LECCIONARIO V. 8 de febrero. San Jerónimo Emiliani
Lecturas San Jerónimo Emiliani.
El 8 de febrero celebramos la memoria de San Jerónimo Emiliani, un religioso veneciano y fundador de la Orden de los Clérigos Regulares de Somasca. Su vida estuvo marcada por la dedicación a los pobres, especialmente a los huérfanos y a la juventud abandonada.
Biografía: Jerónimo Emiliani nació en Venecia en 1486. Inicialmente, siguió la carrera de las armas, pero después de distribuir sus bienes entre los necesitados, se consagró al servicio de los pobres. Fundó la Orden de los Clérigos Regulares de Somasca con la misión de socorrer a los niños huérfanos y desamparados. Fue declarado Patrón universal de los huérfanos y de la juventud abandonada por el papa Pío XI.
En sus cartas a sus hermanos de religión, San Jerónimo Emiliani exhortaba a la perseverancia en el amor de Cristo y en la observancia de la ley cristiana. Destacaba la importancia de confiar exclusivamente en Dios y de mantener la fe y la esperanza incluso en medio de las tribulaciones.
Oración:
Señor, Dios de las misericordias, que hiciste a san Jerónimo Emiliani padre y protector de los huérfanos, concédenos, por su intercesión, la gracia de permanecer siempre fieles al espíritu de adopción que nos hace verdaderamente hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
San Jerónimo Emiliani nos inspira a servir a los más necesitados y a confiar plenamente en Dios en todas las circunstancias de la vida.
8 de febrero: San Jerónimo Emiliani
PRIMERA LECTURA
Más vale la oración y la limosna que la riqueza
Lectura del libro de Tobías 12, 6-13
En aquellos días, dijo el ángel a Tobías y a su hijo:
—«Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Manifestad a todos las obras del Señor como él se merece, y no seáis negligentes en darle gracias. Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen. Obrad bien, y no os vendrá ninguna desgracia.
Más vale la oración sincera y la limosna generosa que la riqueza adquirida injustamente. Más vale hacer limosna que atesorar dinero. La limosna libra de la muerte y expía el pecado. Los que hacen limosnas se saciarán de vida. Los pecadores y los malhechores son enemigos de sí mismos.
Os descubriré toda la verdad sin ocultaros nada. Ya os dije que, si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas como se merecen. Pues bien, cuando Sara y tú estabais rezando, yo presentaba al Señor de la gloria el memorial de tu oración. Lo mismo cuando enterrabas a los muertos. Y, cuando te levantaste de la mesa sin dudar, y dejaste la comida por ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió para probarte».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 (R.: 2a)
R. Bendigo al Señor en todo momento.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
Aleluya y versículo antes del evangelio Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
EVANGELIO
Vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, y luego sígueme
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 17-30
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:
—«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Jesús le contestó:
—«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó:
—«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño».
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:
—«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
—«¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!».
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:
—«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
—«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
—«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».
Pedro se puso a decirle:
—«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
—«Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones—, y en la edad futura, vida eterna».
Palabra del Señor.
O bien más breve:
Vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, y luego sígueme
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:
-«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Jesús le contestó:
-«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó:
-«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño».
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:
-«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
-«¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!».
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:
-«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
-«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
-«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».
Palabra del Señor.
Lecturas del Leccionario V para el mes de febrero