LECCIONARIO IX PARA LAS MISAS CON NIÑOS EN TIEMPO DE ADVIENTO
Lecturas Misa para niños, TIEMPO DE ADVIENTO.
El Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Adviento es una herramienta pastoral invaluable que permite a la Iglesia cumplir su misión educativa de manera efectiva. Al adaptar las lecturas bíblicas al nivel de comprensión de los más jóvenes, la Iglesia siembra las semillas de una fe duradera, asegurando que las nuevas generaciones de fieles crezcan con un profundo entendimiento y aprecio por el misterio de Jesucristo.
Introducción
LA LITURGIA
El tiempo de Adviento cubre las cuatro semanas que preceden a la celebración de la Navidad.
La liturgia del Adviento puede compararse a un díptico.
La primera parte del cuadro evoca, con alegría y serenidad, la doble venida del Señor: en «la humildad de nuestra carne» y en «la majestad de su gloria».
La segunda parte del cuadro expresa, con creciente intensidad, la expectación del Salvador: los profetas lo anuncian, María lo espera con amor de madre, Juan Bautista lo señala ya próximo.
La última semana de Adviento, la liturgia vuelve sus ojos con insistencia hacia la madre de Jesús. Las actitudes de María nos sirven de perpetuo estímulo para preparar la venida del Señor.
LA SAGRADA ESCRITURA
El tiempo de Adviento comunica su mensaje de esperanza, principalmente, a través de lecturas tomadas del Génesis, del libro de Isaías y de los tres evangelios sinópticos.
El Génesis recoge los relatos de Abrahán, el peregrino de Dios. Abrahán obedece a la palabra de Dios que le promete bendición. La vida de los hombres depende de esa promesa de Dios.
Los capítulos escogidos del libro de Isaías recogen el mensaje de un profeta que intenta levantar el ánimo de unos hombres consumidos de tristeza, lejos de su patria y en país enemigo. Esa situación, les dice, va a cambiar, porque llega el Señor. ¡Preparadle un camino!
Los pasajes de los evangelistas presentan, principalmente, las figuras de Juan Bautista y de María, la madre de Jesús. La enérgica llamada a la conversión de Juan Bautista, el Precursor, y la entrañable y fiel actitud de María, la Virgen «llena de gracia», nos señalan hoy ejemplos vivos de cómo acoger y anunciar al Señor.
LA CATEQUESIS
La celebración del Adviento contiene un mensaje de creciente esperanza. Viene Jesús, planta su tienda entre nosotros. Es él quien hace posible que crezca nuestra vida y se despliegue en paz con Dios, con los hombres y con el mundo. Vendrá Jesús, y somos nosotros los que tenemos que descubrir que nuestra vida está pendiente de una promesa, cumplida en él, pero que todavía no ha llegado en nosotros a plenitud.
Nos muestran las lecturas, progresivamente, un rostro de Dios preocupado de los hombres y queriendo que sean felices. Nos proponen, también, el testimonio vivificante de unas personas, modelo, para nosotros, de respuesta al Señor.
A continuación, se hace una breve exposición del mensaje de las lecturas de Adviento para que el sacerdote y otros educadores puedan servirse de él en las catequesis y celebraciones con los niños. Para recoger algunos aspectos importantes del mensaje de este tiempo, se ofrecen dos formularios para el segundo y cuarto domingo, respectivamente.
Domingo 1º de Adviento
Introducción:
Dios sigue llamando hoy como cuando eligió a Abrahán y le bendijo (1ª lect.). Queremos escuchar esas llamadas de Dios y le pedimos que nos haga ver su misericordia (sal.). Pero también nos damos cuenta de que hay que prepararse, llevando una vida más transparente (ev.).
PRIMERA LECTURA
Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo
Monitor:
Los cristianos somos una familia. Como todas las familias, tenemos una historia, una cadena de personas que vivieron antes que nosotros con la ilusión de vernos llegar un día al mundo.
En la gran familia de los cristianos el más importante es Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre.
Antes de Jesús los hombres aguardaban la venida de un salvador. Aunque muchos no lo sabían, el salvador era Jesús.
El texto de la Biblia que vamos a leer nos habla de uno de esos hombres. Se llamaba Abrahán. Un día Dios le llamó. Le pidió una cosa muy difícil y, al mismo tiempo, le prometió algo muy grande. Abrahán creyó en esta palabra porque se fió de que Dios iba a cumplirla. Mucho tiempo después nació Jesús, el Salvador de todos los hombres. Era de la familia de Abrahán.
Dios sigue hoy llamando a los hombres y mujeres para hacer cosas muy grandes en el mundo.
Lector:
Lectura del libro del Génesis 12, 1-2. 3b-4a. 5a. 5c. 7
En aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
—«Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostrare.
Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo».
Abrán marchó, como le había dicho el Señor.
Abrán llevó consigo a Saray, su mujer. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán.
El Señor se apareció a Abran y le dijo:
—«A tu descendencia le daré esta tierra».
El construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 84, 9. 10 y 13b (R.: 8a)
Monitor:
Dios nos llama. Al decir «sí» a lo que nos pide, nos sentimos felices y en paz. Dios se acerca para traernos su salvación. La hará brotar de nuestra raza, de la tierra de los hombres. Por eso, le decimos de corazón: Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Salmista:
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón». R.
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
y nuestra tierra dará su fruto. R.
Aleluya Lc 3, 4. 6
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Todos verán la salvación de Dios.
EVANGELIO
Yo envío mi mensajero delante de ti
Monitor:
Cuando alguien a quien queremos va a venir a nuestra casa, hacemos muchos preparativos: le preparamos la comida, la habitación. Procuramos que todo esté lo mejor posible. Si una persona importante visita una ciudad, se adornan las calles, se para el tráfico; la gente se asoma a los balcones y ventanas. Cuando está a punto de llegar, alguien le anuncia.
Juan, el Bautista, anunciaba a la gente que el Enviado de Dios, el Mesías1, estaba a punto de llegar. Les decía que se preparasen a recibirlo. Las gentes no sabían bien quién era; pero lo esperaban con impaciencia. Juan les bautizaba en el río Jordán y los que recibían este baño querían indicar así que deseaban llevar una vida limpia, mientras esperaban al Mesías.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 1-5. 7-8
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío mi mensajero delante de ti
para que te prepare el camino.Una voz grita en el desierto:
«Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos»».
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán.
Y proclamaba:
—«Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».
Palabra del Señor.
1«Mesías»: Esta palabra quiere decir «enviado de Dios». Dios había prometido salvar a su pueblo por medio del Mesías.
Domingo 2º de Adviento
Formulario I
Introducción:
Dios prometió visitarnos con su paz y cumplió su promesa al enviar a su Hijo a nuestra tierra. Abrahán vivió fiándose de Dios y creyendo que cumpliría esa promesa de un mañana de paz y de amor universal (1ª lect.). Queremos agradecer a Dios su fidelidad y le volvemos a pedir que nos dé el gozo de su presencia entre nosotros (sal.). Vamos a hacer más intensa nuestra preparación, arreglando los caminos de nuestro corazón (ev.).
PRIMERA LECTURA
Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes;
así será tu descendencia
Monitor:
Los hijos son la mayor alegría de los padres.
Abrahán no tenía hijos. Pasaban los años y estaba muy triste. Como se fiaba de Dios y hablaba con él, como habla un amigo con su amigo, un día le contó su pena al Señor.
Entonces Abrahán volvió a escuchar una promesa maravillosa y se fió otra vez de la palabra del Señor.
Jesucristo nació de la familia de Abrahán. Y los cristianos, que somos muchos por el mundo, podemos decir que Dios ha cumplido la promesa hecha a Abrahán: Tu descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo que no se pueden contar.
Lector:
Lectura del libro del Génesis 15, 1-6
En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor:
—«No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante».
Abrán contestó:
—«Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?».
Y añadió:
—«No me has dado hijos y un criado de casa me heredará».
La palabra del Señor le respondió:
—«No te heredara ese, sino uno salido de tus entrañas».
Y el Señor lo sacó fuera y le dijo:
-«Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes».
Y añadió:
—«Así será tu descendencia».
Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 105, 1. 3
Monitor:
Dios cumple siempre lo que promete. Es fiel y su amor no tiene fin. Por eso le damos gracias y le decimos: Danos, Señor, el gozo de tu presencia.
Salmista:
R. Danos, Señor, el gozo de tu presencia.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R.
Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia. R.
Aleluya Lc 3, 4. 6
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Todos verán la salvación de Dios.
EVANGELIO
Monitor:
Algo importante iba a ocurrir. Dios estaba a punto de cumplir su promesa. Pero lo que Dios tenía preparado era mucho más grande que lo que los hombres esperaban. Siempre pasa así con las cosas de Dios.
Juan, el Bautista, animaba a la gente: «El Señor va a llegar, tenéis que prepararos. Hay que arreglar los caminos». Se refería a «los caminos del corazón». Quería decir que, para acoger al Señor, es necesario que la vida del hombre sea clara y transparente, abierta a los demás. A veces esto es más difícil que hacer carreteras sin baches, anchas y rectas.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 1-6
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Una voz grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;elévense los valles,
desciendan los montes y colinas;que lo torcido se enderece,
lo escabroso se iguale.Y todos verán la salvación de Dios».
Palabra del Señor.
Formulario II
Introducción:
Dios quiere ser amigo nuestro y hace una alianza, un pacto, con Abrahán (1ª lect.). Queremos aceptar ese pacto de amistad y solicitamos su ayuda (sal.). Nos enteramos bien de lo que Dios quiere de nosotros escuchándole a él y a las personas que nos aclaran lo que quiere que hagamos (ev.).
PRIMERA LECTURA
Te llamaras Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos
Monitor:
A los hombres nos gusta tener amigos, contarles nuestras cosas y compartir con ellos lo que nos alegra y entristece. Por eso nos gusta saber que Dios nos quiere hasta tratarnos como amigos.
La lectura de hoy habla de la amistad de Dios con Abrahán. Dios hizo con nuestros antepasados un pacto, un trato, una alianza: serían amigos para siempre. Dios daría un hijo a Abrahán, este hijo tendría otros y éstos se multiplicarían hasta llenar la tierra.
Dios nos bendice y nos hace amigos suyos. Caminemos en su presencia con lealtad.
Lector:
Lectura del libro del Génesis 17, 1. 4-5. 9a. 15-16a. 19b
Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo:
—«Yo soy el Dios Saday1. Camina en mi presencia con lealtad. Mira, éste es mi pacto contigo: «Serás padre de muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abran, sino Abrahán2, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos»».
Dios añadió a Abrahán:
—«Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré y te dará un hijo y lo bendeciré. Lo llamarás Isaac; con él estableceré mi pacto y con sus descendientes, un pacto perpetuo».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 85, 3 y 6. 11a. 12 (R.: 11a)
Monitor:
Queremos decir «sí» al pacto de Dios y ser sus amigos. Pero solos no podemos. Por eso le pedimos ahora la ayuda que necesitamos diciéndole: Enséñame, Señor, tu camino.
Salmista:
R. Enséñame, Señor, tu camino.
Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi suplica. R.
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad. R.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre. R.
Aleluya Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.
EVANGELIO
Juan anunciaba el Evangelio al pueblo
Monitor:
Juan Bautista decía a la gente que no se olvidasen de Dios y no abandonaran sus caminos. La gente, entonces, preguntaban qué tenían que hacer. Juan iba explicando a unos y otros cómo tenían que prepararse para recibir al Mesías.
Nosotros, al hablar en silencio con Dios nuestro Padre, le decimos: «¿Qué quieres de mí?». Y, aunque no sepamos decir cómo, escucharemos que Dios nos habla en el fondo de nuestro corazón. También nuestros padres, los catequistas, los sacerdotes nos aclaran lo que Dios quiere que hagamos.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 10-13. 15-16a. 18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
—«¿Entonces, qué hacemos?».
Él contestó:
—El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos 3 y le preguntaron:
—«Maestro, ¿qué hacemos nosotros?».
Él les contestó:
—«No exijáis más de lo establecido».
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias».
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.
Palabra del Señor.
1 Saday: Palabra antigua que algunas veces sale en la Biblia para llamar a Dios. El nombre más conocido de Dios es Yavé.
2 Nombre y cambio de nombres: Para los antiguos el nombre de una persona indicaba lo que esa persona era y la misión que iba a realizar en el mundo. Por ejemplo, Abrán significaba «hombre de familia ilustre». Cambiar de nombre significaba, por tanto, cambiar de misión. En este pasaje bíblico, Dios cambia los nombres que llevaban Abrán y su mujer, por otros nuevos. Abrahán quiere decir «padre de una multitud». Sara quiere decir «princesa y madre de reyes».
3 «Publicanos»: Se llamaban así los hombres que tenían como profesión cobrar a la gente una determinada cantidad de dinero —un tributo—, que se empleaba para atender las necesidades públicas. Algunos, sobre todo los jefes, cobraban más de lo debido; por eso, la gente los despreciaba.
Domingo 3º de Adviento
Introducción:
Dios nos dice, por su profeta, que no tengamos miedo porque él llega como buen Pastor (1ª lect.). Reconocemos su amor y le damos gracias (sal.). Queremos estar despiertos y vigilar para que cuando venga no nos encuentre distraídos (ev.).
PRIMERA LECTURA
Mirad, el Señor Dios llega con poder
Monitor:
En la lectura que vamos a escuchar, un profeta anima con fuerza al pueblo de Israel, diciéndole que sus penas y dificultades se van a acabar. Sus palabras anuncian algo muy importante: No tengáis miedo.
Los hombres tenemos miedo algunas veces: nos da miedo la oscuridad, estar solos, que otras personas nos puedan hacer daño, pensar que hay fuerzas misteriosas que nos van a hacer mal.
La palabra de Dios nos quita el miedo, porque nos asegura que nuestro Padre Dios está siempre con nosotros y no nos abandona nunca.
También nos dice la lectura del profeta que Dios es el pastor de su pueblo. Los pastores cuidan muy bien su rebaño y lo protegen de todos los peligros: conocen a cada oveja y las llaman por su nombre; curan las ovejas heridas y toman en brazos a los corderillos recién nacidos.
Dios nos va llevando por la vida como un pastor muy bueno. Va delante de nosotros y nos repite una y otra vez: No tengáis miedo.
Lector:
Lectura del libro de Isaías 40, 9-10a. 11
Súbete a un monte elevado,
heraldo de Sión;
alza fuerte la voz,
heraldo de Jerusalén; álzala, no temas,
di a las ciudades de Judá:
«Aquí está vuestro Dios.
Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.
Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,
toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 102, 1-2. 8a y 10 (R.: 8a)
Monitor:
Nuestro Padre Dios nos conoce y nos llama por nuestro nombre y no se cansa de perdonarnos. Por eso, al rezar con las palabras de este salmo, reconocemos el amor que Dios nos tiene y le damos gracias por todas las cosas buenas que hace con nosotros.
Salmista:
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
El Señor es compasivo y misericordioso.
No nos trata como merecen nuestros
pecados ni nos paga según nuestras culpas. R.
Aleluya Sal 84, 8
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
EVANGELIO
Estad como los que aguardan a su señor
para abrirle apenas venga y llame
Monitor:
Jesús trae siempre consigo la salvación. En la parábola que vamos a leer, Jesús dice a sus discípulos que estén preparados para recibir su visita. Deben comportarse como los servidores que esperan a su señor, sin saber exactamente a qué hora llegará. Así podrán abrirle la puerta enseguida, y él entrará en la casa.
Los que se reconocen pequeños y saben que Dios es el único que salva a todos los hombres esperan en vela la llegada del Señor. Cuando él llegue, hará desaparecer nuestra pobreza y, entonces, celebraremos una fiesta en la que no faltará ninguna cosa buena.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 35-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas 1. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos».
Palabra del Señor.
1 «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas»: Antiguamente se usaban unos trajes largos y anchos —unas túnicas— que se ceñían al cuerpo con un cinturón. Para dormir, se aflojaba el cinturón del vestido, pero, para trabajar durante el día, se apretaba, y la túnica quedaba, entonces, recogida. Cuando Jesús dice a sus discípulos que tengan «ceñida la cintura», está queriéndoles decir que vivan siempre como si fuese de día.
Hoy se puede encender la luz con facilidad. Pero, en tiempos de Jesús, no se había descubierto la electricidad y, para tener luz por la noche, había que estar atento para que las lámparas de aceite no se apagasen.
Con esta parábola, Jesús nos está diciendo: «Estad preparados para cuando yo venga; esforzaos por vivir como hijos de vuestro Padre Dios».
Domingo 4º de Adviento
Formulario I
Introducción:
Dios nos da a conocer sus planes, y la señal de que los cumplirá en el futuro (1ª lect.). Nos sentimos pequeños ante Dios, que nos sorprende siempre con más de lo que deseamos (sal.). María es un modelo perfecto de cómo se dice «sí» a Dios; verdaderamente su corazón es santo (ev.).
PRIMERA LECTURA
El Señor, por su cuenta, os dará una señal
Monitor:
Cuando una persona mayor nos promete algo, queremos que cumpla cuanto antes lo prometido. Si tarda en hacerlo, nos gustaría tener una señal de que alguna vez lo hará. Cuando al fin esa persona nos ofrece el regalo esperado, a veces, la sorpresa nos llena de alegría porque es mucho más de lo que soñábamos.
Al pueblo de Dios le pasó algo parecido. Lo vamos a leer en el libro del profeta Isaías. Dios había prometido enviar el Mesías al pueblo de Israel. Como tardaba en llegar, el pueblo empezó a dudar, pero tuvo miedo de pedir una señal a Dios. Entonces se adelantó Dios a dársela. La señal de Dios es ésta: una mujer va a tener un hijo y el hijo de esta mujer —sorpresa inesperada— será «Dios mismo viviendo con los hombres».
Dios en su grandeza nos sorprende siempre.
Lector:
Lectura del libro de Isaías 7, 10-11a. 12a. 13a. 14
En aquellos días, el Señor habló a Acaz:
—«Pide una señal al Señor, tu Dios».
Respondió Acaz:
—«No la pido».
Entonces dijo Dios:
—«Escucha, casa de David: El Señor, por su cuenta, os dará una señal:
Mirad: la virgen esta encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros»».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 23, 1-2. 3-4a y 5a
Monitor:
Nos da mucha alegría saber que ya llega el Señor. Ante Dios nos sentimos pequeños y queremos alabar su grandeza, porque siempre nos da más de lo que deseamos.
Al poner nuestros ojos en él, nuestro corazón se va haciendo cada vez más bueno. Dios lo llena de su gracia.
Salmista:
R. Ya llega el Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
el la fundó sobre los mares,
el la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de puro corazón
recibirá la bendición del Señor. R.
Aleluya Lc 1, 46. 48
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
porque ha mirado la humillación de su esclava.
EVANGELIO
María contestó: «Hágase en mí según tu palabra»
Monitor:
María tenía siempre los ojos puestos en Dios. Se sentía pequeña ante él. Pero Dios había llenado de su gracia el corazón de María, haciéndolo santo.
Un día, un mensajero anuncia a María: «Dios te ha escogido para que seas la madre del Mesías prometido». María quedó muy sorprendida de que Dios se hubiese fijado en ella. Pero también esta vez respondió al mensajero con alegría: «¡Que se haga lo que tú me dices!».
Los cristianos miramos a María para aprender a decir siempre «sí» a Dios.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-35. 38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
—«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba que saludo era aquél.
El ángel le dijo:
—«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
—«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».
El ángel le contestó:
—«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios».
María contestó:
—«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
Formulario II
Introducción:
Dios ha hecho maravillas en María. Siempre habitó en ella como Señor de su vida (1ª lect.). Expresamos nuestra alegría con un canto que nos gustaría sonara a nuevo (sal.). Nos unimos a la alegría de María y de la Iglesia porque la salvación de Dios llega a los pequeños (ev.).
PRIMERA LECTURA
Regocíjate: el Señor, tu Dios, te ama y se alegra con júbilo
Monitor:
Cuando alguna cosa nos preocupa, estamos tristes y nos cerramos en nosotros mismos. Al quedar libres de esa preocupación, respiramos con alegría y nos entran ganas de servir a los demás.
El profeta Sofonías —vamos a escucharlo ahora — habla a la ciudad de Jerusalén animándola a celebrar una fiesta. Es que Dios ha vencido a los enemigos que la oprimían y ¡ya es una ciudad libre! Ahora vive en medio de ella como único Rey. Hay que cantar como en día de fiesta.
Cuando la Iglesia lee este antiguo texto de la Biblia piensa en la Virgen María. En ella, más que en Jerusalén, Dios ha hecho maravillas. En efecto, el Señor quiso que María fuese la madre de su Hijo y, por esto, antes de que naciese, la amó y apartó de ella a todos los enemigos. Dios habitó siempre en santa María como Señor de toda su vida.
Los cristianos, que somos sus hijos, nos alegramos de que María haya sido liberada de todo lo que no es bueno: su alegría es nuestra alegría.
Lector:
Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-16a. 17b-18a
Regocíjate, hija de Sión1,
grita de júbilo, Israel;
alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha cancelado tu condena,
ha expulsado a tus enemigos.
El Señor será el rey de Israel,
en medio de ti, y ya no temerás.
Aquel día dirán a Jerusalén:
«No temas, Sión,
el Señor, tu Dios,
y se goza y se complace en ti,
te ama y se alegra con júbilo
como en día de fiesta».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 32, 2a y 3a y 11 y 12. 20-21 (R.: 1a y 3a)
Monitor:
Vamos a alabar al Señor. Él ha querido que santa María sea la madre de Jesús y madre nuestra. Él ha prometido también darnos su gracia para que vivamos con lealtad en la gran familia de los cristianos. Es tanta nuestra alegría que nos gustaría cantar una canción como si fuese nueva y nunca se hubiese cantado antes.
Salmista:
R. Aclamad al Señor, cantadle un cántico nuevo.
Dad gracias al Señor,
cantadle un cántico nuevo,
el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.
Aleluya Lc 1, 45
Dichosa tú, Virgen María, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
EVANGELIO
Proclama mi alma la grandeza del Señor
Monitor:
Cuando María supo que iba a ser madre de Jesús, corrió a casa de su prima Isabel para compartir con ella su alegría. Al llegar, comenzó a cantar las alabanzas de Dios, que había hecho en ella maravillas.
La Iglesia repite todos los días en su oración este cántico de María que los cristianos llamemos Magníficat 2. En él, María se alegra y da gracias porque la salvación de Dios llega a todos los hombres que son pequeños, humildes, como ella lo fue.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 46-55
En aquel tiempo, María dijo:
—«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres— en
favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
Palabra del Señor.
1 «Sión»: Es uno de los nombres con que, en la Biblia, se llama a la ciudad de Jerusalén. «Hija de Sión» es una expresión que designaba al barrio Norte donde vivían los más pobres de la ciudad. Ellos fueron los que primero recibieron la alegría del anuncio de la salvación.
2 «Magnificat»: Palabra latina que significa «proclama la grandeza», «engrandece». Durante mucho tiempo, la Iglesia rezó el cántico de María en latín. Por eso ha quedado la costumbre de llamar a este himno con la primera palabra de su traducción latina.
LECCIONARIO IX (NIÑOS)
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Navidad
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Adviento
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Cuaresma
El Leccionario IX para las Misas con Niños en Semana Santa
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo Pascual
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo Ordinario
Leccionario IX para las Misas con Niños en Celebraciones de los Santos
Leccionario IX para las Misas con Niños Textos para Misas de tema Eucarístico y Penitencial