San Carlos Lwanga

LECCIONARIO V. 3 de junio. San Carlos Lwanga y compañeros, mártires

Lecturas San Carlos Lwanga y compañeros, mártires.

3 de junio San Carlos Lwanga

El Leccionario V del 3 de junio nos invita a reflexionar sobre la vida y el martirio de San Carlos Lwanga (San Carlos Luanga) y sus compañeros, mártires que sacrificaron sus vidas por su fe en Cristo. Este grupo de valientes testigos de la fe vivió en el contexto de Uganda a finales del siglo XIX, durante un período de intensa persecución contra los cristianos.

San Carlos Lwanga, un joven convertido al cristianismo, se destacó por su dedicación y liderazgo en la comunidad cristiana. A pesar de las crecientes tensiones y hostilidades hacia los cristianos por parte del rey Mwanga II, Carlos Lwanga y sus compañeros continuaron practicando y difundiendo su fe en Jesucristo.

El rey Mwanga II, influido por diversas circunstancias y tensiones políticas, emitió decretos hostiles hacia los cristianos, especialmente aquellos que se resistían a participar en prácticas inmorales. Carlos Lwanga y sus compañeros se negaron a ceder ante las demandas del rey, manteniendo su integridad y fidelidad a sus creencias.

La persecución culminó en el martirio de San Carlos Lwanga y sus compañeros el 3 de junio de 1886. Fueron quemados vivos por negarse a renunciar a su fe cristiana y a participar en actos inmorales. Su valentía y determinación en medio de la adversidad dejaron una profunda impresión en la historia de la Iglesia, convirtiéndolos en un ejemplo de sacrificio y testimonio cristiano.

El Leccionario V para el 3 de junio nos invita a contemplar la vida de estos mártires ugandeses y a aprender de su ejemplo de firmeza en la fe. Nos desafía a reflexionar sobre la importancia de permanecer fieles a Cristo incluso en medio de la persecución y a considerar la valentía necesaria para seguir los principios cristianos en cualquier circunstancia.

La memoria de San Carlos Lwanga y sus compañeros nos inspira a apreciar la libertad religiosa y a recordar a aquellos que, a lo largo de la historia, han sacrificado sus vidas por la causa de Cristo. Su legado continúa siendo un testimonio poderoso de la fuerza de la fe en medio de las pruebas y la persecución.


3 de junio: San Carlos Luanga y compañeros, mártires

PRIMERA LECTURA

Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres

Lectura del segundo libro de los Macabeos 7, 1-2. 9-14

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley.

Uno de ellos habló en nombre de los demás:

—«¿Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres».

El segundo, estando para morir, dijo:

—«Tú, malvado, nos arrancas la vida presente; pero, cuando hayamos muerto por su ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna».

Después se divertían con el tercero. Invitado a sacar la lengua, lo hizo en seguida, y alargó las manos con gran valor. Y habló dignamente:

—«De Dios las recibí, y por sus leyes las desprecio; espero recobrarlas del mismo Dios».
El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los tormentos.
Cuando murió éste, torturaron de modo semejante al cuarto. Y, cuando estaba para morir, dijo:

—«Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 123, 2-3. 4-5. 7b-8 (R.: 7a)

R. Hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros. R.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado
hasta el cuello
las aguas espumantes. R.

La trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Mt 5, 3

Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a


En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:

—«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.

Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos quedarán saciados.

Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de junio


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