Semana 8 de Tiempo Ordinario. Año Impar

Semana 8 Tiempo Ordinario Año Impar

Semana 8 de Tiempo Ordinario en el Año Impar, según el Leccionario IV, es un período litúrgico en el que la Iglesia Católica se sumerge en una profunda reflexión a través de la Palabra de Dios, siguiendo un ciclo de lecturas específicamente diseñado para estos años. Durante este tiempo, los días feriales se enriquecen con lecturas continuas que abarcan una variedad de libros bíblicos, proporcionando a los fieles una oportunidad única de profundizar en su comprensión de las Escrituras y de la enseñanza católica.

En el Año Impar, el Leccionario IV ofrece una selección de textos del Antiguo Testamento, Salmos, Epístolas y Evangelios que se han elegido cuidadosamente para iluminar diferentes aspectos de la fe y la vida cristiana. Estas lecturas están diseñadas no solo para educar sino también para inspirar y guiar a los fieles en su caminar diario con Dios. Por ejemplo, los Evangelios de Marcos y Mateo son a menudo destacados, proporcionando reflexiones sobre la vida y enseñanzas de Jesucristo que son centrales para la fe católica.

8ª Semana de Tiempo Ordinario. Años impares

Lunes

PRIMERA LECTURA

Retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia

Lectura del libro de Sirácida 17, 20-28

A los que se arrepienten Dios los deja volver
y reanima a los que pierden la paciencia.

Vuelve al Señor, abandona el pecado,
suplica en su presencia y disminuye tus faltas;

retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia
y detesta de corazón la idolatría.

En el Abismo, ¿quién alaba al Señor,
como los vivos, que le dan gracias?

El muerto, como si no existiera, deja de alabarlo,
el que está vivo y sano alaba al Señor.

¡Qué grande es la misericordia del Señor,
y su perdón para los que vuelven a él!

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 31, 1-2. 5. 6. 7 (R.: 11a)

R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R.

Aleluya 2Co 8, 9

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza.

EVANGELIO

Vende lo que tienes y sígueme

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 17-27

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:

—«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

Jesús le contestó:

—«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.

Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

Él replicó:

—«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño».

Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:

—«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, luego sígueme».

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

—«¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!».

Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:

—«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Ellos se espantaron y comentaban:

—«Entonces, ¿quién podrá salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

—«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

Palabra del Señor.

Martes

PRIMERA LECTURA

El que guarda los mandamientos ofrece sacrificio de acción de gracias

Lectura del libro de Sirácida 35, 1-15

El que observa la ley hace una buena ofrenda,
el que guarda los mandamientos
ofrece sacrificio de acción de gracias;

el que hace favores ofrenda flor de harina,
el que da limosna ofrece sacrificio de alabanza.

Apartarse del mal es agradable a Dios,
apartarse de la injusticia es expiación.

No te presentes a Dios con las manos vacías;
esto es lo que pide la ley.

La ofrenda del justo enriquece el altar,
y su aroma llega hasta el Altísimo.

El sacrificio del justo es aceptado,
su ofrenda memorial no se olvidará.

Honra al Señor con generosidad
y no seas mezquino en tus ofrendas;

cuando ofreces, pon buena cara,
y paga de buena gana los diezmos.

Da al Altísimo como él te dio:
generosamente, según tus posibilidades,

porque el Señor sabe pagar
y te dará siete veces más.

No lo sobornes, porque no lo acepta,
no confíes en sacrificios injustos;

porque es un Dios justo,
que no puede ser parcial.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 49, 5-6. 7-8. 14 y 23 (R.: 23b)

R. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.

«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R.

«Escucha, pueblo mío, me voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
—yo, Dios, tu Dios—.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí». R.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R.

Aleluya Cf. Mt 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has revelado los secretos del reino
a la gente sencilla.

EVANGELIO

Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones,
y en la edad futura, vida eterna

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 28-31

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:

—«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».

Jesús dijo:

—«Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones—, y en la edad futura, vida eterna.

Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Palabra del Señor.

Miércoles

PRIMERA LECTURA

Que sepan las naciones que no hay Dios fuera de ti

Lectura del libro de Sirácida 36, 1-2a. 5-6. 13-19

Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones,

para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.

Renueva los prodigios, repite los portentos.

Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.

Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito;

ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.

Llena a Sión de tu majestad,
y al templo, de tu gloria.

Da una prueba de tus obras antiguas,
cumple las profecías por el honor de tu nombre,

recompensa a los que esperan en ti
y saca veraces a tus profetas,

escucha la súplica de tus siervos,
por amor a tu pueblo,

y reconozcan los confines del orbe
que tú eres Dios eterno.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 78, 8. 9. 11. 13 (R.: Si 36, 1b)

R. Muéstranos, Señor la luz de tu misericordia.

No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R.

Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte. R.

Mientras, nosotros, pueblo tuyo,
ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas
de generación en generación. R.

Aleluya Mc 10, 45

El Hijo del hombre ha venido para servir
y dar la vida en rescate por todos.

EVANGELIO

Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 32-45

En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:

—«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará».

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

—«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir».

Les preguntó:

—«¿Qué queréis que haga por vosotros?».

Contestaron:

—«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».

Jesús replicó:

—«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».

Contestaron:

—«Lo somos».

Jesús les dijo:

—«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está reservado».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, reuniéndolos, les dijo:

—«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.

Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.

Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos».

Palabra del Señor.

Jueves

PRIMERA LECTURA

La gloria del Señor se refleja en todas sus obras

Lectura del libro de Sirácida 42, 15-26

Voy a recordar las obras de Dios
y a contar lo que he visto:

por la palabra de Dios son creadas
y de su voluntad reciben su tarea.

El sol sale mostrándose a todos,
la gloria del Señor se refleja en todas sus obras.

Aun los santos de Dios no bastaron
para contar las maravillas del Señor.

Dios fortaleció sus ejércitos,
para que estén firmes en presencia de su gloria.

Sondea el abismo y el corazón,
penetra todas sus tramas,

declara el pasado y el futuro
y revela los misterios escondidos.

No se le oculta ningún pensamiento
ni se le escapa palabra alguna.

Ha establecido el poder de su sabiduría;
es el único desde la eternidad;

no puede crecer ni menguar
ni le hace falta un maestro.

¡Qué amables son todas sus obras!;
y eso que no vemos más que una chispa.

Todas viven y duran eternamente
y obedecen en todas sus funciones.

Todas difieren unas de otras,
y no ha hecho ninguna inútil.

Una excede a otra en belleza:
¿quién se saciará de contemplar su hermosura?

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 32, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 6a)

R. La palabra del Señor hizo el cielo.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano. R.

Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió. R.

Aleluya Jn 8, 12b

Yo soy la luz del mundo
—dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.

EVANGELIO

Maestro, haz que pueda ver

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 46-52

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:

—«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí».

Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:

—«Hijo de David, ten compasión de mí».

Jesús se detuvo y dijo:

—«Llamadlo».

Llamaron al ciego, diciéndole:

—«Ánimo, levántate, que te llama».

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

Jesús le dijo:

—«¿Qué quieres que haga por ti?».

El ciego le contestó:

—«Maestro, que pueda ver».

Jesús le dijo:

—«Anda, tu fe te ha curado».

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra del Señor.

Viernes

PRIMERA LECTURA

Nuestros antepasados fueron hombres de bien,
vive su fama por generaciones

Lectura del libro de Sirácida 44, 1. 9-13

Hagamos el elogio de los hombres de bien,
de la serie de nuestros antepasados.

Hay quienes no dejaron recuerdo,
y acabaron al acabar su vida:

fueron como si no hubieran sido,
y lo mismo sus hijos tras ellos.

No así los hombres de bien,
su esperanza no se acabó;

sus bienes perduran en su descendencia,
su heredad pasa de hijos a nietos.

Sus hijos siguen fieles a la alianza,
y también sus nietos, gracias a ellos.

Su recuerdo dura por siempre,
su caridad no se olvidará.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b (R.: 4a)

R. El Señor ama a su pueblo.

O bien:

R. Aleluya.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R.

Aleluya Cf. Jn 15, 16

Yo os he elegido del mundo, para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto dure
—dice el Señor—.

EVANGELIO

Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios

Lectura del santo evangelio según san Marcos 11, 11-26

Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce.

Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:

—«Nunca jamás coma nadie de ti».

Los discípulos lo oyeron.

Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.

Y los instruía, diciendo:

—«¿No está escrito: «Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblo?». Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos».

Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él.

Cuando atardeció, salieron de la ciudad.

A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:

—«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».

Jesús contestó:

—«Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: «Quítate de ahí y tírate al mar», no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá.

Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.

Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».

Palabra del Señor.

Sábado

PRIMERA LECTURA

Daré gracias al que me enseñó

Lectura del libro de Sirácida 51, 17-27

Doy gracias y alabo
y bendigo el nombre del Señor.

Siendo aún joven, antes de torcerme,
deseé la sabiduría con toda el alma,

la busqué desde mi juventud
y hasta la muerte la perseguiré;

crecía como racimo que madura,
y mi corazón gozaba con ella,

mis pasos caminaban fielmente
siguiendo sus huellas desde joven,

presté oído un poco para recibirla,
y alcancé doctrina copiosa;

su yugo me resultó glorioso,
daré gracias al que me enseñó;

decidí seguirla fielmente,
cuando la alcance no me avergonzaré;

mi alma se apegó a ella,
y no apartaré de ella el rostro;

mi alma saboreó sus frutos,
y jamás me apartaré de ella;

mi mano abrió sus puertas,
la mimaré y la contemplaré;

mi alma la siguió desde el principio
y la poseyó con pureza.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 18, 8. 9. 10. 11 (R.: 9a)

R. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.

Aleluya Col 3, 16a. 17c

La palabra de Cristo habite entre vosotros
en toda su riqueza,
dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo.

EVANGELIO

¿Con qué autoridad haces esto?

Lectura del santo evangelio según san Marcos 11, 27-33

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron:

—«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».

Jesús les respondió:

—«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme».

Se pusieron a deliberar:

—«Si decimos que es de Dios, dirá: «¿Y por qué no le habéis creído?». Pero como digamos que es de los hombre…».

(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.)

Y respondieron a Jesús:

—«No sabemos».

Jesús les replicó:

—«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Palabra del Señor.


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