LECCIONARIO V. 25 de mayo. Santa María Magdalena de Pazzi, virgen
Lecturas Santa María Magdalena de Pazzi, virgen.
El 25 de mayo, el Leccionario nos invita a reflexionar sobre la vida y la santidad de Santa María Magdalena de Pazzi, virgen. Nacida en Florencia, Italia, en 1566, María Magdalena de Pazzi se destacó por su profundo misticismo y su dedicación a la vida contemplativa.
Desde temprana edad, María Magdalena demostró una inclinación hacia la vida espiritual. Ingresó en el convento carmelita de Santa María de los Ángeles a la edad de dieciséis años, donde se entregó totalmente a la oración y la vida ascética. Su profunda experiencia mística y su unión con Dios se manifestaron a través de visiones, éxtasis y una intensa vida de oración.
Santa María Magdalena de Pazzi fue conocida por su amor apasionado por Jesucristo, al punto de experimentar los misterios de la Pasión de manera extraordinaria. Su vida estuvo marcada por la búsqueda constante de la perfección espiritual y la entrega total a la voluntad divina. A través de sus escritos y enseñanzas, transmitió la importancia de la humildad, la caridad y la contemplación en la vida espiritual.
Fue canonizada por el Papa Clemente IX en 1669, reconociendo así la santidad de esta mujer extraordinaria que, a pesar de su corta vida terrenal, dejó un legado espiritual duradero. Su fiesta el 25 de mayo es una oportunidad para recordar y celebrar la vida de esta virgen carmelita que, a través de su unión íntima con Dios, ilumina el camino de la oración profunda y la entrega total al amor divino.
En este día, al contemplar la figura de Santa María Magdalena de Pazzi, se nos invita a buscar la cercanía con Dios en nuestra propia vida, a vivir con pasión nuestra fe y a cultivar una relación íntima con Aquel que es fuente de toda gracia. Que su ejemplo nos inspire a profundizar en la vida de oración y a seguir el camino de la santidad con confianza y amor.
25 de mayo: Santa María Magdalena de Pazzi, virgen
PRIMERA LECTURA
La soltera se preocupa de los asuntos del Señor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 25-35
Hermanos:
Respecto al celibato no tengo órdenes del Señor, sino que doy mi parecer como hombre de fiar que soy, por la misericordia del Señor.
Estimo que es un bien, por la necesidad actual: quiero decir que es un bien vivir así.
¿Estás unido a una mujer? No busques la separación.
¿Estás libre? No busques mujer; aunque, si te casas, no haces mal; y, si una soltera se casa, tampoco hace mal. Pero estos tales sufrirán la tribulación de la carne. Yo respeto vuestras razones.
Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido.
Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.
Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 148, 1-2. 11-13b. 13c-14 (R.: cf. 12a. 13a)
R. Jóvenes y doncellas,
alabad el nombre del Señor.
O bien:
R. Aleluya.
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos. R.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños,
alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime. R.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R.
Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 8, 31b-32
Si os mantenéis en mi palabra,
seréis de verdad discípulos míos y conoceréis la verdad
—dice el Señor—.
EVANGELIO
El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo:
—«Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan».
Les contestó:
—«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y, paseando la mirada por el corro, dijo:
—«Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor.
Lecturas del Leccionario V para el mes de mayo
1 de mayo: San José
2 de mayo: San Atanasio
3 de mayo: San Felipe y Santiago
12 de mayo: San Nereo y san Aquiles
12 de mayo: San Pancracio
14 de mayo: San Matías
15 de mayo: San Isidro
17 de mayo: San Pascual Bailón
18 de mayo: San Juan I
20 de mayo: San Bernardino de Siena
22 de mayo: Santa Joaquina Vedruna
25 de mayo: San Beda el Venerable
25 de mayo: San Gregorio VII
25 de mayo: Santa María Magdalena de Pazzi
26 de mayo: San Felipe Neri
27 de mayo: San Agustín de Cantorbery
30 de mayo: San Fernando
31 de mayo: La Visitación de la Virgen María
Jueves después de Pentecostés: Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote