Misa de la misericordia de Dios

LECCIONARIO VI. MISAS VOTIVAS. MISA DE LA MISERICORDIA DE DIOS

Lecturas Misa de la misericordia de Dios.

LECCIONARIO VI. MISAS VOTIVAS. MISA DE LA MISERICORDIA DE DIOS

El «Leccionario VI. Misas Votivas. Misa de la Misericordia de Dios» es una celebración litúrgica que pone de relieve uno de los atributos más profundos y consoladores de la fe cristiana: la misericordia divina. Esta misa votiva se centra en la infinita compasión y amor de Dios hacia la humanidad, un tema recurrente y fundamental en las Escrituras y en la tradición de la Iglesia.Las lecturas seleccionadas para esta misa están cuidadosamente elegidas para resaltar diferentes aspectos de la misericordia de Dios. La primera lectura, tomada del libro del profeta Miqueas (Mi 7, 18-20), presenta a un Dios que perdona las iniquidades y no guarda rencor para siempre, sino que se complace en mostrar misericordia. Este pasaje subraya la disposición divina a perdonar y a restaurar la relación con su pueblo, a pesar de sus fallos y pecados.

En conjunto, estas lecturas ofrecen una rica meditación sobre la misericordia de Dios, invitando a los fieles a confiar en su amor y a vivir de acuerdo con su ejemplo de perdón y compasión. La Misa de la Misericordia de Dios no solo celebra este atributo divino, sino que también llama a los creyentes a ser reflejos de esa misericordia en sus propias vidas.


MISA DE LA MISERICORDIA DE DIOS

PRIMERA LECTURA DEL NUEVO TESTAMENTO

Alegraos, aunque de momento tengáis que sufrir un poco

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 3-9

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.

Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe —de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego— llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo.

No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 117, 2-4. 13-15. 22-24 (R.: 1)

R. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos. R.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R.

Aleluya Cf Salmo 144, 9

El Señor es bueno
es cariñoso con todas sus criaturas.

EVANGELIOS

1

El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por muchos

Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 25b-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.

Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos».

Palabra del Señor.

2

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneced en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría este en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando».

Palabra del Señor.

Pueden tomarse también las lecturas de las misas votivas De la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Del Sagrado Corazón de Jesús que reproducimos a continuación.


MISA DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO


PRIMERAS LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO. Fuera del tiempo pascual

1

Cuando vea la sangre en el dintel y las jambas, el Señor pasará de largo

Lectura del libro del Éxodo 12, 21-27

En aquellos días, Moisés llamó a todos los ancianos de Israel y les dijo:

—«Escogeos una res por familia y degollad la víctima de Pascua.

Tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre del plato y untad de sangre el dintel y las dos jambas; y ninguno de vosotros salga por la puerta de casa hasta la mañana siguiente.

El Señor va a pasar hiriendo a Egipto, y, cuando vea la sangre en el dintel y las jambas, el Señor pasará de largo y no permitirá al exterminador entrar en vuestras casas para herir.

Cumplid la palabra del Señor: es ley perpetua para vosotros y vuestros hijos.

Y, cuando entréis en la tierra que el Señor os va a dar, según lo prometido, observaréis este rito.

Y, cuando os pregunten vuestros hijos qué significa este rito, les responderéis: «Es el sacrificio de la Pascua del Señor. Él pasó en Egipto, junto a las casas de los israelitas, hiriendo a los egipcios y protegiendo nuestras casas»».

El pueblo se inclinó y se prosternó.

Palabra de Dios.

2

Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros

Lectura del libro del Éxodo 24, 3-8

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una:

—«Haremos todo lo que dice el Señor».

Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió:

—«Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos».

Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo:

—«Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos».

Palabra de Dios.

PRIMERAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO. Tiempo pascual

1

Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre

Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5-8

Gracia y paz a vosotros de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra.

Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa.

Sí. Amén.

Dice el Señor Dios:

«Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso».

Palabra de Dios.

2

Han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero

Lectura del libro del Apocalipsis 7, 9-14

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:

—«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!».

Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo:

—«Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén».

Y uno de los ancianos me dijo:

—«Esos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?».

Yo le respondí:

—«Señor mío, tú lo sabrás».

El me respondió:

—«Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».

Palabra de Dios.

SALMOS RESPONSORIALES

1

Salmo responsorial: Salmo 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10 (R.: 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

Como está escrito en mi libro:
«Para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.

2

Salmo responsorial: Salmo 115, 12-13. 15 y 16bc. 17-18 (R.: cf. 1 Co 10, 16)

R. El cáliz de la bendición
es comunión con la sangre de Cristo.

O bien:

R. Aleluya.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

SEGUNDAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1

Por su propia sangre ha entrado en el santuario una vez para siempre

Lectura de la carta a los Hebreos 9, 11-15

Hermanos:

Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.

No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.

Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuanto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.

Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

Palabra de Dios.

2

Os habéis acercado a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24

Hermanos:

Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.

Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.

Palabra de Dios.

3

Os rescataron a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17-21

Queridos hermanos:

Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida.

Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien.

Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.

Palabra de Dios.

4

Tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 4-8

Queridos hermanos:

Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo.

Palabra de Dios.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1

Aleluya Cf. Ap 1, 5ab

Jesucristo, tú eres el testigo fiel,
el primogénito de entre los muertos;
tú nos amaste
y nos has librado de nuestros pecados por tu sangre.

2

Aleluya Ap 5, 9

Eres digno, Señor, de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre nos compraste para Dios.

EVANGELIOS

1

Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre

Lectura del santo evangelio según san Marcos 14, 12-16. 22-26

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

—«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».

Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

—«Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?».

Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena».

Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

—«Tomad, esto es mi cuerpo».

Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron.

Y les dijo:

—«Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

Palabra del Señor.

2

Lo vistieron de púrpura y le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado

Lectura del santo evangelio según san Marcos 15, 16-20

En aquel tiempo, los soldados se llevaron a Jesús al interior del palacio —al pretorio— y reunieron a toda la compañía.

Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

—«¡Salve, rey de los judíos!».

Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.

Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa.

Y lo sacaron para crucificarlo.

Palabra del Señor.

3

Le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre

Lectura del santo evangelio según san Lucas 22, 39-44

En aquel tiempo, salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos.

Al llegar al sitio, les dijo:

—«Orad, para no caer en la tentación».

Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba, diciendo:

—«Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».

Y se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba.

En medio de su angustia, oraba con más insistencia.

Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre.

Palabra del Señor.

4

Le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua

Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37

En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Palabra del Señor.


MISA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


PRIMERAS LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO. Fuera del tiempo pascual

1

Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso

Lectura del libro del Éxodo 34, 4b-6. 8-9

En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra.

El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor.

El Señor pasó ante él, proclamando:

—«Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad».

Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra.

Y le dijo:

—«Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya».

Palabra de Dios.

2

El Señor se enamoró de vosotros y os eligió

Lectura del libro del Deuteronomio 7, 6-11

En aquellos días, Moisés habló al pueblo, diciendo:

—«Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad.

Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto.

Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones.

Pero paga en su persona a quien lo aborrece, acabando con él. No se hace esperar, paga a quien lo aborrece, en su persona.

Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos que te mando hoy».

Palabra de Dios.

3

Los amó, y de su descendencia os escogió

Lectura del libro del Deuteronomio 10, 12-22

Moisés habló al pueblo, diciendo:

—«Ahora, Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma, que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien. Cierto: del Señor son los cielos, hasta el último cielo, la tierra y todo cuanto la habita; con todo, sólo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia os escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy.

Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz; que el Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, fuerte y terrible; no es parcial ni acepta soborno, hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al forastero, dándole pan y vestido. Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis en Egipto. Temerás al Señor, tu Dios, le servirás, te pegarás a él, en su nombre jurarás. Él será tu alabanza, él será tu Dios, pues él hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto. Setenta eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo».

Palabra de Dios.

4

Aunque una madre se olvide de su criatura, yo no te olvidaré

Lectura del libro de Isaías 49, 13-15

Exulta, cielo; alégrate, tierra; romped a cantar, montañas,
porque el Señor consuela a su pueblo
y se compadece de los desamparados.

Sión decía:

«Me ha abandonado el Señor,
mi dueño me ha olvidado».

¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura,
no conmoverse por el hijo de sus entrañas?

Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.

Palabra de Dios.

5

Con amor eterno te amé

Lectura del libro de Jeremías 31, 1-4

En aquel tiempo
—oráculo del Señor—,
seré el Dios de todas las tribus de Israel,
y ellas serán mi pueblo.

Así dice el Señor:

«Halló gracia en el desierto
el pueblo escapado de la espada;

camina Israel a su descanso,
el Señor se le apareció de lejos.

Con amor eterno te amé,
por eso prolongué mi misericordia.

Todavía te construiré, y serás reconstruida,
doncella de Israel;

todavía te adornarás y saldrás
con panderos a bailar en corros».

Palabra de Dios.

6

Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear

Lectura de la profecía de Ezequiel 34,11-16

Así dice el Señor Dios:

«Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas,
siguiendo su rastro.

Como sigue el pastor el rastro de su rebaño,
cuando las ovejas se le dispersan,

así seguiré yo el rastro de mis ovejas
y las libraré,

sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron
un día de oscuridad y nubarrones.

Las sacaré de entre los pueblos,
las congregaré de los países,

las traeré a su tierra,
las apacentaré en los montes de Israel,
en las cañadas y en los poblados del país.

Las apacentaré en ricos pastizales,
tendrán sus dehesas en los montes más altos de Israel;

se recostarán en fértiles dehesas
y pastarán pastos jugosos en los montes de Israel.

Yo mismo apacentaré mis ovejas,
yo mismo las haré sestear
—oráculo del Señor Dios—.

Buscaré las ovejas perdidas,
recogeré a las descarriadas;

vendaré a las heridas;
curaré a las enfermas;

a las gordas y fuertes las guardaré
y las apacentaré como es debido».

Palabra de Dios.

7

Se me revuelve el corazón

Lectura de la profecía de Oseas 11, 1. 3-4. 8c-9

Así dice el Señor:

«Cuando Israel era joven, lo amé,
desde Egipto llamé a mi hijo.

Yo enseñé a andar a Efraín,
lo alzaba en brazos;
y él no comprendía que yo lo curaba.

Con cuerdas humanas,
con correas de amor lo atraía;

era para ellos como el que levanta
el yugo de la cerviz,
me inclinaba y le daba de comer.

Se me revuelve el corazón,
se me conmueven las entrañas.

No cederé al ardor de mi cólera,
no volveré a destruir a Efraín;

que soy Dios, y no hombre;
santo en medio de ti,
y no enemigo a la puerta».

Palabra de Dios.

PRIMERAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO. Tiempo pascual

1

Comeremos juntos

Lectura del libro del Apocalipsis 3, 14b. 20-22

Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios:

«Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.

Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi Padre, junto a él.

Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias».

Palabra de Dios.

2

Con tu sangre nos compraste para Dios

Lectura del libro del Apocalipsis 5, 6-12

Yo, Juan, vi delante del trono, rodeado por los seres vivientes y los ancianos, a un Cordero en pie; se notaba que lo habían degollado, y tenía siete cuernos y siete ojos —son los siete espíritus que Dios ha enviado a toda la tierra—. El Cordero se acercó, y el que estaba sentado en el trono le dio el libro con la mano derecha.

Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante él; tenían citaras y copas de oro llenas de perfume —son las oraciones de los santos—. Y entonaron un cántico nuevo:

«Eres digno de tomar el libro
y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado y con tu sangre
compraste para Dios hombres de toda raza,
lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes, y
reinan sobre la tierra».

En la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente:

«Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza».

Palabra de Dios.

SALMOS RESPONSORIALES

1 Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 3)

R. Sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

El Señor es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel». R.

2 Salmo responsorial: Salmo 22, 1-3. 4. 5. 6 (R.: 1)

R. El Señor es mi pastor,
nada me falta.

El Señor es mi pastor,
nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

3 Salmo responsorial: Salmo 24, 4bc-5ab. 6 y 7bc. 8-9. 10 y 14 (R.: cf. 6a)

R. Señor, recuerda tu misericordia.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza. R.

4 Salmo responsorial: Salmo 32, 1-2. 4-5. 11-12. 18-19. 20-21 (R.: 5b; o bien: Mt 11, 29b)

R. La misericordia del Señor llena la tierra.

O bien:

R. Aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón.

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

El plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él escogió como heredad. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.

5 Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 17-18. 19 y 23 (R.: 9a)

R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

Pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R.

6 Salmo responsorial: Salmo 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 10 (R.: 17)

R. La misericordia del Señor dura siempre,
para los que cumplen sus mandatos.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros
pecados ni nos paga según nuestras culpas. R.

SEGUNDAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 5-11

Hermanos:

La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos del castigo!

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuanta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

Palabra de Dios.

2

El tesoro de su gracia ha sido un derroche para con nosotros

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-10

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo

que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,

para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

Palabra de Dios.

3

Anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 8-12

Hermanos:

A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo, y aclarar a todos la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.

Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él.

Palabra de Dios.

4

Comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 14-19

Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano.

Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios.

Palabra de Dios.

5

En Cristo Jesús

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 8-11

Hermanos:

Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de menos, en Cristo Jesús.

Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.

Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.

Palabra de Dios.

6

Él nos amó

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-16

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.

En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.

Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.

A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.

Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.

Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

Palabra de Dios.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1 Aleluya Cf. Mt 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino
a la gente sencilla.

2 Aleluya Mt 11, 28

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
y yo os aliviaré
—dice el Señor—.

3 Aleluya Mt 11, 29b

Cargad con mi yugo y aprended de mí
—dice el Señor—,
que soy manso y humilde de corazón.

4 Aleluya Jn 10, 14

Yo soy el buen Pastor
—dice el Señor—,
conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.

5 Aleluya Jn 15, 9

Como el Padre me ha amado, así os he amado yo;
permaneced en mi amor
—dice el Señor—.

6 Aleluya 1 Jn 4, 10b

Dios nos amó y nos envió a su Hijo
como víctima de propiciación por nuestros pecados.

EVANGELIOS

1

Soy manso y humilde de corazón

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús:

—«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor.

2

Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta

Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 1-10

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:

—«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».

Jesús les dijo esta parábola:

—«Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles:

«¡Felicitadme!, he encontrado la oveja qué se me había perdido».

Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:

«¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido».

Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

Palabra del Señor.

3

Deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivid

Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:

—«Ése acoge a los pecadores y come con ellos».

Jesús les dijo esta parábola:

—«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:

«Padre, dame la parte que me toca de la fortuna».

El padre les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.

Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.

Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.

Recapacitando entonces, se dijo:

«Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros».

Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.

Su hijo le dijo:

«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo».

Pero el padre dijo a sus criados:

«Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado».

Y empezaron el banquete.

Su hijo mayor estaba en el campo.

Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.

Éste le contestó:

«Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud».

Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo.

Y él replicó a su padre:

«Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado».

El padre le dijo:

«Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado»».

Palabra del Señor.

4

El buen pastor da la vida por las ovejas

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 11-18

En aquel tiempo, dijo Jesús:

—«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Palabra del Señor.

5

Permaneced en mí, y yo en vosotros

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.

Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor.

6

Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.

De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.

Esto os mando: que os améis unos a otros».

Palabra del Señor.

7

Los has amado como me has amado a mí

Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 20-26

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo:

—«Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.

También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí.

Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.

Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos».

Palabra del Señor.

8

Le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua

Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37

En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que hablan crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Palabra del Señor.


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