los sacerdotes la enseñaran a los pecadores como una última tabla de salvación. Santa Faustina escribió en su diario que Jesús prometió protección y gracias inmensas a quienes reciten la coronilla, subrayando la importancia de esta práctica en la vida espiritual de los fieles.
La Coronilla de la Divina Misericordia no solo es una devoción popular entre los católicos, sino que también ha encontrado un lugar en otras tradiciones cristianas, como la anglicana, donde se utiliza un rosario anglicano para su recitación. Esta universalidad refleja el mensaje central de la devoción: la misericordia de Dios es accesible para todos, sin importar su denominación. La simplicidad y profundidad de la Coronilla de la Divina Misericordia la convierten en una herramienta poderosa para la oración y la meditación, invitando a los fieles a confiar en la infinita misericordia de Dios y a buscar su gracia en todos los aspectos de la vida.
La Coronilla de la Divina Misericordia es una devoción que invita a los creyentes a sumergirse en el amor y la compasión de Dios, siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de Santa Faustina Kowalska. A través de esta práctica, los fieles pueden experimentar la protección y las bendiciones prometidas por Jesús, fortaleciendo su fe y su relación con Dios.
LA CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, La Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
«Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero.»
En las cuentas pequeñas del Ave María:
«Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.»
Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres
veces:
«Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero.»
Corazon de Jesus, en ti confío. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Oración final: Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos. Amén.
Santa Faustina Kowalska
Santa Faustina Kowalska (1905 – 1938)
Cofundadora espiritual
Nació como la tercera hija, de entre diez hermanos, en el seno una pobre familia de campesinos de la aldea Glogowiec, Mariana y Estanislao Kowalski, en la parroquia de Świnice Warckie. En el santo bautizo, celebrado en la iglesia parroquial de Swinice Warckie, le pusieron el nombre de Elena. Sólo pudo ir a la escuela por un breve período de menos de tres años, y ya a la edad de 16 años abandonó la casa familiar para trabajar como sirviente doméstica en Aleksandrów y Lodz, para así mantenerse a sí misma y poder ayudar a sus padres. Después de haber sido apresurada por una visión de Cristo sufriente, estuvo sirviendo en la casa de una familia, en Ostrówkek, municipio de Klembów, y el 1 de agosto de 1925, ingresó finalmente en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en la que, en el día de la toma de hábito, recibió el nombre religioso de Sor María Faustina. Durante trece años de vida religiosa, residió en diversos conventos y casas de la Congregación; Los períodos más largos los pasó en Cracovia, Vilna y Płock. Padecía tuberculosis pulmonar y del tubo digestivo, Por esta razón, tuvo que ser ingresada y recibir tratamiento prolongado en el hospital el Pradnik, en dos ocasiones, en Cracovia.
Su vida, aparentemente ordinaria, ocultaba en su interior la extraordinaria profundidad de su unión con Dios, y la gran misión profética que Dios le había confiado. Recibió muchas gracias extraordinarias, alcanzando las más altas cimas a las que se puede llegar en la tierra, de unión con Dios. A través de Sor Faustina, Jesús recordó al mundo la verdad bíblica del amor misericordioso de Dios para con cada persona e hizo una llamada a todos para que proclamemos al mundo su amor misericordioso con fuerzas renovadas. A cada una de estas nuevas formas de culto y a la proclamación del mensaje de la Misericordia, el Señor vinculó grandes promesas con tal de cultivar la actitud de confianza en Dios, es decir, de cumplir su voluntad y ejercer la misericordia al prójimo.
Para ello, Jesús transmitió nuevas formas de culto: la imagen con la inscripción „Jesús, en Ti confío”, la Fiesta de la Misericordia, la Coronilla a la Divina Misericordia y la oración en la hora de su agonía en la cruz, la llamada la Hora de la Misericordia. A cada uno de estas formas de culto, y también al hecho de proclamar el honor de la Misericordia, el Señor vinculó grandes promesas bajo la condición de esforzarse por conseguir la actitud de confianza en Dios (hacer su voluntad) y la caridad hacia el prójimo.
En el cumplimiento de esta misión profética, ayudaban a Sor Faustina su director espiritual en Vilna, el P. Miguel Sopoćko y el Padre José Andrasz SJ confesor de Cracovia. Del carisma y experiencia mística de San Sor Faustina surgió en la Iglesia el Movimiento Apostólico de la Divina Misericordia, que se ha propuesto continuar su misión de anunciar el misterio de la misericordia de Dios al mundo a través del testimonio de vida, mediante obras, palabras y con la oración.
Sor Faustina falleció el 5 de octubre de 1938, a los 33 años de edad, en el convento de la Congregación en Cracovia-Lagiewniki. En 1966, sus restos mortales fueron trasladados desde el cementerio a la capilla de la Comunidad. Desde la beatificación, el día 18 de abril de 1993, que hizo el Santo Padre Juan Pablo II, el sepulcro con las reliquias, se encuentra en el altar lateral de la capilla del convento de Cracovia, lugar donde se encuentra la milagrosa imagen de Jesús Misericordioso, en el santuario de Cracovia-Lagiewniki. El día 30 de abril de 2000, el Papa Juan Pablo II la inscribió en el registro de los santos, y de ese modo, entregó a toda la Iglesia y al mundo, para el tercer milenio de la fe, el mensaje de misericordia, que santa Faustina, dejo escrito en su «Diario», siguiendo el mandato de Jesús.
El 25 de agosto de 1995, la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, cumpliendo con su misión carismática, reconoció a Sor Faustina como co-fundadora espiritual de la Congregación.
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM