San Cosme y San Damián

LECCIONARIO V. 26 de septiembre. San Cosme y San Damián, mártires

Lecturas San Cosme y San Damián, mártires.

26 de septiembre San Cosme y San Damián

El 26 de septiembre, el Leccionario de la Iglesia Católica nos invita a conmemorar la memoria de San Cosme y San Damián, mártires, dos figuras veneradas por su dedicación a la medicina y su firme testimonio de fe en Cristo. Esta festividad nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la vida y el legado de estos santos que destacaron por su compasión, servicio y valentía.

San Cosme y San Damián, hermanos gemelos, fueron médicos de profesión y ejemplares cristianos en la época del Imperio Romano. Su devoción por Cristo los llevó a practicar la medicina no solo como una ciencia, sino también como un acto de caridad y amor al prójimo. Se dice que atendían a los enfermos y necesitados de manera gratuita, confiando en la providencia divina para su sustento.

Su fe en Jesucristo los llevó a rechazar toda forma de idolatría y a proclamar su creencia en la salvación que viene a través de Cristo. Por esta razón, fueron perseguidos y martirizados por las autoridades romanas durante la persecución de Diocleciano en el siglo IV. A pesar de las torturas y sufrimientos, San Cosme y San Damián se mantuvieron firmes en su fe hasta el final.

La festividad de San Cosme y San Damián nos recuerda la importancia de unir la fe con la acción caritativa y el servicio desinteresado. Su ejemplo nos inspira a buscar maneras de servir a los demás con amor y compasión, especialmente a aquellos que están enfermos o sufren.

En este día, recordamos la valentía y el testimonio de San Cosme y San Damián, quienes, a través de su dedicación a la medicina y su testimonio de fe, nos enseñan a imitar a Cristo en el servicio a los más necesitados.

Que la festividad de San Cosme y San Damián nos anime a vivir nuestra fe con generosidad y entrega, siguiendo su ejemplo de amor y servicio a los demás. Que su intercesión nos fortalezca en nuestra propia vocación de amor y nos inspire a ser instrumentos de sanación y esperanza en un mundo necesitado.


26 de septiembre: San Cosme y San Damián, mártires

PRIMERA LECTURA

Los recibió como sacrificio de holocausto

Lectura del libro de la Sabiduría 3, 1-9

La vida de los justos está en manos de Dios,
y no los tocará el tormento.

La gente insensata pensaba que morían,
consideraba su tránsito como una desgracia, y
su partida de entre nosotros como una destrucción;
pero ellos están en paz.

La gente pensaba que cumplían una pena,
pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad;

sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores,
porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí;

los probó como oro en crisol,
los recibió como sacrificio de holocausto;

a la hora de la cuenta resplandecerán
como chispas que prenden por un cañaveral;

gobernarán naciones, someterán pueblos,
y el Señor reinará sobre ellos eternamente.

Los que confían en él comprenderán la verdad,
los fieles a su amor seguirán a su lado;

porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos
y mira por sus elegidos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R.: 5)

R. Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían:
El Señor ha estado grande con ellos.
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio St 1, 12

Dichoso el hombre que soporta la prueba,
porque, una vez aquilatado,
recibirá la corona de la vida.

EVANGELIO

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 28-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

—«No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.

Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de septiembre


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