LECCIONARIO V. 23 de diciembre. San Juan de Kety, presbítero
Lecturas San Juan de Kety, presbítero.
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El 23 de diciembre, la Iglesia Católica celebra la memoria de San Juan de Kety, un presbítero polaco conocido por su santidad de vida y su amor por los pobres. San Juan de Kety, también conocido como San Juan de Kanty, es considerado un modelo de caridad y servicio desinteresado.
Nacido en Kęty, Polonia, en el siglo XV, Juan decidió consagrar su vida a Dios y se convirtió en sacerdote. Fue conocido por su profunda vida de oración y su dedicación a los sacramentos. Sin embargo, lo que lo distingue especialmente es su amor y compasión por los más necesitados.
San Juan de Kety se destacó por su entrega a los pobres y desamparados. A lo largo de su ministerio, dedicó gran parte de su tiempo y recursos a ayudar a los necesitados, especialmente a los enfermos y a aquellos que sufrían de pobreza extrema. Abrió hospitales y albergues para acoger a los más desfavorecidos y se aseguró de que tuvieran comida, refugio y atención médica.
Una de las historias más conocidas sobre San Juan de Kety relata cómo solía caminar largas distancias para recoger leña y poder calentar las casas de los pobres durante el invierno. Este acto de caridad y sacrificio refleja su espíritu generoso y su deseo sincero de aliviar el sufrimiento de los demás.
San Juan de Kety fue un ejemplo vivo del mensaje evangélico de amor y compasión hacia los más necesitados. Su vida nos recuerda la importancia de salir al encuentro de los pobres y de estar dispuestos a servirles con generosidad y entrega. Su testimonio nos inspira a mirar más allá de nuestras propias necesidades y a dedicar nuestras vidas al servicio de los demás.
En la festividad de San Juan de Kety, podemos reflexionar sobre su ejemplo de caridad y servicio. Podemos pedir su intercesión para que nos ayude a abrir nuestros corazones a los necesitados y a poner en práctica la caridad en nuestras vidas diarias. Que su ejemplo nos inspire a ser instrumentos de amor y esperanza para aquellos que más lo necesitan.
Que San Juan de Kety, presbítero, nos guíe en nuestro compromiso con los pobres y nos ayude a vivir una vida de generosidad y servicio desinteresado. Que su ejemplo nos anime a imitar a Cristo, quien se entregó completamente por amor a la humanidad. Amén.
23 de diciembre: San Juan de Kety, presbítero
PRIMERA LECTURA
La fe, si no tiene obras, por sí sola está muerta
Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 14-17
¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar?
Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve?
Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7b-8. 9 (R.: 1a)
R. Dichoso quien teme al Señor.
O bien:
R. Aleluya.
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo;
no temerá las malas noticias. R.
Su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.
Aleluya y versículo antes del evangelio Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo
—dice el Señor—:
que os améis unos a otros,
como yo os he amado.
EVANGELIO
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo
Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 27-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen.
Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.
La medida que uséis, la usarán con vosotros».
Palabra del Señor.
Lecturas del Leccionario V para el mes de diciembre