LECCIONARIO V. 26 de diciembre. San Esteban
Lecturas San Esteban.
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El 26 de diciembre, la Iglesia Católica celebra la memoria de San Esteban, el primer mártir cristiano. San Esteban es un modelo de valentía y fidelidad a la fe, y su vida y muerte son un testimonio poderoso del amor a Dios y al prójimo.
San Esteban fue uno de los primeros diáconos de la Iglesia primitiva. Fue descrito como un hombre lleno de gracia y poder, y se destacó por su sabiduría y su habilidad para predicar y enseñar. Su ministerio se caracterizó por la caridad y la atención a los más necesitados.
Sin embargo, San Esteban también enfrentó la persecución y el rechazo por su fe. Fue acusado falsamente de blasfemia y llevado ante el Sanedrín, el tribunal religioso judío. Allí, pronunció un discurso valiente en el que defendió la verdad del Evangelio y confrontó a sus acusadores con su dureza de corazón.
El testimonio de San Esteban enfureció a quienes se oponían a la fe cristiana, y fue apedreado hasta la muerte. A pesar de su sufrimiento, San Esteban perdonó a sus verdugos y oró por ellos antes de entregar su espíritu a Dios.
La vida y muerte de San Esteban nos enseñan lecciones importantes sobre el amor y el perdón. Él nos muestra la importancia de mantenernos firmes en nuestra fe, incluso en medio de la adversidad y la persecución. Su valentía y disposición para perdonar a aquellos que lo persiguieron nos desafían a seguir su ejemplo y a amar incluso a nuestros enemigos.
San Esteban también nos recuerda la importancia de servir a los demás y de estar dispuestos a sacrificar nuestras vidas por el bien de los demás. Su ministerio como diácono y su dedicación a los más necesitados son un recordatorio poderoso de la importancia de la caridad y la justicia social en la vida cristiana.
En la festividad de San Esteban, podemos reflexionar sobre su ejemplo de valentía y fidelidad. Podemos pedir su intercesión para que nos fortalezca en nuestra fe y nos dé el coraje necesario para ser testigos valientes del Evangelio en nuestro propio entorno.
Que San Esteban, el primer mártir, nos inspire a vivir nuestras vidas en plena entrega a Dios y al servicio de los demás. Que su ejemplo nos anime a ser discípulos valientes y a amar sin reservas, incluso en medio de las dificultades. Amén.
26 de diciembre: San Esteban
PRIMERA LECTURA
Veo el cielo abierto
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-10; 7, 54-60
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo:
—«Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
—«Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito:
—«Señor, no les tengas en cuenta este pecado».
Y, con estas palabras, expiró.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 30, 3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17 (R.: 6a)
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mi aflicción. R.
Líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia. R.
Aleluya Sal 117, 26a y 27a
Bendito el que viene en nombre del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.
EVANGELIO
No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre
Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
—«No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán.
Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará».
Palabra del Señor.
Lecturas del Leccionario V para el mes de diciembre