Natividad del Señor

Lecturas Natividad del Señor – Ciclo A, B y C

TIEMPO DE NAVIDAD

Lecturas Natividad del Señor Ciclo A B C

Las Lecturas de la Natividad del Señor durante el Tiempo de Navidad, que abarcan la Misa de la Vigilia, la Misa de Medianoche, la Misa de la Aurora y la Misa del Día, ofrecen una narrativa litúrgica rica y significativa que conmemora el nacimiento del Salvador. La Misa de la Vigilia establece el tono, sumergiendo a la comunidad en la anticipación de la llegada de Cristo. Las lecturas, cuidadosamente seleccionadas, ilustran la genealogía de Jesús, conectándolo con las promesas del Antiguo Testamento y subrayando su papel como el cumplimiento de las profecías messiánicas.

La Misa de Medianoche irradia un aura de misterio y solemnidad, marcando el momento sagrado del nacimiento de Jesús. Las lecturas capturan la esencia del evento divino, resaltando la humildad del pesebre y la alegría celestial proclamada por los ángeles. La Misa de la Aurora, o del amanecer, emerge con una luz renovada, simbolizando la llegada de la luz del mundo. Las lecturas durante esta celebración resaltan el impacto del nacimiento de Cristo en el mundo y la llamada a la fe y la adoración.

Finalmente, la Misa del Día brilla con la plenitud de la revelación divina en la encarnación. Las lecturas profundizan en la manifestación de la Palabra hecha carne, destacando la conexión entre la natividad y la redención que Jesús traerá al mundo. Cada una de estas celebraciones ofrece un matiz único en la historia del nacimiento de Jesús, guiando a los fieles a través de la maravilla y el significado profundo de este evento que cambió el curso de la historia humana.


Estas lecturas se emplean en la misa vespertina del día 24 de diciembre, ya sea antes o después de las primeras Vísperas de Navidad. Ciclos A, B y C

PRIMERA LECTURA

El Señor te prefiere a ti

Lectura del libro de Isaías 62, 1-5

Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,

hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;

te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.

Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra «Devastada»;

a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra «Desposada»,

porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.

Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;

la alegría que encuentra el marido con su esposa,

la encontrará tu Dios contigo.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: 88, 4-5. 16-17. 27 y 29 (R.: cf 2a)

R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R.

Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora».
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.

SEGUNDA LECTURA

Testimonio de Pablo sobre Cristo, hijo de David

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 16-17. 22-25

Habiendo llegado a Antioquía de Pisidia, Pablo se puso en pie en la sinagoga y, haciendo seña de que se callaran, dijo:

«Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad:

El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso.

Después nombro rey a David, de quien hizo esta alabanza:

«Encontré a David, hijo de Jesé,
hombre conforme a mi corazón,
que cumplirá todos mis preceptos».

Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús.

Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía:

«Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias»».

Palabra de Dios.

Aleluya

Mañana quedará borrada la maldad de la tierra,
y será nuestro rey el Salvador del mundo.

EVANGELIO

Genealogía de Jesucristo, hijo de David

Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 1-25

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.

Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.

David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.

Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

—«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvara a su pueblo de los pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:

«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrá por nombre Emmanuel,
que significa «Dios-con-nosotros»».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor.

María dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús

Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 18-25

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

La madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

—«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:

«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrá por nombre Emmanuel
que significa “Dios con nosotros”».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor, y se llevó a casa a su mujer.

Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor.


En las misas que se celebran el día de Navidad se utilizan los formularios aquí señalados; no obstante, se permite elegir las lecturas más aptas de una de las tres misas: Misa de medianoche, Misa de la aurora o Misa del día, teniendo en cuenta la conveniencia pastoral de cada asamblea. Ciclos A, B y C

PRIMERA LECTURA

Un hijo se nos ha dado

Lectura del libro de Isaías 9, 1-3. 5-6

El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una luz grande;

habitaban tierras de sombras,
y una luz les brilló.

Acreciste la alegría,
aumentaste el gozo:

se gozan en tu presencia,
como gozan al segar,

como se alegran
al repartirse el botín.

Porque la vara del opresor,
el yugo de su carga,

el bastón de su hombro,
los quebrantaste como el día de Madián.

Porque la bota que pisa con estrépito
y la túnica empapada de sangre

serán combustible, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido,

un hijo se nos ha dado:
lleva al hombro el principado,

y es su nombre:
Maravilla de Consejero,

Dios guerrero,
Padre perpetuo,

Príncipe de la paz.
Para dilatar el principado

con una paz sin límites,
sobre el trono de David

y sobre su reino.
Para sostenerlo y consolidarlo

con la justicia y el derecho,
desde ahora y por siempre.

El celo del Señor lo realizará.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 11-12. 13 (R.: Lc 2, 11)

R. Hoy nos ha nacido un Salvador:
el Mesías, el Señor.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R.

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R.

SEGUNDA LECTURA

Ha aparecido la gracia de Dios a todos los hombres

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14

Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.

Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras

Palabra de Dios.

Aleluya Lc 2, 10-11

Os traigo una buena noticia,
una gran alegría: nos ha nacido un Salvador:
el Mesías, el Señor.

EVANGELIO

Hoy nos ha nacido un Salvador

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14

En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.

Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.

También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.

En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.

Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.

El ángel les dijo:

—«No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:

—«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor».

Palabra del Señor.


En las misas que se celebran el día de Navidad se utilizan los formularios aquí señalados; no obstante, se permite elegir las lecturas más aptas de una de las tres misas: Misa de medianoche, Misa de la aurora o Misa del día, teniendo en cuenta la conveniencia pastoral de cada asamblea. Ciclos A, B y C

PRIMERA LECTURA

Mira a tu Salvador que llega

Lectura del libro de Isaías 62, 11-12

El Señor hace oír esto
hasta el confín de la tierra:

«Decid a la hija de Sión:
Mira a tu Salvador que llega,

el premio de su victoria lo acompaña,
la recompensa lo precede;

los llamarán «Pueblo santo»,
«Redimidos del Señor»

y a ti te llamarán «Buscada»,
«Ciudad no abandonada»».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 96, 1 y 6. 11-12

R. Hoy brillará una luz sobre nosotros,
porque nos ha nacido el Señor.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre. R.

SEGUNDA LECTURA

Según su propia misericordia nos ha salvado

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 3, 4-7

Cuando ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia misericordia nos ha salvado, con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador.

Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de vida eterna.

Palabra de Dios.

Aleluya Lc 2, 14

Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

EVANGELIO

Los pastores encontraron a María y a José, y al niño

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 15-20

Cuando los ángeles los dejaron y subieron al cielo, los pastores se decían unos a otros:

—«Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor».

Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Palabra del Señor.


En las misas que se celebran el día de Navidad se utilizan los formularios aquí señalados; no obstante, se permite elegir las lecturas más aptas de una de las tres misas: Misa de medianoche, Misa de la aurora o Misa del día, teniendo en cuenta la conveniencia pastoral de cada asamblea. Ciclos A, B y C

PRIMERA LECTURA

Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios

Lectura del libro de Isaías 52, 7-10

¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que anuncia la paz,

que trae la Buena Nueva,
que pregona la victoria,
que dice a Sión: «Tu Dios es rey»!

Escucha: tus vigías gritan,
cantan a coro,

porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.

Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,

que el Señor consuela a su pueblo,
rescata a Jerusalén;

el Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,

y verán los confines de la tierra la
victoria de nuestro Dios.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 3c)

R. Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Tañed la cítara para el Señor
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Dios nos ha hablado por el Hijo

Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas.

Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.

Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado», o: «Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo»?

Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

Palabra de Dios.

Aleluya

Nos ha amanecido un día sagrado;
venid, naciones, adorad al Señor,
porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra.

EVANGELIO

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18

En principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra había vida,
y la vida era la luz de los hombres.

La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.

Surgió un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan:

éste venía como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que por él todos vinieran a la fe.

No era él la luz,
sino testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre.

Al mundo vino, y en el mundo estaba;

el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció.

Vino a su casa,
y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.

Éstos no han nacido de sangre,
ni de amor carnal,

ni de amor humano,
sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:

gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él
y grita diciendo:

—«Éste es de quien dije:

«El que viene detrás de mí
pasa delante de mí,
porque existía antes que yo»».

Pues de su plenitud
todos hemos recibido,
gracia tras gracia.

Porque la Ley se dio por medio de Moisés,
la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás:
Dios Hijo único, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señór.

 Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-5. 9-14

En principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra había vida,
y la vida era la luz de los hombres.

La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.

La Palabra era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre.

Al mundo vino, y en el mundo estaba;

el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció.

Vino a su casa,
y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.

Éstos no han nacido de sangre,
ni de amor carnal,

ni de amor humano,
sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:

gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Palabra del Señor.


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