ORACIONES CORTAS

ORACIONES CORTAS PARA DIVERSOS MOMENTOS DEL DÍA Y DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS

Dame, Señor, un espíritu abierto y sensible, capaz de descubrir tu presencia amorosa, en cada una de las personas que se relacionarán conmigo en este día que comienza; y permite que yo sea también para ellas, presencia tuya que enriquece y anima, en la larga y difícil tarea de la vida. Amén.


Padre Bueno, bendice nuestra familia y todas las familias del mundo.
Danos tu Espíritu para saber enfrentar con fe y decisión, los desafíos que la sociedad nos presenta.

Ayúdanos a permanecer unidos en el amor y el respeto, de los unos por los otros, en medio de las dificultades de la vida.
Que caminemos juntos a tu encuentro,buscando hacer realidad el Evangelio de Jesús, tu Hijo amado. Amén


Jesús manso, Jesús humilde, Jesús paciente, Jesús amoroso, llena mi corazón con tu presencia y comunícame los dones de tu amor infinito, que me hagan capaz de vencer el mal que hay en mí, y obrar siempre con sencillez y generosidad, fidelidad y coherencia como tú nos enseñaste. Amén


Padre Santo, hoy quiero unir todos mis sufrimientos y todas las contrariedades que se me presenten, a los horribles sufrimientos de Jesús en su pasión y en su muerte, y ofrecértelos por todos los niños del mundo que padecen maltrato físico y moral, o han sido abusados sexualmente.

Sana, Padre, sus corazones y sus mentes, de las heridas que les han sido infringidas, y ayúdalos a crecer con alegría y paz en sus corazones. Amén.


Señor Jesús, hoy te pido desde lo más profundo de mi corazón adolorido, que me des la fuerza que necesito y quiero, para perdonar de verdad, de una vez para siempre, el daño que me han hecho.

No quiero que en mi alma quede ni el más pequeño rastro de rencor, porque sé que el rencor envenena y destruye.
Señor, dame tu fuerza y tu gracia, para que yo pueda cambiar mi dolor por amor. Amén


Buenos días, Señor. Gracias por este nuevo día de vida que me das, quiero vivirlo con amor, con fe, con esperanza, sin miedo a nada ni a nadie, porque tengo la plena certeza, de que tú estás conmigo, y tú eres mi fuerza, mi luz y mi salvación. Amén.


Te alabo, Señor, y te doy gracias, por el amor inmenso que siento que me tienes; por la luz de mis ojos, por el aire que respiro, por los pensamientos bellos que cruzan por mi mente, por la fe de mi alma, por el cariño de mis amigos; y sobre todo, Señor, te alabo y te doy gracias, porque aquí donde estoy, y así como soy, también yo puedo amarte y crecer en tu amor cada día. Amén.


Ayúdame, Jesús, a crecer en interioridad, en intimidad contigo, en capacidad de oración.
Quiero mantenerme unido a ti, todos los días de mi vida, de la mañana a la noche, cuando estoy en vela y cuando duermo, porque tú y sólo tú das pleno sentido a mi vida, a mis palabras y a mis acciones.

Porque tú y sólo tú, colmas mis ansias de libertad, de verdad y de justicia, de amor, de alegría y de paz. Amén.



Permíteme, Jesús, penetrar con la mente y con el corazón, en el misterio profundo de tu muerte salvadora, para luego renacer contigo como una persona a una nueva, siempre en ti y para ti. Amén.



Dame, Señor, una mirada limpia, que me permita descubrir el bien en medio del mal, la verdad en medio de la mentira, la justicia en medio de la injusticia, el amor en medio del odio, la paz en medio de la guerra.

Una mirada limpia y un corazón ardiente, que crea, ame y espere, hoy y siempre. Amén.


Ayúdame, Jesús, a salir de la mediocridad que me envuelve, de la comodidad que me debilita espiritualmente, de la inseguridad que me agobia y no me deja actuar con decisión, haciendo realidad tu mensaje de amor.

Quiero vivir mi vida por ti, en ti, y para ti, sin miedos ni temores, con todas mis capacidades y mis fuerzas, hasta el final de mis días. Amén.


Sana, Señor Jesús, el corazón y la mente de todas las personas que sufren por diferentes causas, y que no logran mantener el ánimo y las ganas de vivir, en las difíciles circunstancias que padecen.

Sé tú mismo su fuerza. Sé tú su alegría. Sé tú su valor y su esperanza, de un mañana siempre mejor. Amén.


Virgen de los Dolores, Señora del silencio y de la soledad, enséñame a vivir con fe y serenidad, los sufrimientos y dificultades que estoy padeciendo en esta etapa de mi vida.

Quiero purificar con ellos mi corazón y mi ser entero, y prepararme así para el encuentro con Dios, al final de mi vida en el mundo. Amén.


No permitas, Jesús, que en algún momento de mi vida, me escandalice de ti y te abandone.
Quiero seguirte dondequiera que vayas, y sea lo que sea lo que me pidas.

Deseo ser generoso contigo, como tú lo has sido siempre conmigo. Amén.


Señor Jesús, Dios de la vida, ayúdame a comprender el verdadero sentido de la muerte, que un día tendré que enfrentar.
Y ayúdame también a esperar su momento en paz y con buen ánimo, absolutamente confiada en tu misericordia infinita, y alegre de poder encontrarme cara a cara contigo, de una vez y para siempre. Amén.


Señor Jesús, mi vida no va tan bien como quisiera. Con frecuencia me veo haciendo lo que no quiero hacer, diciendo lo que no quiero decir, pensando lo que no quiero pensar.

Sin embargo, Señor, hoy quiero darte gracias porque me permites seguir luchando.
Confío en tu amor y en tu bondad para conmigo, en tu protección y en tu ayuda para salir adelante. Amén.


Jesús resucitado, luz del mundo y luz de mi vida, ilumíname con la luz de tu verdad, para que pueda anunciar a mis hermanos, con fuerza y valentía, con amor y decisión, la verdad de tu palabra salvadora, y la dulzura de tu amor y tu perdón sin condiciones. Amén.


Gracias, Padre, por este nuevo día. Por la luz del sol que lo ilumina, por los pájaros que lo alegran con sus trinos, por las flores que lo embellecen con sus lindos colores, por las montañas y los árboles, que hacen el paisaje, por los ríos que lo reverdecen.

Gracias, Padre, por mi vida, y por la vida de las personas que amo. Amén.


Dame, Jesús, un corazón nuevo. Un corazón de carne como el tuyo.
Un corazón que sienta como propias las angustias y necesidades de todos los hombres y mujeres de la tierra. Un corazón que busque amar siempre a quienes tienen urgencia de sentirse amados.

Un corazón limpio, sin dobles intenciones.
Un corazón generoso y sincero con todos y siempre. Amén.


Líbrame, Señor, del miedo que paraliza el espíritu. Líbrame de la rutina que lo adormece. Líbrame de la inseguridad que no me deja avanzar. Líbrame de la falta de fe que no me deja entregarme plenamente a ti.

Abre mi corazón a tu presencia y a tu amor, y guíame por el sendero de la verdad y la justicia, para actuar en todo de acuerdo con tu voluntad que es siempre una voluntad salvadora. Amén.


Ilumina, oh Dios, mi corazón y mi mente, con la luz de tu Palabra de vida y esperanza. Y dame la gracia de saber anunciar tu amor y tu gracia, a quienes viven a mi alrededor, y conducirlos con presteza por el camino que lleva a ti. Amén.


Te ofrezco, Señor, mi vida cotidiana, las noches y los días, las alegrías y las tristezas, los triunfos y las derrotas.
Quiero participar con ellos en la obra de la salvación del mundo, que tú emprendiste con tanto amor, y que tantas personas desconocen porque nadie les ha hablado de ti. Amén.


Permíteme, Jesús, penetrar con el conocimiento y con el corazón, en el misterio profundo y sublime de tu muerte salvadora, para luego resucitar contigo a una vida nueva en ti y para ti. Amén.


Caminando por la calle me encontré con un ciego y este encuentro me hizo pensar.
Hay tantos ciegos de ceguera espiritual. Tantas personas que no saben de ti. Tantas que no quieren saber. Tantas que no han descubierto tu presencia viva dentro de su corazón. Tantas que no pueden ver tu amor y tu bondad. Señor, haz que vean. Amén.


Enséñame, Señor, a dar a la vida humana, su verdadero valor, y a defenderla siempre aunque sea débil o parezca inútil.
Ayúdame a rechazar, con claridad y contundencia, cualquier tipo de violencia contra ella, aunque algunos pretendan disfrazarla y justificarla, arguyendo el respeto a la libertad personal, o una fingida dignidad humana. Amén.

*****

Gracias, Padre, por Jesús tu Hijo y nuestro hermano. Gracias por su nacimiento pobre y humilde en Belén. Gracias por su vida sencilla y escondida en Nazaret. Gracias por sus palabras y sus gestos de amor y de perdón. Gracias por su entrega generosa en la cruz del Calvario. Gracias por su resurrección sorpresiva y esperanzadora, que reta nuestra fe. Amén.


Muchos me dicen que tú escribes derecho en renglones torcidos, y que después de la tempestad viene la calma. Poco a poco me doy cuenta de la verdad de sus palabras.

Ayúdame a vivir este momento difícil de mi vida, sin desfallecer. Fortalece mi fe y mi esperanza, en tu bondad infinita, y en tu amor misericordioso y siempre fiel. Amén.


Caminando contigo, Señor, las dificultades de la vida se hacen superables.
Tú lo aclaras todo. Tú le das sentido a todo. Tú haces posible lo imposible. Tú derrotas el miedo. Tú das fuerza a mi debilidad. Tú pones alas a mis sueños. Tú llenas mi corazón de esperanza.

Gracias, Señor, por hacerme sentir confiada y protegida, en medio de un mar oscuro y agitado. Amén


Señor, mi vida no va tan bien como quisiera, sin embargo, te doy gracias por poder seguir luchando. Confío en tu amor y en tu bondad para conmigo; y en tu protección y tu ayuda para salir adelante. Amén.


Jesús resucitado, luz del mundo y luz de mi vida, ayúdame a ser luz para mis hermanos, anunciando con fuerza y valentía, con amor y decisión, la verdad de tu palabra salvadora, y la dulzura de tu amor y tu perdón sin condiciones. Amén.


Espíritu Santo, comunícame el don de sabiduría, que me hace sentir y gustar todo lo que se refiere a Dios y conduce a él, y rechazar con firmeza y claridad todo lo que pueda separarme. Amén.


Enséñame, Jesús, a descubrir tu presencia en todos los hombres y mujeres que encuentro en mi camino, y a relacionarme con ellos como me relaciono contigo, en la verdad y el amor. Amén.


Como todos, Señor, quiero vivir en paz. Ayúdame a comprender que para conseguirlo, debo construirla en mi actuar de cada día, haciendo realidad el amor, la justicia, y la solidaridad.

Ya entendí que es inútil buscarla por otros caminos. Amén.


Hazme, Señor, a nacer de nuevo, por la fuerza de tu Espíritu Santo; a deshacerme del pasado que tanto me pesa, ya comenzar una nueva vida en ti y para ti, cada mañana. Amén.


Quisiera, Señor, tener todas las palabras del mundo, y saber todos los idiomas, para anunciarte por todos los rincones de la tierra.
Mis palabras son pobres y no puedo decir lo que quiero y lo que siento por ti, sin embargo, Señor, aquí me tienes, dispuesta a hacer cuanto esté a mi alcance, lo mejor posible. Amén.


Dame, Señor, la gracia de creer con una fe firme y profunda, como la fe de María. Una fe que me haga capaz de enfrentar con valor todas las circunstancias adversas de mi vida. Amén.


Ayúdame, Jesús, a entrar por la puerta estrecha, la del sacrificio, la del esfuerzo continuo, la de la humildad, la del desprendimiento, incluso de mí mismo; la del amor y el servicio incondicionales a todos y siempre.

Quiero parecerme a ti, en cuanto me sea posible. Amén.


Quiero, Señor, detestar el pecado.
El de los otros, pero sobre todo, Señor, el mío propio.
El que me separa de ti y de tu amor. El que endurece mi corazón. El que me hace insensible al bien. El que hace daño a mis hermanos.
Ayúdame a conseguirlo. Amén


Enséñame, Señor, a descubrir la inmensa riqueza espiritual de la soledad, y a aprovechar adecuadamente los momentos en los que se haga presente en mi vida; para estar contigo en oración callada, para profundizar mi conocimiento de ti y de tu amor, para unirme a ti y a tu voluntad salvadora, para amarte con más fuerza y decisión. Amén.


Hoy, Jesús, quiero amarte por los que no te tienen en cuenta en su vida; por los que viven como si no existieras; por los que no te aman porque no te conocen; por los que te rechazan abiertamente; por los que quieren arrancarte del corazón de otros, porque ya te arrancaron del suyo. Ten piedad de todos ellos, Señor. Amén.


Enséñame, Señor, a entender tu silencio que tantas veces me desconcierta, y otras se me hace pesado, difícil de llevar, doloroso, incomprensible.
Enséñame, Señor, a vivirlo con fe y con esperanza. Amén.


Es doloroso saberse y sentirse pecador, pero es maravilloso, Señor, experimentar tu perdón misericordioso.
Perdóname Señor…


Gracias, Señor, por la paz que siento en mi corazón, en medio de las dificultades que enfrento.
Ella me dice que tú estás conmigo, y mientras sea así, todo está bien para mí, porque tú, Señor, eres mi fuerza, y contigo todo lo puedo. Amén.


Te ofrezco, Señor, mi tristeza y mi soledad de hoy, por todos los hombres y mujeres del mundo que sufren persecusión; por los que padecen injusticia y violencia; por los que han sido abandonados por sus familiares y amigos. Sé tú su consuelo y su esperanza. Amén.


Ayúdame, Señor, a ser paciente; a callar cuando debo callar; a soportar en silencio las incomprensiones de quienes viven a mi alrededor; a seguir adelante a pesar de los tropiezos.

Ayúdame a saber esperar el momento oportuno para cada cosa; a permanecer en el lugar en que me has puesto, aunque no comprenda por qué ni para qué. Ayúdame a servir con amor, en silencio y humildad. Amén.


Gracias, Jesús, por tu presencia viva y amorosa en la Eucaristía.
Gracias por encarnarte nuevamente, cada día, en el Pan y el Vino que nos dan la Vida.

Gracias por el amor que en ellos nos regalas. Gracias por la fuerza que en ellos nos comunicas. Gracias Jesús. Amén.


Ven, Señor, a mi barro y moldéame de nuevo, cada día. Ven y transforma mi egoísmo en generosidad, mi cobardía en valor, mis miedos en fortaleza y motivación, la oscuridad de mis pecados en la luz de tu gracia, mi vanidad en sencillez, mi orgullo en humildad, mis dudas en fe, mi desasosiego en esperanza. Amén.



Llena, Señor, mi corazón con tu amor, para que pueda amar y servir con generosidad, a las personas que viven cerca de mi, y también a las que viven lejos.


Ayúdame, Señor Jesús, a ver en cada hombre y en cada mujer que se cruce en mi camino, un hijo de Dios, tu Padre y mi Padre, y un hermano mío.
Ayúdame a darle a cada uno el lugar que se merece en mi corazón y en mi vida, por la sola razón de compartir conmigo la esencia humana.

Ayúdame a amar y respetar a todos, y a percibir en su persona el misterio sublime de tu presencia que me invita a amarlos con generosidad. Amén.


No permitas, Señor, que mi corazón se endurezca, frente al sufrimiento de quienes me rodean. Amén.


Enséñame, Señor, a creer en ti, con fe firme y profunda. Amén.



Dame, Jesús, la gracia de amarte cada día con más

fuerza y generosidad. Amén.


Señor, Tú eres mi esperanza. En Ti confío plenamente. A Ti te lo entrego todo. De Ti y de tu amor, lo espero todo. Amén.


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