Misa por los prófugos y exiliados

LECCIONARIO VI. MISA POR LOS PRÓFUGOS Y EXILIADOS

Lecturas Misa por los prófugos y exiliados.

LECCIONARIO VI. MISA POR LOS PRÓFUGOS Y EXILIADOS

El Leccionario VI incluye una Misa especial conocida como la Misa por los prófugos y exiliados, en la cual se ora por todas aquellas personas que han sido obligadas a dejar sus hogares y sus países debido a la violencia, la persecución o las dificultades económicas. Durante esta Misa, se leen lecturas específicas que nos invitan a reflexionar sobre la importancia de acoger y proteger a los prófugos y exiliados, así como a orar por su bienestar y su esperanza de encontrar un lugar seguro y digno donde puedan reconstruir sus vidas.

Las lecturas seleccionadas para la Misa por los prófugos y exiliados nos ofrecen enseñanzas y orientaciones para comprender la importancia de la solidaridad, la compasión y la justicia en el trato hacia aquellos que se encuentran en situación de exilio o desplazamiento forzado.

Además, las lecturas de la Misa por los prófugos y exiliados nos invitan a reflexionar sobre las causas de la migración forzada y a abogar por la justicia y la paz en el mundo, buscando soluciones duraderas para aquellos que se ven obligados a dejar sus hogares.

La Misa por los prófugos y exiliados es una oportunidad para unirnos en oración y solidaridad con aquellos que se encuentran en situación de exilio o desplazamiento forzado. Nos invita a orar por su protección, por su bienestar y por su esperanza de encontrar un lugar seguro y digno donde puedan reconstruir sus vidas. También nos desafía a ser agentes de cambio en la promoción de la justicia y la paz, trabajando por la erradicación de las causas de la migración forzada y la creación de condiciones que permitan a todos vivir en paz y dignidad en sus propios hogares.

Que en esta celebración, podamos unir nuestras voces en oración por los prófugos y exiliados. Que podamos reconocer y responder a la llamada de Jesús a acoger y proteger a los más vulnerables. Que el Espíritu Santo nos impulse a trabajar por la justicia y la paz, buscando soluciones duraderas para aquellos que se ven obligados a abandonar sus hogares. Que podamos ser instrumentos de esperanza y solidaridad en medio de la adversidad. Amén.


MISA POR LOS PRÓFUGOS Y EXILIADOS

LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1. Dios ama al forastero, dándole pan y vestido

Lectura del libro del Deuteronomio 10, 17-19

Moisés habló al pueblo, diciendo:

—«El Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, fuerte y terrible; no es parcial ni acepta soborno, hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al forastero, dándole pan y vestido.

Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis en Egipto».

Palabra de Dios.

2. Deja al emigrante la gavilla olvidada

Lectura del libro del Deuteronomio 24, 17-22

Habló Moisés al pueblo, diciendo:

—«No defraudarás el derecho del emigrante y del huérfano ni tomarás en prenda las ropas de la viuda; recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que allí te redimió el Señor, tu Dios; por eso yo te mando hoy cumplir esta ley.

Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a recogerla; déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda, y así bendecirá el Señor todas tus tareas. Cuando varees tu olivar, no repases las ramas; déjaselas al emigrante, al huérfano y a la viuda. Cuando vendimies tu viña, no rebusques los racimos; déjaselos al emigrante, al huérfano y a la viuda.

Acuérdate que fuiste esclavo en Egipto; por eso yo te mando hoy cumplir esta ley».

Palabra de Dios.

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1. Practicad la hospitalidad

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 12, 9-16b

Hermanos:

Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno.

Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo.

En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes.

Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.

Contribuid en las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.

Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis.

Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad.

Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde.

Palabra de Dios.

2. Es claro que están buscando una patria

Lectura de la carta a los Hebreos 11, 13-16

Hermanos:

Con fe murieron todos los patriarcas, sin haber recibido lo prometido; pero viéndolo y saludándolo de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.

Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues, si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver.

Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo.

Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía preparada una ciudad.

Palabra de Dios.

3. No olvidéis la hospitalidad

Lectura de la carta a los Hebreos 13, 1-3. 14-16

Hermanos:

Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad; por ella algunos recibieron sin saberlo la visita de unos ángeles.

Acordaos de los que están presos, como si estuvierais presos con ellos; de los que son maltratados, como si estuvierais en su carne.

Aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura.

Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que profesan su nombre.

No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente: ésos son los sacrificios que agradan a Dios.

Palabra de Dios.

SALMOS RESPONSORIALES

1. Interleccional: Tobías 13, 2. 4. 6. 7. 8 (R.: 2a)

R. Bendito sea Dios, que vive eternamente.

Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
ya no hay quien escape de su mano. R.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos. R.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos. R.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador. R.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizás os mostrará benevolencia
y tendrá compasión. R.

2. Salmo responsorial: Salmo 106, 33-34. 35-36. 41-42 (R.: 1)

R. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

O bien:

R. Aleluya.

Él transforma los ríos en desierto,
los manantiales de agua en aridez;
la tierra fértil en marismas,
por la depravación de sus habitantes. R.

Transforma el desierto en estanques,
el erial en manantiales de agua.
Coloca allí a los hambrientos,
y fundan una ciudad para habitar. R.

Levanta a los pobres de la miseria
y multiplica sus familias como rebaños.
Los rectos lo ven y se alegran,
a la maldad se le tapa la boca. R.

3. Salmo responsorial: Salmo 120, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: 2)

R. El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel. R.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche. R.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre. R.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1. Aleluya 2 Co 1, 3b-4a

¡Bendito sea el Padre de misericordia
y Dios del consuelo!
Él nos alienta en nuestras luchas.

2. Aleluya Hb 13, 14

Aquí no tenemos ciudad permanente,
sino que andamos en busca de la futura.

EVANGELIOS

1. Coge al niño y a su madre y huye a Egipto

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 13-15. 19-23

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:

—«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta:

«Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto».

Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:

—«Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño».

Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel.

Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.

Palabra del Señor.

2. Cada vez que lo hicisteis con mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:

«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».

Entonces los justos le contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».

Y el rey les dirá:

«Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis».

Y entonces dirá a los de su izquierda:

«Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis».

Entonces también éstos contestarán:

«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?».

Y él replicará:

«Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo».

Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor.

3. ¿Quién es mi prójimo?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 25-37

En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:

—«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».

Él le dijo:

—«¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».

Él contestó:

—«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo».

Él le dijo:

—«Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida».

Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús:

—«¿Y quién es mi prójimo?».

Jesús dijo:

—«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.

Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:

«Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta».

¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».

Él contestó:

—«El que practicó la misericordia con él».

Díjole Jesús:

—«Anda, haz tú lo mismo».

Palabra del Señor.


III. EN DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS PÚBLICAS

Misa al comienzo del año civil

Misa por la santificación del trabajo humano

Misa en tiempo de siembra

Misa para después de la cosecha

Misa en tiempo de hambre, o por los que padecen hambre

Misa por los prófugos y exiliados

Misa por los cautivos, por los encarcelados

Misa por los enfermos

Misa en tiempo de terremoto, para pedir lluvia, para pedir el buen tiempo, para alejar las
tempestades

Misa para dar gracias a Dios


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