San Patricio

LECCIONARIO V. 17 de marzo. San Patricio, obispo

Lecturas San Patricio, obispo.

17 de marzo San Patricio

El 17 de marzo celebramos la memoria de San Patricio, obispo, quien es el patrono principal de Irlanda. Su vida y legado están estrechamente vinculados a la evangelización de esta tierra y a la propagación del cristianismo en la isla esmeralda.

San Patricio nació en Gran Bretaña alrededor del año 385. A una edad temprana, fue llevado cautivo a Irlanda por piratas. Durante su tiempo como prisionero, trabajó como pastor de ovejas. Sin embargo, su fe cristiana se fortaleció durante este período de dificultad.

Después de recuperar su libertad, San Patricio abrazó el estado clerical y fue consagrado obispo de Irlanda. Desplegó extraordinarias dotes de evangelizador y convirtió a la fe a numerosas personas en la isla. Organizó la Iglesia en Irlanda y estableció comunidades cristianas.

En su obra titulada “La Confesión”, San Patricio expresó su gratitud a Dios por su llamado y su misión en Irlanda. Agradeció a Dios por la gracia de predicar el Evangelio y por la conversión de muchos pueblos a través de su labor.

“Oh Dios, que elegiste a tu obispo San Patricio para que anunciara tu gloria a los pueblos de Irlanda, concede, por su intercesión y sus méritos, a cuantos se glorían llamarse cristianos, la gracia de proclamar siempre tus maravillas delante de los hombres.”

San Patricio es recordado como un gran evangelizador, un hombre de fe y un símbolo de la identidad cristiana en Irlanda. Su festividad es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de llevar el mensaje de Cristo a todos los rincones del mundo.


17 de marzo: San Patricio, obispo

PRIMERA LECTURA

Que cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al servicio de los demás

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 4, 7b-11

Queridos hermanos:

Sed moderados y sobrios, para poder orar. Ante todo, mantened en tensión el amor mutuo, porque el amor cubre la multitud de los pecados. Ofreceos mutuamente hospitalidad, sin protestar.

Que cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al servicio de los demás, como buenos administradores de la múltiple gracia de Dios.

El que toma la palabra, que hable palabra de Dios. El que se dedica al servicio, que lo haga en virtud del encargo recibido de Dios. Así, Dios será glorificado en todo, por medio de Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10 (R.: 3)

RContad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor,
bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Mc 1, 17

Venid conmigo
—dice el Señor—
y os haré pescadores de hombres.

EVANGELIO

Por tu palabra, echaré las redes

Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 1-11

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.

Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:

—«Rema mar adentro, y echad las redes para pescar».

Simón contestó:

—«Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».

Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:

—«Apártate de mí, Señor, que soy un pecador».

Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Jesús dijo a Simón:

—«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».

Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de marzo


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