Lecturas Tiempo de Cuaresma Ciclo B

Lecturas Tiempo de Cuaresma – Ciclo B

TIEMPO DE CUARESMA – LECCIONARIO II (B)

Lecturas Tiempo de Cuaresma Ciclo B

Lecturas para el Tiempo de Cuaresma – Ciclo B: Un Camino de Conversión y Renovación Espiritual

El Tiempo de Cuaresma en el Ciclo B del calendario litúrgico es un período de cuarenta días destinado a la reflexión, penitencia y preparación espiritual. Las lecturas cuidadosamente seleccionadas para este tiempo sagrado nos guían en un viaje de conversión, invitándonos a profundizar en nuestra relación con Dios y a renovar nuestro compromiso con los valores cristianos. Exploraremos algunas de las lecturas clave que marcan este camino cuaresmal.

1. Miércoles de Ceniza:

  • El Tiempo de Cuaresma comienza con la liturgia del Miércoles de Ceniza, donde se nos recuerda nuestra mortalidad y la necesidad de arrepentimiento. Las lecturas de este día, incluida la llamada al arrepentimiento del profeta Joel, establecen el tono para el viaje cuaresmal.

2. Primer Domingo de Cuaresma:

  • Las lecturas del primer domingo nos llevan al desierto junto con Jesús, quien ayunó y fue tentado por Satanás. La conexión con la historia del diluvio en el Génesis refuerza la imagen del arca como un símbolo de salvación y renovación.

3. Segundo Domingo de Cuaresma:

  • La Transfiguración de Jesús en el segundo domingo ofrece una visión gloriosa de su divinidad. Las lecturas, incluido el relato del sacrificio de Isaac, resaltan la importancia de la obediencia y la fe.

4. Tercer, Cuarto y Quinto Domingo de Cuaresma:

  • Estos domingos destacan las narrativas de la mujer adúltera, el ciego de nacimiento y la resurrección de Lázaro, respectivamente. Cada una de estas historias resalta la misericordia, la curación y la resurrección como elementos centrales de la experiencia cuaresmal.

5. Domingo de Ramos y Semana Santa:

  • La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en Domingo de Ramos marca el comienzo de la Semana Santa. Las lecturas de la Pasión durante esta semana nos sumergen en los eventos que llevan a la crucifixión y resurrección de Cristo.

Aplicación Práctica de las Lecturas:

  1. Arrepentimiento y Conversión: Las lecturas nos instan a reflexionar sobre nuestras vidas, identificar áreas de arrepentimiento y comprometernos con la conversión.
  2. Ayuno y Renuncia: Los relatos del ayuno de Jesús y las tentaciones nos inspiran a considerar el papel del ayuno y la renuncia en nuestro propio viaje espiritual.
  3. Misericordia y Perdón: Las narrativas cuaresmales subrayan la importancia de la misericordia y el perdón, instándonos a cultivar estas virtudes en nuestras relaciones y vidas cotidianas.

Al sumergirnos en las lecturas del Tiempo de Cuaresma en el Ciclo B, nos embarcamos en un viaje espiritual significativo. Que estas Escrituras inspiren una renovación profunda y nos guíen hacia la Pascua con corazones transformados y fortalecidos en la fe.


Primer domingo de Cuaresma. Ciclo B.

PRIMERA LECTURA

El pacto de Dios con Noé salvado del diluvio

Lectura del libro del Génesis 9, 8-15

Dios dijo a Noé y a sus hijos:

—«Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».

Y Dios añadió:

«Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9 (R.: cf 10)

R. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad
para los que guardan tu alianza.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas.
Acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.

SEGUNDA LECTURA

Actualmente os salva el bautismo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3, 18-22

Queridos hermanos:

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios.

Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.

Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos —ocho personas— se salvaron cruzando las aguas.

Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

Palabra de Dios.

Aleluya Mt 4, 4b

No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

EVANGELIO

Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 12-15

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto.

Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían.

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:

—«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio».

Palabra del Señor.


Segundo domingo de Cuaresma. Ciclo B.

PRIMERA LECTURA

El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe

Lectura del libro del Génesis 22, 1-2. 9-13. 15-18

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole:

—«¡Abrahán!».

Él respondió:

—«Aquí me tienes».

Dios le dijo:

—«Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré».

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:

—«¡Abrahán, Abrahán!».

Él contestó:

—«Aquí me tienes».

El ángel le ordenó:

—«No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo».

Abrahán levanto los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.

El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:

—«Juro por mí mismo —oráculo del Señor—: Por haber hecho esto, por no haberte reservado a tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 115, 10 y 15. 16-17. 18-19 (R.: Sal 114,9)

R. Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R.

SEGUNDA LECTURA

Dios no perdonó a su propio Hijo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 31b-34

Hermanos:

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?

Palabra de Dios.

Aleluya

En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo, el amado: escuchadlo».

EVANGELIO

Éste es mi Hijo amado

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-10

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:

—«Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

Estaban asustados, y no sabía lo que decía.

Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:

—«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo».

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:

—«No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».

Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

Palabra del Señor.


Tercer domingo de Cuaresma. Ciclo B.

PRIMERA LECTURA

La Ley se dio por medio de Moisés

Lectura del libro del Éxodo 20, 1-17

En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras:

«Yo soy el Señor, tu Dios,
que te saqué de Egipto, de la esclavitud.

No tendrás otros dioses frente a mí.

No te harás ídolos,
figura alguna de lo que hay arriba en el cielo,
abajo en la tierra
o en el agua debajo de la tierra.

No te postrarás ante ellos, ni les darás culto;
porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso:

castigo el pecado de los padres
en los hijos, nietos y biznietos,
cuando me aborrecen.

Pero actúo con piedad por mil generaciones
cuando me aman y guardan mis preceptos.

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso.
Porque no dejará el Señor impune
a quien pronuncie su nombre en falso.

Fíjate en el sábado para santificarlo.

Durante seis días trabaja y haz tus tareas,
pero el día séptimo es un día de descanso,
dedicado al Señor, tu Dios:

no harás trabajo alguno,
ni tú, ni tu hijo, ni tu hija,
ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado,
ni el forastero que viva en tus ciudades.

Porque en seis días hizo el Señor
el cielo, la tierra, y el mar
y lo que hay en ellos.
Y el séptimo día descansó:
por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre:
así prolongarás tus días
en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.

No matarás.

No cometerás adulterio.

No robarás.

No darás testimonio falso contra tu prójimo.

No codiciarás los bienes de tu prójimo;
no codiciarás la mujer de tu prójimo,
ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno,
ni nada que sea de él».

Palabra de Dios.

O bien más breve

Lectura del libro del Éxodo 20, 1-3. 7-8. 12-17

En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras:

«Yo soy el Señor, tu Dios,
que te saqué de Egipto, de la esclavitud.

No tendrás otros dioses frente a mí.

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso.
Porque no dejará el Señor impune
a quien pronuncie su nombre en falso.

Fíjate en el sábado para santificarlo.

Honra a tu padre y a tu madre:
así prolongarás tus días
en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.

No matarás.

No cometerás adulterio.

No robarás.

No darás testimonio falso contra tu prójimo.

No codiciarás los bienes de tu prójimo;
no codiciarás la mujer de tu prójimo,
ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno,
ni nada que sea de él».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 18, 8. 9. 10. 11 (R.: Jn 6, 68)

R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.

SEGUNDA LECTURA

Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero, para los llamados, sabiduría de Dios

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 22-25

Hermanos:

Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados —judíos o griegos—, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo único. Todo
el que cree en él
tiene vida eterna.

EVANGELIO

Destruid este templo, y en tres días lo levantaré

Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 13-25.

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:

—«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:

—«¿Qué signos nos muestras para obrar así?».

Jesús contestó:

—«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».

Los judíos replicaron:

—«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».

Pero hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

Palabra del Señor.

O bien las lecturas del ciclo A, como en el Leccionario correspondiente. Tercer domingo de Cuaresma Ciclo A.


Cuarto domingo de Cuaresma. Ciclo B.

PRIMERA LECTURA

La ira y la misericordia del Señor se manifiestan en la deportación y en la liberación del pueblo

Lectura del segundo libro de las Crónicas 36, 14-16. 19-23

En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén.

El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio.

Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías:

«Hasta que el país haya pagado sus sábados,
descansará todos los días de la desolación,

hasta que se cumplan los setenta años».

En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino:

«Así habla Ciro, rey de Persia:

«El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra.

Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá.

Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!»».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 136, 1-2. 3. 4. 5. 6 (R.: 6a)

R. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R.

Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión». R.

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha. R.

Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías. R.

SEGUNDA LECTURA

Estando muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2, 4-10

Hermanos:

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo —por pura gracia estáis salvados—, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él.

Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.

Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo único.
Todo el que cree en él
tiene vida eterna.

EVANGELIO

Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él

Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 14-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:

—«Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.

Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.

En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».

Palabra del Señor.

O bien las lecturas del ciclo A, como en el Leccionario correspondiente. Cuarto domingo de Cuaresma. Ciclo A.


Quinto domingo de Cuaresma. Ciclo B.

PRIMERA LECTURA

Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados

Lectura del libro de Jeremías 31, 31-34

«Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá
una alianza nueva.

No como la alianza que hice con sus padres,
cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto:

ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor
—oráculo del Seño—.

Sino que así será la alianza que haré con ellos,
después de aquellos días —oráculo del Señor—:

Meteré mi ley en su pecho,
la escribiré en sus corazones;

yo seré su Dios,
y ellos serán mi pueblo.

Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo,
el otro a su hermano, diciendo:
«Reconoce al Señor».

Porque todos me conocerán,
desde el pequeño al grande
—oráculo del Señor—,

cuando perdone sus crímenes
y no recuerde sus pecados».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 50, 3-4, 12-13. 14-15. (R.: 12a)

R. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R.

SEGUNDA LECTURA

Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna

Lectura de la carta a los Hebreos 5, 7-9

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado.

Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 12, 26

El que quiera servirme, que me siga
—dice el Señor—,
y donde esté yo, allí también
estará mi servidor.

EVANGELIO

Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto

Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 20-33

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:

—«Señor, quisiéramos ver a Jesús».

Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.

Jesús les contestó:

—«Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.

Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.

Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre».

Entonces vino una voz del cielo:

—«Lo he glorificado y volveré a glorificarlo».

La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.

Jesús tomó la palabra y dijo:

—«Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí».

Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

Palabra del Señor

O bien las lecturas del año A, como en el Leccionario correspondiente. Quinto domingo de Cuaresma. Ciclo A.


Domingo de ramos. Ciclo B.

Procesión de las palmas

Evangelio – Procesión de las palmas

Bendito el que viene en nombre del Señor

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 1-10

Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles:

—«Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: “El Señor lo necesita y lo devolverá pronto”».

Fueron y encontraron el borrico en la calle, atado a una puerta, y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron:

—«¿Por qué tenéis que desatar el borrico?».

Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron.

Llevaron el borrico, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban:

—«Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor.

Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.

¡Hosanna en el cielo!».

Palabra del Señor.

Bendito el que viene en nombre del Señor

Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 12-16

En aquel tiempo, la multitud que había acudido a la fiesta, al oír que Jesús llegaba a Jerusalén, salió a recibirlo con ramos de palma, gritando:

—«¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el que es rey de Israel!».

Pero Jesús encontró un borriquillo y se montó en él, como estaba escrito:

«No temas, ciudad de Sión,
mira a tu rey que llega

montado en un borrico».

Sus discípulos no comprendieron esto a la primera, pero, cuando Jesús fue glorificado, se acordaron de que habían hecho con él lo que estaba escrito.

Palabra del Señor.

Santa Misa

La misa de este domingo tiene tres lecturas, y es muy recomendable que se lean las tres, a no ser que algún motivo pastoral aconseje lo contrario.

Dada la importancia de la lectura de la historia pasión del Señor, el sacerdote teniendo en cuenta la índole peculiar de cada asamblea en concreto, podrá leer, si es necesario, una sola de las dos lecturas que preceden al evangelio, o bien leer únicamente la historia de la pasión, incluso en su forma más breve.

Estas normas sólo tienen aplicación en las misas celebradas con la participación del pueblo.

PRIMERA LECTURA

No oculté el rostro a insultos; y sé que no quedaré avergonzado

Lectura del libro de Isaías 50, 4-7

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido
una palabra de aliento.

Cada mañana me espabila el oído,
para que escuche como los iniciados.

El Señor Dios me ha abierto el oído;
y yo no me he revelado ni me he echado atrás:
ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
la mejilla a los que mesaban mi barba.
No oculté el rostro a insultos y salivazos.

Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido;
por eso ofrecí el rostro como pedernal,
y sé que no quedaré avergonzado.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24 (R.: 2a)

R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere». R.

Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.

Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía ven corriendo a ayudarme. R.

Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R.

SEGUNDA LECTURA

Se rebajó a sí mismo; por eso Dios lo levantó sobre todo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;

al contrario, se despojó de su rango,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo,
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se dobla
—en el cielo, en la tierra, en el abismo—,

toda lengua proclame:
«¡Jesucristo es Señor!»,
para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

Aleluya Flp 2, 8-9

Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso, Dios lo levantó sobre todo,
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».

EVANGELIO

Pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte

Lectura del santo evangelio según san Marcos 14, 1—15, 47

C. Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:

S.— «No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo».

C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:

S. —«¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres».

C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:

 —«Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta».

C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

S. —«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».

C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

 —«Id a la cuidad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?». Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena».

C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

C. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo Jesús:

 —«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo».

C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

S. —«¿Seré yo?».

C. Respondió:

 —«Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!».

C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

 —«Tomad, esto es mi cuerpo».

C. Cogiendo la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:

 —«Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo:

 —«Todos vais a caer, como está escrito: «Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas». Pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea».

C. Pedro replicó:

S. —«Aunque todos caigan, yo no».

C. Jesús le contestó:

 —«Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres».

C. Pero él insistía:

S. —«Aunque tenga que morir contigo, no te negaré».

C. Y los demás decían lo mismo.

C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

 —«Sentaos aquí mientras voy a orar».

C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

 —«Me muero de tristeza; quedaos aquí velando».

C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:

 —«¡Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres».

C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

 —«Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil».

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:

 —«Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

S. —«Al que yo bese, ése es; prendedlo y conducidlo bien sujeto».

C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

S. —«¡Maestro!».

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

 —«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras».

C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él, diciendo:

S. —«Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres»».

C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:

S. —«¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?».

C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo, preguntándole:

S. —«¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?…».

C. Jesús contestó:

 —«Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo».

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:

S. —«¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decís?».

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:

S. —«Haz de profeta».

C. Y los criados le daban bofetadas.

C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:

S. —«También tú andabas con Jesús, el Nazareno».

C. Él lo negó, diciendo:

S. —«Ni sé ni entiendo lo que quieres decir».

C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:

S. —«Éste es uno de ellos».

C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro:

S. —«Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo».

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S. —«No conozco a ese hombre que decís».

C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: «Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres», y rompió a llorar.

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunto:

S. —«¿Eres tú el rey de los judíos?».

C. Él respondió:

 —«Tú lo dices».

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato pregunto de nuevo:

S. —«¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti».

C. Jesús no contesto más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:

S. —«¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

S. —«¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?».

C. Ellos gritaron de nuevo:

S. —«¡Crucifícalo!».

C. Pilato les dijo:

S. —«Pues, ¿qué mal ha hecho?».

C. Ellos gritaron más fuerte:

S.— «¡Crucifícalo!».

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio— y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

S. —«¡Salve, rey de los judíos!».

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.

C. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

S. —«¡Anda!, tú que destruías el templo y lo construías en tres días sálvate a ti mismo bajando de la cruz».

C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:

S. —«A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos».

C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.

C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

 —«Eloí, Eloí, lamá sabktaní».

C. Que significa:

 —«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S. —«Mira, está llamando a Elías».

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:

S. —«Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo».

C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

S.—«Realmente este hombre era Hijo de Dios».

C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble senador, que también aguardaba el reino de Dios; armándose de valor, se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra en la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban dónde lo ponían.

Palabra del Señor.


Tiempo de Cauresma

ACLAMACIONES

1.- Gloria y alabanza a ti, Cristo.

2.- Gloria a ti, Cristo, Sabiduría de Dios Padre.

3.- Gloria a ti, Cristo, Palabra de Dios.

4.- Gloria a ti, Señor, Hijo de Dios vivo.

5.- Alabanza y honor a ti, Señor Jesús.

6.- Alabanza a ti, Cristo, rey de la gloria eterna.

7.- Grandes y maravillosas son tus obras, Señor.

8.- La salvación y la gloria y el poder son del Señor Jesucristo.


VERSICULOS ANTES DEL EVANGELIO

Para el tiempo de Cuaresma


1

Aleluya Sal 50, 12a. 14a

Crea en mí, Señor, un corazón puro.
Devuélveme la alegría de tu salvación.


2

Aleluya Sal 94, 8ab

Ojalá escuchéis hoy su voz:
no endurezcáis vuestro corazón.


3

Aleluya Sal 129, 5. 7

Mi alma espera en el Señor, espera en su Palabra;
porque del Señor viene la salvación,
la redención copiosa.


4

Aleluya Ez 18, 31

Descargaos de todos los crímenes que habéis cometido contra mí.
Y haceos un corazón y un espíritu nuevos.


5

Aleluya Ez 33, 11

No me complazco en la muerte del pecador, dice
el Señor, sino en que se convierta y viva.


6

Aleluya Joel 2, 12-13

Oráculo del Señor:
Ahora convertíos a mí de todo corazón,
porque soy compasivo y misericordioso.


7

Aleluya Am 5,

14 Buscad el bien y no el mal y viviréis,
y así estará con vosotros el Señor.


8

Aleluya Mt 4, 4b

No de solo pan vive el hombre,
sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.


9

Aleluya Mt. 4, 17

Convertíos,
dice el Señor,
porque está cerca el Reino de los Cielos.


10

Aleluya Cfr. Lc 8,15

Dichosos los que con corazón noble y bueno escuchan la palabra de Dios,
la guardan y perseveran hasta dar fruto.

11

Aleluya Lc 15, 18

Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré:
«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti».


12

Aleluya Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo,
que entregó a su Hijo único.
Todos los que creen en él tienen vida eterna.


13

Aleluya Jn 6, 64b. 69b

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Tú tienes palabras de vida eterna.


14

Aleluya Jn 8, 12b

Yo soy la luz del mundo,
dice el Señor;
quien me sigue tendrá la luz de la vida.


15

Aleluya Jn 11, 25a. 26

Yo soy la resurrección y la vida,
dice el Señor;
el que cree en mí no morirá jamás.


16

Aleluya 2 Cor 6, 2b

Ahora es el tiempo de la gracia,
ahora es el tiempo de la salvación.


17

Aleluya

La semilla es la Palabra de Dios.
El sembrador es Cristo.
Quien lo encuentra, vive para siempre.

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