Las siete obras de misericordia corporales son acciones caritativas que la Iglesia Católica nos invita a realizar para ayudar a nuestro prójimo en sus necesidades materiales y físicas. Estas obras se basan en el mandamiento del amor al prójimo y en las enseñanzas de Jesús, que nos dijo que lo que hiciéramos por uno de estos hermanos más pequeños, lo hacíamos por él (Mateo 25, 31-46).
En este artículo vamos a conocer la historia y el origen de estas siete obras de misericordia, así como algunos ejemplos de cómo podemos practicarlas hoy en día.
Historia y origen de las siete obras de misericordia corporales
Las siete obras de misericordia corporales tienen su origen en el Antiguo Testamento, donde encontramos numerosos pasajes que nos exhortan a socorrer al pobre, al huérfano, a la viuda, al extranjero, al enfermo y al preso (por ejemplo, Éxodo 22, 20-26; Levítico 19, 9-18; Deuteronomio 15, 7-11; Isaías 58, 6-10; Tobías 1, 16-22; Job 31, 16-23).
En el Nuevo Testamento, Jesús retoma estas enseñanzas y las resume en el mandamiento del amor a Dios y al prójimo (Marcos 12, 28-34). Además, en el evangelio de Mateo, Jesús nos presenta el juicio final como una escena en la que separará a las ovejas de los cabritos según hayan practicado o no las obras de misericordia (Mateo 25, 31-46). En este pasaje encontramos seis de las siete obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, visitar al enfermo y visitar al preso. La séptima obra, enterrar a los muertos, se añadió posteriormente por la tradición cristiana, basándose en el libro de Tobías (Tobías 1, 16-22; Tobías 12, 12).
La primera lista de las siete obras de misericordia corporales se atribuye a san Agustín, quien las menciona en su obra La ciudad de Dios (siglo V). Más tarde, san Gregorio Magno las popularizó en sus homilías y escritos (siglo VI). Desde entonces, estas obras se han difundido ampliamente en la doctrina y la espiritualidad católicas, así como en el arte y la literatura.
Cómo practicar las siete obras de misericordia corporales hoy en día
Las siete obras de misericordia corporales siguen siendo válidas y necesarias hoy en día, pues hay muchas personas que sufren por la falta de recursos materiales o por enfermedades físicas o mentales. Estas obras nos ayudan a expresar nuestro amor concreto y efectivo hacia los más necesitados y a imitar a Cristo, que se hizo pobre por nosotros y que se identifica con los más pequeños.
Las obras de misericordia corporales son un conjunto de acciones que los cristianos pueden realizar para ayudar a los demás en sus necesidades físicas y materiales. Estas obras son:
- Visitar y cuidar a los enfermos: Consiste en visitar a los enfermos y ofrecerles apoyo y cuidado. Esta obra puede incluir la entrega de medicamentos, la realización de tareas domésticas o simplemente la compañía y el consuelo.
- Dar de comer al hambriento: Se trata de ofrecer alimentos a aquellos que no tienen suficiente para comer. Esta obra puede incluir la donación de alimentos, la participación en programas de ayuda alimentaria o la organización de comidas comunitarias.
- Dar de beber al sediento: Consiste en ofrecer agua u otros líquidos a aquellos que no tienen acceso a ellos. Esta obra puede incluir la donación de agua potable, la participación en programas de ayuda a comunidades sin acceso a agua potable o la organización de campañas de recolección de agua.
- Dar posada al peregrino: Se trata de ofrecer alojamiento a aquellos que están de paso o que no tienen un lugar donde dormir. Esta obra puede incluir la donación de habitaciones, la participación en programas de ayuda a personas sin hogar o la organización de campañas de recolección de fondos para la construcción de viviendas.
- Vestir al desnudo: Consiste en ofrecer ropa y abrigo a aquellos que no tienen suficiente para vestirse. Esta obra puede incluir la donación de ropa, la participación en programas de ayuda a personas sin hogar o la organización de campañas de recolección de ropa.
- Redimir al cautivo: Se trata de visitar y ayudar a aquellos que están en prisión. Esta obra puede incluir la entrega de alimentos, medicamentos o ropa, la participación en programas de educación y capacitación para los presos o la organización de campañas de recolección de fondos para la construcción de cárceles más humanas.
- Enterrar a los muertos: Consiste en ofrecer un entierro digno a aquellos que han fallecido y no tienen familiares o recursos para hacerlo. Esta obra puede incluir la organización de funerales comunitarios, la donación de ataúdes o la participación en programas de ayuda a familias que no pueden pagar los gastos funerarios.
Las obras de misericordia corporales son una forma de vivir el amor y la caridad hacia los demás, y nos ayudan a crecer en nuestra vida espiritual. Al realizar estas obras, podemos acercarnos a Dios y ayudar a los demás a hacer lo mismo.
Estas son solo algunas ideas, pero seguro que hay muchas más formas de practicar las obras de misericordia corporales en tu entorno. Lo importante es que abras tu corazón y tus manos a las necesidades de tu prójimo y que actúes con generosidad, compasión y gratitud. Así estarás haciendo la voluntad de Dios y acercándote al Reino de los Cielos.