San Antonio de Padua

LECCIONARIO V. 13 de junio. San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia

Lecturas San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia.

13 de junio San Antonio de Padua

El Leccionario V del 13 de junio nos invita a celebrar la memoria de San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia, una figura venerada por su devoción, sabiduría y extraordinarios dones de predicación. Nacido en Portugal a finales del siglo XII como Fernando Martins de Bulhões, San Antonio se destacó por su profundo compromiso con la vida religiosa y su impactante elocuencia.

San Antonio inicialmente se unió a la Orden de los Agustinos, pero su deseo de una entrega más radical a Dios lo llevó a unirse a los franciscanos. Su fervor y humildad destacaron en su vida monástica, y su capacidad para enseñar y predicar atrajo la atención de sus superiores.

Lo que hizo de San Antonio un destacado predicador fue su habilidad para combinar el conocimiento teológico con una profunda compasión por los necesitados. Su fama como «Martillo de Herejes» se debió a su capacidad para refutar errores doctrinales y al mismo tiempo tocar los corazones de los fieles con mensajes llenos de amor y verdad.

San Antonio es conocido por su profunda devoción a la Virgen María, y muchos fieles lo invocan para encontrar objetos perdidos debido a un relato en el que, según la tradición, recuperó un manuscrito perdido gracias a su oración a la Virgen.

El Leccionario V del 13 de junio nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la vida y el legado de este santo. San Antonio de Padua, reconocido como Doctor de la Iglesia, sigue siendo una fuente de inspiración para los creyentes, alentándonos a profundizar en nuestra fe, compartir el Evangelio con celo y vivir una vida de caridad y humildad.

En este día, recordamos a San Antonio como un ejemplo de santidad y un maestro de la Palabra de Dios. Nos invita a buscar a Dios con fervor, confiar en la intercesión de la Virgen María y dedicarnos a la enseñanza y difusión de la verdad cristiana con amor y compasión.


13 de junio: San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia

PRIMERA LECTURA

El Señor me ha ungido y me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren

Lectura del libro de Isaías 61, 1-3a

El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha ungido.

Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren,
para vendar los corazones desgarrados,

para proclamar la amnistía a los cautivos,
y a los prisioneros la libertad,

para proclamar el año de gracia del Señor,
el día del desquite de nuestro Dios,

para consolar a los afligidos,
los afligidos de Sión;

para cambiar su ceniza en corona,
su traje de luto en perfume de fiesta,
su abatimiento en cánticos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 88, 2-3. 4-5. 21-22. 25 y 27 (R.: cf. 2a)

R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad». R.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades. R.

Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. R.

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora». R.

Aleluya y versículo antes del evangelio Lc 4, 18

El Señor me ha enviado
para anunciar el Evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad.

EVANGELIO

La mies es abundante y los obreros pocos

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir él. Y les decía:

—«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero merece su salario.

No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios»».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de junio


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