San Juan de Dios

LECCIONARIO V. 8 de marzo. San Juan de Dios, religioso

Lecturas San Juan de Dios, religioso.

8 de marzo San Juan de Dios

El 8 de marzo celebramos la memoria de San Juan de Dios, un religioso cuya vida estuvo marcada por la caridad, la compasión y la dedicación a los más necesitados. Su ejemplo nos inspira a seguir el camino de la entrega y el servicio desinteresado.

San Juan de Dios, también conocido como Juan Ciudad, nació en Portugal en 1495. A lo largo de su vida, experimentó diversas etapas y conversiones. Fue soldado, pastor, vendedor de libros y finalmente, tras una experiencia espiritual profunda, se dedicó al servicio de los pobres y enfermos.

La vida de San Juan de Dios cambió radicalmente cuando escuchó una predicación de San Juan de Ávila. Conmovido por las palabras del sacerdote, decidió dedicar su vida a la caridad y al servicio de los más necesitados. Fundó hospitales y albergues para los enfermos, los pobres y los desamparados.

San Juan de Dios tenía una profunda devoción a la Virgen María. Su amor por ella lo llevó a fundar la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, cuya misión era cuidar a los enfermos y a los más vulnerables. La orden creció rápidamente y se extendió por toda Europa.

San Juan de Dios murió en Granada, España, el 8 de marzo de 1550. Su legado perdura como un ejemplo de amor desinteresado y servicio a los demás. Fue canonizado en 1690 y es considerado el patrono de los enfermos, los hospitales y los trabajadores de la salud.


8 de marzo: San Juan de Dios, religioso

PRIMERA LECTURA

También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 14-18

Queridos hermanos:

Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos.

El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.

Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7b-8. 9 (R.: 1a)

R. Dichoso quien teme al Señor.

O bien:

R. Aleluya.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo;
no temerá las malas noticias. R.

Su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 13, 34

Os doy un mandamiento nuevo
—dice el Señor—:
que os améis unos a otros,
como yo os he amado.

EVANGELIO

Cada vez que lo hicisteis con mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:

«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».

Entonces los justos le contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».

Y el rey les dirá:

«Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis».

Y entonces dirá a los de su izquierda:

«Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis».

Entonces también éstos contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?».

Y él replicará:

«Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo».

Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor.

O bien más breve:

Cada vez que lo hicisteis con mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-40

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:

«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».

Entonces los justos le contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».

Y el rey les dirá:

«Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis»».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de marzo


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