Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Navidad

LECCIONARIO IX PARA LAS MISAS CON NIÑOS EN TIEMPO DE NAVIDAD

Lecturas Misa para niños, TIEMPO DE NAVIDAD.

Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Navidad

El Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Navidad es una herramienta pastoral invaluable que permite a la Iglesia cumplir su misión educativa de manera efectiva. Al adaptar las lecturas bíblicas al nivel de comprensión de los más jóvenes, la Iglesia siembra las semillas de una fe duradera, asegurando que las nuevas generaciones de fieles crezcan con un profundo entendimiento y aprecio por el misterio de Jesucristo.


TIEMPO DE NAVIDAD – MISAS CON NIÑOS

Introducción

LA LITURGIA

El tiempo de Navidad se extiende desde el 25 de diciembre hasta el domingo después del 6 de enero con la celebración de la fiesta del Bautismo del Señor. Natividad y Epifanía son fiestas clave. Ambas solemnidades celebran lo mismo, es decir, el acercamiento decisivo de Dios a los hombres, en Jesús, el Emmanuel, pero lo hacen desde ángulos distintos. Natividad (25 de diciembre) se fija, sobre todo, en el acontecimiento histórico del nacimiento de Jesús. Epifanía (6 de enero) destaca, principalmente, su significado: Jesús viene a salvar a todos los hombres.

También son celebraciones de este tiempo:

La fiesta de la Sagrada Familia (domingo dentro de la Octava de Navidad), que nos recuerda el ambiente de familia que rodeó a Jesús en los años de su infancia.

La solemnidad de Santa María, Madre de Dios (Octava de Navidad; 1 de enero), que nos evoca la sencilla grandeza de aquella mujer, María, por quien Dios tuvo entrada en el mundo.

La fiesta del Bautismo del Señor (domingo después del 6 de enero), que cierra el tiempo de Navidad, con la presentación de Jesús, el Hijo amado del Padre, que acepta la misión de salvar a los hombres e inaugura un nuevo bautismo.

LA SAGRADA ESCRITURA

El tiempo de Navidad toma sus lecturas principales del libro de Isaías y de los evangelios de la infancia según san Lucas y san Mateo.

Siguen los textos de Isaías escogidos por la liturgia (uno de cada parte del libro) destacando la alegría que la salvación trae a todos los hombres. Emplean, para ello, las imágenes de la luz, de los reyes que caminan a su resplandor, del mensajero que anuncia y del vigía que grita las maravillas de Dios.

Los evangelistas Lucas y Mateo nos hacen contemplar el nacimiento del Salvador y algunos acontecimientos de su infancia. Pero lo hacen a la luz que la resurrección de Jesús proyecta sobre ellos. Es decir, afirman de Jesús, al comienzo de su vida, lo que supieron que era después de la resurrección: «Mesías» (Mateo), «Salvador», «Señor» (Lucas). Y lo dicen utilizando todos los elementos literarios que tuvieron a mano para poner de relieve que Jesús era Mesías e Hijo de Dios.

También leemos algunos pasajes de la primera carta de san Juan. En ellos, se subraya el realismo de la encarnación. Estamos unidos a Dios y conocemos el amor que nos tiene cuando confesamos que Jesús ha sido enviado por Dios para salvar al mundo y cuando nos amamos mutuamente, como Jesús nos amó.

LA CATEQUESIS

La celebración de la Navidad nos recuerda que Dios no es una realidad ajena a los hombres. Dios nos acompaña en nuestro caminar y está presente en nuestras vidas.

Durante el tiempo de Navidad, la Iglesia celebra que este Niño es, a la vez, el Hijo de Dios. Confiesa, con asombro y sin escándalo, que el Señor de cielo y tierra se hace servidor de los hombres; que el Dios tres veces santo y poderoso aparece en la frágil envoltura de un niño. En él se hace visible, de manera definitiva, la salvación que Dios ofrece a todos los hombres.

Los formularios de lecturas para el tiempo de Navidad están agrupados en torno a estas fiestas:

-Natividad del Señor;

-Sagrada Familia;

-Santa María, Madre de Dios;

-Epifanía;

-Bautismo de Jesús.

Natividad del Señor – 25 de diciembre

Formulario I

Introducción:

Dios se ha acercado a los hombres de una manera definitiva al enviarnos a Jesús. El nacimiento de Jesús es una luz que continúa iluminándonos hoy (1ª lect.). Nos unimos a toda la creación para dar gracias al Señor (sal.). A pesar de la pequeñez del signo, adoramos con fe y confesamos que Jesús es el Salvador del mundo (ev.).

PRIMERA LECTURA

Un hijo se nos ha dado

Lector:

Lectura del libro de Isaías 9, 1-3. 5-6

El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una luz grande;

habitaban tierra de sombras,
y una luz les brilló.

Acreciste la alegría,
aumentaste el gozo;

se gozan en tu presencia,
como gozan al segar,

como se alegran
al repartirse el botín.

Porque la vara del opresor,
y el yugo de su carga,

el bastón de su hombro,
los quebrantaste como el día de Madián.

Porque un niño nos ha nacido,
un hijo se nos ha dado:

lleva a hombros el principado,
y es su nombre:

«Maravilla de Consejero,
Dios guerrero,

Padre perpetuo,
Príncipe de la paz».

Para dilatar el principado,
con una paz sin límites,

sobre el trono de David
y sobre su reino.

Para sostenerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho
desde ahora y por siempre.

El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 11-12 (R.: Lc 2, 11a)

Salmista:

R. Hoy nos ha nacido un Salvador.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R.

O bien:


Nosotros no hemos amado a Dios, sino que él nos amó


Lector:

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10

Queridos hermanos:

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.

En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

Palabra de Dios.


Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 5b-6 (R.: 11a)


Salmista:

R. Alégrese el cielo y goce la tierra.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo. R.

Aleluya Lc 2, 10-11

Os traigo una buena noticia, una gran alegría:
nos ha nacido un Salvador:
el Mesías, el Señor.

EVANGELIO

Os traigo una buena noticia: hoy os ha nacido un Salvador

Sacerdote (o diácono):

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14

En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.

Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.

También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.

En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.

Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.

El ángel les dijo:

—«No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontrareis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:

—«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor».

Palabra del Señor.

Formulario II

Introducción:

Dios no abandona a su pueblo (1ª lect.). Expresamos nuestra alegría porque muestra su misericordia a todos (sal.). Alabamos a Dios, que eligió a los sencillos para que fuesen los primeros en recibir el anuncio de la salvación (ev.).

PRIMERA LECTURA

Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios

Lector:

Lectura del libro de Isaías 52, 7-10

¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que anuncia la paz,

que trae la Buena Nueva,
que pregona la victoria,
que dice a Sión: «Tu Dios es rey»!

Escucha: tus vigías gritan,
cantan a coro,

porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.

Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,

que el Señor consuela a su pueblo,
rescata a Jerusalén;

el Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,

y verán los confines de la tierra
la victoria de nuestro Dios.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial: Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4 (R.: 3a)

Salmista:

R. El Señor se acordó de su misericordia.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

O bien:


Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros

Lector:

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 11-18

Queridos hermanos:

Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.

A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

En esto conocemos que permanecemos en él, y el en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.

Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.

Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.

No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 71, 1-2. 12-13

Salmista:

R. El Señor es bueno y su misericordia es eterna.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Porque el librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

Aleluya Lc 2, 14

Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.

EVANGELIO

Los pastores encontraron a María y a José, y al niño

Sacerdote (o diácono):

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 15-20

Cuando los ángeles los dejaron y subieron al cielo, los pastores se decían unos a otros:

—«Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor».

Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Palabra del Señor.

La Sagrada familia: Jesús, María y JoséDomingo dentro de la Octava de Navidad

Formulario I

Introducción:

En la familia de Jesús reinó siempre el amor (1ª lect.). Bendecimos a Dios, que nos da la vida (sal.). Queremos formar parte de la familia de Dios y hacer, como María, lo que le agrada (ev.).

PRIMERA LECTURA

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón

Lector:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-17

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.

El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.

Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial: Salmo 102, 1-2. 13 y 11. 17 y 21 y 22

Salmista:

R. Bendecid al Señor que nos da la vida.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles. R.

La misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
Bendecid al Señor, servidores que cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor, todas sus obras. R.

Aleluya Col 3, 15a. 16a

Que la paz de Cristo actúe de árbitro
en vuestro corazón;
la palabra de Cristo habite entre vosotros
en toda su riqueza.

EVANGELIO

El que cumple la voluntad de Dios,
ese es mi hermano y mi hermana y mi madre

Sacerdote (o diácono):

Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 31-35

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dijo:

—«Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan».

Les contestó:

—«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».

Y, paseando la mirada por el corro, dijo:

—«Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor.

Formulario II

Introducción:

Nuestros padres son un regalo de Dios (1ª lect.). Dios está con nosotros cuando vivimos unidos (sal.). Jesús muestra desde pequeño que ha venido a cumplir la voluntad de Dios (ev.).

PRIMERA LECTURA

Al que honra a sus padres el Señor lo escucha

Lector:

Lectura del libro de Sirácida 3, 2-6. 12-14

Dios hace al padre más respetable que a los hijos
y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.

El que honra a su padre expía sus pecados,
el que respeta a su madre acumula tesoros;

el que honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado;

el que respeta a su padre tendrá larga vida,
al que honra a su madre el Señor lo escucha.

Hijo mío, se constante en honrar a tu padre,
no lo abandones mientras vivas;

aunque chochee, ten indulgencia,
no lo abochornes mientras vivas.

La limosna del padre no se olvidará,
será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial: Salmo 132, 1. 3

Salmista:

R. Vivamos unidos en el nombre del Señor.

Ved que dulzura, que delicia,
convivir los hermanos unidos. R.

Es rocío del Hermón1, que va bajando
sobre el monte Sión.
Porque allí manda el Señor la bendición:
la vida para siempre. R.

Aleluya Cf. Hch 16, 14b

Ábrenos el corazón, Señor,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo.

EVANGELIO

¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?

Sacerdote (o diácono):

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41-52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.

Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.

Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.

A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

—«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados».

Él les contesto:

—«¿Por qué que me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?».

Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.

Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Palabra del Señor.


1«Rocío del Hermón»: El salmista emplea la imagen del rocío derramado en el monte Hermón (al norte del país), que baja por las laderas y fecunda la tierra de los valles, para indicar la bendición del amor que Dios derrama en nuestros corazones para que podamos convivir como hermanos.

Santa María, Madre de Dios – 1 de enero – OCTAVA DE NAVIDAD

Introducción:

Dios trae la paz al mundo al enviarnos a Jesús (1ª lect.). Deseamos de corazón que esta bendición llegue a todos los hombres (sal.). María hace posible que Jesús venga al mundo (ev.).

PRIMERA LECTURA

El Señor te bendiga y te proteja

Lector:

Lectura del libro de los Números 6, 22-27

El Señor habló a Moisés:

—«Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:

«El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.

El Señor se fije en ti
y te conceda la paz».

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré».

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial: Salmo 66, 2-3. 5. 7-8 (R.: 4)

Salmista:

R. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R.

Aleluya Hb 1, 1-2

En distintas ocasiones habló Dios antiguamente
a nuestros padres por los profetas.
Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.

EVANGELIO

María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón

Sacerdote (o diácono):

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 15-20

Cuando los ángeles los dejaron y subieron al cielo, los pastores se decían unos a otros:

—«Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor».

Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Palabra del Señor.

La Epifanía del Señor – 6 de enero

o bien domingo que cae entre los días 2 al 8 de enero

Introducción:

Dios ofrece la salvación a todos los hombres (1ª lect.). Pedimos al Señor que los jefes de los pueblos gobiernen con justicia (sal.). Buscamos a Dios para ofrecerle lo que tenemos (ev.).

PRIMERA LECTURA

La gloria del Señor amanece sobre ti

Lector:

Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!

Mira: las tinieblas cubren la tierra,
y la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor,
su gloria aparecerá sobre ti.

Y caminarán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen a ti;

tus hijos llegan de lejos,
a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar
y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos,
de dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,
y proclamando las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial: Salmo 71, 1-2. 7-8a. 10-11 (R.: cf. 11)

Salmista:

R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar. R.

Que los reyes le paguen tributo,
que los reyes le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.

Aleluya Mt 2, 2

Hemos visto salir su estrella
y venimos a adorar al Señor.

EVANGELIO

Venimos de Oriente a adorar al Rey

Sacerdote (o diácono):

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.

Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

—«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.

Ellos le contestaron:

-«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:

«Y tú, Belén, tierra de Judea,
no eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judea,

pues de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel»».

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:

-«Id y averiguad cuidadosamente que hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que hablan visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.

El Bautismo del Señor – Domingo después del 6 de enero

Introducción:

En el Antiguo Testamento se nos habla de hombres que vivieron sirviendo a Dios como lo haría después Jesús a lo largo de toda su vida (1ª lect.). Cantamos al Señor por haber elegido a Jesús como servidor de los hombres (sal.). Dios Padre manifiesta que Jesús es su Hijo amado que acepta la misión de salvar a los hombres e inaugurará un nuevo bautismo (ev.).

PRIMERA LECTURA

Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano

Lector:

Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7

Así dice el Señor:

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.

Sobre él he puesto mi espíritu,
para que traiga el derecho a las naciones.

No gritará, no clamará,
no voceará por las calles.

La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará.

Promoverá fielmente el derecho,
no vacilará ni se quebrará,

hasta implantar el derecho en la tierra,
y sus leyes que esperan las islas.

Yo, el Señor, te he llamado con justicia,
te he cogido de la mano,

te he formado, y te he hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones.

Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión,

y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas».

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial: Salmo 44, 2a y 3. 8. 18 (R.: 3b)

Salmista:

R. El Señor te bendice eternamente.

Me brota del corazón un poema bello:
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente. R.

Has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros. R.

Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos. R.

Aleluya Cf. Mc 9, 7

Se abrió el cielo,
y se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo».

EVANGELIO

El Espíritu Santo bajó sobre él

Sacerdote (o diácono):

Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 15-16. 21-22

En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:

—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».

En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre el en forma de paloma, y vino una voz del cielo:

—«Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto».

Palabra del Señor.


1El bautismo que Juan hacía era un rito de penitencia para obtener de Dios el perdón de los pecados. No hay que confundirlo con el bautismo cristiano que por la gracia del Espíritu Santo nos hace hijos de Dios, discípulos de Jesús y miembros de la Iglesia.

Que Jesús quiera recibir el bautismo de penitencia de Juan no significa que fuese pecador (al contrario, era el más santo y justo de los hombres). Significa que aceptaba la situación desgraciada de los hombres (alejados de Dios), cargaba con ella y quería reconciliarlos con Dios, siguiendo el camino de la entrega hasta dar la vida por ellos con amor y no el camino de los prodigios y de la facilidad, como querrá proponerle poco después el demonio en las tentaciones.



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