San Esteban de Hungría

LECCIONARIO V. 16 de agosto. San Esteban de Hungría

Lecturas San Esteban de Hungría.

16 de agosto San Esteban de Hungría

El 16 de agosto, el Leccionario de la Iglesia Católica nos invita a recordar y honrar la memoria de San Esteban de Hungría, un rey y santo que desempeñó un papel crucial en la cristianización y el desarrollo de la nación húngara.

San Esteban nació alrededor del año 975 y fue el hijo del Gran Príncipe Géza. Después de una serie de desafíos y conflictos, Esteban se convirtió en el primer rey cristiano de Hungría en el año 1000. Su reinado estuvo marcado por su profunda fe católica y su dedicación a construir una nación basada en principios cristianos.

Uno de los logros más significativos de San Esteban fue la organización de la Iglesia en Hungría y la introducción de la fe cristiana en la vida cotidiana del pueblo húngaro. Contribuyó a la construcción de iglesias y monasterios, promoviendo la educación y la cultura cristiana. Además, estableció una serie de leyes para garantizar la justicia y la equidad en su reino.

La festividad de San Esteban de Hungría nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de la fe en la construcción de sociedades justas y equitativas. San Esteban demostró que la fe cristiana no solo es una cuestión personal, sino que también puede transformar y enriquecer la vida de una nación.

Que la festividad de San Esteban inspire a los líderes y a todos los fieles a integrar su fe en sus vidas diarias y en la construcción de comunidades justas y solidarias. Que su ejemplo nos anime a trabajar por el bien común, promoviendo la justicia, la paz y la caridad.


16 de agosto: San Esteban de Hungría

PRIMERA LECTURA

Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón

Lectura del libro del Deuteronomio 6, 3-9

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:

—«Escucha, Israel, y pon por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: «Es una tierra que mana leche y miel».

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.

Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7b-8. 9 (R.: 1a)

R. Dichoso quien teme al Señor.

O bien:

R. Aleluya.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo;
no temerá las malas noticias. R.

Su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 14, 23

El que me ama guardará mi palabra
—dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.

EVANGELIO

Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

—«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.

En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:

«Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco».

Su señor le dijo:

«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor».

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:

«Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos».

Su señor le dijo:

«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor».

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:

«Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo».

El señor le respondió:

«Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes»».

Palabra del Señor.

Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

—«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.

En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:

«Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco».

Su señor le dijo:

«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor».

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:

«Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos».

Su señor le dijo:

«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor»».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de agosto


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