San Juan Damasceno

LECCIONARIO V. 4 de diciembre. San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia

Lecturas San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia.

4 de diciembre San Juan Damasceno

El 4 de diciembre, la Iglesia Católica conmemora la vida y el legado de San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia. San Juan Damasceno es ampliamente reconocido como uno de los grandes teólogos y defensores de la fe cristiana.

Nacido en el siglo VII en la ciudad de Damasco, en lo que ahora es Siria, San Juan Damasceno provenía de una familia cristiana y se crió en un ambiente rico en conocimiento teológico. Como presbítero, dedicó su vida a la enseñanza y la defensa de la fe.

San Juan Damasceno escribió numerosas obras teológicas que se han convertido en referentes en la tradición cristiana. Sus escritos abarcan una amplia gama de temas, desde la doctrina y la moral hasta la oración y la espiritualidad. Su obra más conocida es «La exposición de la fe ortodoxa», una síntesis sistemática de la doctrina cristiana que ha sido influyente a lo largo de los siglos.

Además de su labor teológica, San Juan Damasceno también se destacó por su defensa de las imágenes sagradas. En un momento en que surgieron controversias sobre la veneración de las imágenes en la Iglesia, San Juan defendió la práctica argumentando que las imágenes podían ser utilizadas como medios para elevar nuestras mentes y corazones hacia Dios.

San Juan Damasceno es conocido como un gran defensor de la fe y un maestro de la oración. Su enseñanza nos desafía a profundizar en nuestra comprensión de la fe y a cultivar una vida de oración íntima con Dios. Nos recuerda la importancia de la razón y la fe en nuestra búsqueda de la verdad.

En la festividad de San Juan Damasceno, podemos reflexionar sobre la importancia de la teología en nuestra vida de fe. Podemos pedir su intercesión para que nos guíe en nuestra búsqueda de la verdad y para que nos ayude a profundizar en nuestro conocimiento y amor por Dios.

Que San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, nos inspire a buscar la verdad con humildad y a defender nuestra fe con valentía. Que su ejemplo nos anime a cultivar una vida de oración profunda y a profundizar en nuestro conocimiento de Dios y su plan de salvación. Amén.


4 de diciembre: San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia

PRIMERA LECTURA

Guarda este precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 13-14; 2, 1-3

Querido hermano:

Ten delante la visión que yo te di con mis palabras sensatas y vive con fe y amor en Cristo Jesús. Guarda este precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

Por lo tanto, hijo mío, saca fuerzas de la gracia de Cristo Jesús, y lo que me oíste a mí, garantizado por muchos testigos, confíalo a hombres fieles, capaces, a su vez, de enseñar a otros.

Toma parte en las penalidades, como buen soldado de Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 18, 8. 9. 10. 11 (R.: Jn 6, 63c)

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

Los mandamientos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 14, 23

El que me ama guardará mi palabra
—dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.

EVANGELIO

Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

—«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.

En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:

«Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco».

Su señor le dijo:

«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor».

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:

«Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos».

Su señor le dijo:

«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor».

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:

«Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo».

El señor le respondió:

«Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes»».

Palabra del Señor.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

—«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.

En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:

«Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco».

Su señor le dijo:

«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor».

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:

«Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos».

Su señor le dijo:

«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor»».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de diciembre


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