LECCIONARIO VI. MISA PARA DESPUÉS DE LA COSECHA
Lecturas Misa para después de la cosecha.
El Leccionario VI incluye una Misa especial conocida como la Misa para después de la cosecha, en la cual se ora por la acción de gracias por los frutos recibidos y se reconoce la bondad de Dios en la abundancia de la cosecha. Durante esta Misa, se leen lecturas específicas que nos invitan a reflexionar sobre la gratitud, la generosidad y la responsabilidad de compartir los dones recibidos.
Las lecturas seleccionadas para la Misa para después de la cosecha nos ofrecen enseñanzas y orientaciones para comprender el valor espiritual de la gratitud y la importancia de compartir nuestros recursos con los demás.
Además, las lecturas de la Misa para después de la cosecha nos invitan a reflexionar sobre nuestra responsabilidad en el uso adecuado de los recursos recibidos. Nos desafían a ser buenos administradores de los dones que hemos obtenido y a compartirlos con generosidad, especialmente con aquellos que están en necesidad.
La Misa para después de la cosecha es una oportunidad para unirnos en acción de gracias, reconociendo la bondad de Dios en la abundancia de los frutos recibidos. Nos invita a orar por aquellos que trabajaron en la cosecha y a pedir por los necesitados, recordando nuestra responsabilidad de compartir los dones que hemos recibido. También nos desafía a vivir con gratitud y generosidad en todas las áreas de nuestra vida, reconociendo que todo lo que tenemos es un regalo de Dios.
Que en esta celebración, podamos unir nuestras voces en acción de gracias por los frutos de la cosecha. Que podamos reconocer y agradecer la generosidad de Dios en nuestra vida. Que el Espíritu Santo nos inspire a vivir con gratitud y generosidad, compartiendo nuestros recursos con los demás. Que podamos ser administradores responsables de los dones que hemos recibido y buscar la justicia en la distribución de los recursos. Amén.
MISA PARA DESPUÉS DE LA COSECHA
LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
1. Acuérdate del Señor, tu Dios, que es él quien te da la fuerza
Lectura del libro del Deuteronomio 8, 7-18
Habló Moisés al pueblo, diciendo:
—«Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y la llanura, tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel, tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada, tierra que lleva hierro en sus rocas, y de cuyos montes sacarás cobre, entonces comerás hasta hartarte, y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado.
Pero cuidado, no te olvides del Señor, tu Dios, siendo infiel a los preceptos, mandatos y decretos que yo te mando hoy.
No sea que, cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres, para afligirte y probarte, y para hacerte el bien al final.
Y no digas: «Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas».
Acuérdate del Señor, tu Dios: que es él quien te da la fuerza para crearte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy».
Palabra de Dios.
2. Las eras se llenarán de trigo
Lectura de la profecía de Joel 2, 21-24. 26-27
No temas, suelo,
alégrate y regocíjate,
porque el Señor hace cosas grandes.
No temáis, animales del campo;
germinarán las estepas,
los árboles darán fruto,
la vid y la higuera, su riqueza.
Hijos de Sión, alegraos, gozaos en el Señor, vuestro Dios,
que os dará la lluvia temprana en su sazón,
hará descender como antaño
las lluvias tempranas y tardías.
Las eras se llenarán de trigo,
rebosarán los lagares de vino y aceite.
Comeréis hasta hartaros,
y alabaréis el nombre del Señor, Dios vuestro.
Porque hizo milagros en vuestro favor,
y mi pueblo no será confundido.
Sabréis que yo estoy en medio de Israel,
el Señor, vuestro Dios, el Único,
y mi pueblo no será confundido jamás.
Palabra de Dios.
LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
1. Cuenta el que hace crecer, o sea, Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 6-10
Hermanos:
Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. El que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada uno recibirá el salario según lo que haya trabajado. Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de Dios, edificio de Dios.
Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye.
Palabra de Dios.
2. A los ricos, insísteles en que no pongan su confianza en riqueza tan incierta
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6, 6-11. 17-19
Querido hermano:
La piedad es una ganancia, cuando uno se contenta con poco. Sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Teniendo qué comer y qué vestir nos basta.
En cambio, los que buscan riquezas caen en tentaciones, trampas y mil afanes absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la perdición y la ruina. Porque la codicia es la raíz de todos los males, y muchos, arrastrados por ella, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos.
Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo esto; practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza.
A los ricos de este mundo, insísteles en que no sean soberbios, ni pongan su confianza en riqueza tan incierta, sino en Dios, que nos procura todo en abundancia para que lo disfrutemos. Que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y dispuestos a compartir; y así acumularán un capital sólido para el porvenir y alcanzarán la vida verdadera.
Palabra de Dios.
SALMOS RESPONSORIALES
1. Salmo responsorial: Salmo 66, 2-3. 5. 7-8 (R.: 7; o bien: 4)
R. La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
O bien:
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe. R.
2. Salmo responsorial: Salmo 125, 2b-3. 4-5. 6 (R.: 3)
R. El Señor ha estado grande con nosotros.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.
ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO
1. Aleluya Sal 125, 5
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
EVANGELIOS
1. Aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 15-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
—«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: «¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha».
Y se dijo:
«Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida».
Pero Dios le dijo:
«Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?».
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios».
Palabra del Señor.
2. Se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias
Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 11-19
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
—«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
—«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.
Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
—«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?».
le dijo:
—«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor.
III. EN DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS PÚBLICAS
Misa al comienzo del año civil
Misa por la santificación del trabajo humano
Misa para después de la cosecha
Misa en tiempo de hambre, o por los que padecen hambre
Misa por los prófugos y exiliados
Misa por los cautivos, por los encarcelados