Misas en la Bendición de un Abad o de una Abadesa

LECCIONARIO VIII. PARA LAS MISAS RITUALES. EN LA BENDICIÓN DE UN ABAD O DE UNA ABADESA

Lecturas Misas en la Bendición de un Abad o de una Abadesa.

Misas en la Bendición de un Abad o de una Abadesa

El «Leccionario VIII. Para las Misas Rituales. En la Bendición de un Abad o de una Abadesa» es una colección litúrgica que ofrece una selección de lecturas bíblicas y oraciones específicas para la ceremonia de bendición de un abad o una abadesa. Este rito es de gran importancia en la vida monástica y en la tradición católica, ya que marca el reconocimiento oficial y la consagración de un líder espiritual que guiará a la comunidad monástica en su vida de oración, trabajo y servicio a Dios. La bendición de un abad o una abadesa es un momento solemne que subraya la responsabilidad y el compromiso de estos líderes en la edificación y el cuidado de su comunidad.

Las lecturas seleccionadas para esta ceremonia están cuidadosamente elegidas para resaltar la misión y las virtudes necesarias para el liderazgo monástico. La primera lectura, tomada del libro de los Números (Nm 6, 22-27), contiene la bendición sacerdotal que Dios ordena a Moisés para que Aarón y sus hijos bendigan a los israelitas. Este pasaje subraya la importancia de la bendición divina y la protección sobre aquellos que son llamados a liderar y servir a la comunidad de Dios.

En conjunto, estas lecturas invitan a los fieles a reflexionar sobre la importancia del liderazgo espiritual y la responsabilidad que conlleva. La bendición de un abad o una abadesa no solo consagra a un individuo para el servicio de Dios y de su comunidad, sino que también reafirma el compromiso de toda la comunidad de vivir según los valores del Evangelio. Este rito es una oportunidad para renovar la fe y el compromiso de todos los miembros de la comunidad monástica, recordando que todos están llamados a seguir a Cristo con humildad, amor y dedicación. El «Leccionario VIII. Para las Misas Rituales. En la Bendición de un Abad o de una Abadesa» es una herramienta valiosa para la comunidad cristiana, proporcionando recursos espirituales que ayudan a los fieles a comprender y celebrar la significación profunda de este acto litúrgico. A través de estas lecturas y oraciones, los creyentes son llamados a apoyar y orar por sus líderes espirituales, reconociendo la importancia de su papel en la guía y el cuidado de la comunidad.


VII. EN LA BENDICIÓN DE UN ABAD O DE UNA ABADESA

LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1

Presta atención a la prudencia

Lectura del libro de los Proverbios 2, 1-9

Hijo mío, si aceptas mis palabras
y conservas mis consejos,

prestando oído a la sensatez
y prestando atención a la prudencia;

si invocas a la inteligencia
y llamas a la prudencia;

si la procuras como el dinero
y la buscas como un tesoro,

entonces comprenderás el temor del Señor
y alcanzarás el conocimiento de Dios.

Porque es el Señor quien da sensatez,
de su boca proceden saber e inteligencia.

Él atesora acierto para los hombres rectos,
es escudo para el de conducta intachable,

custodia la senda del deber,
la rectitud y los buenos senderos.

Entonces comprenderás la justicia y el derecho,
la rectitud y toda obra buena.

Palabra de Dios.

2

Te instruyo en el camino de la sensatez

Lectura del libro de los Proverbios 4, 7-13

Que tu primera adquisición sea la sensatez,
con todos tus haberes compra prudencia;

conquístala, y te hará noble;
abrázala, y te hará rico;

pondrá en tu cabeza una diadema hermosa,
te ceñirá una corona esplendente.

Hijo mío, escucha y recibe mis palabras,
y se alargarán los años de tu vida;

te instruyo en el camino de la sensatez,
te encamino por la senda recta;

al caminar, no serán torpes tus pasos;
al correr, no tropezarás;

agárrate a la corrección, no la sueltes;
consérvala, porque te va la vida.

Palabra de Dios.

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1

Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 42-47

Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.

Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.

A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo, y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando.

Palabra de Dios.

2

Esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-6

Hermanos:

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.

Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.

Palabra de Dios.

3

Por encima de todo, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-17

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.

Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Palabra de Dios.

4

Obedeced a vuestros dirigentes. Rezad por nosotros

Lectura de la carta a los Hebreos 13, 1-2. 7-8. 17-18

Hermanos:

Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad; por ella algunos recibieron sin saberlo la visita de unos ángeles.

Acordaos de vuestros dirigentes, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe.

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.

Obedeced con docilidad a vuestros dirigentes, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, con lo que salís ganando.

Rezad por nosotros; estamos convencidos de tener la conciencia limpia, ya que nuestra voluntad es proceder en todo noblemente.

Palabra de Dios.

5

Convirtiéndoos en modelos del rebaño

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 1-4

Queridos hermanos:

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y participe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto:

Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño.

Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

Palabra de Dios.

SALMOS RESPONSORIALES

1

Salmo responsorial: Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: Sal 39, 5a)

R. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

2

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 10-11. 12-13 (R.: 12)

R. Hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad? R.

3

Salmo responsorial: Salmo 91, 2-3. 5-6. 13-14. 15-16 (R.: cf. 2a)

R. Es bueno darte gracias, Señor.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad. R.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
que profundos tus designios! R.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. R.

En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad. R.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1

Aleluya Mt 23, 9b. 10b

Uno solo es vuestro Padre, el del cielo,
y uno solo es vuestro consejero, Cristo.

2

Aleluya Col 3,

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón;
a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

EVANGELIOS

1

El primero entre vosotros será vuestro servidor

Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 8-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Vosotros no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor.

2

El amo lo ha puesto al frente de su servidumbre

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 35-44

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.

Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.

Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.

Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Pedro le preguntó:

—«Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?».

El Señor le respondió:

—«¿Quién es el administrador fiel y solicito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?

Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes».

Palabra del Señor.

3

Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve

Lectura del santo evangelio según san Lucas 22, 24-27

En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero.

Jesús les dijo:

—«Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve.

Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve».

Palabra del Señor.


LECCIONARIO VIII – PARA LAS MISAS RITUALES

Lecturas del Leccionario VIII, EN LA CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA

Lecturas del Leccionario VIII, EN LA ADMINISTRACIÓN DE LAS SAGRADAS ÓRDENES

Lecturas del Leccionario VIII, PARA LA ADMISIÓN DE CANDIDATOS AL DIACONADO Y AL PRESBITERAD0

Lecturas del Leccionario VIII, EN LA COLACIÓN DE MINISTERIOS

Lecturas del Leccionario VIII, EN LA ADMINISTRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS A LOS ENFERMOS Y MORIBUNDOS

Lecturas del Leccionario VIII, POR LOS ESPOSOS

Lecturas del Leccionario VIII, EN LA BENDICIÓN DE UN ABAD O DE UNA ABADESA

Lecturas del Leccionario VIII, EN LA CONSAGRACIÓN DE VÍRGENES Y EN LA PROFESIÓN RELIGIOSA

Lecturas del Leccionario VIII, EN LA DEDICACIÓN O BENDICIÓN DE UNA IGLESIA O DE UN ALTAR

Lecturas del Leccionario VIII, MISAS DE DIFUNTOS


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