San Ignacio de Loyola

LECCIONARIO V. 31 de julio. San Ignacio de Loyola, presbítero

Lecturas San Ignacio de Loyola, presbítero.

31 de julio San Ignacio de Loyola

El 31 de julio, el Leccionario de la Iglesia Católica nos invita a reflexionar sobre la festividad de San Ignacio de Loyola, presbítero. San Ignacio, nacido en 1491 en el País Vasco, España, fue el fundador de la Compañía de Jesús, también conocida como los jesuitas. Su vida y legado han dejado una huella profunda en la espiritualidad cristiana y en la educación.

San Ignacio vivió una juventud marcada por su servicio como soldado y una conversión radical después de resultar herido en batalla. Durante su convalecencia, experimentó una transformación espiritual que le llevó a abandonar su vida anterior y dedicarse por completo al servicio de Dios.

El legado más duradero de San Ignacio es la fundación de la Compañía de Jesús en 1540, una orden religiosa que se comprometió con la educación, la evangelización y el servicio a los demás. Los jesuitas han desempeñado un papel crucial en la historia de la Iglesia, influyendo en la educación, la teología y la pastoral en todo el mundo.

La espiritualidad ignaciana, basada en los Ejercicios Espirituales, se ha convertido en un recurso valioso para la formación espiritual personal y comunitaria. Estos ejercicios proporcionan un camino para profundizar en la relación con Dios, discernir la voluntad divina y comprometerse en el servicio a los demás.

En la festividad de San Ignacio de Loyola, la Iglesia celebra su vida de entrega radical a Cristo y su dedicación a la misión evangelizadora. Su legado nos recuerda la importancia de la búsqueda de Dios en todas las cosas y el compromiso con la justicia y la solidaridad.

Que la festividad de San Ignacio inspire a los fieles a comprometerse en una búsqueda continua de la voluntad de Dios y a vivir una fe que se expresa en el servicio a los demás. Que la espiritualidad ignaciana siga siendo una fuente de inspiración para aquellos que buscan crecer en su relación con Dios y contribuir al bien común en la sociedad. Que la intercesión de San Ignacio fortalezca a la Iglesia y a todos los que buscan seguir a Cristo con generosidad y dedicación.


31 de julio: San Ignacio de Loyola, presbítero

PRIMERA LECTURA

Hacedlo todo para gloria de Dios

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31—11, 1

Hermanos:

Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.

No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven.

Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 (R.: 9a)

R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Mt 5, 3

Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO

El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío

Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:

—«Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.

Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío.

Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?

No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:

«Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar».

¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil?

Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.

Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de julio


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