Misa en tiempo de hambre

LECCIONARIO VI. MISA EN TIEMPO DE HAMBRE, O POR LOS QUE PADECEN HAMBRE

Lecturas Misa en tiempo de hambre, o por los que padecen hambre.

LECCIONARIO VI. MISA EN TIEMPO DE HAMBRE, O POR LOS QUE PADECEN HAMBRE

El Leccionario VI incluye una Misa especial conocida como la Misa en tiempo de hambre, o por los que padecen hambre, en la cual se ora por todas aquellas personas que sufren a causa de la escasez de alimentos y se pide la misericordia y la providencia divina para quienes padecen hambre. Durante esta Misa, se leen lecturas específicas que nos invitan a reflexionar sobre la responsabilidad de compartir nuestros recursos y a comprometernos en la lucha contra el hambre y la injusticia en el mundo.

Las lecturas seleccionadas para la Misa en tiempo de hambre nos ofrecen enseñanzas y orientaciones para comprender la importancia de la solidaridad y la responsabilidad de cuidar y alimentar a nuestros hermanos y hermanas que padecen hambre.

Además, las lecturas de la Misa en tiempo de hambre nos invitan a reflexionar sobre la raíz de la injusticia y la desigualdad en el mundo, y nos desafían a trabajar activamente por la justicia y la equidad en la distribución de los alimentos y los recursos.

La Misa en tiempo de hambre es una oportunidad para unirnos en oración por aquellos que sufren a causa de la escasez de alimentos. Nos invita a orar por quienes padecen hambre y a pedir la intervención divina para aliviar su sufrimiento. También nos desafía a ser agentes de cambio en la lucha contra el hambre y la injusticia, comprometiéndonos a compartir nuestros recursos y a abogar por sistemas alimentarios más justos y sostenibles.

Que en esta celebración, podamos unir nuestras voces en oración por los que padecen hambre. Que podamos reconocer y responder a la llamada de Jesús a alimentar a los necesitados y a cuidar de nuestros hermanos y hermanas más vulnerables. Que el Espíritu Santo nos impulse a trabajar por la justicia y la equidad en la distribución de los alimentos y los recursos. Que podamos ser instrumentos de la providencia divina para aquellos que sufren a causa del hambre. Amén.


MISA EN TIEMPO DE HAMBRE, O POR LOS QUE PADECEN HAMBRE

LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1. Deja al emigrante, al huérfano y a la viuda la gavilla olvidada

Lectura del libro del Deuteronomio 24, 17-22

Habló Moisés al pueblo, diciendo:

—«No defraudarás el derecho del emigrante y del huérfano ni tomarás en prenda las ropas de la viuda; recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que allí te redimió el Señor, tu Dios; por eso yo te mando hoy cumplir esta ley.

Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a recogerla; déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda, y así bendecirá el Señor todas tus tareas. Cuando varees tu olivar, no repases las ramas; déjaselas al emigrante, al huérfano y a la viuda. Cuando vendimies tu viña, no rebusques los racimos; déjaselos al emigrante, al huérfano y a la viuda.

Acuérdate que fuiste esclavo en Egipto; por eso yo te mando hoy cumplir esta ley».

Palabra de Dios.

2. Si comí el pan yo solo sin repartirlo con el huérfano

Lectura del libro de Job 31, 16-20. 24-25. 31-32

Si negué al pobre lo que deseaba
o dejé consumirse en llanto a la viuda;

si comí el pan yo solo sin repartirlo con el huérfano
—yo que desde joven lo cuidé como un padre,
yo que lo guié desde niño—;

si vi al pobre o al vagabundo
sin ropa con qué cubrirse,

y no me dieron las gracias sus carnes,
calientes con el vellón de mis ovejas.

Lo juro: no puse en el oro mi confianza
ni llamé al metal precioso mi seguridad;

no me complacía con mis grandes riquezas,
con la fortuna amasada por mis manos.

Cuando los hombres de mi campamento dijeron:
«Ojalá nos dejen saciarnos de su carne»,

el forastero no tuvo que dormir en la calle,
porque yo abrí mis puertas al caminante.

Palabra de Dios.

3. Parte tu pan con el hambriento

Lectura del libro de Isaías 58, 6-11

Así dice el Señor:

«El ayuno que yo quiero es éste:

Abrir las prisiones injustas,
hacer saltar los cerrojos de los cepos,
dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos;

partir tu pan con el hambriento
hospedar a los pobres sin techo,

vestir al que ves desnudo,
y no cerrarte a tu propia carne.

Entonces romperá tu luz como la aurora,
en seguida te brotará la carne sana;

te abrirá camino la justicia,
detrás irá la gloria del Señor.

Entonces clamarás al Señor, y te responderá;
gritarás, y te dirá: «Aquí estoy».

Cuando destierres de ti la opresión,
el gesto amenazador y la maledicencia,

cuando partas tu pan con el hambriento
y sacies el estómago del indigente,

brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad se volverá mediodía.

El Señor te dará reposo permanente,
en el desierto saciará tu hambre,

hará fuertes tus huesos,
serás un huerto bien regado,

un manantial de aguas
cuya vena nunca engaña».

Palabra de Dios.

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1. Los discípulos acordaron enviar un subsidio, según los recursos de cada uno, a los hermanos que vivían en Judea

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 27-30

Por aquellos días, bajaron a Antioquía unos profetas de Jerusalén. Uno de ellos, llamado Agabo, movido por el Espíritu, se puso en pie y anunció que iba a haber una gran carestía en todo el mundo, la que hubo en tiempo de Claudio.

Los discípulos acordaron enviar un subsidio, según los recursos de cada uno, a los hermanos que vivían en Judea; así lo hicieron, enviándolo a los presbíteros por medio de Bernabé y de Saulo.

Palabra de Dios.

2. Vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 8, 1-5. 9-15

Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia:

En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad.

Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos.

Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros.

Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.

En este asunto os doy sólo mi opinión: Ya que no sólo con la obra, sino incluso con la decisión, iniciasteis vosotros la colecta el año pasado, os conviene ahora llevarla a término; de modo que a la buena voluntad corresponda la realización, según vuestros medios.

Porque, si uno tiene buena voluntad, se le agradece lo que tiene, no lo que no tiene. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar.

En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad. Es lo que dice la Escritura: «Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba».

Palabra de Dios.

3. Cada uno dé como haya decidido su conciencia:
no a disgusto ni por compromiso

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 6-15

Hermanos:

El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará.

Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios.

Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas.

Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta».

El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia.

Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se dará gracias a Dios; porque el desempeño de este servicio no sólo remedia la penuria de los santos, sino que hace que muchos den gracias a Dios.

Al comprobar el valor de esta prestación, muchos glorifican a Dios: primero, porque habéis profesado vuestra fe en el Evangelio de Cristo; después, por vuestra generosa solidaridad con ellos y con todos; finalmente, porque rezan a Dios por vosotros con gran cariño, al ver la extraordinaria gracia que os ha dado.

Demos gracias a Dios por su don inexpresable.

Palabra de Dios.

SALMOS RESPONSORIALES

1. Salmo responsorial: Salmo 21, 23-24. 26-27. 28 y 31-32 (R.: 27a)

R. Los desvalidos comerán hasta saciarse.

Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R.

Él es mi alabanza en la gran asamblea,
cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.

2. Salmo responsorial: Salmo 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 1)

R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia.

O bien:

R. Aleluya.

Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
norte y sur, oriente y occidente. R.

Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida. R.

Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a ciudad habitada. R

Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes. R.

3. Salmo responsorial: Salmo 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7bc-8. 9 (R.: cf. 1a. 9a)

R. Dichoso quien reparte a los pobres.

O bien:

R. Aleluya.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo;
no temerá las malas noticias. R.

Su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1. Aleluya Mt 25, 34

Venid vosotros, benditos de mi Padre
—dice el Señor—;
heredad el reino preparado para vosotros
desde la creación del mundo.

2. Aleluya 2 Co 8, 9

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza.

EVANGELIOS

1. Tuve hambre y me disteis de comer

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:

«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».

Entonces los justos le contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».

Y el rey les dirá:

«Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis».

Y entonces dirá a los de su izquierda:

«Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis».

Entonces también éstos contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?».

Y él replicará:

«Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo».

Y éstos Irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor.

2. Dadles vosotros de comer

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 34-44

En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle:

—«Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer».

Él les replicó:

—«Dadles vosotros de comer».

Ellos le preguntaron:

—«¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?».

Él les dijo:

—«¿Cuántos panes tenéis? Id a ver».

Cuando lo averiguaron le dijeron:

—«Cinco, y dos peces».

Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta.

Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.

Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.

Los que comieron eran cinco mil hombres.

Palabra del Señor.

3. Cuando des un banquete, invita a pobres

Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado:

—«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos».

Palabra del Señor.

4. Había un mendigo llamado Lázaro

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 19-31

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

—«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.

Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.

Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.

Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó:

«Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas».

Pero Abrahán le contestó:

«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.

Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros».

El rico insistió:

«Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento».

Abrahán le dice:

«Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen».

El rico contestó:

«No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán».

Abrahán le dijo:

«Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto»».

Palabra del Señor.


III. EN DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS PÚBLICAS

Misa al comienzo del año civil

Misa por la santificación del trabajo humano

Misa en tiempo de siembra

Misa para después de la cosecha

Misa en tiempo de hambre, o por los que padecen hambre

Misa por los prófugos y exiliados

Misa por los cautivos, por los encarcelados

Misa por los enfermos

Misa en tiempo de terremoto, para pedir lluvia, para pedir el buen tiempo, para alejar las
tempestades

Misa para dar gracias a Dios


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