Nuestra Señora de Lourdes

LECCIONARIO V. 11 de febrero. Nuestra Señora de Lourdes

Lecturas Nuestra Señora de Lourdes.

11 de febrero Nuestra Señora de Lourdes

El 11 de febrero celebramos la memoria de Nuestra Señora de Lourdes, una advocación mariana que tiene su origen en las apariciones de la Virgen María a Bernadette Soubirous en Lourdes, Francia, en el año 1858.

Las apariciones comenzaron el 11 de febrero y continuaron durante un total de 18 veces en la gruta de Massabielle. La Virgen se presentó como la Inmaculada Concepción y transmitió mensajes de esperanza, conversión y oración. Uno de los momentos más significativos fue cuando Bernadette excavó en la tierra y brotó un manantial de agua, que aún hoy fluye y es conocido por sus propiedades curativas.

La devoción a Nuestra Señora de Lourdes se ha extendido por todo el mundo. Los peregrinos visitan la gruta para rezar, pedir intercesión y sumergirse en las aguas del manantial. La Virgen María se presenta como madre y consuelo para los enfermos, los afligidos y los necesitados.

En la primera lectura del libro de Isaías (66:10-14c), se nos habla de la paz que Dios hará derivar hacia Jerusalén como un río. Esta imagen de paz y consuelo se relaciona con la presencia maternal de Nuestra Señora de Lourdes, quien intercede por nosotros ante su Hijo.

En el evangelio según san Juan (2:1-11), se relata el milagro en las bodas de Caná. La Virgen María, preocupada por la falta de vino, intercede ante Jesús. Él, aunque inicialmente reacio, realiza su primer signo convirtiendo agua en vino. Este episodio muestra la intercesión maternal de María y su papel en la vida de los creyentes.

En esta festividad, recordamos a Nuestra Señora de Lourdes como la madre que nos guía hacia su Hijo, el manantial de vida y sanación. Oremos para que su intercesión nos fortalezca en la fe y nos lleve a la fuente de la gracia divina.


11 de febrero: Nuestra Señora de Lourdes

PRIMERA LECTURA

Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz

Lectura del libro de Isaías 66, 10-14c

Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,

alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto.

Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.

Porque así dice el Señor:

«Yo haré derivar hacia ella,
como un río, la paz,

como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.

Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;

como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo,
y en Jerusalén seréis consolados.

Al verlo, se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará a sus siervos».

Palabra de Dios.

Interleccional: Judit 13, 18bcde. 19 (R.: 15, 9d)

R. Tú eres el orgullo de nuestra raza.

El Altísimo te ha bendecido, hija,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador del cielo y tierra. R.

Que hoy ha glorificado tu nombre de tal modo,
que tu alabanza estará siempre en la boca de todos
los que se acuerden de esta obra poderosa de Dios. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Cf. Lc 1, 45

Dichosa tú, Virgen María, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

EVANGELIO

Y la madre de Jesús estaba allí

Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.

Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:

—«No les queda vino».

Jesús le contestó:

—«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».

Su madre dijo a los sirvientes:

—«Haced lo que él diga».

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.

Jesús les dijo:

—«Llenad las tinajas de agua».

Y las llenaron hasta arriba.

Entonces les mandó:

—«Sacad ahora y llevádselo al mayordomo».

Ellos se lo llevaron.

El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:

—«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».

Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de febrero


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