LECCIONARIO V. 13 de diciembre. Santa Lucia, virgen y mártir
Lecturas Santa Lucia, virgen y mártir.
El 13 de diciembre, la Iglesia Católica celebra la memoria de Santa Lucía, una virgen y mártir que se convirtió en un símbolo de fe y valentía en medio de la persecución. Santa Lucía es venerada en todo el mundo como patrona de los ojos y protectora de aquellos que sufren enfermedades o problemas de la vista.
Lucía nació en Siracusa, Sicilia, en el siglo III. Desde una edad temprana, consagró su vida a Cristo y hizo voto de virginidad. Según la tradición, ella distribuyó su riqueza entre los pobres y se dedicó a ayudar a los necesitados.
En un periodo de persecución contra los cristianos, Lucía fue arrestada y llevada ante las autoridades. A pesar de las amenazas y torturas a las que fue sometida, se mantuvo firme en su fe y se negó a renunciar a Cristo. Su valentía y testimonio inspiraron a otros a permanecer fieles a su fe, incluso en medio de la adversidad.
Una de las historias más conocidas sobre Santa Lucía es su devoción y cuidado hacia los enfermos. Se dice que llevaba comida y medicinas a los prisioneros y que, incluso, realizó milagros curando a los enfermos. También se la asocia con la protección de la vista, y muchos creyentes la invocan en busca de sanación y consuelo para aquellos que sufren enfermedades o problemas oculares.
El nombre «Lucía» deriva del latín «lux», que significa «luz». Esta conexión con la luz es significativa, ya que Santa Lucía es considerada un símbolo de la luz de Cristo que brilla en medio de la oscuridad del mundo. Su fiesta se celebra en un momento del año cercano al solsticio de invierno, cuando los días son más cortos y la oscuridad parece prevalecer. Su vida y martirio nos recuerdan que, a través de la fe en Cristo, podemos ser portadores de la luz divina incluso en los momentos más oscuros de nuestras vidas.
En la festividad de Santa Lucía, podemos reflexionar sobre su ejemplo de fe, valentía y servicio a los demás. Podemos pedir su intercesión para que nos fortalezca en nuestra fe y nos ayude a ser testigos valientes de la luz de Cristo en medio de un mundo necesitado de esperanza y amor.
Que Santa Lucía, virgen y mártir, nos inspire a vivir con valentía y a irradiar la luz de Cristo en nuestras vidas. Que su ejemplo nos anime a cuidar de los necesitados y a permanecer fieles a nuestra fe, incluso en medio de las dificultades. Amén.
13 de diciembre: Santa Lucia, virgen y mártir
PRIMERA LECTURA
Quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 17—11, 2
Hermanos:
El que se gloría que se gloríe del Señor, porque no está aprobado el que se recomienda él solo, sino el que está recomendado por el Señor.
Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis. Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 30, 3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17 (R.: 6a)
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mi aflicción. R.
Líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo;
sálvame por tu misericordia. R.
Aleluya y versículo antes del evangelio
Ésta es la virgen
prudente a quién el Señor encontró velando:
al llegar el Señor, entró con él al banquete de bodas.
EVANGELIO
¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
—«Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.
Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A media noche se oyó una voz:
«¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!».
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las sensatas:
«Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas».
Pero las sensatas contestaron:
«Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis».
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo.
«Señor, Señor, ábrenos».
Pero él respondió:
«Os lo aseguro: no os conozco».
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
Palabra del Señor.
Lecturas del Leccionario V para el mes de diciembre