LECCIONARIO VI. MISA EN TIEMPO DE TERREMOTO, PARA PEDIR LLUVIA, PARA PEDIR EL BUEN TIEMPO, PARA ALEJAR LAS TEMPESTADES
Lecturas Misa en tiempo de terremoto, para pedir lluvia, para pedir el buen tiempo, para alejar las
tempestades, en cualquier necesidad.
El Leccionario VI incluye una serie de Misas especiales que se celebran en tiempos de desastres naturales y condiciones climáticas adversas. Estas Misas son designadas para pedir la protección y la ayuda de Dios en situaciones difíciles como terremotos, sequías, tormentas y tempestades. Durante estas Misas, se leen lecturas específicas que nos invitan a confiar en la providencia divina y a buscar la intervención de Dios en medio de nuestras necesidades.
Las lecturas seleccionadas para estas Misas nos ofrecen consuelo y esperanza en medio de los desastres naturales y las condiciones climáticas adversas. Nos recuerdan que Dios es el Creador y el Señor de toda la creación, y que tiene el poder de intervenir en los acontecimientos naturales para protegernos y guiarnos.
Además, las lecturas de estas Misas nos invitan a reflexionar sobre nuestra dependencia de Dios y nuestra responsabilidad como cuidadores de la creación. Nos desafían a buscar la reconciliación y el cuidado del medio ambiente, reconociendo que nuestras acciones pueden tener un impacto en el equilibrio natural y la protección de nuestra tierra.
Estas Misas nos brindan un espacio para elevar nuestras oraciones y peticiones a Dios en momentos de desastres naturales y condiciones climáticas adversas. Nos invitan a confiar en su poder y a buscar su ayuda en nuestras necesidades más apremiantes. También nos desafían a ser agentes de cambio y solidaridad, trabajando en conjunto para aliviar el sufrimiento de aquellos que están afectados por los desastres naturales y promoviendo la protección y el cuidado de nuestra tierra.
Que en estas celebraciones, podamos unir nuestras voces en oración, pidiendo la protección y el consuelo de Dios en medio de los desastres naturales y las condiciones climáticas adversas. Que podamos ser conscientes de nuestra responsabilidad como cuidadores de la creación y tomar medidas para preservar la belleza y la integridad de nuestro entorno. Que el Espíritu Santo nos guíe y nos fortalezca en nuestros esfuerzos por construir un mundo más seguro y sostenible. Amén.
MISA EN TIEMPO DE TERREMOTO, PARA PEDIR LLUVIA, PARA PEDIR EL BUEN TIEMPO, PARA ALEJAR LAS TEMPESTADES
LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
1. Cambia nuestro duelo en fiesta
Lectura del libro de Ester 4, 17b-17e. 17i-17l
En aquellos días, Mardoqueo oró así, recordando todas las hazañas del Señor:
—«Señor, Señor, rey y dueño de todo, porque todo está bajo tu poder, y no hay quien se oponga a tu voluntad de salvar a Israel.
Tú creaste el cielo y la tierra y todas la maravillas que hay bajo el cielo, y eres Señor de todo; ni hay, Señor, quien se te pueda oponer.
Pues bien, Señor, Dios de Abrahán, perdona a tu pueblo; porque traman nuestra muerte, han deseado aniquilar tu antigua heredad.
No desprecies la porción que te rescataste del país de Egipto.
Escucha mi súplica, apiádate de tu heredad, cambia nuestro duelo en fiesta, para que vivamos celebrando tu nombre, Señor. No hagas enmudecer la boca de los que te alaban».
Palabra de Dios.
2. Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor
Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 17-26
Me han arrancado la paz,
y ni me acuerdo de la dicha;
me digo: «Se me acabaron las fuerzas
y mi esperanza en el Señor».
Fíjate en mi aflicción y en mi amargura,
en la hiel que me envenena;
no hago más que pensar en ello,
y estoy abatido.
Pero hay algo que traigo a la memoria
y me da esperanza:
que la misericordia del Señor no termina
y no se acaba su compasión;
antes bien, se renuevan cada mañana:
¡qué grande es tu fidelidad!
El Señor es mi lote, me digo,
y espero en él.
El Señor es bueno para los que en él esperan
y lo buscan;
es bueno esperar en silencio
la salvación del Señor.
Palabra de Dios.
3. Líbranos con tu poder maravilloso
Lectura de la profecía de Daniel 3, 25. 34-43
En aquellos días, Azarías se detuvo a orar y, abriendo los labios en medio del fuego, dijo:
«Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Por Abrahán, tu amigo;
por Isaac, tu siervo;
por Israel, tu consagrado;
a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.
En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados.
Que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.
Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro,
no nos defraudes, Señor.
Trátanos según tu piedad,
según tu gran misericordia.
Líbranos con tu poder maravilloso
y da gloria a tu nombre, Señor».
Palabra de Dios.
LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
1. A los que aman a Dios todo les sirve para el bien
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 18-30
Hermanos:
Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto.
Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve?
Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.
Pero además el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.
Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio.
A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.
Palabra de Dios.
2. Ni muerte, ni vida podrá apartarnos del amor de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 31b-39
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza».
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.
3. Dichoso el hombre que soporta la prueba
Lectura de la carta del apóstol Santiago 1, 2-4. 12
Hermanos míos, teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por toda clase de pruebas. Sabed que, al ponerse a prueba vuestra fe, os dará constancia. Y si la constancia llega hasta el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta alguna.
Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman.
Palabra de Dios.
4. Ya no habrá luto, ni llanto, ni dolor
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a. 6b-7
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
—«Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado».
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
—«Todo lo hago nuevo. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al sediento, yo le daré a beber de balde de la fuente de agua viva. Quien salga vencedor heredará esto, porque yo seré su Dios, y él será mi hijo».
Palabra de Dios.
SALMOS RESPONSORIALES
1. Salmo responsorial: Salmo 79, 2ac y 3b. 5-7 (R.: 4b)
R. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros. R.
2. Salmo responsorial: Salmo 84, 2-4. 5-6. 7-8 (R.: 8)
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira. R.
Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad? R.
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación. R.
3. Salmo responsorial: Salmo 122, 1-2a. 2bcd (R.: 3a; o bien: 2cd)
R. Misericordia, Señor, misericordia.
O bien:
R. Nuestros ojos están en el Señor,
esperando su misericordia.
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R.
Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R.
ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO
1. Aleluya Sal 32, 22
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
2. Aleluya 2 Co 1, 3b-4a
¡Bendito sea el Padre de misericordia
y Dios del consuelo!
Él nos alienta en nuestras luchas.
3. Aleluya St 1, 12
Dichoso el hombre que soporta la prueba,
porque, una vez aquilatado,
recibirá la corona de la vida.
EVANGELIOS
1. Quien pide recibe
Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!».
Palabra del Señor.
2. ¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!
Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 35-41
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:
—«Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:
—«¡Silencio, cállate!».
El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:
—«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?».
Se quedaron espantados y se decían unos a otros:
—«¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!».
Palabra del Señor.
3. Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:
—«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
«Hazme justicia frente a mi adversario».
Por algún tiempo se negó, pero después se dijo:
«Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara»».
Y el Señor añadió:
—«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor.
III. EN DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS PÚBLICAS
Misa al comienzo del año civil
Misa por la santificación del trabajo humano
Misa para después de la cosecha
Misa en tiempo de hambre, o por los que padecen hambre
Misa por los prófugos y exiliados
Misa por los cautivos, por los encarcelados