Santo Domingo de Guzmán

LECCIONARIO V. 8 de agosto. Santo Domingo de Guzmán, presbítero

Lecturas Santo Domingo de Guzmán, presbítero.

8 de agosto Santo Domingo de Guzmán

El 8 de agosto, el Leccionario de la Iglesia Católica nos invita a celebrar la festividad de Santo Domingo de Guzmán, presbítero. Santo Domingo, nacido en Caleruega, España, en 1170, fue un ferviente predicador y fundador de la Orden de Predicadores, conocidos como los Dominicos. Su vida y legado han dejado una profunda huella en la historia de la Iglesia.

Santo Domingo de Guzmán dedicó su vida a la predicación del Evangelio y a la defensa de la fe católica. En un período de la historia marcado por desafíos teológicos y la propagación de herejías, Santo Domingo respondió con un enfoque innovador: la creación de una orden religiosa dedicada a la predicación y la enseñanza.

Los Dominicos, fundados por Santo Domingo, se comprometieron a buscar la verdad y a difundir el conocimiento de la fe a través de la predicación y la educación. Su enfoque en la instrucción y la contemplación, combinado con la vida apostólica, convirtió a los Dominicos en un instrumento efectivo para contrarrestar la herejía y promover la ortodoxia.

La festividad de Santo Domingo de Guzmán nos invita a reflexionar sobre la importancia de la predicación y la enseñanza en la vida de la Iglesia. Su legado destaca la necesidad de un testimonio cristiano auténtico y el papel esencial de la educación en la transmisión de la fe.

Que la festividad de Santo Domingo inspire a los creyentes a comprometerse con la difusión del Evangelio y la defensa de la fe en medio de los desafíos contemporáneos. Que su ejemplo de humildad, oración y dedicación al servicio nos motive a buscar la verdad y a compartir el mensaje de Jesucristo con el mundo.


8 de agosto: Santo Domingo de Guzmán, presbítero

PRIMERA LECTURA

Enseñamos una sabiduría divina, misteriosa

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-10a

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.

Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.

Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.

Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman». Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10 (R.: 3)

RContad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor,
bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 8, 12b

Yo soy la luz del mundo
—dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.

EVANGELIO

Te seguiré a donde vayas

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 57-62

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno:

—«Te seguiré a donde vayas».

Jesús le respondió:

—«Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».

A otro le dijo:

—«Sígueme».

Él respondió:

—«Déjame primero ir a enterrar a mi padre».

Le contestó:

—«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».

Otro le dijo:

—«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia».

Jesús le contestó:

—«El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de agosto


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