Misa por la paz y la justicia

LECCIONARIO VI. MISA POR LA PAZ Y LA JUSTICIA

Lecturas Misa por la paz y la justicia.

LECCIONARIO VI. MISA POR LA PAZ Y LA JUSTICIA

El Leccionario VI incluye una Misa especial conocida como la Misa por la paz y la justicia, en la cual se ora por la reconciliación, la armonía y la equidad en nuestro mundo. Durante esta Misa, se leen lecturas específicas que nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la paz y la justicia en nuestras vidas y nos animan a trabajar por la construcción de un mundo más justo y humano.

Las lecturas seleccionadas para la Misa por la paz y la justicia nos ofrecen orientaciones y enseñanzas fundamentales para promover la reconciliación y la equidad en nuestras relaciones con los demás. Estas lecturas nos recuerdan la importancia de la compasión, la solidaridad y la búsqueda del bien común en la construcción de una sociedad más justa y pacífica.

Además, las lecturas de la Misa por la paz y la justicia nos invitan a orar por el fin de la violencia, la opresión y la injusticia en nuestro mundo. Nos llaman a ser conscientes de las desigualdades y a comprometernos activamente en la promoción de la paz y la justicia. También nos desafían a examinar nuestras propias actitudes y acciones, y a ser agentes de cambio en nuestra sociedad.

La Misa por la paz y la justicia es una oportunidad para unirnos en oración y acción por un mundo más justo y pacífico. Nos invita a orar por aquellos que sufren las consecuencias de la violencia y la injusticia, y nos desafía a trabajar por la transformación de las estructuras sociales que perpetúan la desigualdad. También nos anima a ser mensajeros de paz y justicia en nuestras relaciones cotidianas.

Que en esta celebración, podamos unir nuestras voces en oración, pidiendo al Señor que bendiga y guíe nuestros esfuerzos por la paz y la justicia. Que podamos ser instrumentos de reconciliación y equidad en nuestras relaciones con los demás. Que nuestra búsqueda de la paz y la justicia sea un testimonio vivo de nuestra fe en acción. Que el Señor fortalezca y sostenga a todos aquellos que trabajan por la paz y la justicia en nuestro mundo. Amén.


MISA POR LA PAZ Y LA JUSTICIA

LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1. Para dilatar el principado, con una paz sin límites

Lectura del libro de Isaías 9, 1-6

El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una luz grande;

habitaban tierra de sombras,
y una luz les brilló.

Acreciste la alegría,
aumentaste el gozo;

se gozan en tu presencia,
como gozan al segar,

como se alegran
al repartirse el botín.

Porque la vara del opresor,
y el yugo de su carga,

el bastón de su hombro,
los quebrantaste como el día de Madián.

Porque la bota que pisa con estrépito
y la túnica empapada de sangre

serán combustible,
pasto del fuego.

Porque un niño nos ha nacido,
un hijo se nos ha dado:

lleva a hombros el principado,
y es su nombre:

«Maravilla del Consejero,
Dios guerrero,

Padre perpetuo,
Príncipe de la paz».

Para dilatar el principado,
con una paz sin límites,

sobre el trono de David
y sobre su reino.

Para sostenerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho,
desde ahora y por siempre.

El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.

Palabra de Dios.

2. La obra de la justicia será la paz

Lectura del libro de Isaías 32, 15-18

En aquellos días,
cuando se derrame sobre nosotros un aliento de lo alto,

el desierto será un vergel,
el vergel parecerá una selva;

en el desierto morará la justicia,
y en el vergel habitará el derecho;

la obra de la justicia será la paz,
la acción del derecho, la calma y la tranquilidad perpetuas.

Mi pueblo habitará en dehesas de paz,
en moradas tranquilas, en mansiones sosegadas.

Palabra de Dios.

3. Paz al lejano, paz al cercano

Lectura del libro de Isaías 57, 15-19

Así dice el Alto y Excelso,
el sentado en el trono, cuyo nombre es santo:

«Estoy sentado en la altura sagrada,
pero estoy con los de ánimo humilde y quebrantado,

para reanimar a los humildes,
para reanimar el corazón quebrantado.

No estaré en pleito perpetuo ni me irritaré por siempre,
porque ante mí sucumbirían el espíritu
y el aliento que yo he creado.

Por su culpa me irrité un momento,
lo herí e, irritado, me oculté,
él se apartó y tomó su camino preferido;

yo vi sus caminos, pero lo curaré, compadecido,
lo resarciré con consuelos;

y a los que hacen duelo, les crearé en los labios este canto:
«Paz al lejano, paz al cercano»
—dice el Señor—,

y yo lo curaré».

Palabra de Dios.

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1. La paz de Dios custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 6-9

Hermanos:

Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta.

Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra.

Y el Dios de la paz estará con vosotros.

Palabra de Dios.

2. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-15

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Y sed agradecidos.

Palabra de Dios.

3. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia

Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 13-18

Queridos hermanos:

¿Hay alguno entre vosotros sabio y entendido? Que lo demuestre con una buena conducta y con la amabilidad propia de la sabiduría.

Pero, si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos, porque sería pura falsedad.

Esa sabiduría no viene del cielo, sino que es terrena, animal, diabólica.

Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males.

La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.

Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.

Palabra de Dios.

SALMOS RESPONSORIALES

1. Salmo responsorial: Salmo 71, 1-2. 3-4ab. 7-8. 12-13. 17 (R.: 7)

R. Que en sus días florezca la justicia y la paz.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre. R.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y los proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.

2. Salmo responsorial: Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 (R.: 9)

R. Dios anuncia la paz a su pueblo.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra; R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo; R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.

3. Salmo responsorial: Salmo 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: cf. Si 36, 18)

R. Da la paz, Señor, a los que esperan en ti.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R.

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1. Aleluya Mt 5, 9

Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.

2. Aleluya Jn 14, 27

La paz os dejo
—dice el Señor—,
mi paz os doy.

EVANGELIOS

1. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:

—«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.

Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos quedarán saciados.

Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Palabra del Señor.

2. Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente». Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.

Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿que hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Palabra del Señor.

3. Mi paz os doy

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 23-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado». Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo».

Palabra del Señor.

4. Paz a vosotros

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

—«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

—«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

—«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor.


II. POR LAS NECESIDADES PÚBLICAS

Misa por la patria o por la ciudad, por los que gobiernan…

Misa por la paz y la justicia

Misa para la reconciliación

Misa en tiempo de guerra o desorden


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