Misa para dar gracias a Dios

LECCIONARIO VI. MISA PARA DAR GRACIAS A DIOS

Lecturas Misa para dar gracias a Dios.

LECCIONARIO VI. MISA PARA DAR GRACIAS A DIOS

El Leccionario VI también incluye la Misa para dar gracias a Dios, una celebración especial en la cual expresamos nuestra gratitud y reconocimiento hacia Dios por todas las bendiciones y bondades que hemos recibido en nuestras vidas. Durante esta Misa, se leen lecturas específicas que nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la gratitud y nos inspiran a alabar y agradecer a nuestro Creador.

Las lecturas seleccionadas para la Misa de acción de gracias nos muestran diversos ejemplos de gratitud y alabanza en las Sagradas Escrituras. Nos recuerdan que la gratitud es una actitud fundamental en nuestra relación con Dios y nos invitan a reconocer y valorar las bendiciones que Él nos ha otorgado.

Además, las lecturas de la Misa para dar gracias a Dios nos invitan a reflexionar sobre la actitud de gratitud en nuestra vida diaria. Nos desafían a reconocer las pequeñas y grandes bendiciones que recibimos continuamente y a ser conscientes de la generosidad y el amor de Dios en nuestras vidas.

Esta Misa nos brinda la oportunidad de reunirnos como comunidad de fe para expresar nuestra gratitud y alabanza a Dios. Nos invita a reflexionar sobre todas las bendiciones que hemos recibido y agradecer por su provisión y guía en nuestra vida. También nos desafía a vivir una vida de gratitud, reconociendo y compartiendo las bendiciones que hemos recibido con los demás.

Que en esta celebración de acción de gracias, podamos unir nuestras voces en alabanza y gratitud a Dios. Que podamos ser conscientes de las bendiciones que recibimos y expresar nuestra gratitud en nuestras palabras y acciones. Que el Espíritu Santo nos guíe y nos llene de un corazón agradecido, reconociendo que todo lo que tenemos proviene de la generosidad y el amor de nuestro Padre celestial. Amén.


MISA PARA DAR GRACIAS A DIOS

LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1. Bendito sea el Señor, que ha dado el descanso a su pueblo

Lectura del primer libro de los Reyes 8, 55-61

En aquellos días, el rey Salomón, puesto en pie, echó esta bendición en voz alta a toda la asamblea de Israel:

—«Bendito sea el Señor, que ha dado el descanso a su pueblo Israel, conforme a sus promesas. No ha fallado ni una sola de las promesas que hizo por medio de su siervo Moisés.

Que el Señor, nuestro Dios, esté con nosotros, como estuvo con nuestros padres; que no nos abandone ni nos rechace. Que incline hacia él nuestro corazón, para que sigamos todos sus caminos y guardemos los preceptos, mandatos y decretos que dio a nuestros padres.

Que las palabras de esta súplica hecha ante el Señor permanezcan junto al Señor, nuestro Dios, día y noche, para que haga justicia a su siervo y a su pueblo Israel, según la necesidad de cada día.

Así sabrán todas las naciones del mundo que el Señor es el Dios verdadero, y no hay otro; y vuestro corazón será totalmente del Señor, nuestro Dios, siguiendo sus preceptos y guardando sus mandamientos».

Palabra de Dios.

2. Dios ha hecho maravillas en la tierra

Lectura del libro de Sirácida 50, 24-26

Bendecid al Dios del universo,
que ha hecho maravillas en la tierra,

que cría al hombre desde el vientre materno
y lo forma a su voluntad.

Él os conceda un corazón sabio
y que reine la paz entre vosotros,
en Israel, por los siglos de los siglos.

Que su misericordia sea fiel con nosotros,
y en nuestros días nos rescate.

Palabra de Dios.

3. Voy a recordar las alabanzas del Señor, sus muchos beneficios a la casa de Israel

Lectura del libro de Isaías 63, 7-9

Voy a recordar las misericordias
del Señor, las alabanzas del Señor:

todo lo que hizo por nosotros el Señor,
sus muchos beneficios a la casa de Israel,

lo que hizo con su compasión
y con su gran misericordia.

Él dijo: «Son mi pueblo,
hijos que no engañarán».

Él fue su salvador en el peligro:
no fue un mensajero ni un enviado;

él en persona los salvó,
con su amor y su clemencia los rescató,

los liberó y los llevó siempre,
en los tiempos antiguos.

Palabra de Dios.

4. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti

Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-15

Regocíjate, hija de Sión,
grita de júbilo, Israel;
alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.

El Señor ha cancelado tu condena,
ha expulsado a tus enemigos.

El Señor será el rey de Israel,
en medio de ti, y ya no temerás.

Palabra de Dios.

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 3-9

Hermanos:

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús.

Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo.

De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.

Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro.

Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

Palabra de Dios.

2. Para que la gloria de su gracia redunde en alabanza suya

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-14

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,

para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
Por su medio hemos heredado también nosotros.

A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en el que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.

Palabra de Dios.

3. Dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-17

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.

Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Palabra de Dios.

SALMOS RESPONSORIALES

1. Interleccional: 1 Crónicas 29, 10. 11. 12 (R.: 13b)

R. Alabamos tu nombre glorioso, Señor.

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo. R.

De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R.

2. Salmo responsorial: Salmo 112, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: 2)

R. Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.

O bien:

R. Aleluya.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R

3. Salmo responsorial: Salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 4-5 (R.: 2bc)

R. Daré gracias a tu nombre,
Señor, por tu misericordia y tu lealtad.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.

Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R.

4. Salmo responsorial: Salmo 144, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 (R.: 1b)

R. Bendeciré tu nombre por siempre, Señor.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R.

Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias. R.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1. Aleluya Sal 65, 16

Venid a escuchar,
os contaré lo que el Señor ha hecho conmigo.

2. Aleluya Cf. Sal 137, 1bc

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca.

3. Aleluya Cf. Mt 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino
a la gente sencilla.

4. Aleluya Lc 1, 49

El Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo.

5. Aleluya Jn 15, 11

Os he hablado de esto
—dice el Señor—
para que mi alegría esté en vosotros,
y vuestra alegría llegue a plenitud.

6. Aleluya Ef 1, 3

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales.

7. Aleluya 1 Ts 5, 18

Dad gracias en toda ocasión:
ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús
respecto de vosotros.

8. Aleluya

A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos.
A ti la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama.

EVANGELIOS

1. Quien pide recibe

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.

Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!».

Palabra del Señor.

2. Has escondido estas cosas a los sabios y se las ha revelado a la gente sencilla

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús:

—«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor.

3. Anuncia lo que el Señor ha hecho contigo

Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 18-20

En aquel tiempo, mientras Jesús se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:

—«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia».

El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor.

4. Proclama mi alma la grandeza del Señor

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-55

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito;

—«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

María dijo:

—«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

Palabra del Señor.

5. Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 17-24

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús:

—«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».

Él les contestó:

—«Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.

Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».

En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamo:

—«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.

Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.

Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar».

Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:

—«¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron».

Palabra del Señor.

6. Se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 11-19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:

—«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».

Al verlos, les dijo:

—«Id a presentaros a los sacerdotes».

Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.

Éste era un samaritano.

Jesús tomo la palabra y dijo:

—«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?».

Y le dijo:

—«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

Palabra del Señor.

7. Esto os mando: que os améis unos a otros

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a la plenitud.

Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.

De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Palabra del Señor.

8. Nadie os quitará vuestra alegría

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 20-22

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.

La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría».

Palabra del Señor.


III. EN DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS PÚBLICAS

Misa al comienzo del año civil

Misa por la santificación del trabajo humano

Misa en tiempo de siembra

Misa para después de la cosecha

Misa en tiempo de hambre, o por los que padecen hambre

Misa por los prófugos y exiliados

Misa por los cautivos, por los encarcelados

Misa por los enfermos

Misa en tiempo de terremoto, para pedir lluvia, para pedir el buen tiempo, para alejar las
tempestades

Misa para dar gracias a Dios


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