LECCIONARIO IX PARA LAS MISAS CON NIÑOS TEXTOS PARA MISAS DE TEMA EUCARÍSTICO Y PENITENCIAL
Lecturas Misa para niños, TEXTOS PARA MISAS DE TEMA EUCARÍSTICO Y PENITENCIAL.
El Leccionario IX para las Misas con Niños Textos para Misas de tema Eucarístico y Penitencial es una herramienta pastoral invaluable que permite a la Iglesia cumplir su misión educativa de manera efectiva. Al adaptar las lecturas bíblicas al nivel de comprensión de los más jóvenes, la Iglesia siembra las semillas de una fe duradera, asegurando que las nuevas generaciones de fieles crezcan con un profundo entendimiento y aprecio por el misterio de Jesucristo.
Textos para misas de tema eucarístico
Bajo este titulo, se recogen dos unidades bíblico-catequéticas centradas en el tema de la eucaristía. Los textos seleccionados para el día de Jueves santo (pp. 113ss.) ofrecen la posibilidad de una tercera unidad.
Señalamos a continuación, y de manera sintética, los contenidos de las respectivas unidades. Para las primeras lecturas se ofrecen dos textos bíblicos a elegir.
Unidad I
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Cuando sentimos hambre y no tenemos nada para comer, nos irritamos, estamos de mal humor, nos quejamos. Los israelitas, en el desierto del Sinaí, pasaron hambre y protestaron. Dios escucho su queja y puso al alcance del pueblo un alimento desconocido para ellos, pero capaz de saciar su hambre. Moisés al verlo exclamo: Éste es el pan que el Señor os da de comer.
Lector:
Lectura del libro del Éxodo 16, 2-4a. 12a. 12c. 13b-15
En aquellos días, la comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
—«¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad».
El Señor dijo a Moisés:
—«Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: «Por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios»».
Por la mañana, había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas se dijeron:
—«¿Qué es esto?».
Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:
—«Es el pan que el Señor os da de comer».
Palabra de Dios.
O bien:
Con la fuerza de aquel alimento, camino hasta el monte de Dios
Monitor:
Un alto en el camino, en un día de marcha, para comer un trozo de pan y beber un vaso de agua, nos dejan como nuevos. Recibimos nueva fuerza para continuar. En este relato, Elías camina por el desierto. Huye perseguido por sus enemigos. Le quieren matar porque les dice que han olvidado a Dios y son injustos con los hombres. Agotado y sin fuerzas, está a punto de morir; pero Dios, a través de un mensajero, puso al alcance de su mano pan y agua. Y aquel alimento le dio fuerza para levantarse y continuar su camino.
Lector:
Lectura del primer libro de los Reyes 19, 4-8
En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte:
—«¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!».
Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo:
—«¡Levántate, come!».
Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo:
—«¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas».
Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 77, 3 y 4bc. 23-24a. 24b-25
Monitor:
Dios cuida de nosotros. Hace brotar en la naturaleza alimento suficiente para todos. Si a veces falta el pan a unos es porque no sabemos compartir. Jesús nos ofrece también un pan que cambia el corazón y nos da fuerza para dar nuestras cosas a los demás. Vamos a pedírselo.
Salmista:
R. Danos, Señor, el pan de la vida.
Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R.
Dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná. R.
Les dio un trigo celeste.
Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura. R.
Aleluya Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
—dice el Señor—;
el que coma de este pan
vivirá para siempre.
EVANGELIO
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida
Monitor:
Sentimos hambre, parece que desfallecemos; comemos pan y continuamos vivos. Pero todos los hombres sentimos hambre de vivir para siempre. Sólo Jesús puede darnos el pan que sacia esa hambre. Ese pan lo recibimos en la eucaristía.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51. 55-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
—«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Palabra del Señor.
Unidad II
PRIMERA LECTURA
Pablo en la reunión de la comunidad
Monitor:
Los cristianos nos reunimos los domingos en la misa para celebrar la Cena del Señor. Desde los comienzos de la Iglesia, los discípulos de Jesús se reunían, como hacemos nosotros en la misa, para «partir el pan». Llamaban «partir el pan» a lo que nosotros decimos «misa». Leían, como nosotros lo hacemos ahora, algún texto de la Biblia, lo comentaban, pedían fuerza para vivirlo, daban gracias a Dios, «partían el pan» de Jesús que da la vida y comulgaban.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 20, 6-8. 11
Al terminar las fiestas de Pascua, nos hicimos a la mar en Filipos y en cinco días alcanzamos a los compañeros en Troas, donde nos detuvimos una semana.
El primer día de la semana, nos reunimos a partir el pan; Pablo les estuvo hablando y, como iba a marcharse al día siguiente, prolongó el discurso hasta medianoche. Había lámparas en abundancia en la sala de arriba, donde estábamos reunidos.
Pablo partió el pan y cenó. Estuvo conversando largo hasta el alba y, por fin, se marchó.
Palabra de Dios.
O bien:
Aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo
Monitor:
Cuando participamos de una misma mesa y de un mismo pan, nos sentimos más unidos. Pablo nos lo dice en este texto. Cuantos comemos del mismo pan, que es Jesús, quedamos tan unidos con él que formamos un solo cuerpo.
Lector:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16b-17
Hermanos:
El pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 144, 10-11. 15-16. 17-18
Monitor:
Dios nos regala un pan que nos hace estar siempre vivos por dentro. Ese pan es Jesús. Le pedimos: Danos, Señor, tu pan.
Salmista:
R. Danos, Señor, tu pan.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
Aleluya Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
—dice el Señor—;
el que coma de este pan
vivirá para siempre.
EVANGELIO
Monitor:
Cuando partimos nuestro pan con los demás, les damos algo de lo nuestro que nos hace vivir. Este gesto o signo hizo Jesús en la última Cena para decir a sus discípulos que entregaba su vida por nosotros. Cada vez que celebramos la misa, el sacerdote recuerda el gesto de Jesús, parte el pan que es Jesús y nos lo entrega. Cuando lo comemos, Jesús nos une a él, nos da su vida y podemos vivir repartiendo nuestras cosas con los demás.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 22, 14-16. 19-20
Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:
—«He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios».
Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
—«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía».
Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:
—«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros».
Palabra del Señor.
Textos para misas de tema penitencial
UNIDAD I
PRIMERA LECTURA
Caín atacó a su hermano Abel y lo mató
Monitor:
Hace muchos años, un gran amigo de Dios escribió el relato que vamos a escuchar. Nos dice en él que los hombres, cuando nos olvidamos de Dios, nos peleamos entre nosotros y a veces hasta nos matamos. Pero Dios no se olvida nunca de nosotros. Es nuestro Padre y nos ama; por eso, sale a nuestro encuentro y nos pregunta: «¿Qué has hecho de tu hermano?», para que al caer en la cuenta de nuestro pecado nos convirtamos. Y si a pesar de todo no lo hacemos, él continúa junto a nosotros dándonos vida y esperando nuestra vuelta. Bajo ningún pretexto quiere Dios que los hombres nos quitemos la vida unos a otros.
Lector:
Lectura del libro del Génesis 4, 1-15
El hombre se llegó a Eva; ella concibió, dio a luz a Caín, y dijo:
—«He adquirido un hombre con la ayuda del Señor».
Después dio a luz a Abel, el hermano. Abel era pastor de ovejas, mientras que Caín trabajaba en el campo.
Pasado un tiempo, Caín ofreció al Señor dones de los frutos del campo, y Abel ofreció las primicias y la grasa de sus ovejas.
El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda, y no se fijó en Caín ni en su ofrenda, por lo cual Caín se enfureció y andaba abatido.
El Señor dijo a Caín:
—«¿Por qué te enfureces y andas abatido? Cierto, si obraras bien, estarías animado; pero, si no obras bien, el pecado acecha a la puerta; y, aunque viene por ti, tu puedes dominarlo».
Caín dijo a su hermano Abel:
—«Vamos al campo».
Y, cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
El Señor dijo a Caín:
—«¿Dónde está Abel, tu hermano?».
Respondió Caín:
—«No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?».
El Señor le replicó:
—«¿Que has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra. Por eso te maldice esa tierra que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano. Aunque trabajes la tierra, no volverá a darte su fecundidad. Andarás errante y perdido por el mundo».
Caín contestó al Señor:
—«Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Hoy me destierras de aquí; tendré que ocultarme de ti, andando errante y perdido por el mundo; el que tropiece conmigo me matará».
El Señor le dijo:
—«El que mate a Caín lo pagará siete veces».
Y el Señor puso una señal a Caín para que, si alguien tropezase con él, no lo matara.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R.: cf. 7d)
Monitor:
Si escuchamos la voz de Dios nuestro Padre que nos invita a querernos, estamos salvados. Vamos a cantar este salmo para decir a Dios que deseamos escuchar su voz.
Salmista:
R. Ojalá escuchemos hoy su voz.
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que el guía. R.
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.
Aleluya Mt 25, 34
Venid, benditos de mi Padre
—dice el Señor—;
heredad el reino preparado para vosotros.
EVANGELIO
Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos,
conmigo lo hicisteis
Monitor:
En esta lectura, Jesús nos dice algo muy importante. Quien ayuda a un pobre sólo porque es pobre y necesitado está ayudando al mismo Jesús, y quien lo desprecia está dejando de lado a Jesús. Jesús nos ama a todas pero tiene una preferencia por los más pobres y necesitados. Sus amigos también aman a los pobres y merecerán un día un gran premio en el cielo. Dios quiere que nos amemos y no permitamos que haya entre nosotros hombres que pasan hambre, sed o están encarcelados.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante el todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
Entonces los justos le contestaran:
«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».
Y el rey les dirá:
«Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis».
Y entonces dirá a los de su izquierda:
«Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis».
Entonces también estos contestarán:
«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?».
Y el replicará:
«Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de estos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo».
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».
Palabra del Señor.
UNIDAD II
PRIMERA LECTURA
Esperó que su viña diese uvas, pero dio agrazones
Monitor:
El autor de esta lectura es el profeta Isaías. Vivió muchos años antes de Jesucristo. Fue un gran amigo de Dios. Sufrió mucho al ver que su pueblo, Israel, había vuelto las espaldas a Dios y cometía muchas injusticias con los pobres. Isaías quiere que Israel caiga en la cuenta de su ingratitud. Y escribe este canto. En él recuerda el cariño tan grande que Dios nos tiene y lo ingratos que somos cuando le volvemos las espaldas.
Lector:
Lectura del libro de Isaías 5, 1-4. 7
Voy a cantar en nombre de mi amigo
un canto de amor a su viña.
Mi amigo tenía una viña
en fértil collado.
La entrecavó, la descantó,
y plantó buenas cepas;
construyó en medio una atalaya
y cavó un lagar.
Y espero que diese uvas,
pero dio agrazones.
Pues ahora, habitantes de Jerusalén,
hombres de Judá,
por favor, sed jueces
entre mí y mi viña.
¿Qué más cabía hacer por mi viña
que yo no lo haya hecho?
¿Por qué, esperando que diera uvas,
dio agrazones?
La viña del Señor de los ejércitos
es la casa de Israel;
son los hombres de Judá
su plantel preferido.
Esperó de ellos derecho,
y ahí tenéis: asesinatos;
esperó justicia,
y ahí tenéis: lamentos.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 111, 1 y 4. 5-6
Monitor:
Cuando hacemos lo que a Dios le agrada estamos contentos. Vamos a recitar este salmo renovando al mismo tiempo nuestro deseo de amarle y de obedecerle.
Salmista:
R. Tu ley, Señor, me llena de gozo
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R.
Aleluya Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
EVANGELIO
Jesús subió a la montaña y se puso a enseñar a sus discípulos
Monitor:
Jesús nos enseña un camino que agrada a Dios y nos hace felices, es el camino de las Bienaventuranzas. Jesús lo recorrió y nos ayuda a recorrerlo. Las Bienaventuranzas nos hablan de una dicha nueva. Es la que a veces sentimos después de haber dado algo de lo nuestro a los demás. Escuchemos con un corazón muy abierto la lectura de las Bienaventuranzas.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
—«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos quedarán saciados.Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
Palabra del Señor.
Unidad III
PRIMERA LECTURA
Lo vimos sin aspecto atrayente
Monitor:
A veces las personas que son muy buenas y que comparten sus cosas con los demás nos fastidian y también les volvemos las espaldas, porque su comportamiento nos hace ver que nosotros somos egoístas y tenemos que cambiar. De ello nos habla el profeta Isaías en esta lectura. Un hombre justo que está al servicio de Dios y de los hombres, por eso se le llama «el Siervo de Dios», es perseguido y ejecutado por envidia. Pero Dios premió la entrega de su Siervo y misteriosamente su muerte nos salvará del egoísmo. Cuando pase el tiempo se verá que ese «Siervo» del que habla el profeta es Jesús.
Lector:
Lectura del libro de Isaías 53, 2b. 3a. 4b-5
Lo vimos sin aspecto atrayente,
despreciado y evitado de los hombres,
como un hombre de dolores;
nosotros lo estimamos leproso,
herido de Dios y humillado;
pero él fue traspasado por nuestras rebeliones,
triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable cayó sobre él,
sus cicatrices nos curaron.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 50, 3-4. 12-13. 18-19 (R.: cf. 3a)
Monitor:
Reconocemos que nuestro corazón tiende a ser egoísta e injusto con los otros. Pero también tenemos confianza en Dios que puede curarnos. Por eso decimos: Misericordia, Señor.
Salmista:
R. Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias. R.
Aleluya Jn 15, 9
Como el Padre me ha amado,
así os he amado yo;
permaneced en mi amor.
EVANGELIO
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando
Monitor:
Jesús nos ama y quiere que nosotros nos amemos unos a otros como él nos amó. De este modo estaremos siempre con él.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría este en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando».
Palabra del Señor.
Unidad IV
PRIMERA LECTURA
La infidelidad de Israel y la fidelidad de Dios
Monitor:
A veces somos ingratos con las personas que han sido buenas con nosotros, nos han hecho favores, regalos, cosas… También somos ingratos con Dios, que nos ha dado la vida y nos quiere tanto. Nos lo dice el profeta Oseas en este texto. Se dirige a los israelitas, les recuerda el cariño de Dios cuando los sacó de Egipto. Lo que dice es también para nosotros. Al recordar lo bueno que es Dios, tendremos más deseos de volvernos a él.
Lector:
Lectura de la profecía de Oseas 11, 1. 3-4a. 4c. 8c. 9b
Así dice el Señor:
—«Cuando Israel era joven,
lo amé desde Egipto llamé a mi hijo.Yo enseñé a andar a Efraín,
lo alzaba en brazos;
y él no comprendía que yo lo curaba.Con cuerdas humanas,
con correas de amor lo atraía;
me inclinaba y le daba de comer.Se me revuelve el corazón,
se me conmueven las entrañas.Que soy Dios, y no hombre;
santo en medio de ti,
y no enemigo a la puerta».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 26, 1. 4. 7 y 8b-9a. 13-14 (R.: 1a)
Monitor:
Reconocemos que Dios nos ama. Le decimos que deseamos permanecer con él porque es nuestra luz y salvación.
Salmista:
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Tu rostro buscaré,
Señor, no me escondas tu rostro. R.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, se valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.
Aleluya Lc 15, 20
Su padre lo vio y se conmovió;
se le echó al cuello
y se puso a besarlo.
EVANGELIO
Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido
Monitor:
Dios nos perdona siempre porque nos ama muchísimo Nos lo dice Jesús en esta parábola. Cuando nos hemos alejado de él, no nos guarda rencor. Su amor es tan grande que espera vigilante nuestra vuelta y se alegra cuando acogemos su perdón.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-24a
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:
—«Ése acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
—«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:
«Padre, dame la parte que me toca de la fortuna».
El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.
Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mando a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.
Recapacitando entonces, se dijo:
«Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros».
Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echo al cuello y se puso a besarlo.
Su hijo le dijo:
«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo».
Pero el padre dijo a sus criados:
«Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado»».
Palabra del Señor.
Unidad V
PRIMERA LECTURA
Transformaos por la renovación de la mente
Monitor:
El texto que vamos a escuchar está tomado de una carta que el apóstol san Pablo escribió a los cristianos de Roma hace muchos años. Pero lo que dice nos interesa también a nosotros, que somos amigos de Jesús y queremos seguirle de cerca.
Lector:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 12, 2. 9-18
Hermanos
No os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno.
Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo.
En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes.
Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.
Contribuid en las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, si, no maldigáis.
Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad.
Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde. No mostréis suficiencia.
No devolváis a nadie mal por mal.
Procurad la buena reputación entre la gente; en cuanto sea posible y por lo que a vosotros toca, estad en paz con todo el mundo.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 24, 4-5b. 8-9. 10 y 14 (R.: 4a)
Monitor:
Queremos volver de nuevo al camino de Dios, por eso pedimos en este canto: Señor, enséñame tus caminos.
Salmista:
R. Señor, enséñame tus caminos.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza. R.
Aleluya 2 Co 5, 19
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo,
y nos ha confiado
la palabra de la reconciliación.
EVANGELIO
Hijo, tus pecados quedan perdonados
Monitor:
Perdonar al que nos ha ofendido cuesta mucho. Sólo perdonamos cuando amamos. Nuestros padres, que nos aman, también nos perdonan. Dios Padre, que nos ama como nadie, envió a Jesús para que nos perdonara y así volviéramos a ser amigos de Dios. En el texto que vamos a leer, Jesús echa a andar a un paralítico, pero hace algo mucho más grande aún: cura el corazón enfermo, le perdona sus pecados, y lo hace amigo de Dios.
Podemos transformar nuestra conducta porque Jesús nos perdona y da fuerza para levantarnos, como perdonó y levantó al paralítico del relato que vamos a escuchar.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 1-12
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra.
Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:
—«Hijo, tus pecados quedan perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
—«¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?».
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
—«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico «tus pecados quedan perdonados» o decirle «levántate, coge la camilla y echa a andar»?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados…».
Entonces le dijo al paralítico:
—«Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa».
Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
—«Nunca hemos visto una cosa igual».
Palabra del Señor.
UNIDAD VI
PRIMERA LECTURA
Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo
Monitor:
Después de haber hecho Las paces con un amigo quedamos como nuevos por dentro. En esta carta, el apóstol Pablo nos invita a vivir como hombres nuevos, a hacer las paces o reconciliarnos con Dios y con los hombres.
Lector:
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 17-20
Hermanos:
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio.
En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6a. 6c-7. 14 y 17 (R.: cf. 3a)
Monitor:
Queremos reconciliarnos con Dios. Reconocemos nuestros pecados.
R. Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé. R.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.
Aleluya Lc 6, 36
Sed compasivos
—dice el Señor—
como vuestro Padre es compasivo.
EVANGELIO
Hoy estarás conmigo en el paraíso
Monitor:
Podemos ser hombres nuevos porque Jesús, nuestro amigo, está con nosotros para ayudarnos. En este relato nos dice que él perdona siempre. Si aceptamos su perdón, nuestro corazón se llena de alegría, nos sentimos libres por dentro y podemos perdonar más fácilmente a los demás.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 23, 32-43
En aquel tiempo, conducían a otros dos malhechores para ajusticiarlos con Jesús. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía:
—«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.
El pueblo estaba mirando.
Las autoridades le hacían muecas, diciendo:
—«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:
—«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
—«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro le increpaba:
—«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada».
Y decía:
—«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le respondió:
—«Te lo aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso».
Palabra del Señor.
UNIDAD VII
PRIMERA LECTURA
Dios por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados,
nos ha hecho vivir con Cristo
Monitor:
Cuando hemos sido egoístas, nos encerramos en nosotros, estamos como muertos por dentro. Y nos sentimos revivir si una persona querida nos echa una mano para abrirnos a los demás. Es lo que ha hecho Jesucristo con nosotros. Nos ha tendido la mano para que nos levantemos, amemos mucho a los demás y estemos vivos por dentro. Lo dice el apóstol Pablo en esta carta.
Lector:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2, 4-10
Hermanos:
Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo —por pura gracia estáis salvados—, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él.
Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 102, 8 y 10. 13-14. 17-18 (R.: 8a)
Monitor:
Dios es bueno, tiene un gran corazón, cuando nos alejamos de él nos perdona; por eso cantamos: El Señor es compasivo y misericordioso.
Salmista:
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R.
Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos. R.
Aleluya Lc 15, 6
¡Felicitadme!, he encontrado la oveja
que se me había perdido.
EVANGELIO
Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta
Monitor:
Dios tiene un corazón tan grande que nos ama aunque nosotros le hayamos vuelto la espalda. Cuanto más nos hemos alejado, más se acerca. Nos invita a volver y nos regala su perdón para que estemos siempre vivos. Y cuando lo acogemos su alegría es muy grande. A los hombres nos cuesta entender que Dios nos quiera tanto. Pero lo creemos porque nos lo dice Jesús en la siguiente parábola.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 1-10
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:
—«Ése acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
—«Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles:
«¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido».
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:
«¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido».
Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».
Palabra del Señor.
UNIDAD VIII
PRIMERA LECTURA
Si la fe no tiene obras, por si sola está muerta
Monitor:
En la lectura que vamos a escuchar, el apóstol Santiago nos ayuda a descubrir si somos o no amigos de Jesús. Somos amigos de alguien si hacemos lo que le agrada. Somos amigos de Jesús si cumplimos lo que nos dice, que es amar a los necesitados. Entonces decimos que nuestra fe está viva y no muerta.
Lector:
Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 14-17
¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar?
Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve?
Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por si sola está muerta.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 129, 1-2. 3-4, 5-6a
Monitor:
Pedimos perdón a Dios porque a veces le amamos sólo de palabras y no en las obras.
Salmista:
R. Perdón, Señor, hemos pecado.
Desde lo hondo a ti grito, Señor,
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuenta de los delitos,
Señor, ¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor. R.
Aleluya Lc 18, 14
Todo el que se enaltece será humillado,
y el que se humilla será enaltecido.
EVANGELIO
Monitor:
Somos débiles. Con frecuencia, dejamos de amar a los demás, sobre todo a los más necesitados. Pero Dios conoce nuestra debilidad y viene en nuestra ayuda regalándonos su perdón. Mas no quiere imponerlo a la fuerza. Lo da solamente a aquellos que se lo piden porque se sienten pequeños y reconocen que sólo Dios puede salvarnos, como el publicano de la parábola que vamos a escuchar.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:
—«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
«¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo».
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:
«¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador».
Os digo que éste bajó a su casa Justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.
UNIDAD IX
PRIMERA LECTURA
Quien ama a su hermano permanece en la luz
Monitor:
San Juan, en esta lectura, nos dice que ama a Dios el que hace lo que le agrada. Entonces el amor de Dios entra a raudales en nuestro corazón, y nuestros ojos se llenan de luz para no tropezar en el camino de Jesús.
Lector:
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 3-6. 9-11
Queridos hermanos:
En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
En esto conocemos que estamos en él.
Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él.
Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas.
Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 23, 1-2. 3-4c. 5-6
Monitor:
Somos buenos cuando la luz de Dios llena nuestro corazón. Por ello deseamos buscar siempre el rostro de Dios.
Salmista:
R. Tu rostro buscare, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
el la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
Aleluya
El Señor Jesús nos amo
y nos ha librado de nuestros pecados
por su sangre.
EVANGELIO
Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor
Monitor:
En el relato que vamos a escuchar se habla de un hombre orgulloso, un fariseo, y de una mujer acusada como pecadora, pero humilde y arrepentida. Jesús se fija en ella porque, a pesar de que ha pecado, también ha amado mucho.
Dios perdona y se olvida de nuestros pecados. Pero se fija y recuerda siempre nuestros gestos de amor.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 36-50
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:
—«Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora».
Jesús tomó la palabra y le dijo:
—«Simón, tengo algo que decirte».
Él respondió:
—«Dímelo, maestro».
Jesús le dijo:
—«Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?».
Simón contestó:
—«Supongo que aquel a quien le perdonó más».
Jesús le dijo:
—«Has juzgado rectamente».
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
—«¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama».
Y a ella le dijo:
—«Tus pecados están perdonados».
Los demás convidados empezaron a decir entre sí:
—«¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?».
Pero Jesús dijo a la mujer:
—«Tu fe te ha salvado, vete en paz».
Palabra del Señor.
LECCIONARIO IX (NIÑOS)
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Navidad
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Adviento
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo de Cuaresma
El Leccionario IX para las Misas con Niños en Semana Santa
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo Pascual
Leccionario IX para las Misas con Niños en Tiempo Ordinario
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Leccionario IX para las Misas con Niños Textos para Misas de tema Eucarístico y Penitencial