Santa Cecilia

LECCIONARIO V. 22 de noviembre. Santa Cecilia, virgen y mártir

Lecturas Santa Cecilia, virgen y mártir.

22 de noviembre Santa Cecilia

El 22 de noviembre, la Iglesia Católica conmemora a Santa Cecilia, una santa venerada como virgen y mártir. Santa Cecilia es conocida como la patrona de los músicos y es un ejemplo de fe inquebrantable y valentía en medio de la persecución.

Según la tradición, Santa Cecilia vivió en el siglo II en Roma. A pesar de haber sido prometida en matrimonio, consagró su virginidad a Dios y se entregó por completo a la vida de oración y servicio a los demás. Su amor por Cristo la llevó a enfrentar el martirio.

Santa Cecilia fue arrestada debido a su fe cristiana y se le ordenó renunciar a su creencia en Jesús. Sin embargo, ella se mantuvo firme en su fe y se negó a negar a su Señor. Fue sometida a diversos tormentos, pero ninguna fuerza pudo hacerla renunciar a su fe. Incluso se dice que mientras estaba siendo torturada, cantaba alabanzas a Dios.

Finalmente, Santa Cecilia fue martirizada y sufrió el martirio de la decapitación. Su valentía y su testimonio de fe han inspirado a generaciones de cristianos a permanecer firmes en la fe, incluso en medio de la persecución y la adversidad.

Santa Cecilia es venerada como patrona de los músicos debido a la tradición que cuenta que cantaba alabanzas a Dios en su corazón mientras era torturada. Su capacidad para encontrar consuelo y esperanza en la música ha sido un ejemplo de cómo el arte y la música pueden elevar nuestras almas y conectarnos con lo divino.

En la festividad de Santa Cecilia, podemos reflexionar sobre nuestra propia fe y valentía en seguir a Cristo. Podemos encontrar inspiración en su testimonio y pedir su intercesión para fortalecer nuestra propia fe y para que podamos vivir vidas de amor y servicio a los demás.

Que Santa Cecilia, virgen y mártir, nos enseñe a perseverar en la fe y a encontrar consuelo y esperanza en la música y el arte. Que su ejemplo nos anime a vivir vidas de adoración y alabanza a Dios en todas las circunstancias. Que su intercesión nos proteja y nos guíe en nuestro camino de discipulado. Amén.


22 de noviembre: Santa Cecilia, virgen y mártir

PRIMERA LECTURA

Me casaré contigo en matrimonio perpetuo

Lectura de la profecía de Oseas 2, 16b. 17b. 21-22

Así dice el Señor:

«Yo me la llevaré al desierto,
le hablaré al corazón.

Y me responderá allí
como en los días de su juventud,
como el día en que la saqué de Egipto.

Me casaré contigo en matrimonio perpetuo,
me casaré contigo en derecho y justicia,
en misericordia y compasión,

me casaré contigo en fidelidad,
y te penetrarás del Señor».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 44, 11-12. 14-15. 16-17 (R.: cf. Mt 25, 6b)

R. Llega el Esposo;
salid a recibir a Cristo, el Señor.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor. R.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes
la siguen sus compañeras. R.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra. R.

Aleluya y versículo antes del evangelio:

Ésta es  la virgen prudente
a quien el Señor encontró velando;
al llegar el Señor, entró con él al banquete de bodas.

EVANGELIO

¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

—«Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo.

Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.

Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A media noche se oyó una voz:

«¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!».

Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las sensatas:

«Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas».

Pero las sensatas contestaron:

«Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis».

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.

Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo.

«Señor, Señor, ábrenos».

Pero él respondió:

«Os lo aseguro: no os conozco».

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de noviembre


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