LECCIONARIO IX. PARA LAS MISAS CON NIÑOS
Cada año, la Iglesia Católica despliega un rico tapiz de celebraciones litúrgicas que, semana tras semana, revelan el misterio de Jesucristo. Este proceso cíclico no es solo una tradición; es una herramienta pedagógica fundamental para educar en la fe a los fieles, especialmente a los más jóvenes.
El Leccionario IX: Un Puente entre la Liturgia y los Niños
El Leccionario IX, diseñado específicamente para las misas con niños, es un instrumento pastoral de gran importancia. Este leccionario adapta las lecturas bíblicas para hacerlas más accesibles y significativas para los más pequeños, sin perder la esencia del mensaje evangélico.
Características Principales:
- Lenguaje Simplificado: Las lecturas se presentan en un lenguaje más sencillo y directo, facilitando la comprensión de los niños.
- Selección Cuidadosa: Se eligen pasajes bíblicos que resuenan con las experiencias y el entendimiento de los niños.
- Conexión con la Vida Diaria: Las lecturas se relacionan con situaciones cotidianas que los niños pueden reconocer fácilmente.
- Duración Apropiada: Los textos son más cortos para mantener la atención de los jóvenes oyentes.
La Importancia de la Educación Litúrgica Infantil
La implementación del Leccionario IX responde a la necesidad de formar a los niños en la fe desde una edad temprana. Este enfoque tiene varios beneficios:
- Fomenta la Participación Activa: Al comprender mejor las lecturas, los niños se sienten más involucrados en la celebración.
- Siembra Semillas de Fe: Las enseñanzas adaptadas a su nivel plantan las bases para una fe madura en el futuro.
- Crea un Sentido de Pertenencia: Los niños se sienten parte integral de la comunidad eclesial.
- Promueve el Crecimiento Espiritual: La exposición regular a las Escrituras nutre su desarrollo espiritual.
El Ciclo Litúrgico: Un Viaje de Fe
El Leccionario IX sigue el ciclo litúrgico de la Iglesia, que incluye:
- Adviento y Navidad: Preparación y celebración del nacimiento de Jesús.
- Cuaresma y Pascua: Reflexión sobre la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
- Tiempo Ordinario: Profundización en las enseñanzas de Jesús y la vida de la Iglesia.
Este ciclo permite a los niños experimentar la totalidad del misterio cristiano a lo largo del año, proporcionando una educación en la fe holística y progresiva.
LECCIONARIO IX. PARA LAS MISAS CON NIÑOS
El Leccionario IX para las misas con niños es una herramienta pastoral invaluable que permite a la Iglesia cumplir su misión educativa de manera efectiva. Al adaptar las lecturas bíblicas al nivel de comprensión de los más jóvenes, la Iglesia siembra las semillas de una fe duradera, asegurando que las nuevas generaciones de fieles crezcan con un profundo entendimiento y aprecio por el misterio de Jesucristo.
Orientaciones pastorales
1. Solicitud de la Iglesia para con los niños
«La Iglesia debe cuidar especialmente de los niños bautizados, cuya iniciación ha de ser completada por los sacramentos de la confirmación y la eucaristía, y también de aquellos que han sido admitidos recientemente a la sagrada comunión».
Uno de los cuidados que la Iglesia, siguiendo a su Maestro, debe prestar a los niños es la iniciación en la celebración eucarística, en cuya doble mesa, de la palabra de Dios y del cuerpo de Cristo, están llamados a participar.
2. El Leccionario para las misas con niños
Como expresión de esta solicitud de la Iglesia hacia sus hijos más pequeños, las Comisiones Episcopales de Liturgia y de Enseñanza y Catequesis han considerado necesario ofrecer a las comunidades cristianas de España un Leccionario para las misas con niños, que fuese un instrumento útil y coherente con su proceso de educación en la fe.
La existencia de este Leccionario, adaptado a los niños, está prevista en el Directorio para las misas con niños, de 1973.
La exposición que sigue a continuación explica diversos aspectos de la lectura de la palabra de Dios, en las misas con niños, señala los criterios seguidos para la elaboración del Leccionario y ofrece unas orientaciones para su uso.
3. La lectura de la palabra de Dios en las misas con niños
«Las lecturas tomadas de la sagrada Escritura constituyen la parte principal de la liturgia de la palabra». En ellas, Dios habla a su pueblo, y Cristo mismo está presente por medio de su palabra. Por eso, no pueden faltar en las misas que se celebran con niños. No obstante, está permitido elegir dos lecturas o una sola, sin que falte nunca la lectura del Evangelio.
Las lecturas se toman del Leccionario del Misal romano o del presente Leccionario preparado para los niños, pudiendo, en algún caso, tomarse de las versiones de la sagrada Escritura que, admitidas por la autoridad competente, existen ya para la catequesis de los niños. «El criterio para elegir las lecturas debe ser la cualidad más que la cantidad del texto de la sagrada Escritura. Una lectura breve no es siempre, y por sí misma, más adecuada a los niños que otra prolongada». Siempre «han de evitarse las «paráfrasis» del texto de la sagrada Escritura».
4. El canto interleccional
Entre las dos lecturas, los niños participan siempre en uno de estos cantos:
— un salmo, cuidadosamente seleccionado de acuerdo con su capacidad;
— un cántico de tipo salmódico;
— el canto del «Aleluya», seguido de un versículo sencillo. «Nada impide que, alguna vez, un silencio meditativo reemplace al canto».
5. La homilía
En las misas con niños, la homilía tiene una gran importancia. A través de ella, se procura que los niños profundicen en la palabra de Dios, que les ha sido proclamada, para aplicarla a su vida. «Alguna vez, puede realizarse en diálogo con ellos, a no ser que se prefiera que escuchen en silencio».
Al hablar a los niños, el sacerdote debe intentar que éstos puedan entenderle con facilidad, evitando formas de expresión infantilizantes o demasiado pueriles.
«Nada impide que alguno de los adultos que participan en la misa con los niños, con permiso del párroco o del rector de la iglesia, les dirija la palabra después del evangelio, sobre todo si el sacerdote se adapta con dificultad a la mentalidad de los niños. Sobre este punto, obsérvense las normas de la Sagrada Congregación del Clero».
6. Las moniciones
Para que los niños hagan suyas las lecturas bíblicas y descubran cada día más la dignidad de la palabra de Dios, debe concederse también gran importancia a las moniciones. Éstas tienen por finalidad preparar a los niños para escuchar bien y provechosamente las lecturas, explicando el contexto o haciendo una introducción al texto. En la misa de un santo, se puede narrar algún aspecto de su vida, no sólo en la homilía, sino también antes de las lecturas a modo de introducción. En este caso, téngase en cuenta el Libro de la sede.
«Las moniciones que se hagan libremente deben conducir a los niños a una participación litúrgica auténtica y no ser meras exposiciones didácticas».
Las lecturas del presente Leccionario cuentan ya con moniciones, en las que se parafrasean los lugares más importantes del texto que se va a leer. Están redactadas para ser leídas en la celebración, antes de cada lectura, por un monitor distinto del lector.
7. El ministerio del lector
Las lecturas de las misas con niños pueden ser hechas por éstos, a excepción del evangelio, que corresponde al sacerdote o al diácono. Es conveniente que los catequistas lean alguna vez las lecturas, y sean ellos quienes las introduzcan con las moniciones que se presentan en el Leccionario o con otras adaptadas.
Puede ser útil que los mismos niños lean el texto, distribuyéndose partes distintas cuando la lectura así lo pide, tal como está establecido. La dramatización o escenificación de los pasajes bíblicos deben hacerse fuera de la celebración, en la catequesis o en la preparación de la misa, para no desvirtuar la fuerza de la proclamación de la palabra.
Procuren los catequistas o los sacerdotes iniciar y formar a los niños en el ejercicio de la función de lectores y de acólitos, como un aspecto muy valioso de la iniciación en la participación litúrgica.
8. Las acciones y los gestos
A través de los signos y de los gestos que acompañan la lectura, los niños irán percibiendo la importancia y el valor de la liturgia de la palabra. Es preciso cuidar al máximo el ambiente, la actitud del lector, la visibilidad y la audición, así como el modo de leer.
Entre los elementos que contribuyen a dar a la proclamación de la palabra de Dios el honor que merece, y a preparar a los niños para su escucha atenta y fructuosa, se encuentran las procesiones y aquellas acciones que llevan consigo la participación del cuerpo.
El libro de los evangelios o el leccionario pueden figurar en la procesión. La participación de algunos niños en la procesión antes de proclamar el evangelio expresa más claramente la presencia de Cristo, que anuncia la palabra a su pueblo. En esta procesión, se puede llevar luces e incienso.
Durante la primera lectura y el salmo responsorial, toda la asamblea permanece sentada. Durante el canto del «Aleluya» y la proclamación del evangelio, de pie. Expliqúese a los niños el significado de estas actitudes, en la catequesis.
9. El canto y las aclamaciones
Las lecturas no deben ser cantadas, sino recitadas y proclamadas con voz alta y clara. La aclamación conclusiva puede ser cantada por una persona distinta del lector que ha proclamado la lectura. De este modo, la asamblea honra la palabra de Dios, recibida con fe y espíritu de acción de gracias. Si se hace procesión del evangelio, no debería faltar el canto del «Aleluya» (u otro apropiado durante la Cuaresma). Es conveniente cantar el saludo a la asamblea que precede el anuncio del evangelio, el anuncio de éste y la aclamación final al mismo.
10. Principios observados en la elaboración de este Leccionario
El Leccionario para las misas con niños ha sido elaborado con una finalidad principalmente pastoral: favorecer la participación, plena y adecuada a su edad, de los niños que son iniciados en la celebración eucarística. Este objetivo general ha presidido los criterios seguidos al seleccionar y ordenar los textos:
a) Al hilo del año litúrgico, itinerario común de toda la comunidad cristiana que celebra el Misterio de Cristo, el Leccionario ofrece un formulario de lecturas para cada uno de los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua. Completa este itinerario un elenco de lecturas para el Tiempo Ordinario y otro para las fiestas de los santos. El Leccionario incluye también formularios para misas de tema penitencial o eucarístico.
El Leccionario contiene, además, una introducción general a todo el año litúrgico y breves introducciones a los tiempos litúrgicos, que subrayan sus dimensiones bíblica, litúrgica y catequética. El sacerdote y los catequistas pueden servirse de ellas al comienzo de cada tiempo.
b) El Leccionario ha tenido presente el proceso catequético adoptado en el plan de los «Catecismos para la comunidad cristiana», publicados por la Conferencia Episcopal Española para la infancia.
Estos catecismos desarrollan el camino de la maduración cristiana de los niños en el marco del año litúrgico, y sitúan las celebraciones sacramentales como momentos culminantes y fuente de vida, no sólo de los niños, sino también de la comunidad que los acompaña y sostiene en su iniciación.
c) Cada formulario consta de una primera lectura, un salmo responsorial, un verso del «Aleluya» y un evangelio. Los textos guardan relación entre sí y permiten un tratamiento catequético y homilético orgánico y armónico dentro de cada tiempo litúrgico.
d) Los pasajes bíblicos han sido seleccionados prestando atención a la edad de los niños a los cuales está destinado el Leccionario, a pesar de que el abanico de edades es amplio, pues comprende también a los preadolescentes.
e) Las lecturas del Antiguo Testamento suelen estar centradas en la figura de los personajes más importantes de la historia de la salvación. Los hechos y los episodios recogidos tienden a subrayar el desarrollo progresivo de la revelación hacia Cristo. También hay primeras lecturas tomadas de pasajes sencillos de las cartas de san Pablo y de los Hechos de los apóstoles.
f) La mayor parte de los textos evangélicos están tomados de los Sinópticos, pero también están presentes las páginas fundamentales del evangelio de san Juan.
g) El Leccionario sigue en todo momento la traducción oficial de los libros litúrgicos españoles, aunque, en algunos casos, reduce el texto por su excesiva largura o por la dificultad de comprensión para los niños.
h) El Leccionario contiene moniciones a la primera lectura, al salmo responsorial y al evangelio, procurando que las tres vayan desarrollando aspectos complementarios de un mensaje fundamental, a partir de los propios textos.
11. Libertad en la elección de textos
Si el sacerdote o los catequistas ven que las lecturas señaladas para un día determinado no van a ser captadas por los niños, se puede elegir otra lectura bíblica, con tal de que ésta respete el espíritu del tiempo litúrgico.
12. Uso del Leccionario
Los formularios del Leccionario, aunque están pensados casi todos para los domingos, pueden ser usados también en los días entre semana en aquellas celebraciones destinadas principalmente a los niños.
Introducción general al año litúrgico
Cada año la Iglesia, en sus celebraciones litúrgicas, despliega, semana tras semana, el misterio de Jesucristo. Así educa en la fe a sus hijos.
El misterio de Jesucristo tiene, en la celebración de la PASCUA, su momento central. Por eso, la Iglesia celebra el paso de Jesús de la muerte a la gloria con el máximo esplendor. El día de Pascua es el corazón de todo el año litúrgico.
Para prepararnos a celebrar la Pascua disponemos los cristianos de un tiempo privilegiado, llamado «tiempo de CUARESMA». Durante los cuarenta días que preceden a la Semana Santa, la Iglesia, en sus celebraciones, exhorta a los fieles a un cambio profundo: así podrán participar mejor en la vida plena de Jesús, el Salvador.
El gozo de la salvación es celebrado en la liturgia de la Iglesia durante los cincuenta días que forman el llamado «tiempo PASCUAL». Las lecturas de la última semana recogen las promesas de Jesús de enviarnos el Espíritu Santo. Esa venida del Espíritu Santo a su Iglesia es lo que los cristianos celebramos en la fiesta de PENTECOSTÉS. Así culmina la celebración del gozo pascual.
Queda aún una fiesta importante por celebrar: el nacimiento de Jesús o NAVIDAD (25 de diciembre). La aparición en nuestra tierra del Salvador del mundo nos llena de alegría y admiración. La Iglesia lo expresa muy bien en sus celebraciones.
También la Iglesia se prepara para celebrar la Navidad. Durante cuatro semanas, los cristianos intentamos reavivar la esperanza que brotó en los hombres, y particularmente en el pueblo de Israel, por el anuncio de la venida de un Salvador. A este tiempo lo llamamos «tiempo de ADVIENTO» y a las tres semanas que prolongan la alegría del nacimiento, «tiempo de NAVIDAD».
Hay un largo período, más de medio año, en el cual la Iglesia celebra aspectos particulares del misterio de Jesucristo: llenan la vida de Jesús desde su nacimiento hasta la muerte en cruz y resurrección. Estas treinta y cuatro semanas constituyen el llamado «tiempo ORDINARIO». Algunas semanas preceden a la Cuaresma, pero la mayor parte de ellas se celebran después de la solemnidad de Pentecostés.
El año litúrgico termina con la solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. El Señor volverá con gloria y poder: vigilad. A la meditación de esta segunda venida y del fin del tiempo nos orientan las últimas lecturas del año.
TIEMPO DE ADVIENTO
El tiempo de Adviento cubre las cuatro semanas que preceden a la celebración de la Navidad. La liturgia del Adviento puede compararse a un díptico.
La primera parte del cuadro evoca, con alegría y serenidad, la doble venida del Señor: en «la humildad de nuestra carne» y en «la majestad de su gloria». La segunda parte del cuadro expresa, con creciente intensidad, la expectación del Salvador: los profetas lo anuncian, María lo espera con amor de madre, Juan Bautista lo señala ya próximo.
La última semana de Adviento, la liturgia vuelve sus ojos con insistencia hacia la madre de Jesús. Las actitudes de María nos sirven de perpetuo estímulo para preparar la venida del Señor.
TIEMPO DE NAVIDAD
El tiempo de Navidad se extiende desde el 25 de diciembre hasta el domingo después del 6 de enero con la celebración de la fiesta del Bautismo del Señor. Natividad y Epifanía son fiestas clave. Ambas solemnidades celebran lo mismo, es decir, el acercamiento decisivo de Dios a los hombres, en Jesús, el Emmanuel, pero lo hacen desde ángulos distintos. Natividad (25 de diciembre) se fija, sobre todo, en el acontecimiento histórico del nacimiento de Jesús. Epifanía (6 de enero) destaca, principalmente, su significado: Jesús viene a salvar a todos los hombres.
También son celebraciones de este tiempo: La fiesta de la Sagrada Familia (domingo dentro de la Octava de Navidad), que nos recuerda el ambiente de familia que rodeó a Jesús en los años de su infancia. La solemnidad de Santa María, Madre de Dios (Octava de Navidad; 1 de enero), que nos evoca la sencilla grandeza de aquella mujer, María, por quien Dios tuvo entrada en el mundo. La fiesta del Bautismo del Señor (domingo después del 6 de enero), que cierra el tiempo de Navidad, con la presentación de Jesús, el Hijo amado del Padre, que acepta la misión de salvar a los hombres e inaugura un nuevo bautismo.
La Sagrada Familia: Jesús, María y José
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
TIEMPO DE CUARESMA
Llamamos tiempo de Cuaresma a los cuarenta días anteriores a la fiesta de Pascua de Resurrección. La Iglesia comienza la Cuaresma el Miércoles de Ceniza. La liturgia de la Cuaresma despliega, ante la mirada del creyente, la película del misterio de la vida humana y la ilumina con la eterna y siempre viva palabra de Dios.
Por eso, es un tiempo oportuno para escuchar, acoger, pensar y rectificar. ¿Qué escucha el creyente a lo largo de esta «Cuaresma»? Que la vida humana, envuelta en trabajos mil, camina hacia el cumplimiento de la promesa que Dios hizo de salvar al hombre. Se inició en Adán, la fue renovando en Abrahán, Moisés, David y los profetas, la cumplió en Cristo y un día, en la fiesta sin fin del Reino se manifestará plenamente realizada en nosotros.
Por eso, la Iglesia recuerda al hombre pecador y arrepentido para que acoja, piense y rectifique, las pruebas que experimentaron los creyentes (tentaciones), las purificaciones a que se vio sometida la fe del pueblo, el camino de su conversión en pos de la promesa y el encuentro con Dios (alianza) renovado a lo largo de la historia.
¿Cómo lo hace? En dos perspectivas, ricas de contenido y cargadas de esperanza. Una bautismal y otra penitencial.
En la perspectiva bautismal, la Iglesia quiere hacer más clara a los ojos de los catecúmenos (y también de los ya bautizados) la vocación a la que son llamados (hijos de Dios, discípulos de Jesús, miembros de la gran familia que es la Iglesia). Por eso, en las tres últimas semanas, nos presenta en sus lecturas los grandes símbolos de la regeneración: el agua (samaritana), la luz (ciego de nacimiento) y la vida más allá de la muerte (resurrección de la hija de Jairo).
En la perspectivo penitencial, la Iglesia quiere ayudar a todos sus hijos a reconocerse pecadores y necesitados de conversión y penitencia. Por eso, hace desfilar, ante nuestros ojos, las figuras de hombres que supieron plasmar su conversión en una vida entregada a Dios y a los demás (Leví, Zaqueo, el buen samaritano, el hijo pródigo).
CICLO PRIMERO (Perspectiva bautismal)
CICLO SEGUNDO (Perspectiva penitencial)
SEMANA SEMANA SANTA
Presentamos, a continuación, unas unidades bíblico-catequéticas para la liturgia del Domingo de Ramos y otras posibles celebraciones de la palabra el Jueves, Viernes y Sábado santos. Habitualmente, durante esos días, los niños participarán, acompañados de los mayores, en la liturgia de la comunidad cristiana, pero pueden prepararse a ella mediante celebraciones o catequesis adecuadas. Pensando en ello, ofrecemos esta selección de textos con sus correspondientes moniciones.
Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
TIEMPO TIEMPO PASCUAL
Llamamos tiempo pascual a un período de cincuenta días que comienza el Domingo de Pascua y termina el Domingo de Pentecostés. Desde antiguo, los cristianos celebraron esos cincuenta días como si fueran «un gran domingo» (san Atanasio).
Dentro del tiempo pascual, celebramos la solemnidad de la Ascensión, en la que conmemoramos que Jesús ha sido glorificado en cuerpo y alma por Dios Padre y vive y reina con él para siempre.
La liturgia del tiempo pascual despliega, ante la mirada agradecida del creyente, el misterio de la glorificación de Cristo (Jesús es el Señor del universo) y el misterio de la acción creadora de su Espíritu en el mundo.
La palabra de Dios, durante este tiempo, nos descubre, por consiguiente, que somos una comunidad salvada por Jesucristo; criaturas nuevas, ungidas por el Espíritu de Jesús resucitado; un pueblo de hermanos, enviado al mundo para anunciar la misericordia de Dios a todos los hombres, y con vistas a la transformación del universo.
Hay dos signos que nos ayudan a captar mejor este mensaje. El cirio pascual, que luce durante las celebraciones de este tiempo, simboliza para nosotros el «lucero que no conoce ocaso», Cristo resucitado, que «brilla sereno para el linaje humano», «devuelve la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos» (pregón pascual). El canto del Aleluya ( = «Alabad a Dios»), que resuena como una expresión insistente de nuestra alegría y de nuestro agradecimiento a Dios.
TIEMPO ORDINARIO
El Leccionario IX, diseñado específicamente para las misas con niños, ofrece una selección cuidadosa de lecturas para el Tiempo Ordinario. Este período, que abarca la mayor parte del año litúrgico, proporciona una oportunidad única para profundizar en las enseñanzas de Jesús y la vida de la Iglesia. El Leccionario IX para el Tiempo Ordinario es un recurso invaluable para la formación en la fe de los niños. Al presentar las Escrituras de manera estructurada y accesible, ayuda a los más jóvenes a crecer en su comprensión y amor por Jesús, sentando las bases para una fe madura y duradera.
Primeras lecturas del Antiguo Testamento
Primeras lecturas del Nuevo Testamento
I. Jesús anuncia la Buena Noticia con hechos y palabras: El Reino está entre nosotros
II. Jesús dice: «Ven y sígueme».
III. Los hombres se preguntan: «¿Quién es Jesús?».
IV. Jesús es nuestro Señor y nuestro Dios
CELEBRACIONES CELEBRACIONES DE LOS SANTOS
El Leccionario IX, en su sección de Celebraciones de los Santos, ofrece una herramienta valiosa para introducir a los niños en la rica tradición de la Iglesia. A través de lecturas cuidadosamente seleccionadas y adaptadas, los niños pueden conocer y apreciar a estos grandes modelos de fe, esperanza y caridad, inspirándose para vivir su propia fe de manera más plena y significativa.
El Leccionario IX, diseñado específicamente para las misas con niños, incluye una sección dedicada a las Celebraciones de los Santos. Estas celebraciones son una parte integral del año litúrgico y ofrecen una oportunidad única para que los niños conozcan y se inspiren en los modelos de fe que la Iglesia propone.
SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
15 de agosto: La Asunción de la Virgen María
8 de diciembre: La Inmaculada Concepción de santa María Virgen
Otras celebraciones de Santa María Virgen
TODOS LOS SANTOS Y FIELES DIFUNTOS
1 de noviembre: Todos los santos
2 de noviembre: Conmemoración de todos los Fieles difuntos
PRINCIPALES SANTOS
19 de marzo: San José, esposo de la Virgen María
24 de junio: La Natividad de san Juan Bautista
29 de junio: San Pedro y san Pablo, apóstoles
25 de julio: Santiago, apóstol
TEXTOS PARA MISAS DE TEMA EUCARÍSTICO Y PENITENCIAL
Los textos para misas de tema eucarístico y penitencial en el Leccionario IX son herramientas pastorales invaluables para la formación en la fe de los niños. Al presentar estos temas fundamentales de manera accesible y significativa, la Iglesia busca sembrar las semillas de una fe madura y una participación activa en la vida sacramental. Estos textos no solo educan, sino que también invitan a los niños a experimentar personalmente el amor y la misericordia de Dios a través de los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación.
La Eucaristía es el centro de la vida cristiana, y el Leccionario IX ofrece una selección de textos que ayudan a los niños a comprender y apreciar este sacramento. El sacramento de la Penitencia o Reconciliación es otro tema importante en la formación cristiana de los niños. El Leccionario IX ofrece textos que abordan este tema de manera apropiada para su edad y comprensión.
Textos para misas de tema eucarístico
Textos para misas de tema penitencial
Índice de acceso al Leccionario completo
«El Leccionario de la Iglesia Católica, como un tesoro de palabras divinas, es la hoja de ruta espiritual que guía a la comunidad a través de las Escrituras, iluminando el camino de fe con enseñanzas sagradas y revelaciones divinas en cada página litúrgica.»
LECCIONARIO IX (NIÑOS)
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Navidad
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Adviento
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Cuaresma
El Leccionario IX para las Misas con Niños en Semana Santa
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo Pascual
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo Ordinario
Leccionario IX para las Misas con Niños en Celebraciones de los Santos
Leccionario IX para las Misas con Niños Textos para Misas de tema Eucarístico y Penitencial