La Natividad de San Juan Bautista

LECCIONARIO V. 24 de junio. La Natividad de San Juan Bautista

Lecturas La Natividad de San Juan Bautista.

24 de junio La Natividad de San Juan Bautista

El 24 de junio, la Iglesia Católica celebra la Natividad de San Juan Bautista, uno de los santos más importantes del Nuevo Testamento. San Juan Bautista es venerado como el precursor de Jesucristo, y su nacimiento es celebrado con gran solemnidad.

San Juan Bautista es una figura única en la historia de la salvación, ya que es el único santo, aparte de la Virgen María, cuyo nacimiento se celebra en el calendario litúrgico. La Biblia relata que Juan Bautista fue llenado del Espíritu Santo incluso antes de su nacimiento. Su madre, Santa Isabel, era pariente de la Virgen María, y el encuentro de las dos mujeres es conmemorado en el episodio bíblico conocido como “La Visitación”.

El Leccionario, que es el libro litúrgico que contiene las lecturas de la Misa, dedica el día 24 de junio a la Natividad de San Juan Bautista. Las lecturas de este día reflejan la vida y la misión de San Juan Bautista, y nos invitan a preparar el camino para el Señor en nuestras propias vidas, tal como lo hizo Juan Bautista.

San Juan Bautista es un modelo de humildad y fidelidad a la voluntad de Dios. Su vida nos recuerda que todos estamos llamados a preparar el camino para el Señor. Que su ejemplo nos inspire a vivir nuestra fe con la misma dedicación y amor por Dios.


24 de junio: La Natividad de San Juan Bautista

PRIMERA LECTURA. Misa vespertina de la vigilia

Antes de formarte en el vientre, te escogí

Lectura del libro de Jeremías 1, 4-10

En tiempo de Josías, recibí esta palabra del Señor:

—«Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles».

Yo repuse:

—«¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho».

El Señor me contestó:

—«No digas: «Soy un muchacho», que a donde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte».

Oráculo del Señor.

El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo:

—«Mira: yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar y plantar».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17 (R.: 6b)

R. En el seno materno tú me sostenías.

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R.

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.

SEGUNDA LECTURA. Misa vespertina de la vigilia

La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 8-12

Queridos hermanos:

No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.

La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros. El Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu. Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro. Y ahora se os anuncia por medio de predicadores que os han traído el Evangelio con la fuerza del Espíritu enviado del cielo. Son cosas que los ángeles ansían penetrar.

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 1, 7; Lc 1, 17

Éste venía para dar testimonio de la luz,
preparando para Dios un pueblo bien dispuesto.

EVANGELIO. Misa vespertina de la vigilia

Te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 5-17

En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel.

Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.

Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.

Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.

Pero el ángel, le dijo:

—«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto».

Palabra del Señor.,

En las misas votivas de san Juan Bautista se toman las lecturas precedentes.

PRIMERA LECTURA. Misa vespertina del día

Te hago luz de las naciones

Lectura del libro de Isaías 49, 1-6

Escuchadme, islas;
atended, pueblos lejanos:

Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó;
en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre.

Hizo de mi boca una espada afilada,
me escondió en la sombra de su mano;

me hizo flecha bruñida,
me guardó en su aljaba
y me dijo:

«Tú eres mi siervo,
de quien estoy orgulloso».

Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado,
en viento y en nada he gastado mis fuerzas»,

en realidad mi derecho lo llevaba el Señor,
mi salario lo tenía mi Dios.

Y ahora habla el Señor,
que desde el vientre me formó siervo suyo,

para que le trajese a Jacob,
para que le reuniese a Israel
—tanto me honró el Señor,
y mi Dios fue mi fuerza—:

«Es poco que seas mi siervo
y restablezcas las tribus de Jacob
y conviertas a los supervivientes de Israel;

te hago luz de las naciones,
para que mi salvación alcance
hasta el confín de la tierra».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 138, 1-3. 13-14. 15 (R.: 14a)

R. Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente.

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma. R.

No desconocías mis huesos,
cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R.

SEGUNDA LECTURA. Misa vespertina del día

Antes de que llegara Cristo, Juan predicó

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 22-26

En aquellos días, dijo Pablo:

—«Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: «Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos». Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: «Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias».

Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación».

Palabra de Dios.

Aleluya Lc 1, 76

A ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos.

EVANGELIO. Misa vespertina del día

El nacimiento de Juan Bautista
Juan es su nombre

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 57-66. 80

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.

A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:

—«¡No! Se va a llamar Juan».

Le replicaron:

—«Ninguno de tus parientes se llama así».

Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Todos se quedaron extrañados.

Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.

Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:

—« ¿Qué va a ser este niño?».

Porque la mano del Señor estaba con él.

El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.


Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de junio


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