LECCIONARIO VI. MISA PARA PEDIR LA CARIDAD, PARA FOMENTAR LA CONCORDIA
Lecturas Misa para pedir la caridad, para fomentar la concordia.
El Leccionario VI también incluye la Misa para pedir la caridad y fomentar la concordia, una celebración especial en la cual nos reunimos como comunidad de fe para pedir a Dios que infunda en nuestros corazones el espíritu de amor, generosidad y unidad. Durante esta Misa, se leen lecturas específicas que nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la caridad y la concordia en nuestra vida cristiana y en nuestra relación con los demás.
Las lecturas seleccionadas para esta Misa nos muestran ejemplos de amor, generosidad y unidad en las Sagradas Escrituras. Nos recuerdan que el amor es la base de nuestra fe y nos invitan a vivir en armonía y concordia con nuestros semejantes.
Además, las lecturas de la Misa para pedir la caridad y fomentar la concordia nos invitan a reflexionar sobre nuestro papel como agentes de cambio y reconciliación en el mundo. Nos desafían a practicar la caridad en nuestras relaciones diarias, a perdonar a aquellos que nos han ofendido y a buscar la reconciliación en lugar de la división.
Esta Misa nos brinda la oportunidad de renovar nuestro compromiso de vivir en amor y unidad con nuestros semejantes. Nos invita a pedir a Dios que infunda en nosotros su espíritu de caridad y concordia, para que podamos ser testigos de su amor en el mundo. También nos desafía a tomar medidas concretas para fomentar la unidad y la generosidad en nuestras comunidades y a ser instrumentos de paz y reconciliación en un mundo necesitado.
Que en esta celebración para pedir la caridad y fomentar la concordia, podamos abrir nuestros corazones al amor de Dios. Que podamos ser conscientes de la importancia de vivir en armonía con los demás y buscar la reconciliación en lugar de la división. Que el Espíritu Santo nos guíe y nos capacite para ser portadores de caridad y constructores de concordia en el mundo que nos rodea. Amén.
MISA PARA PEDIR LA CARIDAD, PARA FOMENTAR LA CONCORDIA
LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
1. Los dones que poseemos son diferentes, según la gracia que se nos ha dado
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 12, 3-13
Hermanos:
Por la gracia de Dios que me ha sido dada os digo a todos y a cada uno de vosotros: No os estiméis en más de lo que conviene, sino estimaos moderadamente, según la medida de la fe que Dios otorgó a cada uno. Pues, así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros y no desempeñan todos los miembros la misma función, así nosotros, siendo muchos somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros.
Los dones que poseemos son diferentes, según la gracia que se nos ha dado, y se han de ejercer así: si es la profecía, teniendo en cuenta a los creyentes; si es el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a enseñar; el que exhorta, a exhortar; el que se encarga de la distribución, hágalo con generosidad; el que preside, con empeño; el que reparte la limosna, con agrado.
Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno.
Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo.
En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes.
Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.
Contribuid en las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.
Palabra de Dios.
2. Quedan la fe, la esperanza, el amor; la más grande es el amor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 31—13, 13
Hermanos:
Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.
Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
Palabra de Dios.
3. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 14-18
Queridos hermanos:
Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos.
El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.
Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
Palabra de Dios.
SALMOS RESPONSORIALES
1. Salmo responsorial: Salmo 84, 7-8. 9. 11-12 (R.: 9c)
R. El Señor anuncia la paz a su pueblo.
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación. R.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón». R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.
2. Salmo responsorial: Salmo 99, 2. 3. 4. 5 (R.: 3c)
R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades». R.
ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO
1. Aleluya Sal 132, 1
Ved qué dulzura, qué delicia,
convivir los hermanos unidos.
2. Aleluya Jn. 15, 12
Éste es mi mandamiento:
que os améis unos a otros como yo os he amado.
EVANGELIOS
1. Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos
Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
Palabra del Señor.
2. Esto os mando: que os améis unos a otros
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 12-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».
Palabra del Señor.
IV. POR ALGUNAS NECESIDADES PARTICULARES
Misa por el perdón de los pecados
Misa para pedir la caridad, para fomentar la concordia, por los familiares y amigos
Misa para pedir la gracia de una buena muerte