San Juan María Vianney

LECCIONARIO V. 4 de agosto. San Juan María Vianney, presbítero

Lecturas San Juan María Vianney, presbítero.

4 de agosto San Juan María Vianney

El 4 de agosto, el Leccionario de la Iglesia Católica nos invita a reflexionar sobre la festividad de San Juan María Vianney, presbítero. San Juan María Vianney, nacido en 1786 en Dardilly, Francia, es conocido como el Santo Cura de Ars y es venerado como un modelo de santidad sacerdotal y pastoral.

La vida de San Juan María Vianney estuvo marcada por su dedicación al ministerio sacerdotal y su compromiso con la reconciliación y la confesión sacramental. A pesar de enfrentar desafíos significativos, incluida la hostilidad hacia la fe durante la Revolución Francesa, perseveró en su vocación y se convirtió en un guía espiritual amado.

Su fama como confesor y director espiritual atrajo a numerosos fieles a Ars, donde sirvió como párroco durante más de cuarenta años. Su predicación apasionada y su vida de oración inspiraron a muchos a acercarse a los sacramentos y a vivir una vida cristiana más plena.

La festividad de San Juan María Vianney es una ocasión para reflexionar sobre la importancia del ministerio sacerdotal y la vida sacramental en la Iglesia. Su dedicación al sacramento de la reconciliación destaca la misericordia divina y la necesidad de la conversión continua en la vida de los fieles.

Que la festividad de San Juan María Vianney inspire a los sacerdotes a imitar su celo pastoral y su amor por los sacramentos. Que su ejemplo de humildad, oración constante y servicio desinteresado a la comunidad cristiana inspire a todos los fieles a vivir una vida de santidad en sus propias vocaciones.

Que la intercesión de San Juan María Vianney fortalezca a la Iglesia, especialmente a aquellos que se dedican al ministerio pastoral y a la administración de los sacramentos. Que su legado de amor pastoral y compromiso con la confesión sacramental siga siendo una fuente de inspiración para todos los que buscan crecer en su relación con Dios y con la comunidad de fe.


4 de agosto: San Juan María Vianney, presbítero

PRIMERA LECTURA

Te he puesto de atalaya en la casa de Israel

Lectura de la profecía de Ezequiel 3, 16-21

En aquellos días, me vino esta palabra del Señor:

—«Hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte.

Si yo digo al malvado que es reo de muerte, y tú no le das la alarma —es decir, no hablas, poniendo en guardia al malvado, para que cambie su mala conducta y conserve la vida—, entonces el malvado morirá por su culpa; y, a ti, te pediré cuenta de su sangre.

Pero, si tú pones en guardia al malvado, y no se convierte de su maldad y de su mala conducta, entonces él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado la vida.

Y, si el justo se aparta de su justicia y comete maldades, pondré un tropiezo delante de él, y morirá; por no haberle puesto en guardia, él morirá por su pecado, y no se tendrán en cuenta las obras justas que hizo; pero, a ti, te pediré cuenta de su sangre.

Si tú, por el contrario, pones en guardia al justo para que no peque, y en efecto no peca, ciertamente conservará la vida, por haber estado alerta; y tú habrás salvado la vida».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)

R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

O bien:

R. Aleluya.

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.

Aleluya Lc 4, 18

El Señor me ha enviado
para anunciar el Evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad.

EVANGELIO

Al ver a las gentes, se compadecía de ellas

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 35—10, 1

En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos:

—«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de agosto


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