Todos los Santos

LECCIONARIO V. 1 de noviembre. Todos los Santos

Lecturas Todos los Santos.

1 de noviembre Todos los Santos

El 1 de noviembre, la Iglesia Católica celebra la solemnidad de Todos los Santos, una fiesta en la que honramos y recordamos a todos aquellos hombres y mujeres que han alcanzado la santidad y se encuentran en la presencia de Dios en el Cielo. Esta celebración es una oportunidad para reflexionar sobre la comunión de los santos y para recordar que todos estamos llamados a la santidad.

La solemnidad de Todos los Santos nos invita a contemplar el inmenso y diverso grupo de santos que han existido a lo largo de la historia de la Iglesia. Desde los apóstoles y mártires hasta los santos y santas más recientes, cada uno de ellos ha dejado un legado de santidad y de testimonio de fe.

Estos santos son modelos de vida cristiana, ejemplos de virtud y amor a Dios y al prójimo. Nos enseñan que la santidad no es una tarea reservada solo para unos pocos privilegiados, sino que es una vocación universal a la que todos estamos llamados. A través de sus vidas, nos muestran que es posible seguir a Cristo y vivir según sus enseñanzas en cualquier circunstancia y estado de vida.

La solemnidad de Todos los Santos también nos recuerda la realidad de la comunión de los santos, la unión espiritual y la intercesión mutua entre todos los miembros del Cuerpo de Cristo, ya sean aquellos que están en la Tierra, en el Purgatorio o en el Cielo. Los santos, al estar más cerca de Dios, pueden interceder por nosotros y ofrecernos su ayuda y ejemplo en nuestro camino hacia la santidad.

En esta celebración, recordamos no solo a los santos y santas reconocidos oficialmente por la Iglesia, sino también a aquellos hombres y mujeres que han vivido vidas virtuosas y han buscado la voluntad de Dios en lo ordinario de su existencia. Es una ocasión para recordar a nuestros seres queridos fallecidos que, aunque no sean conocidos públicamente como santos, están en la presencia de Dios y nos acompañan con su amor y oración.

En la solemnidad de Todos los Santos, podemos reflexionar sobre nuestra propia llamada a la santidad y renovar nuestro compromiso de seguir a Cristo. Podemos pedir la intercesión de los santos para que nos guíen y nos fortalezcan en nuestra vida espiritual. También podemos rezar por aquellos que aún están en el camino de la santidad, para que encuentren inspiración y ayuda en la comunión de los santos.

Que la solemnidad de Todos los Santos nos inspire a vivir nuestras vidas con fidelidad y amor a Dios, siguiendo el ejemplo de los santos y buscando la santidad en todo lo que hacemos. Que su testimonio nos anime a perseverar en la fe y a confiar en la gracia de Dios para alcanzar la vida eterna en su presencia.

Todos los Santos, rogad por nosotros y ayudadnos a vivir una vida santa y plena de amor a Dios y al prójimo. Que vuestra intercesión nos sostenga en nuestras luchas y nos guíe hacia la santidad. Amén.


1 de noviembre: Todos los Santos

PRIMERA LECTURA

Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua

Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14

Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles:

—«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios».

Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.

Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:

—«¡La victoria es de nuestro Dios,
que está sentado en el trono,
y del Cordero!».

Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo:

—«Amén.

La alabanza y la gloria y la sabiduría
y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza
son de nuestro Dios,
por los siglos de los siglos. Amén».

Y uno de los ancianos me dijo:

—«Ésos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?».

Yo le respondí:

—«Señor mío, tú lo sabrás».

Él me respondió.

—«Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 6)

R. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

SEGUNDA LECTURA

Veremos a Dios tal cual es

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!
El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.

Palabra de Dios.

Aleluya Mt 11, 28

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
y yo os aliviaré
—dice el Señor—.

EVANGELIO

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:

—«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.

Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos quedarán saciados.

Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Palabra del Señor.


Lecturas del Leccionario V para el mes de noviembre


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