LECCIONARIO V. 28 de diciembre. Los Santos Inocentes, mártires
Lecturas Los Santos Inocentes, mártires.
El 28 de diciembre, la Iglesia Católica celebra la memoria de los Santos Inocentes, mártires. En este día, recordamos a los niños que fueron masacrados en Belén por orden del rey Herodes, en un intento desesperado por eliminar al recién nacido Jesús, a quien consideraba una amenaza a su poder.
La historia de los Santos Inocentes es un recordatorio impactante de la brutalidad y la injusticia que a menudo se encuentran en el mundo. Estos niños inocentes, sin culpa alguna, fueron víctimas de la maldad y la paranoia de un gobernante que buscaba proteger su propio poder y estatus.
La masacre de los Santos Inocentes nos confronta con la realidad del sufrimiento y el mal en el mundo, especialmente dirigido hacia los más vulnerables y desprotegidos. Nos recuerda la importancia de defender y proteger la vida, especialmente la vida de los más indefensos, como los niños por nacer.
En este día, también reflexionamos sobre el significado más profundo de la venida de Jesús al mundo. Su nacimiento, en medio de la oscuridad y el sufrimiento, nos ofrece una luz de esperanza y redención. Jesús, el Hijo de Dios, se hizo uno de nosotros para liberarnos del pecado y de la muerte, y para traer consuelo y sanación a los corazones rotos.
A través del sacrificio de los Santos Inocentes, aprendemos la importancia de defender la dignidad y el valor de toda vida humana. Nos desafían a luchar contra la injusticia, el abuso y la violencia, y a ser voz para aquellos que no pueden defenderse por sí mismos.
En la festividad de los Santos Inocentes, podemos orar por todos aquellos que sufren a causa de la violencia y la opresión. Podemos pedir la intercesión de estos mártires infantiles para que nos ayuden a ser defensores de la vida y a construir un mundo más justo y compasivo.
Que los Santos Inocentes, mártires, nos inspiren a valorar y proteger la vida en todas sus etapas y circunstancias. Que su testimonio nos anime a ser instrumentos de paz y justicia en un mundo necesitado de amor y compasión. Amén.
28 de diciembre: Los Santos Inocentes, mártires
PRIMERA LECTURA
La sangre de Jesús nos limpia los pecados
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5—2, 2
Queridos hermanos:
Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados.
Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 123, 2-3. 4-5. 7b-8 (R.: 7a)
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros. R.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes. R.
La trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.
Aleluya
A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos.
A ti te ensalza el blanco ejército de los mártires.
EVANGELIO
Herodes mandó matar a todos los niños en Belén
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 13-18
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
—«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta:
«Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto».
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.
Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes;
es Raquel que llora por sus hijos,
y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».
Palabra del Señor.
Lecturas del Leccionario V para el mes de diciembre