Semana 11 de Tiempo Ordinario. Año Impar

Semana 11 Tiempo Ordinario Año Impar

Semana 11 de Tiempo Ordinario en el Año Impar, según el Leccionario IV, es un período litúrgico en el que la Iglesia Católica se sumerge en una profunda reflexión a través de la Palabra de Dios, siguiendo un ciclo de lecturas específicamente diseñado para estos años. Durante este tiempo, los días feriales se enriquecen con lecturas continuas que abarcan una variedad de libros bíblicos, proporcionando a los fieles una oportunidad única de profundizar en su comprensión de las Escrituras y de la enseñanza católica.

En el Año Impar, el Leccionario IV ofrece una selección de textos del Antiguo Testamento, Salmos, Epístolas y Evangelios que se han elegido cuidadosamente para iluminar diferentes aspectos de la fe y la vida cristiana. Estas lecturas están diseñadas no solo para educar sino también para inspirar y guiar a los fieles en su caminar diario con Dios. Por ejemplo, los Evangelios de Marcos y Mateo son a menudo destacados, proporcionando reflexiones sobre la vida y enseñanzas de Jesucristo que son centrales para la fe católica.

11ª Semana de Tiempo Ordinario. Años impares

Lunes

PRIMERA LECTURA

Damos prueba de que somos ministros de Dios

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 1-10

Hermanos:

Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice:

«En tiempo favorable te escuché,
en día de salvación vine en tu ayuda»;

pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación.

Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios.

Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4 (R.: 2a)

R. El Señor da a conocer su victoria.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Aleluya Sal 118, 105

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero.

EVANGELIO

Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente». Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas».

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

Cristo se hizo pobre por vosotros

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 8, 1-9

Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia:

En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad.

Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos.

Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros.

En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad.

Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis; distinguíos también ahora por vuestra generosidad.

No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si vuestro amor es genuino.

Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 145, 2. 5-6. 7. 8-9a (R.: 1b)

R. Alaba, alma mía, al Señor.

O bien:

R. Aleluya.

Alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente. R.

Que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R.

Aleluya Jn 13, 34

Os doy un mandamiento nuevo
—dice el Señor—:
que os améis unos a otros,
como yo os he amado.

EVANGELIO

Amad a vuestros enemigos

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo.

Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

Al que da de buena gana lo ama Dios

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 6-11

Hermanos:

El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; y el que siembra generosamente, generosamente cosechará.

Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios.

Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas.

Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta».

El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia.

Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se dará gracias a Dios.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 111, 1-2. 3-4. 9 (R.: 1a)

R. Dichoso quien teme al Señor.

O bien:

R. Aleluya.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R.

Aleluya Jn 14, 23

El que me ama guardará mi palabra
—dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él.

EVANGELIO

Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.

Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga.

Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.

Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

Os anuncié de balde el Evangelio de Dios

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 1-11

Hermanos:

Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis.

Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta.

Pero me temo que, igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y fidelidad a Cristo.

Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que aceptasteis, y lo toleráis tan tranquilos.

¿En qué soy yo menos que esos superapóstoles?

En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo.

¿Hice mal en abajarme para elevaros a vosotros?

Lo digo porque os anuncié de balde el Evangelio de Dios.

Para estar a vuestro servicio, tuve que saquear a otras Iglesias, aceptando un subsidio; mientras estuve con vosotros, aunque pasara necesidad, no me aproveché de nadie; los hermanos que llegaron de Macedonia proveyeron a mis necesidades.

Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada.

Lo digo con la verdad de Cristo que poseo; nadie en toda Acaya me quitará esta honra.

¿Por qué?, ¿porque no os quiero?

Bien lo sabe Dios.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 110, 1-2. 3-4. 7-8 (R.: 7a)

R. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor.

O bien:

R. Aleluya.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R.

Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R.

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud. R.

Aleluya Rm 8, 15bc

Habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos,
que nos hace gritar: «¡Abba!, Padre».

EVANGELIO

Vosotros rezad así

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis.

Vosotros rezad así:

«Padre nuestro del cielo,

santificado sea tu nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,

danos hoy el pan nuestro de cada día,

perdónanos nuestras ofensas,

pues nosotros hemos perdonado
a los que nos han ofendido,

no nos dejes caer en la tentación,

sino líbranos del Maligno».

Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas».

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

Aparte de todo lo demás, la carga de cada día,
la preocupación por todas las Iglesias

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 18. 21b-30

Hermanos:

Son tantos los que presumen de títulos humanos, que también yo voy a presumir.

Pues, si otros se dan importancia, hablo disparatando, voy a dármela yo también.

¿Que son hebreos?, también yo; ¿que son linaje de Israel?, también yo; ¿que son descendientes de Abrahán?, también yo; ¿que sirven a Cristo?, voy a decir un disparate: mucho más yo.

Les gano en fatigas, les gano en cárceles, no digamos en palizas, y en peligros de muerte, muchísimos; los judíos me han azotado cinco veces, con los cuarenta golpes menos uno; tres veces he sido apaleado, una vez me han apedreado, he tenido tres naufragios y pasé una noche y un día en el agua.

Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, peligros entre gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos.

Muerto de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en ayunas, con frío y sin ropa.

Y, aparte de todo lo demás, la carga de cada día, la preocupación por todas las Iglesias.

¿Quién enferma sin que yo enferme?; ¿quién cae sin que a mí me dé fiebre?

Si hay que presumir, presumiré de lo que muestra mi debilidad.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7 (R.: cf. 18b)

R. El Señor libra a los justos
de sus angustias.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

Aleluya Mt 5, 3

Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO

Donde está tu tesoro, allí está tu corazón

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 19-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón.

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

Muy a gusto presumo de mis debilidades

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 1-10

Hermanos:

Toca presumir.

Ya sé que no está bien, pero paso a las visiones y revelaciones del Señor.

Yo sé de un cristiano que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo, con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo?, Dios lo sabe. Lo cierto es que ese hombre fue arrebatado al paraíso y oyó palabras arcanas, que un hombre no es capaz de repetir; con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo?, Dios lo sabe.

De uno como ése podría presumir; lo que es yo, sólo presumiré de mis debilidades.

Y eso que, si quisiera presumir, no diría disparates, diría la pura verdad; pero lo dejo, para que se hagan una idea de mí sólo por lo que ven y oyen.

Por la grandeza de estas revelaciones, para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido:

«Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad».

Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 33, 8-9. 10-11. 12-13 (R.: 9a)

R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad? R.

Aleluya 2Co 8, 9

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza.

EVANGELIO

No os agobiéis por el mañana

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.

Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?

¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?

¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y yo os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.

Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos».

Palabra del Señor.


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